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𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 𝐔𝐧𝐨

Después de varios minutos de estar caminando pude ver el local, con ello entré y pude ver al señor McLaren que se encontraba abriendo unas cajas.

Bella: Buenos días señor McLaren —saludé de manera amable.

Sr. McLaren: Oh veo que llegaste —me miró con una sonrisa y recobró la postura.

Bella: ¿Necesita ayuda con las cajas? —pregunté mientras me acercaba.

Sr. McLaren: Oh, por supuesto... las cajas tienen los productos solo checa donde van las cosas y ahí...

xx: Siento llegar tarde papá... tuve entrenamiento y no hace mucho salí —hablaron a mis espaldas haciendo que volteara a ver.

Bella: ¿Chris? —lo miré con sorpresa.

Mientras entró noté que él cambió su expresión a una confundida y de ahí miró hacia donde estaba haciendo que ahora me mirara con algo de sorpresa.

Chris: Vaya vaya... si es Isabella Swan —sonrió divertido—. No sabía que trabajabas con mi padre —me miró ahora algo extrañado.

Bella: Si yo...

Sr. McLaren: Comenzó a trabajar hoy —respondió tranquilo—. Aunque no sabía que conocías a la señorita —lo miró con una ceja arqueada.

Chris: Vamos en la escuela juntos y es la mejor amiga de Jackson —mencionó mientras me miraba.

Bella: Si —solo me limité a decir.

Sr. McLaren: Bien, ya que estás aquí podrás enseñarle a Bella lo necesario —mencionó haciendo que él abriera los ojos como platos—. Y no hay peros ni excusas para escaparte —aclaró antes de que él protestara.

Chris: Bien —suspiró rendido—. Ven Bella, sígueme.

Yo sin decir nada lo seguí y él comenzó a explicarme lo que tendría que hacer mientras trabajara aquí, a pesar de que en la escuela se comportó como un idiota al inicio ahora que estamos conversando es agradable. Sin darme cuenta las horas pasaron y justo las 6 de la tarde dieron, Chris y yo terminamos lo que faltaba y en eso su padre llegó a ver como íbamos.

Sr. McLaren: Vaya... creí que solo le enseñarías lo necesario Chris, me sorprende que te hayas quedado trabajando —miró a su hijo con una ceja arqueada.

En ese momento noté que él comenzó a sonrojarse un poco.

Chris: ¿Ah sí? Digo, creí que también era ayudar en la tienda... ya sabes —comenzó a hablar algo rápido y nervioso.

Sr. McLaren: Pero si siempre estás...

Chris: Si mejor hay que hablar de otra cosa —interrumpió mientras se acercaba a él y se rascaba la nuca—. ¿A qué hora es tu salida? —me miró intentando cambiar de tema.

Bella: Bueno se supone que ya acabó mi hora —mencioné con una leve sonrisa.

Sr. McLaren: Eso es verdad, deberías ir a tu casa a descansar —me miró con una sonrisa—. Espero verte mañana.

Bella: Por supuesto —asentí—. Bueno, no sé si a ti te vea mañana pero...

Chris: Eso es seguro —sonrió—. Nos vemos mañana a la misma hora.

Algo extrañada asentí y comencé a caminar hacia la salida, pero antes de salir pude escuchar un poco de la conversación con su padre.

Sr. McLaren: Escogiste bien hijo... se ve que ella es alguien hermosa y trabajadora —dijo con una voz tranquila.

Chris: ¡Papá basta con eso! —dijo avergonzado.

Sr. McLaren: ¿Es ella la chica que me contaste? 

Chris: No vuelvo a decirles nada de este tipo de cosas... 

Salí completamente y miré el cielo, este se encontraba algo nublado haciendo que se viera mucho más oscuro como de costumbre, así que decidí mandarle a mi madre un mensaje diciendo que ya salí del trabajo y que ya iba de regreso a la casa, guardé mi celular, comencé a caminar a paso tranquilo hasta que en eso comencé a sentir que me seguían, miré hacia todos lados, pero no había nadie, seguí unas cuantas cuadras hasta que sentí que alguien tomó mi brazo y me arrinconó a una de las paredes.

xx: Vaya... pero si eres una lindura —mencionó con una sonrisa maliciosa, pude sentir el olor a alcohol.

Bella: Suéltame ahora —intenté forcejear, pero el dolor que resentía mi cuerpo por el ejercicio impedía que hiciera esfuerzo—. "mierda, justamente me tiene que pasar esto ahora" —pensé seria.

xx: Me divertiré mucho contigo —sentí como su respiración estaba en mi cuello.

Con la poca fuerza que sentía o podía dar golpee su parte baja e intenté escapar, pero él me jaló del cabello y me estampó nuevamente contra la pared, pero esta vez sujetándome del cuello.

xx1: Yo que tú me alejaba y me iba por las buenas —una voz masculina se hizo presente.

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