¿Para qué está todo lo que luchamos u ocultamos? Nos molestamos porque no ven lo mucho que nos esforzamos, mas dejamos que piensen lo que quieran. Intento ser buena persona para los demás, pero jamás seré buena persona para mí. Mientras más intento estar en paz conmigo mismo, menos tengo paz con los demás.

Bajas y altas, entre esa frase queda la vida. ¿Habrá alguna recompensa si mi paz interior se queda en la etérea melodía de un anhelo inefable?
Porque eso es lo que siento y transmite mi alma.

Se escucha lejano aquel llamado de voz, aquel que grita por lo que le parece perfecto para si. Se pierde entre un mar de sentimientos, acciones y actitudes que hacen que la brújula no señale el verdadero sitio al cual ir.

Desesperado, para aquello que en lo que mi cuerpo se cansa por conseguir y mi alma halla el descanso que tanto desea sin necesidad de dejar al recipiente de este.

Para que deje de ser simplemente...

La etérea melodía de un anhelo inefable.

Perdido y desesperado por encontrar la salida de que aquello que tanto le atormenta; ¿o es que acaso no ve la salida que se encuentra justo frente a sus ojos? No quiere seguir con la frustración, ira y sus semejantes. Quiere gritar cuando se encuentra en un espacio lleno de personas, hacerles ver su cruel realidad; la cual por su lengua jamás se asoma ni de sus labios escapa.

¿Será verdad que una persona, por más casualidad que sea encontrarla, sea a quien más necesitas?

¿Qué te parece si lees esta historia, y lo descubres tú mismo?