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✤ DÍA 3 ✤

La mañana se tornaba algo aburrida para nuestra protagonista pues llevaba horas en aquel lugar al que considera una prisión terminando las últimas respuestas de aquel exámen sorpresa que les dejó el profesor en una forma de probar sus conocimientos.

YeJi observaba al techo mientras sacaba jugo a su cerebro así este pueda darle buenas ideas para terminar aquel tonto exámen de literatura.

No odia la materia; le interesa en cierta parte, al que odia es a su profesor que les hace crear cuentos, historias y poesías como si fueran los Willian Shakespeare del siglo veintiuno.

Leyó detalladamente el título por vigésima vez consecutiva y dejó caer su cabeza al pupitre llamando la atención de todos e inclusive, su profesor.

—¿Algún problema señorita Hwang?—preguntó el hombre.

YeJi asintió—La verdad profe tengo uno... ¿Qué se supone que debo hacer en el último ejercitario?.

El profesor levantó una ceja de forma divertida—¿Qué es lo que dice el título, Hwang?.

—Redacta un poema—recitó—¿Y ya?.

—Con todo respeto señorita Hwang—habló el maestro—Usted es inteligente, redacte un poema usando cualquier recurso literario, piense en algo que le guste, algo que ame, su mascota, su familia, no lo sé, pero de eso se trata el ejercitario, de expresar sus sentimientos en obras literarias, en este caso, la poesía. ¿Quedó claro?.

Todo el salón asintió y volvió a centrarse en su respectiva hoja. Mientras la mayoria se concentraba en aquel ejercicio, la campana sonó indicando el fin del horario escolar.

—Vaya, que mala suerte—bromeó el profesor—Hagamos algo, este exámen no tendrá puntaje absoluto.

Todos los presentes soltaron quejas y abucheos ante las palabras del mayor.

—Déjenme terminar al menos—Espetó—Este exámen no tendrá puntaje por qué está incompleto, a la mayoría le ha costado el último ejercitario ¿no es así?—los presentes asintieron—Bueno, seré bueno con ustedes y este exámen queda como un trabajo práctico; es decir, van a tener una fecha establecida para entregarlo, ya no es un exámen, así que esmerence. Pueden retirarse.

Entre balbuceos la clase comenzó a guardar sus cosas y retirarse del salón después del martirio que les dió su maestro, al menos tendrían tiempo de entregar su trabajo.

Una vez todos salieron, el profesor recogía sus cosas pero se detuvo al ver a YeJi en su lugar observando aún la hoja.

—Hwang, ¿hay algún problema?—preguntó.

—¿Cómo se supone que haga esto si no sirvo para hacerlo?—soltó nerviosa.

El hombre la miró extrañado pero sonrió—No digas eso Hwang; mi pequeña hija también es así pero siempre consigue superarse—relató—Piensa en algo o alguien que ames y verás como las ideas fluiran de la nada.

Aquello hizo que YeJi sonriera—Gracias profesor Kim.

El hombre se despidió de su alumna y se dió camino hasta afuera.

YeJi por su parte se apresuró a anotar aquella idea que de repente le explotó la cabeza.

—Oscuros ojos que me fascinan... labios que me hipnotizan...—susurró anotando aquellas palabras.

Oyó a alguien entrar a su clase y rápidamente guardó aquel papel y vió hacia la puerta.

—¡Chaery!—dijo sonriente.

—Ven, es hora de irnos—le habló sonriente la menor.

YeJi colocó su mochila al hombro y fue directo hasta donde su amiga y la abrazó.

ChaeRyeong evitó mirarla ante su separación.

—¿Sucede algo?—preguntó preocupada la mayor.

—N‐no—respondió—¿N-nos vamos?—soltó nerviosa.

—Claro, dame tu mochila.

YeJi luchó por sacarle el peso a su amiga a lo que Chaer ya no pudo resistirse. Caminaban en silencio sin mencionar nada sobre el día anterior.

Por un impulso, YeJi agarró la cintura de su menor y la atrajo más hacia si, logrando así que la pequeña ChaeRyeong se sonrojase cual tomate.

Una sonrisa se había instalado en el rostro de la mayor al tener a ChaeRyeong así, le gustaba. Amaba las curvas de Chaer, la volvían loca de buena manera, anhelaba tener siempre una oportunidad para apreciarla, ya sea en público o en privado.

—Últimamente has estado muy callada unnie—habló nerviosa la menor.

YeJi permaneció en silencio.

—Como ahora—la provocó un poco.

—Es solo que no sé que decir Chaery—expresó—Lo nuestro se ha estado tornando incómodo por...—suspiró—Por culpa mía.

—¿Preferías seguir ocultandolo?—la tentó la menor—Según recuerdo dijiste que preferías decir que lo intentaste a que me dejaste ir.

—¿Y que tal si no lo consigo?—soltó nerviosa la mayor—Chaery es apenas el tercer día y nuestra relación se ha tornado incomoda.

—Apenas son tres días unnie—la alentó—Todo puede pasar.

—Es curioso que la que diga eso eres tú, de quién depende que esto funcione—dijo la mayor haciendo un puchero.

A ChaeRyeong esto le pareció tierno así que acarició la mejilla de su contraria para luego dejar un corto beso en la punta de su nariz.

—Ninguna quiere perder a la otra y sé que no te rendirás, así que levanta ese trasero y cumple con tu promesa—la animó.

YeJi sonrió y cargó nuevamente a su amiga para llevarla consigo a su casa.

YeJi aún debía pensar en su poema y ChaeRyeong debía terminar sus deberes, pero por más pequeños que sean los momentos que pasan juntas, más los aprecian; pues saben que si eso no funcionaba, deberían decirse adiós.

Y eso significaba resguardarse en los pequeños momentos que pasaron juntas, para evitar el dolor y la soledad que la separación les causaría.

Ninguna quería decirse adiós, ya que ninguna estaba preparada para lo que el destino dictamine.

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