Capítulo 43: Un pequeño paseo nostálgico.
Sus delgados dedos temblaban, su respiración estaba acelerada y su pecho subía y bajaba rápidamente ¿Cómo no? Con esa llamada que tuvo su mundo se puso al revés. Ahora estaba de esa forma patética (ya que ella misma se nombra así), al lado de Budo mientras se cubría con fuerza la cara al llorar.
Budo apenas entendía lo que pasaba pero su mente lo obligó a consolarla, además, su corazón se comprimía al verla tan dolida y era aún más confuso cuando la razón le era desconocida.
– Ayano... – le apegó a su pecho y acaricio su pelo – Joder, Ayano por favor dime... ¿Qué pasó?–.
– E-el me llamo y me dijo que me tiene vigilada– sollozó.
– ¿Taro?– apretó su puño – Ese desgraciado... Lo tendré que buscar yo mismo y romperle el trasero– frunció el ceño – Si te tiene vigilada realmente hm... Creo que tengo una idea pero deberás darme una respuesta rápida–.
¿Que momento tan inoportuno,no? Para hacer preguntas. Ayano le aruño el brazo levemente.
– ¡Ay!– se hecho hacia atrás al sentir las uñas de la chica en su piel – ¡Ayano! ¡No estoy bromeando con tu situación!– se soba el lugar afectado – Primero escúchame–.
Ella se apartó de él y se sentó mirándolo fulminante.
– Escucha. Yo estoy dispuesto a quedarme contigo todas las noches después del trabajo– después quiso arreglar lo dicho– Yo sé que eres fuerte y puedes, pero nadie sabe si ese loco anda armado–.
A pesar de que era una buena oferta Ayano no se sentía segura. Es decir, no tenía una cama disponible dónde Budo pueda dormir cómodamente.
– Y además, dormir en el mueble me resulta no tan incómodo – dijo.
Ella negó con la cabeza – Budo, por favor no vuelvas a pedirme eso. Podría aceptar que vayas a la panadería como siempre pero ¿Aquí? Budo, tienes tu cómoda casa y...–.
– Te dije que no es tan incómodo aqui–.
– ¿Y que? Yo solo no quiero que estés ni un poco incómodo– aclaró – Yo... Creo que puedo con esto. Compraré nuevos candados para las puertas y ventanas...–.
Budo sintió la preocupación en las palabras de la chica e instintivamente la abrazo denuevo. Sentía seguridad con ella y la amaba demasiado como para dejarla así.
– Ayano... – alargó una de sus mano a su espalda y comenzó a acariciarla de arriba a abajo – Déjame quedarme almenos hoy. Así... Solo hoy–.
La pelinegra sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al ser tocada de esa manera tan metódica.
– S-si– su voz se cortaba.
Esa noche disfruto de por primera vez dormir junto a Budo. No hubo perversión de ningún tipo y fue cómodo para ambos.
(...)
Y ahí estaba él, exitoso hijo de Negan Saiko y trabajador que vivía solo de él: Megamo Saiko, sentado en su oficina sintiéndose solo.
¿Solo? Solo como nadie. Parecía curioso que con tantos trabajadores en la compañía seguía con esa sensación de soledad, se supone que debe acostumbrarse ya que su actitud no le ayuda mucho a tener amigos, pero, no deja de ser angustiante. Quizás no lo demuestre pero no le gusta sentirse así.
Todo comenzó con sus padres. El poco interés de su padre por el, el que hayan apartado a su hermana, el abandono de su madre...
La soledad es un asco.
Recuerda que en aquellos días de secundaria cuando se sentía solo no hacía más que tratar peor a los estudiantes y recalcar su poder en la escuela para probablemente sentirse admirado (aunque solo terminaba asustandolos), pero todo fue hasta que Ayano apareció. La joven de pelo azabache le generó curiosidad. Había escuchado a su padre semanas después del ingreso de ella a la escuela decir que venía de una familia de asesinos, así que el mismo quiso comprobar con sus ojos como era ella. Poco después comenzó a sentir esa necesidad de hablarle, aveces mal y aveces bien, solo para tener alguien con quién hablar aunque sea discutiendo.
Y se sintió vivo.
Si bien su forma de sentir era extraña, lo descubrió más al estar cerca de ella. Nunca creyó que se enamoraría de ella hasta que finalmente se dió cuenta y desde entonces no ha parado. Pero... Él sabe que este amor no es lo más sano que hay.
Verla trabajar le hizo sentir peor de lo debería. A pesar de que lo oculto, se sentía impotente. Podía disfrazarlo con otros pensamientos pero eso seguía en su corazón.
Si fuera por el ella no tendría que trabajar, al menos no en un lugar así, y viviría llena de lujos y siempre al lado de el.
Aveces podía ser muy egoísta con sus sentimientos por ella. Apenas soportaba la cercanía que tenía con Budo y sabía que a ella le gustaba él. A pesar de eso, no quiso obligarla a sentir cosas por el ( incluso si pensaba que lo merecía), prefería que surgiera natural.
En sus días solitarios no hacía más que pensar en estar con ella, solos, ella en una hermosa cama matrimonial con unas cadenas en sus muñecas y él haciéndole...
Sacudió la cabeza.
Este no es momento para pensar en eso.
Miro su reloj dándose cuenta que eran las 7:00 p.m.
<< ¿Estaría ella trabajando hoy?>>.
No le dió más vueltas al sentir esa necesidad de verla que le entró de lleno. Solo se puso de pie y como jefe, tomo un descanso.
(...)
– Ah... Lo siento mucho Saiko-san pero Ayano no se presentó hoy a trabajar, pero si quiere podría pedir algo para llevar– le dijo Amao.
No oculto su sorpresa mientras fruncía el ceño. Se suponía que ella debía estar aquí. No dijo nada y solo salió siendo observado por el Odayaka.
<< Que tipo tan raro gusta de Ayano>> pensó.
Honestamente no podía imaginarse una relación entre estos dos y que funcione perfectamente. Ayano es tan autosuficiente que no es capaz de vivir de un hombre como Megamo, además, Budo tiene sentimientos más auténticos por ella y no se ve como si quisiera matarte y mandarte al infierno.
(...)
Acaricio levemente los cabellos del golpeado rubio en la camilla. No dejaría de verlo ni aunque la amenacen de muerte.
Quien sea que haya conocido a Osoro en aquellos tiempos de delicuente reiria al ver su estado vulnerable. Golpeado por no ser lo suficientemente rápido de esquivar un "accidente". Pero debía admitir que se veía adorable mirándola reprochante cada vez que introducía una cucharada en su boca.
– Esto es una mierda– dice formando una línea en sus labios.
– Controla ese vocabulario– y le limpia la boca con una servilleta – Agradece que estoy cuidandote–.
– Gracias "mamá"–.
– Hm– ella cruzo sus piernas – Te recuerdo que tu papá me confío solo a ti tus cuidados. Deja de hacerte el difícil o me voy–.
El giro los ojos. Lo que menos quería era quedarse solo viendo televisión (aburridos canales), por horas escuchando las desdichas de la enfermera.
– Mejor quédate– y ella sonrió mientras apretaba las mejillas de su amigo.
– Espero que cuando seamos un costal de arrugas tu también me cuides asi–.
– ¿Ves? Tienes problemas mentales–.
Detrás de esa fachada de chico malo Osoro podía llegar a ser un hombre eventualmente chistoso si se le veía de un punto.
No le ha contado sobre la llamada pero, tampoco piensa hacerlo ahora ¿Provocar que se enoje e intenté pararse para buscar y matar a Taro? Mejor pensaba en su seguridad y salud.
(...)
Ayato suspiró cansado pasando una mano por su frente limpiando el sudor.
– ¿Qué más falta por mover?–.
Ryoba, quien llevaba ya un par de cajas encima, le señaló detrás una mesa y siguió caminando.
Ayato se sentía bien por qué su esposa acepto la mudanza.
Se fue a cargar la mesa pero al momento de sostenerla por sus lados para alzarla una tos lo invadió. Tosió hasta arrodillarse mientras tapaba su boca. La apartar sus manos...
Había sangre.
Estaba tosiendo sangre.
Rápidamente se limpio las manos en el lavado de la cocina ya que no quería preocupar a su esposa. Estaba tan cerca de estar con su hija... Se medicaria luego en Buraza.
Volvió por la mesa e hizo como si nada pasaba al cruzar al lado de su mujer.
(...)
<< Ok, respira>>.
Por segunda vez reviso sus bolsillos dándose cuenta que no aparecería dinero mágicamente y que debía irse a pie a casa, la cual quedaba lejos.
Bien, quizás no era tan malo... Recordó a Aso y sus discursos de atletismo en la secundaria. El lado bueno es que haría ejercicio está vez.
Comenzó a caminar y caminar, no se sentía tan cansada. Apretaba su bolso el cual contenía su celular ¿Porque? Quizás robos. Iba algo nerviosa.
De repente, y después de 10 minutos caminando, un auto se estacionó al lado de ella. Ella se sintió asustada.
<< Maldición, me van a secuestrar y a vender mis órganos en el mercado negro>>. Pensó mientras aceleraba el paso.
El auto parecía seguirla lentamente así que ella no lo dudo antes de tomar una gran roca que estaba al lado de la acera y girarse para tirarla pero, justo en ese momento de valentía se bajó de forma automática el vidrio del conductor revelando su rostro.
– ¿Megamo?– dijo avergonzada bajando la roca pero sin dejar de sentir rabia – ¡¿Estás loco?! ¡Me vas a matar del corazón! ¡Payaso!– le gritó confrontandolo.
Él sonrió ladinamente para si mismo pues le resultaba divertido y atractivo ver a la chica enojada reclamándole solo a él.
– Te ves patética caminando a donde sea que vayas, ¿quieres subir? – le ofreció sonando extrañamente normal.
– ¡No! Mejor vete, Saiko– y comenzó a caminar.
Megamo solo levanto los hombros y la siguió con el auto lentamente. Ella lo noto sin embargo no quiso decirle nada para demostrar que podía sola.
Pero... Un calor la abrumó de repente pero debió imaginarlo, caminando y enojada le iba a provocar un cansancio del infierno. Apenas sintió sus manos sudar las apretó.
Megamo por un lado seguía con el auto lentamente al lado de ella expresando diversión. En cualquier momento ella aceptaría.
– Última oportunidad para aceptar o me voy– le dijo.
Ella avergonzada quiso aguantar pero su mente se llenó de distintos escenarios si seguía a pie ¿Y si se encontraba con Taro y aprovechaba que estaba sola para llevársela? Maldición ¡Debía irse y ya!
Ella volteó haciendo un puchero y frunció las cejas mirándolo. El se detiene retandola con la mirada.
– Bien, me subo. ¡Pero! No es porque me agrades o algo así, solo me quiero ir rápido– y se acercó para abrir la puerta de los asientos de atrás.
Hubiera preferido que se sentase en el asiento de adelante pero no debía quejarse. Miro por el retrovisor a la chica cruzar sus brazos mientras miraba por la ventana, así que arrancó.
– Y ¿A dónde te llevo? – dijo pausadamente el chico.
– A mi casa–.
– Hm – miro denuevo por el retrovisor unos segundos antes de seguir mirando el camino – ¿Y dónde queda eso?–.
La verdad él sabía dónde pero, no podía sonar tan sospechoso como para dejarlo claro y quedar como un acosador.
– Misma casa de hace 3 años. No me he mudado– explicó.
Bien. El camino siguió en silencio unos 2 minutos quiso hacer conversación la chica.
– Y tú... ¿Te gusto mucho Estados Unidos?– le preguntó.
– No– simplemente dijo.
Cierto, Megamo nunca fue tan conversador más que para discutir.
– Pensé que te quedarías mas–.
– Yo te había dicho que volvería–.
– Hm – dijo algo incómoda.
Recordaba la interesante "bienvenida" que le dió Megamo en la parada del bus. Que incómodo.
– ¿Porque volviste? – le pregunto.
<< Porque quería volver a ti>>. Respondió mentalmente.
Pero no reduciría su orgullo y respondería algo así.
– Por trabajo. Administración y dirección de la compañía aqui–.
– Bien– hizo una pausa – Sabes, es extraño que recuerdes donde queda mi casa después de tanto ¿Cómo? –.
Entonces bajo la velocidad del auto y la miró levantando una ceja.
– ¿Estás insinuando que te espió o algo así? Estaba enamorado de ti, eso no se iba a borrar ni aunque me mudé a Alaska– contesto – Hablas demasiado, eres una molestia–.
– Ya, detén el carro– dijo cruzando sus brazos con notable molestia.
– Hm–.
– Oye, que lo detengas o grito– amenazó la chica.
El chico aceleró un poco más, lo suficiente para que ella nisiquiera pueda bajarse.
Entonces, ella lo miro indignada (sabiendo que solo trataba de molestarla). Entonces al mirar la carretera vio a un pequeño perro cruzar justo por dónde el auto se dirigía a toda velocidad y se alertó.
– ¡Megamo, que te detengas!– le gritó poniendo sus manos al frente, y cerrando sus ojos, para cubrirse cuando frenarán de golpe. Pero, al abrir sus ojos luego de un silencio y casi jurar que se volcó el auto: estaba bien. Reviso cada parte de su cuerpo con rapidez dándose cuenta que no una herida estaba en ella.
Cuando miro por el retrovisor para ver a Megamo y este solo estaba concentrado con su típica cara neutra mirando el camino. Al parecer tomo control de todo justo a tiempo.
– ¿Qué? ¿Te volviste conductor profesional o que? – le dijo ella. Se acercó aún más a el desde los asientos de atrás y le dió un golpe en la espalda desde atrás del asiento delantero – ¡Querías matarme de un infarto!–.
Él solo hizo como si quitaba polvo de sus hombros y nisiquiera se molestó en mirarla.
La pelinegra se hecho hacia atrás nuevamente y cruzo sus brazos para luego solo mirar la solitaria carretera. Por un momento se ha olvidado de aquel acosador... ¿Y si le hiciera daño a Megamo? No,no, debe ser muy improbable porque Megamo es un Saiko parte de la familia más poderosa de Japón ¿Cómo le harían algo sin que descubran al perpetrador?
Entonces se dió cuenta de que se estaba preocupando por él.
Quiso alejar aquellos pensamientos moviendo su cabeza distintas veces pero no pudo. A su mente llegaban esas discusiones en secundaria con el. Bueno, debía admitir que lo extraño... Cuando se fue no le quedaba con quién discutir y odiar hasta la muerte ( si es que así era).
En menos de lo que se dió cuenta, por perderse en sus pensamientos, estaba ya estacionandose frente a su vivienda.
– Bueno, gracias por traerme. No te molesto más– y se dispuso a salir pero, el seguro del auto aún no era quitado.
Vio a Megamo quien trataba de decir algo con la mirada mientras su cuerpo se tensaba.
– Aishi, sabes que no soy de disculpas ni de arrepentimientos – dijo lentamente – Tampoco me voy a disculpar– aclaró – Deberías dejar de ser un ignorante y darte cuenta de la gente que se llego a preocupar por ti–.
– ¿Entonces estabas preocupado por mi cuando me recogiste hace rato? – contraatacó la chica.
Megamo frunció el ceño inmediatamente y se giró de su asiento para verla mejor.
– Nada de eso– soltó de mala gana – Te traje porque quise y no lo volvería a hacer– .
– Ni yo ¡Casi matas a un perro!–.
– Hubiera preferido que el perro seas tú, nisiquiera me hubiera molestado en esquivarte–.
– Ah, me amanazas de muerte eh. Te recuerdo que no soy como hace 3 años y ahora puedo golpearte si quiere ¿Cómo lo ves? – lo retó.
– Bien, inténtalo. Yo no te pondría ninguna denuncia–.
– Ay, déjate de tonterías Megamo y abreme la puerta– comenzó a señalar la ya mencionada.
– Tu tienes manos– dice el hombre simplemente.
– El seguro, el seguro quítale– fue más específica.
El chico solo sonrió para sus adentros mientras presionaba el botón que quitaba el seguro.
– Y la próxima vez que aceleres así, voy a matarnos a ambos pero te voy a golpear directamente en los ojos– advirtió abriendo la puerta y tomando su bolso.
Ay su casita, estaba tan solitaria y tan grande para ella sola... Miro hacia atrás esperando que Megamo se valla y despidiéndose con la mano. A pesar de todo, fue algo... Divertido por así decirlo.
Megamo nunca fue de despedirse bien así que solo la miro, ladeó su cabeza como en respuesta y encendió su auto.
– Probablemente se me antojen unos pasteles mañana– fue lo único que le dijo cuando bajo su vidrio,luego lo subió y se fue en su lujoso auto.
¿Acaso eso fue su manera de decirle que iría a verla mañana?
Apenas se dió cuenta que las llevas de sus dedos estaban tocando su suave mejilla derecha enrojecida con sus labios entreabiertos. Pero, todo cambio rápidamente al escuchar una bocina de un auto estacionarse frente a ella que la hizo exaltarse.
– Fui por ti al trabajo pero no estabas– Budo habló – ¿Qué te pasa?– la miro extraño al verla tan roja.
– ¡No me di cuenta de que estabas ahí! S-solo me asusté– se apaniqueo – Ahora ¿Qué haces tú aquí?–.
– ¿Cómo? Pues estaba preocupado – y apagó el auto y se desmontó.
– Estoy bien, solo estaba visitando a Osoro-san– le alivió la curiosidad al pelinegro.
– Ya veo, entonces ¿Puedo pasar? –.
Ella levanto una ceja – ¿Para que? Budo, estoy bien. Por favor, vete a tu casa. No te vas a quedar a dormir aqui–.
Entonces tomo la mano de Budo, se aproximó al asiento del conductor y abrió la puerta.
– P-pero Ayano, yo solo quiero ayudarte– protesto.
– Usted me ha ayudado tanto, tomate unas vacaciones– le cerró la puerta.
– Ok, ok pero ¡No me digas "usted"! Me siento viejo– lloriqueo divertido.
Procedió a encender su auto e irse de la casa de ella mientras la fémina se despedí de él con la mano.
– Gracias por todo Budo... – susurró para si misma mientras entraba a su casa.
(...)
Capitulo de la semana 💓
Faltan como 5 capitulos para acabar esta bella historia, no la quiero alargar más.
No olviden votar ⭐ y comentar 💬.
¿Qué les pareció este capítulo?
Si les gusta AoT (Attack On Titan) publique una nueva historia Jeankasa en mi perfil :)). Actualizaciones semanales.
¡Nos vemos en la próxima actualización bellos lectores!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro