"Ｅｎ ｅｌ ｃｕｅｒｐｏ ｄｅｌ ｄｉａｂｌｏ"

— Oh, no... Ya está aquí. — te dices para ti mismo. Y sueltas carcajadas, no solo de amargura, también de alivio. Acabaste tu misión con éxito, ahora podías estar en paz, o eso creías.

En lo alto del cielo, hubo una pequeña luz, que poco a poco crecía.

A lo cual admiraste, soltabas risitas, posiblemente de alivio y felicidad.

—... Ah, todo se acabó— no lo dijiste con tristeza, ni con decepción. Sino con emoción contenida.

Hubo un silencio, mucha tensión en medio de la oscuridad, viendo como la luz crecía, extendiéndose en la noche.

— ¿Es hermosa verdad?— Le dices a un niño que lloraba dentro en un auto, y este se horroriza al verlo. No puedes evitar soltar una suave carcajada, divertido(a) por su gesto. — Todos fueron advertidos, y ninguno hizo caso, ¿no es así?

Paseabas por los parques completamente destruidos, la tierra agrietada, la gente atónita, unos aliviados y sonrientes, otros huyendo, gritando. Ver este panorama era la mejor sensación para ti.

—Ahora lo saben—dices sonriente, mientras te montas a una bicicleta, y pasas por las pistas desoladas.

𝓔𝓷 𝓮𝓵 𝓬𝓾𝓮𝓻𝓹𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓭𝓲𝓪𝓫𝓵𝓸