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Capítulo 26

Oficialmente era la señora Russo, desde hace una semana. Demitrius Vryzas, único hermano de Ángelo le había arrendado a Axel una isla privada a petición de su hermano. Según Ángelo, era el único lugar en donde se podría encontrar paz y el mejor regalo de bodas que podría darnos.

No hubo fiesta ostentosa, no estaban nuestros padres, amigos o conocidos. Nuestra boda en las vegas está lejos del Folclore Televisivo que se le suele dar. Solicitamos una licencia matrimonial previamente y luego acudimos al condado de Clark, en las vegas. Así que, no nos casó una figura pública o asistimos disfrazados de alguna celebridad. Mi ahora esposo, quiso hacer un acto lo más serio posible, pese al sitio en donde estábamos. Si bien, no hubo lujos o el vestido de cola larga, damas de honor etc. Era consciente que me estaba casado con el hombre que amaba, solo con eso ese instante era mágico.

Apoyada en la baranda de la terraza del chalet contemplaba en la mañana con el Egeo ante mí, a Axel dentro del bote que había conseguido por que insistía en comer pescado solo del que él sacara del mar. Lo que nos dejaba una estadística pésima en nuestra dieta de pescado, por qué como pescador era excelente empresario. Sonrió, alzando la mano al ver que ha alzado la cabeza como si supiera era observado y me envía besos desde donde se encuentra.

—Es hora de irnos —grita y asiento.

En pantalón blanco, descalzo y sin camisa, metía en el bote las cañas de pescar, carnada y una hilera. Su piel había adquirido un bronceado único que resaltaban de manera extraña, pero maravillosa el color gris de sus ojos. La crisis por abstinencia seguía él intentaba que yo no me diera cuenta, no obstante, era inevitable no hacerlo.

Cada que decía iba a trotar o hacer ejercicio en el gimnasio que tenía el lugar era un indicativo de ello. Lo espiaba batallar solo con sus miedos que no me dejara ayudarlo y se alejara afectaba, quizás lo hacía para evitar dañarme, pero Axel era incapaz de hacerlo.

Me había confesado que las crisis empezaron con el descubrimiento de todo lo sucedido y la llegada de sus recuerdos de lo sucedido en cautiverio. Por eso le pedí un tiempo solos con el pretexto que quería luna de miel, pero mi único objetivo era alejarlo de las investigaciones. Llamamos mis padres y a los suyos diciéndole que no regresaríamos en seguida y que nos tomaríamos un mes para nosotros. Evitándole actos que le estresaran y que pudiera vencer a ese demonio.

—Cara... —me advierte una vez más y sonrío.

Me alejó a regañadientes de la vista que tengo ante mí, mi esposo y el paisaje que parecen fusionarse y podría pasar por la mejor de las postales. Se supone que deberíamos comprar algunos víveres, pero Axel insistió en que primero iríamos de pesca.

Él tenía mucha fe en sí mismo, conforme a pasaba los días veía en el rastro del ego de su padre. Entró a la cocina y doy una mirada fugaz a los estantes, Axel no es muy dado a las carnes rojas (lo aprendí en estos quince días), salvo en algunas ocasiones. Es más, de frutas, verduras y pescados.

—Lena, cariño... ¡Vámonos! —escucho la voz de Axel por tercera vez.

—Cinco minutos... No me he puesto el vestido. —me quejo porque estoy en bañador.

— Llevo una hora de retraso…te viste aquí. —interrumpe y sonrió. —la pesca es temprano.

—Sí, lo sé... Cuando los peces estén dormidos —tomo el vestido, mi sombrero, el suyo, junto con su ropa, móvil y salgo a la playa.

Solo su móvil está disponible y rara vez lo contesta, el mio se quedó sin batería y no lo he vuelto a cargar. La última llamada fue a mis padres y para decirle que me había casado y estaríamos por fuera un mes. Lo encontré dentro del bote, soltando las amarras y empujándolo dentro de las aguas cristalinas.

—¿Te faltó algo? —pregunta al verme ataviada con bolso, sombreros (el mío y el suyo), su camisa y zapatos.

Sonrió en respuesta, prometo no prestarle nada de lo que llevo en mi bolsa, quizás bloqueador y porque no deseo lo que tuvo que pasar Liam con Pilar. Antes de subir, busco dentro de mi mochila, sacó el bloqueador, le ordenó en medio de señas bajarse y darse vuelta. Sin dejar de reír lo hace e instala su humanidad frente a la mía, aún me pone nerviosa, mi corazón late como loco cada que está cerca de mí. Irradia un magnetismo que me hace querer estar cerca suyo o abrazarle.

Me concentró en mi labor aun cuando él me hace el trabajo difícil, me quita el bloqueador y empieza a untarme. Sus movimientos son lentos, pero firmes, los míos torpe. Me quedo un tiempo de más en sus pectorales al sentir sus manos entrar a la parte superior de mi bikini. Sus movimientos son más suaves una vez toma mis pechos y doy un respingo al sentir dos de sus dedos pellizcar mi pezón. Jadeo al sentir sus caricias aumentar y como suele ocurrir siempre ese gesto es lo que necesita para besarme. Mi cuerpo reacciona de forma involuntaria, acercándome a él y tirando a un lado lo que traía conmigo.

—Pensé que tenías prisa —digo de forma traviesa alejándome en búsqueda de aire.

—¿Si? No lo recuerdo —murmura con voz ronca. —pierdo el juicio una vez esas manos me manosean.

Me alza por la cintura hasta quedar a su altura y me mira sin dejar de sonreír. Es gratificante verlo en ese estado, relajado y feliz. Se acerca a mi rostro y da ligeros besos hasta llegar a mi cuello, una vez allí muerde ligeramente, tendré moretones en esa aérea, como en todo mi cuerpo.

—Era bloqueador Axel... —respondo sonriente y alejando mi cuello de sus dientes —no seas desagradecido.

En cuestiones de sexo, había descubierto era una ignorante total, mis lecturas de novelas románticas no llegaban ni a un 50% de la realidad. No existía una escritora que pudiera plasmar, todo lo que sentía cuando estaba en brazos de Axel. Sus ojos se oscurecen y una de sus manos baja a mi trasero aprieta con fuerza y restriega su erección en mi vientre.

—Tu ama manosearme, tanto como yo poseerte Lena, somos adictos a nuestros cuerpos desnudos uno sobre el otro—murmura con voz ronca y hay cierto brillo peligroso en sus ojos y en el timbre de su voz, pero lejos de asustarme me encienden aún más. —he estado perdido en situaciones y relaciones estúpidas, hoy que te tengo a mi lado lo he descubierto, contigo lo he logrado. Solo deseo estar a tu altura, el terror que me dejes por no poder controlar esto...

—No voy a dejarte Axel —le interrumpo rodeando mis manos en su cuello y abrazándolo —eres mi sueño hecho realidad.

Permanecimos allí un buen tiempo, podía sentir su corazón latir desbocado. No me sentía especial por su "terror al abandono", como él lo llamaba yo sabía que el mismo miedo existía con Caitin. Podría significar que, de momento, yo era la única persona que lo apoyaba y sabía de su problema a parte de su madre.

Doce horas después…

¿Hubo buena pesca? Si, para felicidad de mi amado y alivio mío. ¿Sexo? Mucho, tanto que no fuimos de compras por que se nos hizo tarde, además que el olor a pescado en Axel era... Preocupante. En conclusión, fue una gran pesca con la mejor de las compañías.

La inactividad nos aburría, a Axel le afectaba ahora más que nunca y el sexo no lo era todo, aunque confesaba que lo amaba.  Habíamos visitado la mayoría de sitios, ir como simples turistas y sin la mirada curiosa era lo mejor. Fuimos   de pesca, a bucear y a cenar en muchas ocasiones a la casa de los Vryzas.

Demitrius Vryzas, era un hombres amable, divertido y maravilloso, aunque su esposa era una bruja. Era una lástima que un hombre así, estuviera casado con una mujer tan... Superficial. En esos momentos asistíamos a la invitación por el cumpleaños número 36 del mayor de los Vryzas.

—¿Aburrida? —giro y me encuentro con Artemis Vryzas.

Una mujer mucho más joven que su esposo, hermosa no podía negarlo, sin embargo, en torno a ella había cierta oscuridad que erizaba la piel. Me las arreglo para no demostrar que su presencia me molesta, logrando incluso sonreír.

—Un poco—confieso y niego la bebida que el mesero me extiende.

Las cejas de la mujer se arquean de forma curiosa, ella si recibe una copa y por lo que he notado, lleva muchas.

—Valora esta etapa, es la más hermosa —dice dando movimientos con la muñeca a la copa y pasando su dedo índice por el borde de ella. 

Tiene dedos largos blancos y una manicura impecable, la escucho entrecortada y de vez en cuando se le escapa un hipo. Murmura que los primeros años son maravillosos, luego de la cual viene las peleas.

—¿Es su caso? —me atrevo a preguntar y sonríe mirando en dirección a Axel y a su esposo.

—Tu esposo es … hermoso —suelta—millonario, buen mozo y debe … —calla y se balancea sobre sus pies.

Se caerá en cualquier momento, es lo que se me ocurre, sin embargo, nadie parece estar preocupado por ella, ni siquiera su esposo a quien parece más preocupado por una mujer del otro lado de la sala que en su esposa.

—El suyo también lo es —le señalo a su esposo —se parece a su hermano, es una versión más suave de Ángelo. Debo admitir que Ángelo tiene un lado … salvaje, pero sabe cómo tratar a una dama.

Desconozco si he tocado un tema sensible, pues de repente la distinguida mujer se acerca a mí, su manera de hacerlo me hace retroceder. Sus ojos tienen un brillo peligroso, sus labios y puños apretados es también una clara señal de peligro.

—Axel —lo llamo y sigo retrocediendo.

—Nos vamos —suelto el aire al sentir sus manos en mi cintura y mira con reproche a la mujer, que sigue mirándome enojada.

— No sabes nada de él…

Ya en ese instante, su esposo está cerca de nosotros y la toma por los codos. La dama suelta un quejido y puedo notar, los nudillos blancos del griego al sostener a su esposa. Su rostro tenso y mirada dura, me recuerdan a su hermano y me digo que quizás él temperamento es heredado. Todo él es furia pura, no me gustaría estar en los zapatos de quien lo haga enojar. 

—¿Casandra? —llama a una mujer vestida de negro que está a metros de nosotros y que corre hacia él —por favor, llévate a la señora y prepárale un café cargado.

—Enseguida —murmura llevándose a la mujer entre reproches y nos quedamos viendo a la mujer gritar y protestar.

—Lamento mucho lo ocurrido. —se excusa y es Axel quien habla.

—Son los tragos, no te preocupes.

Pero no lo era, aunque si estaba ebria, el enojo suyo fue cuando hablé de Ángelo. Creo que el hacerse odiar es muy de ese hombre, pienso rumbo al puerto.

—¿Por qué se puso histérica cuando hablé de Ángelo? —quise saber, lo cierto es que el comportamiento agresivo de la mujer me causó intriga.

Axel suelta el aire y me acerca más a él a medida que bajamos la pendiente que da al puerto. Me cuenta que la mujer fue novia de ambos, pero solo Demitrius  la llevó a conocer a su familia. Angelo la mantenía oculta  ante el temor que su madre le hiciera algún desprecio a la mujer.

—Jugó con los dos, se acostó con ambos y aceptó casarse con ambos —dice y veo su mandíbula tensa —Salió embarazada de Ángelo y se supone que eso debió hacerle escoger, coincidió con la entrega de la herencia a Demitrius.

Mató a su hijo, fue ella la mujer de la que Ángelo habló en esa ocasión. Una vez la boda se dio, se fue a visitar un tío en Moscú y allí encontró el hogar que según él le fue negado.  

Nos montamos en el yate que nos llevaría a la isla y Axel sigue narrando la historia, una que me resulta increíble. La mujer tenía un aire oscuro era cierto, jamás pensé que a ese punto.

—Tiene tan solo veintiséis años y si le preguntas por la madre de su hijo, te dirá que está muerta, porque es asi que la quiere. —sentencia con un orgullo que imagino el comparte ese sentimiento —no ha pisado Grecia desde entonces.  

Es una historia trágica, una en donde ninguno de los hermanos ha sido feliz. Demitrius nunca supo lo que realmente ocurría. Axel asegura que ha tenido una vida trágica y su hermano menor no quiso ocasionarle otro golpe. Una vez casada, la mujer ha ocasionado en la vida del griego, solo perdidas y conflictos.

—¿Por qué no pide el divorcio y ya? —pregunto cuando ya vislumbro la casa a lo lejos.

—No hay divorcios en lo Vryzas… eso dice Axelia, su madre —dice —e igual de haberlo él estaría unido a ella en sociedad, porque la mitad de los hoteles y restaurante les pertenece.

Horror, pienso mientras soy ayudada a bajar del lugar y entramos a la casa. Axel se dirige al móvil que en esos momentos suena y yo a mi laptop que he dejado en el mueble. Eran sus padres por lo que pude escuchar, estaba bastante relajado, eso me decia que no había malas noticias. Tengo la laptop en mis piernas y el correo abierto, al final y como suele pasar cuando ya no tienes nada que hacer, terminas chequeando correos viejos.

Encuentro muchos correos intercambiados con Zack y otros con Axel, la época en donde solía acosar a Zack fingiendo gustarme. Cuando en realidad, me gustaba Axel, acosar a Zack era la mejor manera que nadie supiera que mi Crush era Axel. La nostalgia regresa el recuerdo como lo vi ese día y todo el daño que causó, a pilar, Axel, sus padres y los mío al alejarme de ellos.

No tener muy claro algunos eventos me es de ayuda. Selecciono todos los de Zack y los paso a la papelera, intentando que con ese gesto pasara a ser una época oscura de mi vida, que deseo olvidar.

—¿Qué sucede? —Pregunta Axel y alzó la vista hacia el confundida. —sonreías frente a la pantalla y de pronto ya no.

—Miraba correos viejos —evito decirle que son los de Zack que me han puesto de mal humor. —Mira estos —le digo tomando la laptop y dejándolo en sus piernas.

Son los correos de cuando yo recién me había hecho novia de Kai. Axel llegó de visita a la isla luego de una larga ausencia por estudios y le preguntó a mi hermano por mí. Liam, simplemente dijo que estudiaba por fuera. En aquella época en donde Messenger era la mejor forma de unir a las personas que estaban en continentes distintos y los móviles apenas hacían sus primeros pasos, Axel me envió un correo preguntando donde estaba.

Hace dos años la conversación me hubiera causado vergüenza, por lo lanzada de mis respuestas. Siendo hoy mi esposo, ambos reímos al leerlo, esquive muchas veces, la pregunta.

¿Por qué te fuiste?  En cambio, respondí rápidamente aquella ¿Por qué arquitectura Naval?

— "Para estar más cerca de ti". —Axel lee y pasa su brazo por mis hombros y me acerca a él —eras muy lanzada.

—Mentiras disfrazadas de verdades—confieso por que a esas alturas ya le había confesado que lo que hacía con Zack era para despistar. —No lo recordaba.

Ni yo, pienso al seguir leyendo la conversación y ver que me pregunta si tengo novio, respondiendo que sí, pero que no lo amo. Leo a una chica de 19 años decirle a un amigo que estaba preocupada por no herir los sentimientos de alguien a quien apreciaba mucho, no lo amaba como querría. Le escribo diciéndole que no puedo seguir con él, que noches atrás lleve la mentira demasiado lejos. No le di detalles, no obstante, yo lo recordaba, estuve con Kai y me di cuenta que no podía seguir.

Axel busca un cojín, retira su brazo de mi cuerpo y lo veo leer serio lo que hace años compartimos. Le conté la verdad sobre Kai, cuando estaba borracho y al parecer no lo recordaba, porque seguía molesto en algunas ocasiones con mi amigo. En este instante, leyendo nuestra conversación supe que la había olvidado, la de hace años y la de meses.

—No lo querías —murmura y niego —solo fue agradecimiento, había olvidado esta conversación —sigue diciendo.

No lo dudaba, Axel era un chico ocupado, entre la universidad y el negocio familiar, pues desde antes de graduarse ya trabaja con su padre.

Lo que me escribió ese día, fue lo que necesitaba para saber que debía terminar con él. Axel fue tajante en decir, no conocía a mi novio, pero que estaba seguro no se merecía mentirle. Era mejor hablar con él y ser sincera, porque lejos de hacerle feliz le estaba haciendo daño.

—Una semana después, hablé con él y terminamos. —confieso y asiente —lo tomó bien, seguimos siendo amigos y hasta patrocinaron mis locuras...

—Lo imagino —niego por qué no lo imagina.

Busco en mis archivos las fotos allí guardaba en la carpeta, las encuentro rápidamente y despliego la carpeta, abre los ojos con sorpresa. Son todas las fotos que guardé de sus entrevistas, iniciaba con registros de su padre, cuando estaba a cargo de la empresa y él solo era un estudiante.

—¡Vaya! —es todo lo que dice —espero que tu ex nunca viera esto, o se lo tomaría a mal.

—Solo Pilar y mis padres lo sabían —le digo —y Liam… no es como si estuviera locamente enamorada —le digo lo que ocasiona que su ceja oscura se arquee y solo logre reír.

Las primeras fotos eran solo porque su éxito me agradaba y porque representaba una época inocente en mi vida. Con conforme crecí caí en cuenta que mi apego con Axel, era por el trato recibido, no obstante, ese sentimiento fue mutando conforme lo veía convertirse en el hombre exitoso que era hoy día y se lo explico.

—Empecé a tratarte y con ello mis sentimientos fueron cada vez más claros… de no hacerlo, quizás serias simplemente alguien que me gustaba, no sé cómo Chris Evans, Giulio, Channing Tatum, etc. —me mira divertido y por la cara que me muestra veo que no me cree y está por responder cuando su móvil suena y lo toma distraído.

Se yergue en la cama, lo que me hace mirar la pantalla y veo que es el plano de mi bebé, es el primer borrador, aquel que solía llevar a la universidad para que los profesores me ayudaran en los cambios.

—¿De dónde salió eso? —pregunto confundida.

—Lo encontraron cerca del lugar en donde hirieron a Bruno—no entendía que, hacia allí, cuando lo dejé en una caja de seguridad en Tokio.

—Es un borrador, ha tenido algunos cambios…

—Los veo —dice y me mira preocupado.

Muy seguramente mi rostro debe estar pálido, porque mi pulso empieza a temblar. Que alguien hubiera abierto esa caja, con todo lo que allí había me aterraba y no porque existieran cosas prohibidas, era el valor de lo que allí estaba. El trabajo de toda una vida de mis padres, si ello llegaba a manos equivocadas… mi padre moriría.

—¿Qué sucede cielo? —pero soy incapaz de hablar o decir algo, mi cuerpo se ha paralizado y mi cerebro no envía el mensaje correcto. —Lena por favor háblame.

—Eso debería estar en Tokio Axel, en una caja de seguridad, junto con los documentos de los bienes de mis padres —confieso y niego sin poder creerlo.

Ellos habían confiado en mí, dijeron que Liam muy seguramente no los cuidaría lo suficiente. Lo veo testear algo y guardar el móvil, para luego abrazarme.

—¿Quién tiene esa llave? —pregunta y suelto el aire.

—Amaury Kanoe —respondo y Axel se aleja de mí. —pero él no sería capaz de hacer algo así.

—¿Kanoe? —pregunta incrédulo y asiento. —¿Son familia de Kai? —asiento.

—Son primos, Ryu y Shin Kanoe o colín y Amaury como son llamados en España lugar en que fueron criados. Su padre  emigró cuando la primera guerra mundial y se radicó allí. —le digo y asiente. 

El tío de Kai, Shin y su esposa,  adoptaro a Colín y Amaury a quienes llamaron Ryu y Shin, pero no les gusta. Tiempo después nacería una hija Aiko y formarían un lindo hogar. 

Hasta que sobrevino la tragedia. 

—Pues llámalo y pregúntale cara — ruega sacando el móvil de nuevo y entregándomelo —Ángelo dice que no es el original es una copia del borrador—asiento y con dedos temblorosos le marco Amaury, el móvil repica una, dos, tres veces y no responde. —llama a su hermano.

Hago lo mismo y tampoco hay respuesta, el teléfono de la casa tampoco o los móviles de los Kanoe. Insisto muchas veces, sin resultados positivos y suelto un sollozo.

—Llamaré a apartar los tiquetes… solo cálmate —me ruega al ver que todo mi cuerpo está temblando. Le envía un mensaje al que descubro es a Ángelo y me mira un instante antes de hablar y limpia mis lágrimas —Ángelo estará a cargo de que nadie intente algo raro con los bienes de tu padre, no te preocupes… me preocupa es tu proyecto.

—No me importa darlo… con tal que lo que hay allí no caiga en otras manos Axel. —confieso.

No veo a Amaury haciéndome algo así, menos Colín o Kai permitiéndoselo, debe existir una explicación.

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