
𝟯.
Amelia se encontraba sentada al lado de su padre y al frente de su madre, todos comían en un silencio un tanto incómodo, la chica simplemente quería acabara con todo eso rápido y poder encerrarse en su cuarto hasta el siguiente día.
— ¿Como les fue en la escuela? —Edward Harrington miró a su yerno, este le sonrió.
— Nos fue muy bien, aunque el chico nuevo se le quedó mirando de forma extraña a Amelia. —Edward volteo su mirada hacia su hija y está solo se concentraba en su plato.
— Así qué un chico, ¿Como se llama? —Amelia se atragantó con la comida para luego voltear a ver a su padre.
— No lo se... —Edward frunció el ceño con enojo, sabía que le está mintiendo.
— No me mientas Amelia, ¿Como se llama? —Amelia cerró sus ojos con fuerza para luego suspirar.
— Se llama Billy. —Edward dejó de mirar a su hija para luego agarrar el tenedor y empezar a comer.
— Sabes que no me gusta que me mientas, ¿Lo sabes verdad? —Amelia asintió, de repente sintió como alguien acariciaba su pierna, vio a su hermano sonriéndole—. ¿Entonces por que lo haces?
— Pensé que era una cosa irrelevante. —Edward se quitó el rastro de comida con una servilleta.
— Si te pregunto algo es para que me respondas, no para que creas que deberías decirme si o no, ¿Entendido? —Amelia asintió y se limpió con la servilleta—. Ahora puedes llevar a Ares a la puerta.
— Fue un gusto comer con ustedes. —Edward le sonrió falsamente para luego asentir.
— El gusto fue nuestro. —Amelia y Ares se levantaron para luego empezar a caminar hacia la puerta de la casa.
— ¿Te veo mañana? —Amelia asintió y Ares agarró con delicadeza su barbilla para luego besarla—. Te amo.
— Lo sé. —Ares suspiró para luego empezar a caminar hacia la puerta de su auto y Amelia cerró la puerta y se apoyó en ella para luego suspirar.
Amelia se encontraba saliendo y entrando de su closet mientras su pensamientos se desviaban de lo que estaba haciendo, Steve la observó y sabía que la chica le estaba dando muchas vueltas a algo.
— ¿No hay nada que tengas que decirme? —Steve miró a su hermana, esta se encontraba enseñándole diversos trajes para que pueda decidir por ella—. Te noto rara meli. —Amelia salió con un disfraz de monja argentina—. No me gusta ese, te vez como si fueras a cortarme la cabeza con un cuchillo de mantequilla.
— Ares me dijo te amo y yo solo le dije "Lo sé" —Steve abrió levemente su boca.
— Pero, ¿Lo amas? —Amelia volvió a entrar al closet.
— No lo se Stevie, sabes que papá nos obligó a estar juntos y siento qué gracias a eso no he podido sentir nada más que un cariño como amigos y me siento mal por eso, siento que él está dando todo por la relación, pero yo solo estoy aquí, obligándome a mi misma a amarlo.
— No te tienes que sentir mal por eso meli, no eliges de quien enamorarte, sé que papá te obligo a estar con él y te entiendo, sé que gracias a eso no estás enamorada de él como tú quisieras. —Amelia volvió a salir para enseñarle un sensual traje de diabla—. Te vez increíble meli, ni pareces mi hermana. —Amelia carcajeó levemente para luego acercarse a su hermano y abrazarlo.
— Te amo Stevie, gracias por compartir el útero junto conmigo. —Steve sonrió para luego corresponderle el abrazo.
— Mamá dijo que se veía como si yo te estaba ahorcando con mi cordón umbilical, así que yo que tú no me daría tanto las gracias. —Amelia carcajeó para luego pegarle con un cojín.
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