﹚ ⤹ 01. ❝ 𝕸𝖺𝗀𝗂𝖼 𝖺𝗇𝖽 𝖻𝗈𝗈𝗄𝗌 ❞ ﹙
i. MAGIA Y LIBROS 🪄
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12 de octubre, 2024.
Oregon, EE.UU
Caminó tranquilamente por la última calle antes de llegar a su casa, las luces de la calle estaban opacas, al final se la calle se encontraba su padre esperándola en la puerta. Relamió sus labios y se acercó.
── Hola papi... ── Saludo con una mano mientras se acercaba, su padre inclinó la cabeza al verla llegar y la abrazó con una sonrisa.
── Tu madre está bien... Ya está dormida, disculpa si estoy aquí afuera, tu hermano está enfermo ── Asentí. A pesar de que mis padres se habían separado hace años jamás llevaron una mala relación, mi padre es enfermero y mi madre maestra, fue una maestra; papá hizo su vida de nuevo luego de nosotras pero jamás nos abandonó del todo y cuando crecí y mamá se enfermó, el se encargaba en las noches de ella.
── Está bien papá, gracias. Cuida mucho a Lucas y Beatrice ── El asintió lentamente con una sonrisa y beso mi frente, caminó hasta su carro y se fue. A pesar de que mi papá no gana un mal sueldo, el se encarga de comprar el caro medicamento de mamá y de mantener su casa, yo mantengo esta con mi sueldo a 10 dólares por hora y los 1000 quincenales que le dan a mi madre.
Cuando el me vio entrar arrancó mientras yo seguía despidiendome con una mano.
Nunca me quejaré de mi vida o mis padres, incluso en sus últimos momentos como pareja siempre me dejaron claro que ellos jamás me dejarían de querer y que eso no era mi culpa. Subí las escaleras saludando algunos vecinos y unas chicas de mi edad que siempre me invitaban a sus fiestas a las cuales nunca iba.
Con la misma llave que abrí la entrada, abrí la puerta de mi casa. Una tenue luz cálida alumbraba la casa, olor a incienso y medicinas impergnaba la casa. Mis pasos me llevaron a la cocina donde pude encontrar una hamburguesa tapada con una nota, solo no tenía apetito.
Los «bastante» leves ronquidos de mi madre se escuchaban en la cocina, salí de la cocina y abrí la puerta de su cuarto; pude ver una cabellera roja enmarañada, dos pastillas en la mesita y un vaso de agua, relamí mis labios e hice débilmente una mueca antes de cerrar la puerta con cuidado.
Al entrar en mi habitación me permití soltar un suspiro ── A molestarme por la noche ── Quité mis zapatos pero me coloqué las medias gruesas que se encontraban en la consola del televisor, estaba nevando ligeramente en Oregon, asi que el frío no me ayudaba mucho con el trabajo.
Me acerque a mi estantería donde se encontraban algunos escasos libros, la saga de "habitantes del aire", "ACOTAR", "Harry Potter" y "ASOIAF" junto a los libros de medicina y psicología. Sortee mi mirada entre 'fuego y sangre' y la de 'anatomía humana'; la de los targaryen parecía hacerme ojitos.
── ¿A quien engaño? No soy tan fuerte ── Tome el libro y seguido de eso me tire con fuerza a mi cama, revolviendome como un gusano mientras trataba de acomodarme. Había quedado en la muerte de los dragones en el poso.
Me acomodé en la cama y abrí el libro, pero mis ojos empezaron a cerrarse. Las palabras se volvían borrosas y, sin darme cuenta, me dejé llevar por el sueño. En un instante, ya no estaba en mi habitación. Me encontré en un lugar extraño y hermoso.
Era todo negro y celeste, como si estuviera dentro de una galaxia. Las estrellas brillaban a mi alrededor, parpadeando como si me saludaran. Sentía que flotaba suavemente entre ellas, como si el viento me empujara. No tenía miedo; al contrario, era como si estuviera en un sueño mágico.
Mientras flotaba, vi formas que se movían a mi alrededor. Eran criaturas fantásticas que nunca había visto antes: algunas parecían dragones, pero con alas más grandes y brillantes, otras eran como aves con plumas de colores que cambiaban con cada movimiento. Me reí porque todo se sentía tan real y tan divertido.
De repente, una estrella brillante se acercó a mí. Era tan hermosa que no podía apartar la mirada. Me hizo sentir cálida por dentro, como si me abrazara. Entonces, escuché una voz suave que decía: “No tengas miedo, sigue soñando”. Y así lo hice.
Me dejé llevar por esa sensación agradable mientras seguía flotando en mi mundo celeste. Todo era paz y felicidad. Y aunque sabía que eventualmente tendría que despertar de este sueño, en ese momento no quería que terminara.
Afuera de mi ventana, la nieve seguía cayendo suavemente en Oregon, pero dentro de mi mente estaba en una aventura mágica que nunca olvidaría.
﹛🌌﹜
Relamí mis labios ligeramente, fruncí las cejas al sentir los rayos del sol chocando con mi rostro. Una dulce y suave voz me trataba de despertar, solté un gruñido con mi garganta mientras palpaba la cama en busca de mi peluche, el cual, no estaba.
Abrí ligeramente los ojos y bajé los ojos hasta la esquina de la cama donde no había nada, solo cuando voltee al otro lado casi muero de un susto.
── Princesa... ── Ella dijo, tense mi mandíbula sorprendida mientras ella me miraba con preocupación.
── ¿Quien eres? ¿Que haces en mi habitación? ── Sin darme cuenta mire alrededor, la gran habitación hizo un choque en mi mente, me arrastre en la cama hasta caer de espaldas en el suelo, al otro extremo de la mujer, me recompuse rápidamente y mire la cama ── ¿Que carajos es esto? ¿Dónde estoy?
── Princesa, calmese, está en su habitación ── Ella trato de acercarse pero yo corrí hasta el otro extremo de la habitación ── Princesa...
── No soy una princesa, ¡Soy Annie! ── Grite mientras tocaba mi cabeza preocupada, sentí como el sudor escurría por mi cuerpo y como el temblor de mi espalda no me dejaba mantener una respiración calmada.
── Princesa, usted es la princesa Alegra Targaryen... ── Ella me miró extrañada. Mis labios temblando con incertidumbre.
── ¿Que? ¿Estás alucinando? ¿Acaso eres una fetichista incestuosa que me secuestro para que actúe de su hermana? ── En su rostro puse apreciar una genuina confusión, ella no había entendido ni la mitad de mis palabras ── Bie-Bien... Soy... ¿Aelegra Targaryen? Eso ni siquiera existe.
── Señorita me está asustando... ── Murmuró la criada. Me acerque con desconfianza hasta ella pero antes mire mi ropa, una bata blanca y con una tela increíble.
── ¡Tu me estás asustando a mi! ¿Que año es? ── Grité, no quise gritar; me sentí confundida y me aleje, la criada parecía asustada y ahora que la analizaba, parecía temerme mucho.
── E-Estamos... En el 127 después de la conquista ── Murmuró ella, su expresión daba terror, ella se alejó luego de decir esas palabras.
Fruncí mis cejas, ¿en el 127? ¿Acaso estoy en mi realidad deseada? Sonreí, se sentía terrorífico pero un alivio me invadió. Me separé de la chica, y empecé a recapitular, a pesar de tener el mismo nombre que me coloque, ni la misma apariencia, esto era científicamente imposible. Relamí mis labios y la miré sonriendo de nuevo, diciendo la palabra mágica: ── Arroz con pollo
Cerré los ojos esperando que un aura mágica me invadiera, que un pájaro empezara a cantar opera y todo hundiéndose ante mis pies, pero nada de eso sucedió. La maldita palabra clave no había funcionado, claramente no funcionaría, ¡No había ni siquiera impreso el guión!
Annie miró a la criada, que parecía bastante asustada, como si hubiera visto un fantasma. Claramente no sabía que era el arroz con pollo. Sus ojos grandes y redondos estaban llenos de miedo, y eso hizo que Annie se sintiera un poco mal. No quería asustar a nadie, pero todo esto era tan raro que no sabía qué pensar.
── Oye... ── Dijo Annie, intentando sonar más tranquila ──. No quiero hacerte daño ni nada. Solo... no entiendo qué está pasando.
La criada dio un paso atrás, como si Annie fuera un dragón a punto de escupir fuego. Se sintió impotente por no poder quitar esa expresión de su cara.
── ¿Por qué tienes esa mirada? ── preguntó Annie, sintiendo que su corazón latía más rápido. La habitación era enorme y había un montón de cosas que no reconocía. Todo era tan diferente y confuso, era un ambiente opresivo, la ligera luz filtrándose por la ventana mientras que la mayoría de habitación estaba mayormente oscura.
De repente, una sensación extraña la invadió. Era como si el aire se hubiera vuelto pesado, y su cabeza comenzó a dar vueltas. A medida que los colores en la habitación se volvían borrosos, Annie luchó por mantenerse en pie.
── No... no... ── murmuró, mientras sentía que sus piernas flaqueaban. La criada la miraba con ojos aún más grandes, pero Annie no podía concentrarse en ella.
El mundo alrededor de ella comenzó a tambalearse, como si estuviera en una montaña rusa sin cinturón de seguridad. De repente, todo se volvió negro.
Annie se desmayó, cayendo suavemente al suelo de mármol frío, los colores verdes rodando por su cabeza mientras sentía que estallaría, era todo muy confuso, como habia llegado a este lugar, ¿Acaso era un mal juego de su mente? No, se sentía todo desagradablemente real.
No se mantuvo mucho tiempo en la oscuridad, bueno, ni siquiera supo cuánto tiempo estuvo así, simplemente no quería despertar para volver a ese lugar. Sintió como unas manos callosas acariciaban su rostro, junto a una voz que la acompaña.
── Aelegra, hija... ── Susurró una voz. Ese maldita nombre de nuevo, dijo Annie sin querer abrir los ojos, pero la curiosidad la mató, sus ojos se abrieron y encontraron con unos color chocolate ── ¿Cariño, que te pasa?
La mujer joven preguntó con suavidad, parecía un tacto dulce y genuino, las cejas de la mujer estaban ligeramente fruncidas mientras que su pulgar acariciaba mi cachete.
No respondí, no sabía ni siquiera quién era está persona, su rostro perfecto me miraba con cierto aire maternal ── ¿Dónde estoy?
── Estamos en tu habitación... El maestre te ha revisado y dice que fue un brote de tus alergias que te hizo alucinar... ── Ella movió un mechón de mi cabello hacia detrás de mi oreja. ¿Alergias? ¿Quien era esta señora?
Annie parpadeó varias veces, tratando de despejar la confusión de su mente. La habitación era familiar, pero al mismo tiempo, todo se sentía raro, como si estuviera en un sueño extraño. Miró alrededor y vio las paredes decoradas con tapices que parecían sacados de un cuento antiguo. No podía recordar cómo había llegado allí, pero había algo en el aire que le decía que no estaba en su casa.
── ¿Alergias? ── repitió, sintiendo que las palabras salían de su boca como si fueran un eco lejano. Su mente se movía rápido, intentando conectar los puntos.
La mujer frente a ella sonrió suavemente, pero Annie notó una sombra de preocupación en sus ojos. Era como si esa sonrisa tratara de ocultar algo más profundo. Annie se llevó una mano a la cabeza, aún aturdida.
── ¿Yo... tengo alergias? ── preguntó, recordando fragmentos borrosos. Había algo acerca de flores y un jardín, pero no podía ver claramente.
── Sí, cariño. A veces te afectan más de lo normal. ── La mujer inclinó la cabeza con ternura y un brillo familiar en sus ojos.
De repente, una chispa encendió en la mente de Annie. Esa mirada... esos ojos color chocolate... ¡Era literalmente la descripción de Alicent! Se quedó boquiabierta mientras las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar. ¿Alicent? ¿La madrastra malvada que solo quería a sus hijos en el trono? ¿El verdadero amor del rey Viserys?
── Espera... ── dijo Annie lentamente, tratando de entender lo que estaba sucediendo. ── ¿Estamos en... Westeros? ¿Eres Alicent?
La mujer frunció el ceño por un momento confundida por la pregunta. Mi mirada bajó hacia su vestimenta, un verde tan impecable como el de una esmeralda.
── ¿Cariño? Si, soy Alicent, tu madre ── mi mirada subió varias veces a su cara, ella parecía más que preocupada, muy incómoda. Pude jurar que sentí una arcada de asco
Annie sintió como si su corazón se detuviera por un momento. La palabra "madre" resonó en su mente como un eco. Alicent, su madre. ¿Cómo podía ser eso posible? Todo lo que sabía era que estaba atrapada en un lugar extraño, con una mujer que parecía conocerla, pero que, al mismo tiempo, era un completo misterio.
── Pero... ── comenzó a decir Annie, tratando de procesar todo lo que estaba escuchando. ── No puedo ser tu hija. No... no tengo recuerdos de esto.
Alicent la miró con una mezcla de preocupación y cariño. Era como si estuviera tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicarle algo muy complicado.
── Lo sé, cariño. Es difícil de entender. ── Alicent tomó una respiración profunda, como si estuviera buscando la manera correcta de decirlo. Sus ojos se desviaron hacia un hombre con una rara ropa ── ¡Gran maestre!
Annie frunció el ceño, sintiéndose aún más confundida. ¿Recuerdos dolorosos? ¿Qué había pasado en su vida que era tan terrible que su mente decidió esconderlo?
── ¿Qué le sucede a mi hija? ── preguntó, y Annie pudo sentir que la voz de ella temblaba un poco.
Annie se sentía como si estuviera atrapada en un sueño raro y asqueroso. Miraba a Alicent, esa mujer que decía ser su madre, y no podía evitar sentir un nudo en el estómago. ¿Cómo podía llamarla "madre" cuando no tenía ni idea de quién era? Era como si la vida de otra persona le estuviera cayendo encima, y ella solo quería escapar.
── ¿Por qué no me dijiste que era tan difícil? ── murmuró Annie, sintiendo que su voz temblaba. Había algo en el aire que la hacía sentir incómoda, como si cada palabra que salía de su boca fuera un ladrillo más en ese pesado muro de confusión.
Alicent la miraba con esos ojos color chocolate, llenos de preocupación y cariño, pero eso solo hacía que Annie se sintiera más perdida. La idea de ser una princesa en Westeros le parecía absurda. Nunca había querido ser una princesa; solo quería ser ella misma, sin más etiquetas ni historias raras.
── Pero... ── continuó Annie, tratando de encontrar las palabras adecuadas. ── ¿Qué recuerdos dolorosos? No entiendo nada de esto. No soy tu hija, no puedo serlo. Todo parece una locura.
Alicent suspiró, y Annie notó cómo su expresión se tornaba más seria. Su madre... esa palabra le daba escalofríos. Era como si alguien le hubiera lanzado un balde de agua fría. Cada vez que pensaba en ello, sentía ganas de vomitar.
── Lo sé, cariño ── dijo Alicent con suavidad ── pero hay cosas que debes recordar. Cosas que son importantes para ti y para nuestra familia.
Annie se cruzó de brazos, sintiéndose aún más a la defensiva. ¿Por qué debería preocuparse por esa familia? No conocía a nadie aquí. Todo lo que sabía era que estaba atrapada en un libro, como si hubiera sido arrastrada a una historia que no le pertenecía.
── ¿De que familia hablas mujer? No estoy hablando de familia ── Alicent le miro con sorpresa y ofensa.
El gran maestre, un hombre mayor con piel tostada y una túnica extraña, se acercó lentamente. Su mirada era sabia pero también llena de compasión.
── Princesa Aelegra... ── comenzó el gran maestre, usando un tono calmado ── hay muchas cosas que no entiendes todavía. Has estado ausente durante mucho tiempo...
── ¡Ausente! ── exclamó Annie alzando la voz más de lo que pretendía. ── ¡No estoy ausente! Solo estoy confundida y asqueada por todo esto. No quiero recordar nada si significa estar aquí. Me acaba de decir que solo fueron unas horas
Alicent la miró con tristeza, como si su corazón se rompiera un poco más con cada palabra de Annie. Pero eso no importaba; Annie solo quería salir de ese lugar donde todo parecía tan extraño y aterrador.
El gran maestre intentó intervenir nuevamente: ── A veces los recuerdos pueden ser dolorosos, pero también pueden ayudarte a entender quién eres realmente...
Annie cerró los ojos por un momento y respiró hondo. No quería escuchar más sobre recuerdos ni sobre quién era supuestamente "Aelegra". Solo quería volver a su vida normal, donde las cosas eran simples y no había princesas ni reinos extraños.
── No necesito entender nada ── dijo finalmente mientras abría los ojos y miraba fijamente a Alicent ── Solo quiero volver a casa.
El silencio llenó la habitación mientras esas palabras flotaban en el aire. Annie sintió una mezcla de rabia y tristeza al darse cuenta de que no tenía idea de cómo regresar a su vida anterior. ¿Por qué tenía que estar atrapada en esta historia? ¿Por qué su mente había decidido jugarle una broma tan cruel?
Mientras tanto, Alicent seguía mirándola con esos ojos preocupados, tratando de hacerle entender algo que ella simplemente no podía procesar. Pero Annie estaba cansada de sentir asco por todo lo que la rodeaba; solo quería respuestas o una salida a esta pesadilla viviente.
Y así, mientras el gran maestre intentaba hablar con ella sobre sus recuerdos perdidos y Alicent luchaba por encontrar las palabras adecuadas para consolarla, Annie se dio cuenta de que estaba atrapada entre dos mundos: uno lleno de magia y otro lleno de confusión. Y aunque sabía que debía enfrentarse a esta realidad nueva e incómoda, lo único que realmente quería era despertar y descubrir que todo había sido solo un mal sueño.
Jamás pensó que entraría al universo de su libro favorito, jamás pensó que su vida cambiaría así, ella deseaba que esto fuese un sueño. Que pasaría con su madre y padre, su hermanito pequeño. Los cuidados de su madre y el dolor que sentía ella constantemente, eso la hizo hacer bajar un par de lágrimas, la cobriza seguía admirando a su «hija» mientras hablaba preocupada con el gran maestre sobre su situación.
Tenía miedo de quedarse ahí de por vida, en este mundo sucedían cosas horribles... No es como si en el suyo no sucedieran pero aquí eran mil veces más descarados, hombres violando, bebiendo, gritando y creyendo que son superiores a las mujeres en todo, esto le helaba la sangre.
Por la edad que tiene cuando se vio al espejo, calculo que la danza estaba muy cerca, en unos meses, quizás un año, muerte, muerte y más muerte para esta familia, ahora estaba condenada a llevar ese maldito apellido que solo amaba leer más no sentir.
Annie sintió que el aire a su alrededor se volvía cada vez más pesado. Las palabras del gran maestre se deslizaban en sus oídos como un murmullo lejano, mientras su mente seguía atrapada en pensamientos oscuros. Aquí, todo era diferente y aterrador. No podía dejar de pensar en su familia, en su madre y su pequeño hermano, y eso le hacía sentir un nudo en el estómago.
── No quiero escuchar más ── dijo, su voz temblando de frustración. Las cabezas de ambas personas se giraron hacia la ahora adolescente ──. No soy una princesa. No quiero ser parte de esto.
Se levantó de la silla, sintiendo que el mundo a su alrededor giraba con cada paso que daba. Alicent la miraba con esa mezcla de preocupación y amor, pero Annie no podía soportar esa mirada. Era como si esperara que ella aceptara esta nueva vida, pero no podía. La idea de ser "Aelegra" le hacía sentir asquerosa, como si alguien la hubiera metido en una historia que no le pertenecía.
── ¡Esto es una locura! ── exclamó Annie, sus ojos llenos de lágrimas. No quería llorar, pero las emociones eran demasiado fuertes ──. ¿Por qué no puedo solo volver a casa?
El gran maestre intentó hablarle nuevamente, pero ella lo interrumpió.
── ¡No! ¡No quiero saber nada sobre mis recuerdos ni sobre esta familia! ── gritó con toda la fuerza que tenía ── Solo quiero salir de aquí.
Alicent pareció dolida por sus palabras, pero Annie no podía pensar en eso. Estaba cansada de sentirse atrapada en un lugar donde todo era tan violento y cruel. Los recuerdos de su hogar eran lo único que la mantenía a flote, y cada vez que pensaba en lo que había dejado atrás, sentía que el corazón le dolía más.
── Voy a salir ── dijo finalmente, determinando que no podía quedarse un segundo más en ese lugar── . Necesito aire fresco... o algo.
Alicent estiró su mano tratando de alcanzar a su hija, pero estaba tan sorprendida que se quedó recapacitando por largos minutos, su hija alegando que no pertenecia a este mundo, que ella no era Aelegra, eso le helaba la sangre. A la hija que más amaba, esa es la hija que se estaba volviendo loca... Tal vez los años de malcriarla solo salieron mal, cumplir todos sus caprichos siempre estuvo mal. Aelegra era una niña malcriada sus hacia lo que quería y Alicent la defendía siempre, amaba muchísimo a sus hijos y sabía que de entre todos ella sería la que llegaría más alto luego de Aegon. Sin incesto, por su cuenta simplemente.
Sin esperar respuesta, Annie salió corriendo de la habitación. El pasillo era largo y oscuro, y cada paso resonaba como un eco en su mente. La idea de ser parte de esta familia real le daba escalofríos; no quería ser una princesa rodeada de intrigas y muertes. Solo quería ser ella misma otra vez.
Mientras corría por el pasillo, las imágenes del mundo exterior comenzaron a inundar su mente: los árboles verdes, el sol brillante y los días tranquilos con su familia. Todo lo que había dejado atrás parecía tan lejano ahora, como un sueño del que nunca podría despertar. El maldito libro que había parecido absorberla.
Annie se detuvo al llegar a una ventana grande y miró hacia afuera. El paisaje era hermoso pero también aterrador; sabía que detrás de esa belleza había peligros ocultos. Se sentía perdida entre dos mundos: uno lleno de magia y otro lleno de cansancio, Pero uno al que amaba.
Respirando hondo para calmarse, se dio cuenta de que necesitaba encontrar una forma de salir de esta pesadilla viviente antes de que fuera demasiado tarde. Y aunque no sabía cómo hacerlo, estaba decidida a intentar encontrar el camino de regreso a su hogar.
“La danza de dragones comienza pronto” susurro una voz en su cabeza. La sangre de Aelegra se congeló “y tu tienes una parte en ello” sus labios tembalaron. La danza de dragones, algo que la atormentaria, una voz que aumentaría su dolor mientras seguia aquí, dándole una pista de que esto sería largo. “haz tu parte...”
El susurro retumbó en sus oidos, su mirada subió a la luna ahogada que se desvanecía en el libro, tenia que hacerlo bien.
HOLAAA, aqui está el primer capítulo, espero que les guste. Los quiero mucho.
Esa Annie, lo que le espera.
¿Que intereses amorosos les gustaría?
BYE, SE DESPIDE
CAMII 💗
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