𝟎𝟎𝟒. 𝖸𝗈𝗎 𝖽𝗈𝗇'𝗍 𝗁𝖺𝗏𝖾 𝗍𝗈 𝖻𝖾 𝗌𝗈𝗋𝗋𝗒 𝖿𝗈𝗋 𝗅𝖾𝖺𝗏𝗂𝗇𝗀 𝖺𝗇𝖽 𝗀𝗋𝗈𝗐𝗂𝗇𝗀 𝗎𝗉
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❪ ꧏ𓈒 𝟎𝟎𝟒. ── 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 ৫ ᠀ ❜
❥ ๋𓄹𓏲。 𝘄𝘄𝘄.𝐦𝐢𝐝𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐫𝐚𝐢𝐧. • °
⟆ 🐉 ▋◖ 𝘷𝘪𝘨𝘪𝘭𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴𝘩𝘷𝘵◞。𓍢 ׄ *
ৎ 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝗺𝗮𝘁𝗶𝗹𝗱𝗮 ୭ ❫
La llegada de Dorcas Stark a Driftmark había cambiado por completo la vida de Rhaenys Targaryen debido a su arrepentimiento por no haber dicho nada cuando vio a Dysis llevarla en su dragón y por su aura similar a la de Laena Velaryon la había hecho decidir hacer todo lo posible por tratar de criarla.
Rhaenys quería quedarse con la niña después de escuchar las atrocidades que le había hecho Dysis Targaryen sin contar lo mucho que quiso que fuera suya en el momento en el que le dijo que si su dragón no regresaba a su lado ella se habría quedado con Pegasus.
Sin contar que el deseo de la niña por convertirse en reina le había generado curiosidad a Rhaenys por ella y había motivado el querer mantenerla a su cuidado notablemente, especialmente porque no sólo veía a su hija en Dorcas sino a sí misma.
Durante los días que había pasado en Driftmark la menor de los Stark había estado hablando con Rhaenys, pasaba sus tardes viendo el mar mientras les leía a sus dragones y durante la noche compartía habitación con Asteria, la cambiafuego que había visto hace algunas semanas después de haber peleado con Baela y Jacaerys.
Generalmente tenía pesadillas de ella ahogándose o siendo asesinada por su madre.
Ambas niñas se habían apegado a la otra desde que se conocieron aunque en un principio Dorcas temía que Asteria despertará furiosa en la noche y la incinerara.
—No quiero molestar —habló Baela a las dos niñas—, pero se de un té que las ayudará a dormir.
Dorcas le limito a asentir con un leve sonrojo.
—Perdón por despertarte.
El murmullo de la pelinegra provocó que la hija de Mucilber Stark, Asteria, la mirase con confusión al verla actuar tan diferente a lo que estaba acostumbrada de ver en ella.
—No importa —le sonrió Baela—, todos tenemos pesadillas de vez en cuando.
Asteria las miraba con aburrimiento más no decía nada al respecto, Dorcas en cambio evitaba mirar a Baela y la de cabello platinado solo ponía una mano sobre la de ojos azules haciéndola sonrojarse aún más.
Esa noche Asteria interrogó a Dorcas durante toda la noche.
—No es que me moleste verte siendo menos... energética —habló Asteria tratando de ser amable—. Pero con Baela casi parece que te conviertes en alguien tranquila, es extraño ¿Ella te hizo algo?
Las orejas de Dorcas se pusieron rojas de la vergüenza antes de negar con la cabeza repetidas veces.
—Solo pienso que ella es muy bonita.
—La noqueaste —le recordó Asteria.
—¡Eso no hace que sea menos hermosa! —exclamó la menor bastante alterada.
Asteria soltó una pequeña risa burlona tras escuchar la defensa que su prima trataba de establecer.
Los días fueron bastante repetitivos para la pelinegra.
Y más al estar teniendo su propia sombra, Corvina, la hija de una fallecida dama de compañía de Rhaenys la seguía a todas partes como una hiena espera que un león deje las sobras de su comida.
—¿Qué es lo que quieres? —Dorcas acorraló a la niña contra uno de los pasillos—. Deja de seguirme, no eres mi dama de compañía.
Corvina trató de empujar a la princesa pero su agarre no cedía por lo que se hecho a gritar como si la estuvieran asesinando.
Rhaenys fue quien las encontró y de inmediato obligó a su sobrina a soltar a la niña.
—¡Suéltala, Dorcas! —demando Rhaenys molesta por el trato que la princesa le brindó a la niña—. Aleixa Hightower a venido a buscarte ¿Y con que me encuentro? Contigo atacando a Corvina ¿Qué fue lo qué pasó?
—Me estaba siguiendo —bufó Dorcas—, no somos amigas, no es mi dama de compañía y no la conozco. La quiero lejos de mí, solo Ser Jensen puede seguirme todo el día.
Rhaenys suspiró antes de mandar a la pelinegra a su dormitorio.
La niña cansada decidió escribirle una carta a su tío, Raelon.
Querido tío Raelon,
Lamento no haberte escrito durante la semana pasada pero tengo una buena excusa, mi madre me lanzó al mar mientras volábamos en Koryn, Pegasus trató de salvarnos cuando caímos pero los tiburones mordieron sus alas y se está recuperando, no podrá volar por unos meses. Estuve en una isla por nueve días y un dragón me reclamo como su jinete ¡Es más grande que Vhagar o Balerion! Se llama Orion y nos salvo cuando nos lanzó al barco de la Serpiente Marina, ahora estoy en Driftmark y las cosas están mejorando ¿Cómo está todo en Volantis?
Te extraño, responde cuando puedas.
Tu sobrina, Dorcas Stark.
Tras cumplir seis días en Driftmark antes del desayuno se le informó que su padre, hermano y tío habían llegado para verla.
En cuanto Rhaenys se lo dijo ella había accedido a verlos solo si iba con ella, la reina que nunca fue accedió al notar que el miedo volvía a los ojos de la niña.
Darren en cuanto vió a su hermana menor corrió a abrazarla seguido de Aryon causando un quejido de la niña debido a que las heridas que le generó ser lanzada junto a Pegasus al mar gracias a las garras del dragón aún no habían sanado del todo.
Sin contar las que su madre le había causado con anterioridad.
—¿Qué te hizo? —cuestionó Aryon inmediatamente—. Darren no ha hablado desde que lo encontramos.
Dorcas se alejo de su padre, Cregan pudo jurar que ella se había puesto pálida y que parecía estar a punto de vómitar.
—¿Es cierto que te reclamo como jinete un dragón más grande que Vaghar? —interrumpió Cregan tratando de evitar incomodidad de parte de Dorcas—.
La menor lo miró por primera vez, asintió levemente causando preocupación en los Stark tras no ver su energética personalidad.
—Se llama Orion —respondió Dorcas—, es más grande que cualquier dragón que haya visto.
Aryon tomó eso como una señal para no preguntar sobre Dysis o su tiempo en la isla hasta que su hija lo mencionara primero.
—¿Estás herida? —preguntó Darren haciendo que Aryon, Rhaenys y Cregan lo miraran furiosos.
La mirada de Dorcas finalmente se posó en la cara de su hermano que estaba llena de moretones y algunos cortes no tan profundos sin contar la palidez inusual en él y enormes ojeras.
—Estoy mejor —respondió Dorcas—. Están cicatrizando los rasguños de Koryn de mi espalda.
Rhaenys suspiró, sabía que no le correspondía hablar de las torturas que le causaba su sobrina a la pequeña frente a ella pero aún así quería hacerlo para que los Stark tomaran la venganza en sus manos.
—¿Koryn te rasguño? —cuestionó Aryon sorprendido y molesto.
Cregan y Rhaenys se miraban incómodos por la falta de tacto de Aryon y Darren hacia Dorcas, el menor pudo jurar que Rhaenys quería arrancarle los ojos a ambos.
—Fue cuando trato de rescatarme y a Pegasus —dijo Dorcas incómoda y mirando a Rhaenys en busca de ayuda—.
—Dorcas deberías ir a cambiarte —le sonrió Rhaenys—, el resto pueden seguirme es hora del desayuno.
Los Stark obedecieron a su anfitriona sin rechistar, en cuanto a la menor de ellos prácticamente corrió a las escaleras, Cregan pretendió haber olvidado algo en el barco para seguirla.
Rápidamente la encontró llorando detrás de una moldura, se sentó a su lado sorprendiendo a la niña pero esta no se quejó cuando él la abrazo y consoló.
—Ella me lanzó al mar y casi mata a mi hermano —sollozo Dorcas—, alardeo de cómo lo mataría y no estuve ahí para protegerlo.
Cregan siempre había creído que Dorcas era una niña demente y rara que tarde o temprano terminaría dando ordenes a todos como si fuera el pan de cada día pero verla en ese estado fue como una puñalada a la realidad, la realidad en la que ella vivía y en la que él nunca se había tomado el tiempo de ver.
No lo suficiente como para notar las señales que ella había dado una y otra vez.
—No fue tu culpa —consoló Cregan abrazándola—. Tú no podías estar ahí y a tu hermano le tocó pasar por algo con menor gravedad a lo que pasaste en esa isla. Eres sorprendentemente capaz para sobrevivir en una isla con dos dragones así que desde luego que ahora puedes hacer algo.
—¿Y eso qué es? —cuestionó Dorcas limpiándose los restos de sus lágrimas.
—El dragón más grande de los siete reinos te reclamo como jinete —le recordó Cregan—. El Norte nunca olvida, sube al trono cuando el rey Viserys muera y protégete a ti y a tu hermano, eso es lo que puedes hacer.
La niña se sorprendió ante las palabras del mayor, jamás había esperado que alguien la pudiera elegir como su gobernante.
Generalmente la gente acostumbraba a tratarla más como una bastarda que como a una posible reina aún bajo su posición.
¿Qué si lo deseaba? Desde luego, pero pensar en que era algo posible le parecía ridículamente estúpido ¿Quién pelearía por la niña a que su misma madre trató de matar?
—¿Quién me apoyaría a convertirme en reina si ni siquiera querían rescatarme? —se burló la menor con tristeza—. Agradezco tus intentos de consuelo pero ¿De qué me serviría gobernar si van a querer matarme por estar en el poder?
Cregan tomó la cara de Dorcas en sus manos forzándola a mirarlo, había culpa en él después de escuchar la última oración y debía de limpiar su conciencia para poder mirar a la menor sin culpa.
—En el momento en que decidas convertirte en reina yo peleare por ti —prometió Cregan—. Te daré un ejército y tu nos vas a liderar con ese monstruoso dragón que tienes. Yo me encargaré de que sobrevivas como tú lo harás por tu hermano.
Cregan dio en el blanco, no por lo que le ofrecía sino por la promesa de mantener a salvo a Darren.
Dorcas era bastante voluble pero era más leal que cualquier Stark, ella se sacaría los ojos con tal de cuidar a su hermano. Ese era el punto que Cregan tocó para utilizarlo a su favor, el Lobo de Sangre lo había criado después de todo.
—¿Realmente crees que sea la única manera de proteger a Darren?
—Podría asegurar que es la única opción de la que podrías disponer.
En el comedor se encontraba Rhaenys hablando con los otros dos Stark sobre lo que había averiguado del dragón de hielo en esos días.
—Busque en cada archivo —habló Rhaenys—, en la antigua Valyria estaban casi extintos solo quedaban dos de ellos. Uno voló hasta Dragonstone antes de que la antigua Valyria cayera y murió un año después mientras que el otro tiró a Visenya Targaryen de su lomo cuando trato de domarlo en ese mismo año, después de eso no se supo de el, solo que escapo. Creo que Orion es ese dragón debido a su tamaño.
—Es mucho más grande que Vaghar —dijo Aryon confundido—. ¿No debería de ser mucho mayor que él?
—No —negó Rhaenys—. Los dragones de hielo crecen mucho más que uno de fuego y en menos tiempo, solo debes mirarlo para notar que es mucho más joven que Vhagar su velocidad es una prueba de ello.
Aryon hizo una mueca bastante desconcertado de cómo su hija había logrado domar a un dragón de hielo y su hijo apenas y había conseguido tener uno de fuego, le parecía injusto que fuera su hija y no su heredero quien se convirtiera en el último jinete del último dragón de hielo.
—¿Por qué no fue domado por Visenya pero si por Dorcas? —preguntó Darren.
Los ojos de Aryon subieron de nuevo, observando a Rhaenys en busca de cualquier clase de explicación.
—Dorcas no domó a Orion —corrigió Rhaenys de inmediato—, Orion no fue reclamado por ella. Por eso Visenya no logró convertirse en su jinete, los dragones de hielo no pueden ser reclamados ellos reclaman a su jinete, generalmente eligen a hechiceros o brujas y a personas que pueden adaptarse a su personalidad e ideales.
Aryon y Darren se miraron confundidos y bastante asustados por la mención de los brujos principalmente por los rumores que había sobre Dorcas sobre que era una bruja, el mayor temía sobre que realmente estuvieran en lo cierto.
—La niña desea convertirse en la primera reina que exista en la dinastía Targarye, ahora lo ve como solo un juego o una broma —informó Rhaenys a los dos Stark—, pero con el debido apoyo y entrenamiento adecuado podría convertirse en una excelente reina.
—Ella no va a convertirse en una reina consorte —negó Aryon mirando a Rhaenys con molestia—. Su papel será de una esposa de algún noble y esa será toda su función, Dysis y yo abandonamos esa vida hace años y ella no va a ser una reina.
Rhaenys y Darren intercambiaron una mirada llena de incomodidad y fastidio debido a la oración que acababa de salir de la boca de Aryon, Rhaenys se encontraba sumamente decepcionada de Aryon ella esperaba mucho más de él que escuchar que ignoraría la ambición de su hija para mantener control sobre su vida por una decisión que había sido tomada antes de que ella naciera.
Antes de que cualquiera de los tres pudiera decir una palabra Dorcas y Cregan entraron al comedor seguidos de Corlys Velaryon.
—Corlys y yo queríamos ofrecerle a Dorcas quedarse en Driftmark con nosotros —habló Rhaenys de inmediato—.
Dorcas miró con confusión a la reina que no fue pero su mirada pasó a su hermano mayor quien asintió de inmediato.
—Gracias por la invitación —sonrió Dorcas a Rhaenys—, me encantaría quedarme con ustedes tía.
En King's Landing se mantenía una conversación sobre el regreso de la hija de la princesa Dysis de la isla del dragón entre los Verdes.
—No te duro mucho tener al dragón mas grande del mundo —se burló Aegon bebiendo una copa de vino mientras codeaba a su hermano—. Nuestra sobrina tiene una fascinación por humillar tus intentos de brillar.
Aemond rodó los ojos harto de su hermano y sus intentos de ponerlo en contra de la niña Stark.
—Como para lanzarte princesas con tal de alejarte de ella —respondió Aemond en un susurro que solo su hermano logró escuchar.
—Esto es serio —gruñó la reina Alicent Hightower con frustración, Davina Stark le brindó una copa de vino para tranquilizar a su amante—. Gracias, la hija de Dysis posee dos dragones ¿Soy a la única a la que le preocupa lo que podría hacernos si apoya a Rhaenyra? Debemos hacer hasta lo imposible para que este de nuestro lado.
Aegon bufó con aburrimiento mientras que su abuelo lo miraba con desagrado.
—Hija mía ¿No crees que podrías estar exagerando? —cuestionó Otto Hightower—. Ella es apenas una niña que sigue considerándosele como bastarda gracias a su despreciable madre, es apenas un reto.
—¡Tiene un dragón más grande que Vhagar y otro que es casi del tamaño de Sunfyre, claro que es una amenaza! —exclamó Alicent aterrorizada y frustrada—. Ella será un enorme desafío sino esta de nuestro bando, dos dragones, se le rumorea que es una bruja y no la tenemos de aliada. Piensa en lo que podría hacernos, como podría herirnos.
—Madre —la llamó Aegon aprovechando la oportunidad de cambiar a una de sus prometidas—, aún no es muy tarde para anular mi compromiso con la princesa perdida o con Helaena.
Alicent abofeteó a su primogénito furiosa ante la insinuación de cancelar cualquiera de sus compromisos.
—¿Pero que dije? —se quejó Aegon sobando su mejilla adolorida.
—¡Blasfemias! —le gritó Alicent—. Eso es lo que has dicho.
—Podríamos comprometerla con Raelon, Daeron o conmigo —intervino Aemond tratando de apaciguar las aguas—. No será sencillo pero si logramos convencer a Aryon Stark tal vez tengamos una oportunidad.
En Dragonstone se disputaba el mismo problema.
—Oh vamos Rhaenyra —suspiró Daemon—, es Dorcas de quien estamos hablando. A menos que obtenga una motivación real para llegar al trono no veo cómo podría ser un problema, a diferencia de los Verdes nosotros tenemos a Lucerys. Ella no lo traicionará.
—¿Quieres que los comprometa entonces? —cuestionó Rhaenyra—. ¿Sugieres que traicione a mi hermana y comprometa a la bastarda de Mucilber Stark con mi hijo para evitar que sea un problema?
La mirada de Daemon se endureció bastante molesto por la mención de Mucilber Stark teniendo otros bastardos.
—Ambos sabemos que ella es la hija de tu hermana —siseó Daemon con fastidio—. Y lo que sugiero es que lidiemos con ella antes de que se vuelva un problema, tiene dos dragones. Ninguna posible pelea con ella será justa para él ingenuo que crea poder contra dos dragones.
—¿Y si apoya a los Verdes? —siguió Rhaenyra—. Ella quiere a Raelon, se que le escribe con frecuencia; Dysis se queja de eso todo el tiempo. Ellos tienen a Raelon y nosotros a Lucerys ¿Cómo sabremos a quien elegiría en realidad?
—Es bastante simple —respondió Daemon—, ella es una Stark después de todo. Escogerá a quien su hermano elija.
—Debemos traerlo.
Daemon asintió de acuerdo.
Tres inviernos después de esas dos discusiones sobre lo que se haría para mantener a la niña Stark en uno de los dos bandós las cosas habían cambiado bastante.
Iniciando con la mudanza de Darren Stark a Dragonstone bajo pedido de Daemon Targaryen para entrenarlo y enseñarle a ser un buen jinete para Koryn, hasta llegar a Dorcas quien llevaba esos años sometiéndose a un entrenamiento exhaustivo que ningún caballero haya visto antes, uno impartido por Ser Jensen –quien había partido para seguirla en cuanto supo que se quedaría en Driftmark– en cuanto a su entrenamiento físico y por Rhaenys Targaryen en su entrenamiento académico.
—¡Otra vez!
El grito de Rhaenys hizo que la niña de once inviernos se tensara notablemente antes de volver a tomar sus dos espadas antes de lanzarse a atacar a Ser Jensen.
—Qilōni ossēntan dāria Rhaenys? (¿Quien asesino a la reina Rhaenys?) —cuestionó Rhaenys.
La niña se lanzó a golpear con sus espadas a Ser Jensen quien a duras penas lograba esquivar sus ataques.
—Ziry ropatas hen Merakses skori iā āegenka arrow hīlagon zirȳla se morghūltan ondoso dornian ondos (Cayó de Meraxes cuando una saeta de hierro le dio y murió por manos dornienses) —jadeo la menor.
Ser Jensen aprovechó que la niña volteara a ver a Rhaenys en busca de aprobación para derribarla con su espada pero la menor se levantó con rapidez apuntándole con sus dos espadas al cuello formando una X evitando que el caballero lograse moverse.
—Bien hecho —le sonrió a Rhaenys a la menor la niña sonrió hasta que la daga de madera de Ser Jensen palmeó su armadura tres veces—. Pero necesitas mejorar, aunque llegues a creer tener la victoria no puedes confiar en nada de eso. O lo matas o te matan.
Dorcas asintió bastante apenada de haber perdido y le tendió la mano a Ser Jensen para ayudarlo a levantarse del suelo.
—Lo ha hecho bien, majestad —le susurro Ser Jensen.
—No lo suficiente.
—Majestad, usted es muy joven no se sobre exija —recomendó Ser Jensen sonriéndole a la princesa—. Tiene avances mayores a los de cualquiera de sus tíos o primos mayores, incluso al de su su hermano.
—¿Usted cree que los Conquistadores se resignaron a ser más fuertes que sus primos o tíos mayores? —cuestionó Dorcas—. No lo hicieron, debían ser más fuertes que cada hombre en los Siete Reinos, debieron de haber sido más fuertes que el mismo acero Valyrio. Yo no aspiro a menos, mi edad no es relevante en esto; necesito ser más fuerte que Daemon Targaryen y Mucilber Stark, más astuta que Corlys Velaryon y más inteligente que Rhaenys Targaryen para poder proteger a mi hermano.
Ser Jensen miraba con preocupación a la menor, no le parecía correcto que alguien tan joven tuviera que exigirse tanto para tomar una responsabilidad que no le pertenecía, era noble pero demasiado cruel para alguien tan joven.
La mayoría de las personas solían ver a la hija de Aryon Stark como un objeto o amenaza, algo que conquistar o aliarse; Jensen Stark la veía como una niña que estaba buscando cómo sobrevivir y salvar a su hermano, asustada del fracaso que podría tener si no mejoraba y aterrada de decepcionar a aquellos que confiaban en ella.
—Otra vez —demando Rhaenys.
En King's Landing se encontraba llegando un barco con las banderas de la casa Stark, en dicho barco se podía apreciar perfectamente la silueta de Aryon Stark.
La Reina Verde observaba al barco llegar a sus costas con una sonrisa torcida que logró asustar a sus tres hijos presentes.
—Deja eso —Alicent tiro la botella de alcohol que bebía Aegon destrozándola en su caída contra el suelo haciendo que el mayor se tirase con ella desesperado de seguir bebiendo alcohol antes de ser levantado por su hermano menor con brusquedad—. Actúen de acuerdo a su posición, es importante que sellemos la alianza lo más pronto posible.
Aryon bajo temblorosamente de su barco con la ayuda de Howard Stark, el hijo de Ser Jensen Stark y escudero del esposo de Dysis Targaryen.
—Majestades —Aryon hizo una torpe reverencia y casi cae al suelo de no ser por el agarre de Howard Stark sobre él—. Es un gusto verlos, agradezco su invitación.
Alicent le sonrió con falsedad, bastante asqueada por el olor de su aliento que apestaba a alcohol a diferencia de su primogénito que solo esperaba llegar a encontrarse en el mismo estado que su cuñado.
—Aryon —le sonrió Aegon jalando de su antiguo compañero de copas—, es un placer verte. Vamos adentro, estoy seguro de que tienes historias interesantes que contar.
Mientras que los dos alcohólicos entraban al palacio los otros tres se miraban completamente sorprendidos de ver a Aegon hacer reír a Aryon Stark bajo las constantes estupideces que salían de su boca.
—Los norteños son peculiares —murmuró Aemond con el ceño fruncido.
—Sumamente peculiares —asintió la reina bastante anonadada—, será mejor que los sigamos antes de que Aegon trate de comprometerse con Dorcas.
Su única hija y su tercer hijo la siguieron con rapidez siendo seguidos por Ser Criston Cole.
En la noche hubo un banquete para celebrar la llegada de Aryon Stark, Dysis de había ido temporalmente a Dragonstone para no encontrarse con su esposo y Frey se había ido con ella.
Aryon y Aegon reían ante las estupideces que decía el otro mientras bebían tanto vino como les fuera humanamente posible, Aemond y Helaena se encontraban hablando de los insectos de la mayor mientras que Alicent y Otto discutían sobre si realmente era una buena idea comprometer a alguno de los hijo de la reina con la descendencia del hombre ebrio frente a ellos.
—Helaena, Aegon salgan por favor —les sonrió Alicent bastante tensa—, tenemos que discutir un asunto.
Bajo las protestas de Aegon este siguió a su hermana llevándose el vino con él bajo las carcajadas escandalosas de Aryon.
—¿Para qué he sido llamado, majestad? —cuestionó el Stark bastante ebrio.
—Su presencia a sido solicitada porque he notado que su hija sigue sin estar comprometida —habló Alicent con franqueza fingida, mostrando una preocupación falsa por la hija del Stark—. No es por falta de pretendientes de eso estoy segura, he pensado mucho en esto ya que mis hijos; el príncipe Raelon y el príncipe Aemond están en búsqueda de una prometida.
—Creo que el príncipe Raelon no está en búsqueda de algo que no sea libertinaje —murmuró Aryon para Aemond y este río levemente.
Alicent frunció el ceño ya que no había escuchado lo que había dicho el ebrio frente a ella más continuo con su discurso bien ensayado.
—Y como su hija, la princesa Dorcas, defendió valientemente a mi querido Aemond en el día en que su ojo le fue arrebatado fue la primera opción que tuve en mente —siguió la reina obteniendo la sorpresa en los ojos del Stark—. Como los norteños, yo no olvidó un acto de traición y mucho menos uno de lealtad pura.
—¿Y que obtendría mi hija de esta unión? —cuestionó Aryon con aburrimiento—. El príncipe Aemond se encuentra debajo de ella en la línea de sucesión, no recibirá una herencia de tierras ya que es el sexto hijo del rey y mucho menos escalará políticamente ¿En que le beneficia este matrimonio a la casa Stark?
Los ojos de la reina se abrieron ante la sorpresa de ser cuestionada, ella esperaba que cayera tan ebrio que lo aceptaría sin dudarlo un solo segundo.
—Es justo eso lo que usted ganará —sonrió Alicent recordando las constantes inseguridades que poseía el hombre frente a ella—. El poder de elegir lo que ella hará, ya que no se verá elevada su posición eso le dará más poder al príncipe Darren.
Eso fue todo lo que necesito Aryon antes de firmar el acuerdo prenupcial entre su hija y el príncipe tuerto.
Durante los tres años que Dorcas había decidido vivir con los Velaryon en Driftmark habían tenido sus idas y venidas –literalmente–, ella se había escapado varias veces de ahí para visitar otras partes del mundo junto con sus dragones pero solo había una persona que la siguió en esos años.
Aleixa Hightower, su dama de compañía y amiga más cercana con quien había mantenido una relación hace un año antes de notar su atracción por Baela Targaryen.
—El príncipe Jacaerys ha venido —informó Aleixa entrando a la biblioteca—. He escuchado rumores sobre su interés en Baela o en ti.
Dorcas soltó una fuerte carcajada que pudo haber jurado que fue escuchada por todo Driftmark.
—Jacaerys Velaryon esta tan interesado en mi como yo en dejar de mimar a mis dragones —aseguró Dorcas—, además Rhaenys jamás aprobaría que lo despose y aunque lo hiciera preferiría desposar a Aegon que a él.
Los pasos se escucharon resonar por toda la biblioteca provocando que la Hightower se tensara notablemente.
—Es una alegría conocer que estamos de acuerdo en algo bruja loca —Dorcas casi arranca las hijas de su libro al escuchar ese apodo sabiendo perfectamente quien lo había dicho—. Lady Aleixa, es un placer verla pero debo pedirle que me deje a solas con mi prima.
Aleixa miró a Dorcas en busca de una respuesta para el príncipe la pelinegra asintió y le dio uno de sus diarios a la pelirroja la Hightower salió de la biblioteca e inmediatamente Jacaerys se sentó frente a Dorcas.
—Me sorprende que alguien te escuche o pida tu aprobación.
Comentó el príncipe con burla en su mirada, Dorcas se tensó ante la provocación del príncipe pero su ira hacía haber perdido en su entrenamiento la hizo explotar contra él.
—Entonces me sorprende tu grado de estupidez —le sonrió Dorcas—. Esperaba que aunque no sientas agrado hacía mi pudieras pensar con claridad, soy una de las personas más influyentes de los siete reinos y eso aumento cuando Orion me reclamo como su jinete.
Jacaerys miró con molestia a la chica frente a él que se encontraba buscando un libro.
—Es lamentable que tu dragón sea lo único destacable en ti.
—Me llamas bruja como si fuera un insulto y ahora dices que no hay nada destacable en mi —bufó Dorcas sin mirar a Jacaerys—. Si soy una bruja debo tener magia y eso es algo destacable, estúpido príncipe.
—Bruja sabelotodo —siseó Jacaerys arrancando el libro que Dorcas tenía en sus manos—.
La menor le dio un codazo en el estómago sacandole el aire y tomando el libro.
—Sigues siendo débil —se burló Dorcas—. Cuida lo que tocas, tu pequeño dragón no podrá defenderte si destrozas uno de estos libros junto a sus conocimientos.
La Stark salió de la biblioteca con una sonrisa triunfante hasta que en uno de los pasillos se encontró con su padre esperando por ella.
—Padre —murmuró Dorcas confundida—. ¿Qué estás haciendo aquí? No sabía que vendrías de visita.
—No pienso quedarme —negó Aryon—. Solo vine a informarte que ayer en la noche arregle tu compromiso con el príncipe Aemond Targaryen.
—Pero Aemond casi asesino a Darren —balbuceó la menor—, tú hijo preferido casi muere por su culpa ¿Y pretendes hacer que me comprometa con él? ¿Acaso quieres que termine el trabajo y me mate en su lugar?
—Eso está en el pasado, su matrimonio está en el futuro del reino —sonrió Aryon asustando a su hija—. Así servirás a nuestra casa.
Dorcas casi se desmaya al escuchar esa oración, su padre sabía que Aemond había tratado de matar a su hermano y a sus primos en la noche en la que perdió su ojo, no comprendía como su padre pudo comprometerla con alguien que sabía había sido el causante de sus peores pesadillas.
—Un gusto verte —se despidió Aryon antes de marcharse tambaleante por el alcohol en su sistema e ignorando el comentario de su hija o su expresión horrorizada—.
—¿Te casaras con el príncipe tuerto? —se burló Jacaerys quien la había seguido y escuchado su breve conversación con su padre—. Al final terminas con alguien igual de demente que tu.
Dorcas no sabía mucho de Aemond pero no planeaba ser insultada por Jacaerys de ninguna manera.
—También iguala en fuerza, ambos te hemos vencido en combate en más de una ocasión.
—¡Dorcas! —el grito de Lucerys dio por terminada la discusión y generó la envidia de Jacaerys cuando su hermano abrazo a la Stark—. Siento que ha pasado una eternidad desde la última vez que nos vimos, te extrañe tanto.
La pelinegra revolvió los rizos del pequeño que se aferraba a sus piernas.
—También te extrañe Luke —le sonrió Dorcas—. ¿Cómo esta mi hermano? Escuche que ahora pasan mucho tiempo juntos.
—Fue increíble —asintió Lucerys—, me enseñó unos trucos con el arco y... ¿Qué haces aquí Jace?
Dorcas casi se ríe de la cara molesta de Jacaerys pero no lo hizo por respeto a Lucerys.
—¿Quieres conocer a Orion? —preguntó Dorcas al menor—. Apuesto a que te adorará, él es asombroso.
Jacaerys miraba con molestia a la pelinegra pero lo distrajo la llegada de Baela quien parecía molesta de ver a Dorcas con Lucerys pero se le acerco a Jacaerys.
—Es bueno verlos —les sonrió Baela bastante tensa—. Es una dichosa sorpresa que estén aquí.
—¿Dónde está Asteria? —preguntó Dorcas.
Jacaerys notó como Baela parecía aún más molesta con la Stark pero no dijo nada porque no quería involucrarse en una pelea de chicas.
—Por ahí —respondió Baela—, seguramente volvió a salir. Ambas tienen la manía de escapar cada vez que algo se complica.
Lucerys miró a su hermano, ambos notaban la enorme tensión entre Baela y Dorcas, el menor de los Velaryon casi puede jurar que incluso se sentía bastante frío en el corredor.
—Es mejor que solo buscar pelea por algo que no existe —le dijo Dorcas antes de jalar a Lucerys hacia las escaleras—. Es hora de que conozcas a Orion.
Jacaerys notó como Baela tenía los ojos llenos de lágrimas que trataba de evitar que salieran así que tomó su mano en modo de apoyo.
La de cabello platinado le sonrió forzadamente antes de guiarlo a los jardines.
Dorcas y Lucerys habían pasado toda la tarde con Orion y el príncipe se unió al grupo de ya diez personas que sabían sobre qué el enorme dragón blanco de escamas azuladas era un dragón de hielo y eso ayudó a que Lucerys entendiera porque su amiga estaba siempre tan fría incluso en el verano.
—No le diré a nadie —juro Lucerys mirando a su prima con una sonrisa—. ¿Orion te domó?
Dorcas sonrió divertida antes de asentir repetidas veces mientras que su dragón la miraba entretenido sabiendo que ella le contaría lo que pasaba en la madrugada.
—Los dragones como Orion doman y reclaman a sus jinetes —informó Dorcas—, solo eligen a aquellos que pueden moldear por eso Visenya no pudo domar a Orion. Los dragones de hielo solo tienen un jinete a lo largo de su vida aunque han existido excepciones en las que doman a un hijo de su primer jinete, también se les conoce por ser los amos del caos.
Lucerys asintió tratando de recordar todo lo que su prima le había dicho, no iba a compartirlo ni aunque lo torturasen por siglos solo quería aprenderlo para lograr tener más temas de conversación con la Stark.
—¿Cómo está Cregan? —preguntó Lucerys—. Escuché que tu tío Mucilber estaba organizando su compromiso para convertirlo en el señor de Invernalia.
Dorcas hizo una mueca dejando a Lucerys con intriga y curiosidad sobre que pudo haber pasado para que ella actuará así, él sabía que Dorcas y Cregan mantenían una buena relación y que se escribían bastante seguido.
—Mi padre me informó hace unas horas sobre mi compromiso —suspiró Dorcas—, en unos años me convertiré en la esposa del príncipe Aemond.
Lucerys miró con horror a su prima.
—Pero creí que tu padre quería que fueras feliz —balbuceo Lucerys con confusión y molestia—. Si lo que desea es que te cases con un príncipe lo convencere de que nos comprometa pero no puedes casarte con Aemond Targaryen. Él no va a hacerte feliz o a tratarte como a una persona, no es bueno para ti.
Dorcas sabía que él tenía razón pero no planeaba decirle eso a Lucerys porque era consciente que su padre no iba a aceptar que ella lo desafiara no después de haberse mudado a Driftmark hace años o haber sido educada por Rhaenys Targaryen para convertirse en la próxima reina en secreto.
—No es tan malo —dijo Dorcas tratando de convencerse a sí misma—. No creo que pasemos mucho tiempo juntos y si es así solo será si discutimos, él no puede matarme y yo no pienso hacerlo.
Lucerys sabía que Dorcas se estaba reprimiendo de decir lo que realmente pensaba pero no planeaba forzarla a contarle nada.
—¿Te arrepientes de haberte quedado en Driftmark?
Ella no lo hacía, sabía que el haberse quedado en Driftmark fue un acto de amor hacia su hermano mayor para tener las habilidades de protegerlo en el futuro, pero a veces desearía no haberlo hecho.
Quería a su hermano de regreso, lo extrañaba más de lo que extrañaba sentirse segura o en casa, no podía confiar en nadie de las personas con las que vivía ya que la habían traicionado demasiadas veces en su corta vida.
Pero confiaba en Lucerys y Darren casi tanto como confiaba en Pegasus.
—Me arrepiento de haber dejado a Darren.
Lucerys dejó de hablar de cosas tristes durante el camino de regreso al hogar de los Velaryon se baso en ambos riendo por tonterías bajo la mirada de Baela y Jacaerys sobre ellos.
—No has respondido mi pregunta desde que llegaste —se quejó Baela—. ¿A qué se debe tu visita? Y no digas que fue inesperado porque tu madre está hablando con mi abuela hace horas.
—Tu padre desea que nos comprometamos —informó Jacaerys—. Y mi madre quiere la aprobación de tu tu abuela para comprometernos.
—¿Y tu que deseas? —preguntó Baela.
Jacaerys le sonrió brevemente antes de responder con una sonrisa cortes que pudo haber hipnotizado a cualquiera que lo viera.
—No importa lo que deseo si no es lo que tu quieres.
Dorcas y Lucerys habían escuchado eso y el menor fingía estar vomitando haciendo reír a su prima quien se encontraba bastante tensa al ver a la chica que le gustaba sonrojandose por causa de Jacaerys Velaryon.
—Creo que perdí el apetito —se quejó Lucerys con una mueca de asco—.
—Podría llevarte al paseo nocturno de Orion si lo deseas —dijo Dorcas viendo fijamente a Baela—.
La Targaryen miró a la Stark con molestia, los paseos nocturnos de Orion era algo que hacían juntas, era algo de ellas como para que ella se atreviera a cambiarla por Lucerys.
—Eso es justo lo que deseo —le sonrió Baela a Jacaerys.
Lucerys y Dorcas ya se encontraban regresando con Orion bajo la mirada llena de tristeza y celosa de parte de Baela que no los abandonó ni siquiera cuando Jacaerys la abrazó.
Aunque fuera un secreto a voces Lucerys estaba seguro de la relación que mantenía Dorcas con Baela no era una de rivalidad, porque la mirada de molestia que recibió de parte de Baela era la misma que él ponía cuando escuchaba cualquier rumor de compromiso de Darren Stark.
Durante la noche Dorcas se encontraba en la biblioteca después de haber dado su paseo con Orion en la madrugada y tenía algunas galletas con ella.
—Lectora obsesiva y bruja —se burló Jacaerys saliendo de su escondite detrás de unos estantes—. ¿No podías dormir?
—Asteria estaba hablando dormida y Orion quería de mi atención —respondió Dorcas sin mirar a Jacaerys—. ¿Cuál es tu excusa?
Jacaerys se sentó sobre la mesa y tomó una de las galletas de Dorcas bajo una mirada molesta de parte de la chica.
—Escuché el rugido de Orion —le sonrió Jacaerys—, ayer fue un buen día para los compromisos.
Dorcas quería golpearlo pero sabía que si lo hacía estaría aceptando que despreciaba la idea de casarse con Aemond Targaryen y no le daría a Jacaerys el gusto de encontrar una debilidad en ella.
Pero no quería golpearlo por hablar de su compromiso con Aemond sino por haberle arrebatado a Baela, su Baela.
—Concuerdo contigo por extraño que me parezca que hayas dicho algo con sentido —se burló Dorcas notando como Jacaerys apretaba la mandíbula—. Es bueno saber que al menos eres capaz de razonar y notar las buenas noticias.
—¿Ya sabías que vendría para arreglar un compromiso con Baela? —cuestionó Jacaerys sorprendido—.
Dorcas clavo sus uñas en el lomo del libro en sus manos, sabía que eso era lo más lógico pero también que Rhaenys planeaba dejar a Baela elegir con quien se casaría y eso solo podía significar que ella había accedido a casarse con Jacaerys Velaryon. Baela había accedido a dejarla por Jacaerys.
—Era lo más lógico —asintió Dorcas con resignación—. Habría sido extraño que vinieras a buscar un compromiso conmigo o Aleixa, es bueno saber que no te gustan las torturas o los rechazos. Felicidades.
La menor salió de la biblioteca dejando a Jacaerys confundido por la reacción de Dorcas y su felicitación, por otro lado Dorcas se encontraba entrando a la habitación de Baela con furia en sus ojos y dejando al dormitorio de la Targaryen helado en cuanto lo piso y con ello despertó a la chica dormida.
—¿Qué haces aquí? —murmuró Baela confundida—. No quiero pasear a Orion en la madrugada.
—Pero si quieres casarte con Jacaerys Velaryon —siseó Dorcas furiosa—. No debería sorprenderme que te comprometas pero entre cualquier persona lo elegiste a él.
Baela se paro de la cama con incomodidad y pesar, ella sabía lo que Jacaerys le hacía a Dorcas, la rivalidad que se tenían nl era un secreto pero era bien sabido que Jacaerys era el que peor actuaba con esa rivalidad.
—No está relacionado contigo mi compromiso —sentenció Baela.
—¿Eso es todo? —cuestionó Dorcas—. No se relaciona a mi ¿Significa que esto termino?
—No tuvo que haber iniciado en primer lugar —bufó Baela sin mirar a Dorcas—. Ambas sabíamos que no iba a durar sólo evitábamos pensar en eso para que está cosa funcionará.
—¿Cosa? —murmuró Dorcas—. Es bueno saber tu idea de esto, me alegra aclarar las cosas no me sería favorable ningún tipo de rumor con mi compromiso con Aemond.
La mirada de Baela finalmente se encontró a los fríos ojos de Dorcas, la Stark notó como estaba aguantando las lágrimas pero no iba a consolarla después de haber llamado cosa a su relación.
—¿Aceptaste casarte con Aemond y no me lo dijiste?
Dorcas se río con frustración siendo consciente que si mentía se ganaría el odio de su adorada Baela pero sino lo hacía ella se mostraría débil para sus ojos y los de la hija de Daemon Targaryen.
—¿Creías que no lo sabía? —cuestionó Dorcas con falsa simpatía—. Es un compromiso que me dará muchas ventajas si pienso reclamar el trono, los dos dragones más grandes que hay de un mismo bando sería lógico saber quienes ganarán cuando inicie la guerra por la corona.
—Nadie piensa iniciar una guerra —negó Baela.
—¿Realmente crees que la reina Alicent no planea poner a Aegon en el trono? —se burló Dorcas—. Eres más ingenua de lo que creí, cada persona sabe que la siguiente persona que se siente en el trono de hierro habrá bañado salones en sangre como pago por convertirse en el siguiente rey o reina en la dinastía Targaryen.
Esa noche mientras Baela lloraba por haber terminado su relación para comprometerse con Jacaerys Velaryon, Dorcas Stark se encontraba volando de regreso a Invernalia en busca de la única persona que podría hacerla sentir mejor, Cregan Stark.
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