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➳꙲᭄᪼⃟⃟𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐍𝐈𝐍𝐄: 𝐀𝐑𝐂𝐀𝐃𝐄.˖͓ᭃ͕᪶̋

Los días transcurren.
Otro día normal. Porque, es un día hermoso ahí afuera, las aves cantan y las flores brotan. Un día excelente para jugar a la pelota.

La pareja de dos chicos iban caminando tomados de la mano sin pudor alguno a demostrar afecto el uno al otro de esa manera durante el transcurso del camino.

–Hey, Blue. ¿Te gustaría entrar a esa tienda de arcade y relajarnos un rato? –le preguntó con tranquilidad volteando a ver a su pareja.

Este mismo por un momento vio el almacén y después sonrió. –siempre me gustaron ese tipo de cosas. Dale, entremos. –dijo con una sonrisa ciertamente infantil mientras aferraba un poco más su mano y entrelazaban los dedos con los de su pareja. Este mismo sonrió y procedieron a encaminarse a aquel lugar.

El pecoso no había tardado en devolverle la sonrisa a su pareja, acto seguido. Cuando ingresaron divisaron a Skid y Pump en uno de los juegos y demás detalles poco relevantes.

Un felino, de pelaje gris se puso en frente de estos mismos; poseía un suéter entre rojo amarillo y azul. –miau. ¿Algo con lo que pueda ayudarlos? –mientras decía aquello, el nuevo presente se atrevió a guiñarle el ojo a el pelirrojo. Detalle pequeño que para el peliazul no pasó desapercibido.

Ante esto mismo su reacción fue fruncir el ceño.
Este pelirrojo, en su lugar reaccionó con un rubor poco notable, una expresión algo nerviosa y desconcertada.

–Eh... Juegos. –contestó el peliazul con una mirada fulminante al felino; era simple de entender. Más este minino simplemente le devolvió la mirada de manera divertida y relajada.

–Bien. Hablan con el dueño de este lugar, me llamo Kapi. saludó, para acto seguido ofrecerle su mano izquierda a el pelirrojo para un saludo algo formal. Este aún teniendo el agarre de mano con el peliazul utiliza la libre y se la da.

Sonrió con determinación, la giró dejando la mano del pelirrojo hacia arriba y la de él abajo sosteniendo esta misma. Para no darles tiempo de pensar y besar esta misma  parte ya antes mencionada.

–¡Hey! –expresó el peliazul mientras se deshacía del agarre y se ponía en medio de los dos.

–Ah sí. ¿Cómo te llamas tú, pequeñín? –preguntó levemente, este mismo suspiró ante el apodo.

Sin embargo, aún con el ceño fruncido y la mirada fulminante sobre él, contestó: –Benjamín, me llamo, Benjamín. –dijo. Volteando a ver a otro lado tratando de relajar su ceño.

–Bien. ¿Y tú, primor? –preguntó a el pelirrojo con una sonrisa ladina. Aunque este parecía algo incómodo al respecto.

–Pico. –contestó con simpleza guardando ambas manos en los bolsillos de su suéter.

Adicional, si el peliazul estaba tratando de relajar su expresión de malhumor este apodo sólo pudo reforzarla.

–Disculpa, él... Él v-viene conmigo. –expresó devuelta buscando calmarse. Sin embargo su expresión enojada no desaparecía por completo.

–Mmm... Entiendo. Benjamín.

–¿?

–Tu chico.

–¿Qué tiene él?

–Él está fuera de tu alcance. Él sería perfecto para alguien como yo. –musitó devuelta haciendo que el pelirrojo tragara en seco con nerviosismo, más esto fue capaz de hacer que ambos se mirasen con rivalidad.

–Ni en tus sueños. –musitó de manera desafiante hacia el gato.

–Oh, yo sí lo creo. –habló devuelta, él también tenía levemente fruncido el ceño pero aquella sonrisa molesta cargada con determinación para el peliazul no había desaparecido, en ningún momento.

–Ya quisieras. –contestó rápidamente formando con sus manos dos puños.

–Uy, ¿Quisieras resolverlo de hombre a gato? –preguntó devuelta, desafiante y dispuesto al respecto.

–Claro que sí, intento fallido de felino asqueroso. –contestó con odio hacia este mismo. Más el gato relajó su expresión ante esa respuesta.

–Bien. –dijo mientras se alejaba de la pareja y se posaba a el lado de una máquina de dance pad. –¿qué te parece un duelo? El que lo haga mejor se queda con aquel chico de piel acaramelada. –dijo mientras le sonreía y le volvía a guiñar el ojo a el pelirrojo.

–Probablemente, esta no es una de las mejores maneras más maduras de resolver un problema. –contestó el ojiblanco, metiéndose en la conversación buscando relajar el conflicto.

–¡Acepto el reto! –dijo el peliazul rápidamente. Ambos habían ignorado al que ahora tenían como en una clase de altar ante denominarle como un premio.

Los dos contrincantes, procedieron a indicarle a este mismo pelirrojo que se sentase en un altavoz grande que estaba en medio de otros dos ya más pequeños.

Tan confuso, sinceramente, se siente algo utilizado. En menos de minutos esto se volvió realmente conflictivo entre esos dos.
Pero tampoco es que tenga idea alguna de qué hacer.

¿Debería quedarse con él e irse?

¿O debería escoger por pena?

Suspiró, comenzando a maldecir en polaco y se sentó en donde se le fue indicado. Acomodó su pie derecho en el altavoz y la pierna izquierda la dejó volando al borde del aparato en el que ahora se encontraba sentado.

El primer ritmo que daría inicio a aquel conflicto comenzó a hacer acto de presencia por el lugar, sin embargo no fue capaz de llamar la atención de todos los otros clientes presentes en aquel sitio.

Este mismo por acto de reflejo comenzó a mover la cabeza; una manera de decir sin palabras que el ritmo no ha de estar mal.

El primero y el que domina la canción es el felino, quien ahora se encontraba usando aquella máquina de baile. Dando un par de pasos que hacía que el aparato soltase un par de ruidos que iban con la canción presente.

El turno no tarda a pasar a ser del peliazul de ojos carbón que sin problema alguno procedió a seguir cantando como el peligris había bailado en aquella máquina.

El pelirrojo algunas veces veía al peligris bailar, después a su novio cantar. Estaba neutral, y no estaba de acuerdo en cómo habían decidido querer terminar aquel nuevo conflicto. Era por eso que se sentía incómodo, también por el coqueteo repentino del felino.

Sin embargo nunca supo cómo manejar o resolver bien cosas o problemas de este tinte; siempre que lo intentaba acaba peor. Por lo que decidió esperar para ver cómo se llevaban a cabo las cosas.

La melodía al cabo de unos minutos finalmente terminó.

–¿Qué te pareció, primor? ¿Cómo estuve? –preguntó el felino recargandose en la máquina mientras volteaba a ver a el pelirrojo a los ojos sonriéndole de manera coqueta.

Este mismo rodó los ojos. El peliazul veía expectante la interacción, aún celoso.

–Nada mal para ser un gato. –contestó muy poco convencido; le había gustado la canción y cómo estuvieron ambos. Sin embargo el contexto sigue inquietandolo.

–¿Ves lo que te digo, Benja? –preguntó el felino volteando a ver desafiante a el peliazul.

–Eso quiere decir literalmente nada. –dijo el peliazul aún determinado a que no le quiten a aquel chico que fue capaz de robarle el corazón.

–Seguuuro... Sólo sigamos. No esperes que sea fácil. –dijo divertido y relajado; tenía muy en cuenta o quizá creía ganar aquella batalla que había formado con el peliazul.

Beep di bop. —dijo como si nada también relajándose con una expresión algo amargada al respecto para acto seguido bufar. El pelirrojo sólo los vio devuelta pelear y volvió a rodar los ojos.

En unos segundos, otra vez a escuchó una melodía diferente a la primera. Una que quizá era algo más movida.

Este mismo pelirrojo volvió a mover la cabeza al son de la música con una expresión neutral oculta no del todo bajo su pañoleta negra con una « x » blanca marcada.

Turno por turno, y parecen estar algo empatados. Cada uno sabía muy bien cómo darle su toque.

Dos contrincantes, pero sólo habrá un ganador y esta era una segunda de las tres melodías que tenían en mente; el que tenga más melodías ganadas será obviamente el triunfante de aquella batalla.

Parece que las clientela comienza a aumentar en el sitio.

Finalmente, la melodía acabó y ahora parecía que finalmente el peliazul consiguió que el felino se enojara por la nueva expresión en su rostro.

–Oh, chicos. –musitó rápidamente nervioso el pelirrojo buscando llamar la atención de ellos para detener el conflicto sin éxito alguno.

Sin embargo, fue ignorado una vez más.

–¡Oh vamos! Obviamente te gané. –dijo el felino bajando de la máquina, el peliazul también se acercó al felino quedando frente a frente con él.

–Jaja, estás bromeando. –contestó devuelta el peliazul de manera amarga con una sonrisa del mismo tinte de amargura y molestia.

Esto sólo hizo que el peligris bufara frustrado.

–... –pensó en qué decir, pero luego frunció el ceño. –bien, te lo demostraré. –quizá la pelea se estaba tornando algo más personal. En todo caso, el pelirrojo rascó por un momento sus sienes buscando pensar en algo rápido que pueda sacarlo a él junto a el peliazul de aquella situación; aunque de algo estaba seguro. Su pareja no querría irse hasta demostrarse como alguien merecedor de tener a el pecoso como pareja.

Una melodía representante de la tensión presente en el sitio es capaz de atraer finalmente a un par de personas hacia el conflicto formado. Estaban expectantes incluso si no conocían el contexto de aquella pelea.

El semblante amargo en ambos contrincantes pareció nunca desaparecer.

Tan rápido como apareció la melodía también desapareció, el gato persistente dueño del local pareció finalmente rendido ante la situación.

«Mi Dance-pad parece haber recibido daño durante el transcurso de todo esto». pensó en su subconsciente levemente el felino aún con una expresión amarga pero con un nuevo tinte presente; uno analítico o algo así por el estilo.

–Creo que deberíamos calmarnos un poco. –habló esta vez, dirigiéndole la palabra a el peliazul volteando a ver a este mismo.

El pelirrojo suspiró al escuchar esas palabras; de verdad fueron capaces de relajarlo y sonrió un poco.

«Ahora hay más gente, y el arcade cerrará pronto». volvió a pensar para sí mismo en cuál será su siguiente movimiento.

–¿Qué tal, una canción más. Kapi? –preguntó el peliazul esta vez relajando su semblante amargo. Cambiándolo a uno de determinación y satisfacción ya que al parecer está ganando la batalla.

–Uh... Muy bien. –contestó devuelta sonriéndole a el peliazul de manera divertida dejando de lado la amargura del conflicto.

«Espero impresionarlo esta vez». otra vez, volvió a pensar para sí mismo. Llegando a una conclusión, esto lo hizo sonreír de manera infantil pero a la vez suspirar resignado; si había perdido la batalla entonces por lo menos esperaba impresionarlo. Con sólo eso se sentiría satisfecho.
–Acabemos con esto. –volvió a hablar aún sonriendo con aquel tinte infantil. El peliazul parecía atento esperando el siguiente movimiento del minino gris.

–No me contendre. –finalizó su frase mientras estiraba levemente sus patitas dejando ver sus almohadillas rosadas que daba cierta forma a la de un oso. Imagen realmente tierna para la nueva audiencia que acababan de atraer e inevitablemente también para el pecoso.

El peliazul no pudo responder a eso, ya que rápidamente la nueva melodía ha de atacar el silencio del lugar aparte de conseguir que todo el mundo volviera a acallar los murmullos.

El gato comenzó a bailar algo más rápido que antes devuelta en aquel aparato, y más audiencia llegó. Finalmente siendo ellos por completo el centro de atención del sitio.

El peliazul reaccionó ante la melodía rápida, sin embargo no se le hizo tan díficil llevarle el ritmo. Esto era algo que ha de impresionar a el pelirrojo; gracias a que el peliazul siempre se negaba a cantar frente a una multitud a menos de verlo 100% necesario. Pero al parecer el chico esta vez había ignorado esa norma que se había puesto.

Lo que el pecoso no sabía es que el peliazul estaba dispuesto a hacer por él lo que fuera, incluso lo que más odiaba.

¿Qué es lo que más odiaba? Cantar.

¡Nyaw! expresó rápidamente con una expresión coqueta y a la vez realmente tierna hacia a aquel pelirrojo, sacándole un rubor notable a este mismo quien continuaba moviendo la cabeza al son de la música.

El peliazul suspiró en pausa por un momento buscando relajarse mientras seguía cantando esta vez al unísono de aquella máquina que hacía de “la voz” en lugar de la de aquel gatito.
Después de que este canto al mismo tiempo se diese por terminado la máquina volvió a contestar con un drop rápido.

El canto al unísono volvió.

¡Nyaw! volvió a exclamar, dedicándole una vez más esta misma expresión a el pelirrojo consiguiendo que se ruborizara otra vez.

Sin embargo el canto al unísono no terminó, para acto seguido ser turno del felino y después del ojiazabache.

Volvió a bailar una vez sobre esa máquina y aquel gato parecía no cansarse en esos momentos aún. Vaya, al parecer el persistir era su fuerte. Cosa que se le hacía algo molesta a el peliazul.

¡Nyaw! lo hizo por tercera vez, al parecer esta melodía sería más duradera de lo que el público y el pelirrojo creerían.

Y se repite, y se repite.

Finalmente, el felino parece sí cansarse tras conseguir que la melodía se calmase por un momento. Sin embargo esperaron respuesta del peliazul y el pelirrojo también parecía expectante volteando a ver a su pareja.

¡Nyaw! exclamó esta vez él a su pareja con el mismo tinte coqueto y tierno, sacándole un rubor mucho más fuerte que el que el felino habría conseguido anteriormente.

Esto fue suficiente para que la melodía retomara el tono movido que poseía anteriormente pero esta vez ya casi todos teniendo en cuenta que ya casi ha de acabar.

Esta vez la melodía sí ha ya de casi darse por acabada y el pelirrojo no paraba de hacerle ojitos soñadores a su ya actual pareja; al parecer, el peliazul lo había vuelto a flechar con un simple gesto.

Fue el peliazul quien con su canto le dio final permanente a la balada. Pero no tardaron segundos el felino puso una expresión resignada al ver cómo su dance pad finalmente ha de dañarse por completo.

La gente unos minutos después volvió a dispersarse por el lugar, mientras que ahora la guerra entre el felino y el peliazul pareció haber acabado; siendo este último mencionado el victorioso.

El felino vio con un poco de pesar el aparato pero después se dirigió a los otros dos presentes.

–¡Felicidades! –al menos, él era un buen perdedor. –supongo que lo nuestro quedará como algo platónico. –dijo dándole un codazo suave junto a un guiño a el pelirrojo. El peliazul rodó los ojos pero esta vez riendo un poco.

Ellos no se molestaron en ayudarle a llamar a un técnico que atendiera a la máquina dañada. Ahora se habían ganado un nuevo amigo; podría haber empezado mal pero acabó bien.

Ambos caminaban en silencio, tomados de la mano.

–Pico. –llamó el peliazul deteniéndose.

El pelirrojo se detuvo junto a él y volteó a ver a su pareja.

–¿Sí, Baby Blue? preguntó devuelta con un semblante tranquilo.

–Ese gato... Uh. Kapi. Él... No te gusta, ¿Cierto? –preguntó sintiéndose algo inseguro; podría parecer que mostró determinación en aquel conflicto pero por dentro él había estado muy nervioso pensando en cualquier variante que pudiera salir mal para él.

El pelirrojo sonrió levemente. –seré sincero; me parece lindo. –eso pareció dolerle a el peliazul, pero la frase del pecoso parecía no haber terminado así que esperó a que este volviera a hablar. –pero es de ti de quien estoy enamorado. No de él. dijo con cierto tono mimoso a su pareja, este volteó a verlo con cierto rubor y un brillo de emoción e ilusión en sus ojos azabaches.

–¿En serio? –la personalidad del peliazul se describía fácilmente con decir que él es alguien muy sentimental, así que esto mismo fue capaz de sacarle una lagrimilla de felicidad.

–Mhm. –expresó mientras le limpiaba esta misma, más el peliazul le bajó por un momento la pañoleta negra y le plantó un beso en los labios.

–Gracias. –le susurró al terminar aquel beso.


Ay, el amor.jpg

Q ONDA BANDA, este capítulo sí lo acabé por anticipado y sinceramente me gustó el resultado. <3

Also no odien a Kapi pobre ahre, lo digo por si acaso qsy. #miedo.

Me dio diabetes escribir la última escena mostrada de Pico y Bee. Lloro ah.

Also, así es como se sentó pico en los altavoces; por si poseen la duda de cómo lo hizo.

Sí, está raro el sprite porque lo edité yo, sin embargo. Creo que más bien esta raro por las piernas. *Cry*

ANYWAY, espero que les halla gustado. Este fue el capítulo más largo de la historia (o lo es hasta ahora).

Lindo/a día, tarde y noche. Nos vemos en el siguiente capítulo.

• MILKY.

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