Sus pasos se aceleraron al compás de las agujas del reloj, avisándole que estaba llegando tarde a su día especial. ¡Ay! ¿Cómo pudo haberse quedado dormida? ¡La alarma sonó más de 15 veces y ella no la escuchó ni una sola vez! Sabía que mañana tenía que madrugar y, aun así, se desveló hasta las 2 de la madrugada viendo películas. Agh, sabía que su instructora la iba a matar una vez que entrara a la sala. 

La sola imagen del brillo furioso en aquellos ojos avellanas la pusieron con la piel de gallina. Solo a ella se le ocurría llegar tarde a su graduación.

Vio las estatuas tan características brillando en rosado y su cara se pintó con una expresión de terror puro.

¡Mierda, mierda, mierda!

Probablemente esto la metería en más problemas, pero ya no tenía más opción. Abrió sus alas; pequeñas plumas de terciopelo blanco empezaron a elevarla, y cual ave se alzó por los cielos, intentando impulsarse y ganar contra el tiempo. Olvidando por un segundo el tremendo castigo que se iba a llevar por todo lo que estaba haciendo al sentir las nubes susurrarle.

―¡Cherish!

"Oh no"

La voz burlona que tanto recordaba resonó por sus oídos, tragó saliva y bajó la mirada al suelo, viendo una pelusa blanca correr atrás de ella. Justo después de reconocer al peludito animal, una fuerza externa empezó a arrastrarla contra el suelo, solo evitando romperse la cabeza con un pequeño batir de sus alas, disminuyendo el daño lo más posible.

―Vas tarde, ¡otra vez! ―la pequeña bola peluda habló otra vez; el tono burlón tan característico del animal solo estaba irritándola más. 

Un día de estos le iba a arrancar la boca, no necesitaba que alguien más le recordara de su horrible forma de organización.

―¡Un día de estos vas a matarme, Daijin! ―se arrodilló, intentando sacudir el polvo que se había impregnado en su falda, notando el piso de cristal bajo sus piernas; este hizo que entrara en cuenta de en donde estaba. Alzó el rostro con violencia y un escalofrío le recorrió hasta la nuca; las imponentes paredes de mármol rosado chocaron contra sus ojos.

No hacia falta mencionar que casi empezó a sudar cuando su nombre completo fue gritado hasta el rincón de Layender.

―¡Cherish Elaine Idony! ―Athevine Yarn, conocida como una de Los Prodigios del Amor y su instructora, hizo resonar sus tacones en forma de corazón mientras salía de forma imponente de la sala donde se estaba realizando La Nonagésima quinta graduación de cupidos. 

Sus ojos se entrecerraron mientras la miraba con decepción.

―La graduación empezó hace casi una hora, tu nombre sonó por el pedestal alrededor de cinco veces y en ningún llamado hubo respuesta. ―Daijin se acurrucó cerca de las rodillas de Cherish, esta no se atrevía a ver los ojos de su maestra―. Cualquier futuro cupido podría llegar a tiempo a un evento tan importante excepto tú.

 ―Athe- Instructora, disculpe mi gran falta de respeto. ―Cherish se arrodilló completamente, pegando su frente contra las nubes; sentía sus ojos aguar ante el filo de la mirada de la mujer―. Pero juro en nombre de Amour, Cupido, hijo de Venus, que para mí el deber de cargar el nombre de Aprendiz de Cupido es el más grande honor que se me puede entregar y, por eso, pido su piedad y la de todo el Manto.

Athevine suavizó su mirada, soltando un largo suspiro. ―Cherish Elaine Idony, se te será entregado el arco y flechas bendecidas por la cascada del corazón rosado, otorgándote el título de un Cupido, pero, debido a tus continuos retrasos y faltas de respeto, estarás a prueba; tu primera misión se realizará una semana después que la de todos los graduados y, de acuerdo a tu desempeño, se considerará que obtengas el título de forma permanente. 

Daijin maulló de forma escandalosa cuando Cherish casi lo aplasta con los saltos de alegría que había empezado a dar alrededor de la mujer. Abrazando a Athevine con fuerza, olvidando el momento serio que estaban teniendo.

―¡Muchas, muchas gracias! Daré todo de mí para no decepcionarte, ni a ti, ni al Manto. ―habló, las alas aterciopeladas se menearon con alegría―. Escuchaste, Daijin, las noches en vela no fueron un desperdicio total.

Cherish rió mientras seguía dando vueltas, siendo la pobre bolita peluda arrastrada a girar con ella.

―¡Pero! Hay algunas cosas de las que tenemos que hablar, por ejemplo, el hecho de que abriste tus alas para volar por las instalaciones, lo cual está estrictamente prohibido, Idony.

A pesar del consciente regaño que le esperaba, la joven Cupido no borraba la sonrisa en su rostro, esta iluminaba las paredes de mármol rosa junto con la danza.

 Las nubes de algodón sí que daban suerte.

Los días parecían eternos; cuando aceptó empezar una semana después que el resto de sus compañeros, nunca se imaginó la tortura que sería estar viendo como el portal se abría y se cerraba cada tres horas sin poder zambullirse en él. Sus alas aterciopeladas se retorcían en cada momento que el lago brillaba de un suave color perla.

Este era uno de sus momentos de sufrimiento.

―¡Ay, ya no aguanto! Yo también quiero ir al mundo humano y hacer que varias personas encuentren a su compañero de vida.

―Si fueras más puntual no tendrías que esperar tanto. ¡Además! ―Daijin se desplazó por el pasto, quedando enfrente de un arbusto con fresas―. Puedes tomarte estos días para crear un plan. Ya te dieron tu primer objetivo, ¿no es así?

Cherish siguió con la mirada a la pequeña bola de pelo, haciendo pucheros junto a balbuceos enojados antes de responder.

―Sí, es un joven humano con problemas de ira. ―respondió, con un toque más animado en su tono de voz―. Creo que es porque es más pequeño de lo que se espera en un joven asiático, ¡aunque su color de pelo es muy bonito y sus ojos parecen piedras preciosas!

Empezar a hablar sobre la pronta misión que tendría que cumplir como una recién graduada parecía haberle devuelto el ánimo que escaseaba hace unos momentos.

Daijin se acercó, con unas pequeñas fresas sacadas recientemente del arbusto en el que estaba jugando; dejó algunas al costado derecho de Cherish y él se acurrucó a unos cuantos centímetros más lejos.

Cherish murmulló para ella misma antes de seguir hablando. ―Me pregunto, ¿cómo voy a lograr que su hilo se conecte con el de su alma predestinada? Digo, he estudiado las estrategias más favorables, la de los ancestros, pero dudo que encarcelar a alguien y que sea condenado sea algo moralmente correcto en estos días.

La bolita peluda siguió bañándose, fingiendo escuchar el dilema que estaba teniendo la alada. Ya estaba acostumbrado a los extraños momentos de pánico de su amiga.

―Solo confía en todo lo que has estudiado. Eras la mejor de tu clase por algo, ¿no?

―¡Si! Tienes razón, mi más gran pasión es hacer que los humanos puedan enamorarse y vivir una gran y larga vida con su otro extremo del hilo. ―Cherish sonrió, comiendo una fresa mientras miraba al cielo, decidida finalmente a cumplir con éxito su misión.

"Por eso me convertí en Una Aprendiz de Cupido"

୧  🎀🌷 𝐀𝐔𝐓𝐇𝐎𝐑'𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐄 ,, cherry and blossom: cupid

🎀. Cuidado con esas fresas, solo aviso. 

🎀. Bueno, fuera de bromas, estamos volviendo a ser más activos; tengo pensado actualizar por lo menos otras tres historias más antes de que se me vayan las ganas. Con esfuerzo todo se puede, no se pierde la esperanza.

🎀. Lindos los separadores, ¿no? Gracias a mi grandiosa -minyeol es que hay tanta belleza, usare estos pequeños apartados para ir presumiéndolos continuamente, jiji.

 🎀. Espero que les haya gustado el capítulo! Con fe de que el siguiente no sea en 80 siglos.