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☦︎ 𝗛𝗲𝗮𝘃𝗲𝗻 | 𝐘𝐨𝐨𝐧 𝐆𝐰𝐢-𝐧𝐚𝐦


➪ 𝗣𝗲𝗱𝗶𝗱𝗼 𝗱𝗲: hawk_mi_varon

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ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀs

— ɪɴsɪɴᴜᴀᴄɪᴏɴᴇs sᴇxᴜᴀʟᴇs —

ᴀᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏ́ɴ

— ɴᴏ ᴘʀᴇᴛᴇɴᴅᴏ sᴇxᴜᴀʟɪᴢᴀʀ ᴀʟ ᴀᴄᴛᴏʀ ɴɪ ᴏғᴇɴᴅᴇʀ ᴀ ɴᴀᴅɪᴇ, ᴇsᴛᴏ ᴇs sᴏʙʀᴇ ᴇʟ ᴘᴇʀsᴏɴᴀᴊᴇ ᴅᴇ ʏᴏᴏɴ ɢᴡɪ-ɴᴀᴍ, ᴘᴇʀsᴏɴᴀ ɪɴᴇxɪsᴛᴇɴᴛᴇ —

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𝖸𝗈𝗈𝗇 𝖦𝗐𝗂-𝗇𝖺𝗆

𝘏𝘦𝘢𝘷𝘦𝘯 — 𝘑𝘶𝘭𝘪𝘢 𝘔𝘪𝘤𝘩𝘢𝘦𝘭𝘴

“ ᵗʰᵉʸ ˢᵃʸ
'ᵃˡˡ ᵍᵒᵒᵈ ᵇᵒʸˢ
ᵍᵒ ᵗᵒ ʰᵉᵃᵛᵉⁿ'

ᵇᵘᵗ ᵇᵃᵈ ᵇᵒʸˢ
ᵇʳⁱⁿᵍ ʰᵉᵃᵛᵉⁿ ᵗᵒ ʸᵒᵘ ”


☦︎


𝕲wi-nam no era bueno, no. Gwi-nam representaba todo aquello prohibido, todas esas cosas que las reglas morales quieren eliminar. Gwi-nam era el muchacho que los padres temen ver con sus hijas, la competencia para los verdaderos príncipes azules. Si hablasemos en jerga religiosas, Gwi-nam sería un pecado. O bueno, no uno, muchos pecados, todos reunidos en un mismo cuerpo.

Grandes banderas rojas a su alrededor, quizá combinando con aquella sonrisa diabólicamente encantadora.

Dios sabía que Jiyu intentó alejarse. Después de todas esas advertencias y cuentos de horror sobre los muchachos como él, lo último que ella quería era caer en sus garras. Con las películas y los libros, más los cuentos de terror de sus padres, creyó estar preparada. Lastimosamente, nadie le avisó que la maldad a veces no es tan obvia y que incluso el más vil demonio puede ofrecer un par de segundos en el cielo con las técnicas adecuadas.

Fue fácil caer por él. Caer por la mismísima desgracia. Gwi-nam llegó con su aspecto peligroso y olor a rebeldía, creando todo un símbolo de tentación para la pobre Jiyu. Ella, ansiosa de libertad, confundió al chico. Gwi-nam fue la manzana y ella fue Eva.

Gwi-nam le mostró tantas cosas, le provocó una infinidad de sensaciones que aunque ella supiese estaban mal, disfrutaba profundamente. Le regaló lo que ella por sí misma no fue capaz de buscar: placer. Nunca disfrutó tanto el mundo como cuando estuvo con él. Y sí, también le dio lágrimas y más nudos en su garganta de los que hubiese imaginado, pero se lo recompensó con noches llenas de besos tibios y libertad.

Jiyu nunca se arrepintió, ni siquiera cuando lo tuvo a su lado, cubierto de sangre y con un pase en los bolsillos directo al infierno.

Justo ese momento.

—¿Qué me ves? —Preguntó él, encendiendo un cigarrillo y actuando como si no se estuviese desatando una guerra afuera.

Los dos en la oficina del director. El mundo decidió irse a la mierda y cuando ocurrió, no estaban juntos. Llevaban pocos minutos de haber coincidido en el mismo lugar.

Jiyu, a su lado y jugando nerviosa con sus dedos, respondió.

—Tienes sangre en la cara... —Dijo en voz baja.

Y no sólo en la cara, Gwi-nam relucía en aquel líquido carmesí. Jiyu supo, de alguna manera, que no era suya, pero decidió no mencionarlo.

Gwi-nam no se movió ni molestó en limpiarse, muy por el contrario, dio una calada suave y lenta al cigarrillo entre sus labios. En algún punto de su huida un zombie logró ponerle la mano encima, haciéndole chocar contra una pared y lastimarse el labio. Ahora tenía aquel característico sabor metálico en su boca mezclándose con el tabaco. Jiyu lo vio expulsar el humo de su cigarrillo a través de la nariz. La cara del chico se difuminó entre aquella blanca neblina, dando una vista de su cuerpo desparramado en el sillón y un rostro inexistente.

Jiyu pensó en todas las veces que vio fumar a Gwi-nam. En la construcción, detrás de su edificio, en su propia cama. Era una acción común en él. No importaba el calor que hiciese o lo inapropiado que pudiese ser el momento, Gwi-nam siempre tenía un cigarro en la boca.

—¿Me vas a seguir mirando así? —Le volvió a hablar él. Estaba aburrido y jugar con Jiyu lucía tentadoramente divertido.

Todo empezaría con esa pregunta.

Jiyu tragó fuerte. Su ilusa mente creía que Gwi-nam no podría comprender que dejar de mirarlo no era una opción. Él lo comprendía, lo hacía perfectamente. Gwi-nam sabía que Jiyu moría por intercambiar lugar con el cigarrillo.

El chico llevó su pelvis hacia adelante, abriendo y estirando sus largas piernas.

—Perdón. —Se disculpó Jiyu, aunque nunca dejó de mirarlo.

Gwi-nam chistó. Un poco de humo se escapó con sus labios.

—Eres una sinvergüenza, ¿no? —llamó más la atención de la chica. El aburrimiento era muy grande y su mente maquinaba ideas divertidas que involucraban a Jiyu —Zombies en la escuela y tu mente pensando todas esas cochinadas. —Terminó de decir con una risa.

Jiyu se sobresaltó. No importaba cuanto tiempo llevase con Gwi-nam, aun le exaltaba cuando él adivinaba lo que pensaba. Fueron muchas las veces donde se preguntó si acaso el muchacho sabría leer mentes.

Él sonrió ante el sobresalto de Jiyu.

—¿Qué? ¿Te sorprende que lo sepa? —Cuestionó, deslizándose por el sofa donde estaba sentados, acercándose a ella —¿Esperabas que no me diese cuenta, que no notase como cruzas las piernas y las aprietas entre sí, que dejase pasar como técnicamente babeas mientras me miras? Oh, Jiyu, sigues siendo una idiota. —Habló cerca de su cara con un tono burlón.

Jiyu percibió el peculiar aroma del tabaco llegar hasta sus fosas nasales. Ese olor siempre le hacía pensar en él. También pudo notar el aroma de la sangre y el sudor. Intentó hacerse para atrás, pero la parte baja de su espalda daba directo con el final del mueble.

No fue capaz de decir nada. Nunca fue de hablar mucho, era una chica de pocas palabras. Siempre callada, con la mirada curiosa y jugando con sus dedos. Gwi-nam sabía todo eso.

Con uno de sus largos de dedos, el chico golpeó levemente la frente de Jiyu.

—Tan callada como siempre —jugó con ella —. A veces me gustaría que hablases un poco más, tal y como lo haces cuando estás debajo de mi.

Un sonrojo invadió la mejillas de Jiyu. Quiso bajar su cabeza, pero Gwi-nam no la dejó.

—Oh, no, nena. No dejes de mirarme ahora, no seas cobarde. —Le retó, sosteniendo su mentón con firmeza. Adoraba tanto ver esos ojos angelicales sumergidos en la vergüenza, lo adoraba tanto como cuando los veía brillando el lujuria.

Le gustaba Jiyu, era probablemente la chica que más le había gustado. Tan tierna, tan callada, tan recta. Si la gente pudiese ver lo que él hacía con ella, lo que hacía con la perfecta Jiyu.

Jiyu no encontraba dónde meterse. Una parte de ella todavía seguía siendo muy penosa, y a pesar de que Gwi-nam le llamase "sinvergüenza" ella era absolutamente todo lo contrario.

Él se maravilló ante ese rubor en las mejillas de la chica a su frente.

—Oh, Jiyu —Susurró, soltando un poco el agarre en su mentón para acariciarle la mejilla —. Mi dulce Jiyu.

Gwi-nam llevó el cigarrillo a sus labios una vez más, dándole una lenta calada. El humo le lleno los pulmones. Cedió ante la presión de exhalar, dejando todo salir en la cara de Jiyu.

Cualquiera se hubiese quejado, reclamado ante la acción del chico, pero Jiyu no podía estar más lejos de eso. A ella le encantaba respirar el aire que desprendía Gwi-nam, amaba cuando él fumaba cerca y dejaba salir el humo. Le gustaban muchas cosas de él y algunas no tan comunes como quería pensar.

Gwi-nam soltó una pequeña risita. Terminó por arrojar el ya consumido cigarrillo. Sus dedos, su boca y todo él emanaban el característico olor proveniente del vicio. Llevó la mano con la que sostuvo el cigarro al cuello de Jiyu, trazando una línea desde su mandíbula hasta su clavícula. Su pequeño juego pintaba con ponerse interesante.

—Mira todos estos —Habló, dibujando trazos con sus dedos a lo largo del cuello de Jiyu, refiriéndose a pequeños marcas moradas y rojas repartidas en el área —. Siempre llevas suéteres para cubrirlos, ¿Por qué hoy no? —Preguntó, con su voz sumida en una extraña diversión que conseguía erizar los vellos de Jiyu.

El sonrojo en las mejillas de ella aumentó. Recuerdos de como Gwi-nam le marcó el cuello llegaron a su cabeza.

—Sí llevé suéter hoy... —Respondió casi en un susurro, evitando a toda costa mirarlo.

Él enarcó una ceja, acercándose aún más a ella.

—¿Y entonces?

Jiyu recordó como ella llegó antes al despacho del director, cansada y sudada. Gracias al calor que recorría su cuerpo después de semejante corrida que se aventó para salvar su vida, no tuvo más opción que retirarse el suéter que le cubría todas esas marcas.

—Tenía calor. —Terminó por decir, todavía evadiendo los ojos de Gwi-nam.

Este asintió con lentitud, soltando un sonido de entendimiento.

—Ya veo —continuó dibujando líneas en el cuello de Jiyu —. Entonces, si te da calor ahora, ¿Te quitarías la camisa?

Jiyu por fin se atrevió a mirar a Gwi-nam. Sus caricaturescos ojos se abrieron en sorpresa, chocando con la mirada juguetona de él. De pronto dejó de salivar y su respiración de aceleró.

4 palabras. 4 palabras la ponían así. Gwi-nam sabía cómo jugar, lo hacía terriblemente bien.

Él ensanchó la sonrisa.

—O mejor, ¿Te quitarías esa espantosa falda? —Cuestionó, animado y burlón. Tenía claro quien era Jiyu y qué palabras debía usar —Verás, nena, te ves mucho mejor cuando no la llevas puesta —Le alagó, jugando con ella. Se detuvo por un instante, sosteniéndole la mirada. Fue directo a su oído —. Y aun mucho mejor cuando tienes mi cara entre tus piernas. —Susurró, como si temiese alguien le oyese a pesar de que estaban totalmente solos.

Jiyu sintió estremecer. Cuando Gwi-nam le hablaba al oído, ya la batalla estaba perdida. Toda su vergüenza y pena se juntaban y provocaban un remolino de emociones que terminaban por hacerla colapsar.

Cuando esa grave voz le hablaba así, tan cerca y en ese tono tan bajo, la Jiyu consciente se marchaba.

Gwi-nam notó como Jiyu técnicamente se derritió en sus manos. Ella se derretia por él, se perdía en sus dedos y a la vez cobraba vida con su tacto, y todo por él.

—No entiendo por qué siempre luchas tanto —le riñó, acostándola lentamente y posicionándose sobre ella —. Te haces la que se avergüenza, incluso te sonrojas y evitas mirarme. Todo eso, ¿Pará qué? ¿Para terminar cediendo ante mí? ¿En serio? —Sonaba irónico, casi molesto.

Jiyu vio y sintió todo, desde la mirada filosa de Gwi-nam hasta las manos en su cintura que la acomodaba debajo de él. Todavía tenía el suave carmesí en sus mejillas y seguía sin hablar, pero le miraba y muy adentro suyo disfrutaba de lo que ocurría.

—Aunque no negaré que me gusta —admitió, quedándose quieto un segundo, su cara a centímetros de la de Jiyu —. Quiero ver cuanto tardas en dejar de estar tan callada. —Bajó por todo su cuerpo.

Estaba decidido a jugar el siguiente nivel. ¿Tendría ella todavía ese sonrojo cuando él se sumergiera entre sus piernas? Lo averiguaría en breves minutos.


Hellou! :D

Dea, me extrañaron? Yo sí extrañé venir a actualizar.

¿Cómo están? ¿Cómo les va? Yo estuve varios días enferma y por eso no pude actualizar. La parca casi me lleva, pero yo ahí peleé fuerte, me negué a irme sin haber visto Multiverse of madness.

En fin, cuéntenme, ¿Les gustó lo que les traje hoy? ¿Qué les pareció?

A la persona que me lo pidió: Darling, no sabía si sólo querías algo medio hot o un smut en sí, así que lo dejé en hot. Si quieres algo ya más avanzado (si sabes a lo que me refiero) dímelo para hacer parte dos.

Igual, si quieren parte dos más hard, me dicen y yo les traigo.

Btw, esta canción le re queda a Gwi-nam. La oí y dije, listo, está va para él.

En fin, yo espero que lo hayan disfrutado. Lo próximo es un shot de Dae-su bebito lindo :3 De ahí tenemos un pedido del nene de Gyeong-su.

Creo que eso es todo para decir por hoy. Agradezco mucho sus votos y comentarios, en especial lo último, los comentarios son lo que me mantienen publicando. Se les quiere mucho, gracias por estar aquí <$

Me despido con una foto de mi amorcito ❣︎❣︎

Mi niño vestido de rosa de ve tan lindo, AAAAAA <333333

— 𝙸𝚜𝚛𝚘𝚓𝚒.

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