
Capítulo 34
—¿Te gusta verdad? —me dice la mujer que está encima mio y que intento alejar —¿Así nos gustaba recuerdas? Eras perfecto en ese entonces y aún lo eras.... Tienes el grosor, tamaño y la libido perfecta.
—¡Aléjate! —empujo a la mujer que estoy viendo doble y me encuentro que es una ilusión.
Entonces ya no son dos, son tres o cuatro, el rostro es desfigurado y la voz es muy conocía. Ya no es la de antes, esta mujer yo la he visto, pero me es difícil lograr ver detalles.
Abro y cierro los ojos en búsqueda de estabilidad, pero no es posible. Estoy drogado y desconozco cuantos días llevo allí solo que son muchos. Tengo calor y ganas de gritar o salir corriendo, es esa porquería que me dan que empieza mi cuerpo a extrañar.
—Filippo le prometió a papá que sería tu esposa y no cumplió —le escucho decir —aceptó que te casaras con Caitin y ahora debe asegurarse mientras estas aquí que te deje. Si es inteligente eso hará.
—Mi padre no me haría algo así...
Risas muchas risas, unas fuertes otras débiles, hombres y una mujer... esa mujer la que tengo frente a mí. El rostro de la mujer es de repente es claro, se burla de mí mientras me dice que, papá no sabe que sería secuestrado, pero si el peligro de traicionar a Alexandre y pedir su cabeza dentro del grupo de Sicilia.
Nombró a su hijo mayor y el resultado es que todos paguen, nadie se queda sin pagar a Alexandre Bern's.
—¿No lo sabes? —pregunta riéndose — Filippo tiene peso dentro de Camorra—sus labios están pintados de un rojo intenso y en estos momentos sonríen —¡NO! Filippo es Camorra misma. —saca una jeringa y la mueve en mi dirección —Te regalaré las primeras Russo, mientras estés aquí... Si llegas a salir con vida, las siguientes las pagarás, te diré donde conseguirlas....
Estoy en un cuarto a oscuras, pero por alguna razón sus rostros se muestran claros ¿Son esos reflectores? O es producto de la droga en mi sistema. La mujer la veo cada vez más nítida sonríe, acercados a mí. Dos hombres me toman cada uno de mis brazos.
No logro moverme, mi cuerpo es un amasijo de dolor y flacidez, me duele la garganta, el pecho, las manos. Hay animales por toda la habitación y muchas risas a mi alrededor, papá esta allí y se burla de mi, su rostro aparece y se desvanece en la oscuridad. Después llega el rostro de mama, desde un rincon de la habitación. Entonces me doy cuenta que estoy alucinando realmente no están allí, Caitin no esta... mi adorada Caitin no esta, estiro una mano hacia el otro rincón y avanzo al lugar en donde creo verla y desaparece ante mi.
—Si va a morir que importa si lo drogas —es el tío Leonard que lo dice, me sacudo con fuerza, pero no tengo mucha.
El si esta allí, no solo puedo verlo, escucharlo, también tocarlo y se ríe al ver que no tengo fuerzas para golpearlo.
Tengo los nudillos heridos de tanto golpear las paredes y la puerta. Prepara la jeringa mientras habla con los otros hombres. Están en la puerta, visten de negro y le dicen que vienen de parte de Alexandre. Filippo Russo se niega a dar un dólar por mí y ha pagado cuatro veces más a un miembro de los ladrones para que me rescate. "Ángelo", grita jubilosa mi mente, mientras sigo intentando liberarme.
—¿Qué se siente que estés aquí por tus mejores amigos? —es la voz de un hombre y al girar a verle veo a Zack y al tío Leonard — ¿Qué sólo sean valioso por tu dinero o una póliza de seguro?
La mujer sonríe a avanzado hacia mí y con ese objeto trasparente en mis manos. "—Sosténgalo" —ordena y eso hacen.
Quizás quede con vida y necesita asegurarse que sea ella la única que esté a cargo del grupo Russo, murmura entre rizas.
—Si vas a New York, Young tiene la mejor mercancía, directamente de Colombia... La mejor. Dile que vas de parte de Geimy y te aseguro que te dará algo que te hará volar. ¿Te imaginas? El hijo del poderoso Filippo Russo metido en las drogas y solo porque su padre no quiso dar dinero a la causa y metió sus narices donde no debía. —ríe al verme sacudir y le digo que me las pagara al salir de allí —no me recordarás Axel y en todo caso ¿Quién le creería a un drogadicto? Me aseguraré que seas el marido perfecto, eso en caso que no mueras aquí.
—Solo ruega que yo muera....
—Axel, Axel, Axel —la voz que escucho es cercana y abro los ojos encontrándome con el rostro redondo de Salomé.
—Salomé —repito y la mujer inclina la cabeza leventemente confundida.
—¿Te drogaste otra vez? —alzo la cabeza y apoyado en el lado derecho de la habitación está Ángelo.
Regreso la vista al a chica, apoyo mis manos a lado y lado de mi cuerpo. Sonrío hacia ella y me devuelve la sonrisa. Algo debe notar en ella porque la misma desaparece en segundos y mis manos se ciernen alrededor de su cuello.
—¿Qué haces? —pregunta confundida —por favor ayúdeme. —ruega a Ángelo a quien escucho reír.
—Lo lamento señorita, pero usted se ganó su odio —dice y no tengo que verlo para saber que se está gozando mi ira.
—¿Te has vuelto loco?
Palidece y su rostro se torna de apoco rojo, no puede hablar o formular palabra alguna. Solo apoya su mano en las mías y golpea débilmente, tal cual yo lo hacía cuando estaba cautivo.
—Jamás he estado tan cuerdo en mi vida —le digo arrastrándola al lado de la cama y sacando debajo de la almohada el arma, que apunto en su cabeza. — Te dije que rogaras que muriera.
Al escuchar eso palidece, ella era Geimy, por muchos meses creí que era un hombre y solo porque recordaba voces masculinas. Era ella quien me dio la droga, por ella estuve a punto de destruir mi vida y la de Alana. No me extraña su padre y Alexandre eran buenos amigos.
—No sé de qué hablas...
—Yo creo que si—interrumpe Ángelo —tienes esposa Axel, baja esa arma —me dice y sigo apuntando a la mujer en la cabeza—amo ver correr sangre, pero necesito que estés libre para que pagues mis honorarios.
—Baja eso Axel, es un malentendido. —niego con una sonrisa en mis labios.
Ella representaba todo lo que estuve a punto de perder, lo destruido que querían verme y solo por negocios en los que nunca he participado. Su padre, tenía negocios con el mío en proporciones pequeñas, pero grandes con los Bern's, era de esperar que al ser sacado del negocio. Ella y su padre quisieran congraciarse con Bern's.
—Verá señorita, usted y su padre trabaja con años con Camorra, pero gracias a Alexandre. —empieza a decir— Una vez es retirado, sus negocios bajan considerablemente y ya no son especiales, deben pagar impuestos cada vez más grandes ¿Gracias a quién?
—Papá pidió la cabeza del tuyo y de Alex... porque le robaron —interrumpo y palidece —Se los contactos de mi padre Salomé.
Aprieto la mano libre en su cuello con fuerza, mientras mi dedo índice va directo al gatillo. Una mano se posa en aquella que tengo el arma y al girar veo al general mirándome con rostro neutro.
—Baja eso hijo—ordena y me quita el arma.
Mis manos siguen presionando su cuello con fuerza y de apoco veo como su vida se me va entre las manos. La veo golpear cada vez menos y más débil, mientras que en mi ser hay fuego puro. Voces alrededor diciéndome que la suelte y el general con las manos apoyadas en las mías intentando que la libere, pero me es imposible.
Hasta que dos pares de brazos me toman por la parte trasera y soy alejado del todo de ella. El general y otro médico asisten a la mujer, dos oficiales entran y otro más se acerca en mi dirección.
—Ella intentó dispararle—habla el general a una Salomé que se le dificulta hablar. —logró quitarle el arma.
Nadie dudo de esa versión, el hombre era considerado uno de los mejores de su época y de la isla, de alguna manera que mintiera por mi culpa me afectaba. La rabia dio paso a la vergüenza y en segundos estoy calmado, siendo observado por el rostro risueño de Ángelo y quien murmuraba un "Eres de los míos". Haciendo referencia claramente que estuvo a nada de matar a esa maldita con mis propias manos, tal cual él lo había hecho en innumerables ocasiones.
—Aun así, necesitamos su declaración, disculpe general, es el protocolo —todos asienten y mi suegro me mira con rostro neutral. —hay una declaración de Bruno Conti que compromete a la señorita y necesitamos que el señor Russo de su declaración.
Aliviado al saber que solo sería por unos minutos salgo al pasillo y me encuentro con Kai que llega en el momento. No se sorprende al ver que sacan a Salomé esposada y viene directamente a mí.
—¿Necesitas algo?
—Que cuides a Lena—ruego —no creo que demore...
—Yo no apostaría por eso Russo, me recordaste a ese chef colombiano matando a su primera gallina —paso mis manos por mi rostro, con un Kanoe viéndolo contrariado y sin entender nada —Yo te acompaño, tengo cierta influencia con Jules y me debe un favor.
Ríe abiertamente y eso me da una idea de todo lo que me espera rumbo a la estación. Me recuerda al Ángelo que conocí, mucho antes que ese mundo oscuro lo absorbiera, cuando su mayor ilusión era visitar el mundo a bordo de mis cruceros y trabajar en lo que lo apasionaba.
Hoy por hoy, iba por el mundo y cocinaba, pero para disfrute y goce suyo. Es el reflejo del daño que puedes ocasionarte, cuando no logras filtrar la mierda que los demás tiran en ti. Yo mismo estaba a punto de matar a esa mujer solo por lo que me hizo. Sin importar a la mujer que se jugaba la vida al otro lado de mi habitación.
—No te preocupes —me calma Kai —ve, aquí te espero.
Kai
Me permitieron entrar a verla tras esperar a su esposo por más de dos horas. Me había dicho que la mujer había declarado que el la agredió, el General Parissi fue a declarar, Ángelo también, asi que estaba solo con ella.
—¿Sabes cuantas veces desee tener asi? —digo acariciando su brazo y bajando hacia su entrepierna —tal cual he tenido a tantas mujeres, pero ninguna es como tu Lena. Eres como mi obsesión —deslizo mis manos por la bata y la alzo a la altura de su pelvis.
Respiro con dificultad y me doy cuenta en lo fácil que es meter seguro, montarme encima suyo, hacerle el amor sin que nadie se diera cuenta, ni ella misma.
Poco a poco le voy subiendo la bata hasta quedar ella solo con la braga y sin sujetador. Ella es mi creación, la mujer que debía ser para mí, la esposa perfecta, divertida y bromista, soñadora y guerra, amiga y amante, la que no se dejó vencer. Deslizo con delicadeza la yema de mis dedos por sus pechos y ante mí se tornan duros y erectos.
—Yo fui el primero pequeño y tendría que ser el único —digo bajando el rostro y besando su ombligo. —puedo hacerte el amor aquí mismo, lo gozaras, pero no lo recordaras... amaría hacerlo una última vez y llevarme la satisfacción que lo hice ante las narices de tu esposo. Asi el me pagaría por aconsejarte dejarme cuando solo pedias un consejo de cómo lograr amarme.
Me incorporo observando su voluptuoso cuerpo, por años tuve que conformarme por ver como la adolescente se iba convirtiendo en mujer, como esa oruga se convertía en una hermosa mariposa. Soñé con el día en que ella viera que yo era su amor verdadero, no ese hombre que tenía en su pc.
Aquel que fue siempre un fantasma que me impidió estar cerca de ella. Regreso mi mano por la línea de su ombligo y voy deslizando la brava de encaje hacia sus muslos.
—¿Te lo hace asi? —pregunto y la observo dormir sin reacción alguna —lo amabas tanto que no te importo que fuera drogadicto —reclamo —lo amas a él como deberías amarme a mí, yo soy tu amor verdadero pequeña.
Suelto un suspiro fuerte y pongo una mano en su muslo y avanzo hacia su centro, el ruido de alguien tocando en la puerta me detienen haciendo que rápidamente baje su bata y la cubra con la sabana. El rostro que se asoma es el de Aika, entra mirando en dirección a Lena y como suele suceder no me mira directamente a mí. detrás de ella entran sus dos hermanos quienes la reprenden por que se ha perdido y la han tenido que buscar por todo el hospital.
—¿Aun no despierta? —pregunta Colín
—No —respondo sin despegar los ojos de la mujer que se convertirá próximamente en mi esposa y que me observa directamente enojada.
—El doctor dice que le quitaran el respirador artificial, que puede escuchar y que no sabe porque aún no despierta —dice sin dejar de mirarme.
—¿Cuándo hablaste con él? —pregunta Amaury y yo formulo la misma pregunta con una ceja alzada.
—Hace unos minutos, cuando buscaba la habitación Lena, mientras ustedes hablaban con sus novias —les reclama a sus hermanos.
—Tu hablabas con Elián, no nos jodas—le responde Colín.
¿De qué me perdí? Pregunta mi mente al ver como de pronto ya no evade mi mirada, me la sostiene e incluso me mira con...
¿Asco? ¿Rabia? Era difícil de describir su mirada en ese momento, solo que ya no parecía temerme.
—¿Dónde está Aiko? —pregunto creyendo que eso le haria reaccionar.
—Con Elián —me responde y es obvio que lo hace obligado.
¿Quién carajos era Elián? Estoy por preguntar cuando dos enfermeras muy enojadas entran y nos reprenden.
—Lo lamento, pero hay demasiados en esta habitación —habla una enfermera y nos hace salir a todos. —salgan por favor.
Una vez salimos los cuatro afuera Axel llega en el momento y Aika avanza hacia él. Le dice algo, ambos se ríen se abrazan, me acerco a los mellizos decido a preguntar quién es el tal Elián.
—El prometido de Aika, Elián Fraga —habla Colín y me quedo mirando a ambos sorprendidos mientras ellos sonríen.
—Le ha pedido la mano a mamá, viajó a Tokio y se la ha pedido al tío Ryu. —responde Amaury emocionado.
—Sí, se casarán en dos meses, Aiko llevara su apellido...
—Aiko es Kanoe... —le respondo a Colín —no necesita un apellido Occidental, él es de Japón.
—Pues eso no es tan asi Kai y no es una decisión que tengas tu que opinar —refuta Amaury claramente enojado.
—Amaury tiene razón, no es de tu incumbencia y ya el tío Ryu dio la bendición —se alejan de mi dejándome solo.
Jodida mierda.
¿Quién coños era ese payazo? Y a razón de que se quiere llevar a mi hijo y a mi mujer lejos de Japón.
Pero si ese infeliz creía que le dejaría el camino libre... definitivamente no me conocia. Me acerco a Axel, quien saluda a todos alegre y me mira con una sonrisa triunfal.
—Lamento haberme demorado—me encojo de hombros ignorando las tres miradas sobre mí —el peligro ha pasado, la subirán a piso hermano.
—¿No es una buena noticia? Dicen que ella puede oírnos creo que me acercaré y le contaré las historias de mamá —Aika da media vuelta y se pierde dentro de la habitación.
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