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XXI

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     El joven Harry decidió hablar entonces, mientras el viaje continuaba y veía como Frizzy seguía hablándole a Lauren sobre su mano temblorosa.

     —Veo que ya han entablado algún tipo de conversación. —Decidió interrumpir educadamente. —Seguramente Frizzy le ha hablado primero señorita Harris. Ella es una muy buena muchacha, y seguro ya le ha comentado que solía ser una de las sirvientas de mi familia. —Habló con una sonrisa dirigiéndose a Lauren quien asintió.

     —Aw, muchas gracias. —Respondió la morena con ternura y bastante halagada. —Su excelencia el joven Harry, es un gran muchacho igualmente. Lo conozco desde que tengo 16. —Le empezó a contar a la muchacha a Lauren. —He servido a su familia durante 5 años y un poco más. Ha sido un muy buen trabajo. Y  mira que él joven Harry ya está bien grande y yo le he tendido la cama todas las mañanas.

     —¡Frizzy! —Llamó el joven, regañándola aguantando reírse.

    —Pero si es verdad. —Dijo la chica.

    —Ya sé, pero no me delates delante de otras personas. —Respondió divertidamente, cruzándose de brazos como un niño.

[•••]

     Después de el divertido momento, el viaje continuó con normalidad, de vez en cuando Frizzy y Lauren se ponían a mirar a través de la ventana del carruaje, ya que los las calles por las que estaban pasando eran algunas que no habían tenido oportunidad de estar antes.

     Frizzy empezó a reírse.

     —Un niño se cayó, mira. —Dijo riéndose señalando una calle a través de la ventana, donde efectivamente un niño se había caído. —¿Viste? Se fue de cara. —Se seguía riendo la chica

    Lauren se fijó en la escena, y para ser justos, la manera en la que se había caído el niño sí había sido algo cómica a pesar de que seguro le había dolido.

    Aún así no se rio ni sonrió, a pesar de que le causó bastante gracia. Así siempre era Lauren. A pesar de lo gracioso que fuese algo, no se lograba reír bajo ninguna circunstancia, no era nada intencional, solamente que su personalidad seria y curioso carácter, de alguna manera bloqueaban ese tipo de reacción en ella. Y al parecer, absolutamente nadie de su entorno conocía como era el sonido de su risa, o como era su sonrisa, porque simplemente no lo hacía. Su expresión neutra, siempre la había hecho ver como si estuviese amargada y enojada todo el tiempo.

    Pero Frizzy, que a penas la había conocido, no tenía idea de aquello. Y por el momento solamente pensaba eso mismo, que la muchacha solamente no había de ser muy alegre que se diga.

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    —Oye, no seas amargada, no me vas a decir que no te dio al menos un poco de risa.—Le habló la chica calmando su risa un poco, y viendo que la expresión de Lauren no se había esbozado ni siquiera una pequeña sonrisa.

    —Es que yo rio por dentro. —Contestó Lauren con expresión serena, siendo su respuesta una de las casi inexistentes que brindaba con algo de humor cada mil años.

    Frizzy se echó a reír más entonces por la gracia que le causó la repentina respuesta de humor de Lauren.

    A pesar de recién haberse conocido, había un muy buen ambiente entre ellas. La morena, algo ilusionada con la idea, presintió que tal vez podían llegar a ser buenas amigas.

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    Bastantes minutos después, el hijo del Duque que había estado en silencio dejando que sobretodo Frizzy esté empezando y entablando contínua conversación con Lauren a cada momento, pareció haber notado recién que la última tenía un libro en su regazo.

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    —Disculpe señorita Harris ¿Me puede decir cuál es el libro que trae ahí? —decidió hablar.

    —Es Moby Dick. —Interrumpió Frizzy, contestando por la muchacha con bastante entusiasmo. —Lauren me contó que es la historia sobre unos hombres obsesionados con la caza autodestructiva de un chacalote blanco—Contestó Frizzy.

    —Cachalote. —Corrigió Lauren amablemente, a quien le había causado algo de gracia lo que había dicho la muchacha a su costado por error. Pero una vez más, no hubo sonrisa en su rostro.

    —Eso dije ¿O qué dije? —Contestó Frizzy confundida. Ya que el joven Harry había empezado a reírse disimuladamente.

    —Chacalote —le dijo Lauren.

    —Ay —dijo Frizzy empezando a reírse de su error. —Lo siento, no me di cuenta. —Dijo mientras todavía se reía.

    —En realidad querida Frizzy, Moby Dick tiene mucho más que cazar al chacalote. —Habló el joven, diciendo la última palabra mal a propósito como broma, haciendo reír nuevamente a la chica de cabello ensortijado. —Es una gran pieza de simbolismo a cerca de la maldad, representa por medio de sus personajes muchas realidades del mundo del siglo en el que vivimos, ya que no ha sido publicada hace mucho. Sus personajes, no sólo son personas inventadas al azar, cada uno simboliza un sentimiento profundo, de esos que corroen la sociedad todo el tiempo. Fue publicada en 1851, y ha narrado también aspectos muy realistas sobre la cruel caza de ballenas que se ha practicado y tal vez se sigue practicando en diferentes países.

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    —La obra sobrepasa en mucho la aventura y se convierte en una alegoría sobre el mal incomprensible representado por el cachalote. —Empezó a decir Lauren tomando la palabra de repente. —Un monstruo de las profundidades, que ataca y destruye lo que se pone en su camino, así como el capitán Ahab, que representa la maldad absurda y obstinada, que sostiene una venganza personal y arrastra a la muerte inútil a muchos inocentes.

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    El hijo del Duque quedó admirado, en todo el buen sentido, por las palabras de Lauren, ladeando su cabeza un poco y arqueando una ceja ante la grata sorpresa.

    —Señorita Lauren, si es que mi pregunta no la incomoda ¿a qué edad leyó usted esta obra de Herman Melville? —preguntó el joven de repente.

    —A los doce, su excelencia—respondió educadamente la muchacha.

    —Yo también —Contestó brindándole una cálida sonrisa. —A decir verdad, es un libro bastante pesado, que solo se puede comprender a temprana edad si es que se ha recibido una educación excelente. Me siento gratamente admirado por usted. —Halagó

    La muchacha hizo un gesto con la cabeza, agradeciendo profundamente por el halago del joven.

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    —Y yo que pensaba que era un libro para niños pequeños. —Dijo Frizzy que se había quedado  pensando un largo rato. —Que decepción, ese libro me va a deprimir, si es que algún día me animo a leerlo.

    El joven Harry rio por las palabras de quien solía ser su sirvienta.

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    El carruaje siguió avanzando y avanzando, el largo viaje se iba acortando.

    Frizzy seguía entablando conversación con Lauren de tanto en tanto, ya que s pesar de notar que era bastante seria, de pocas pero interesantes palabras, y tal vez un poco amargada, le agradaba bastante. Por otro lado, para Lauren, Frizzy también le había resultado agradable, a pesar de lo extrovertida y tremendamente habladora y risueña que parecía ser en contraste a ella. A Lauren no le molestaba para nada escuchar todo lo que decía Frizzy, y no tenía problema con que a ella le encante hablar, porque a Lauren le gustaba escuchar.

    El hijo del Duque, prefirió solamente guardar silencio, dejando que ambas muchachas sigan interactuando, ya que aquella interacción funcionaba de manera graciosamente complementaria, gracias a las diferencias entre ambas.

    Pronto, y con Frizzy bastante entretenida hablando de cualquier cosa que se le ocurría y Lauren escuchándola. La gran y elegante zona que estaba muy cerca a las puertas de palacio, ya estaba a la vista.

    Frizzy empezó a ponerse nerviosa, y una vez más empezó de hablar de su mano temblorosa con la muchacha.

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    El carruaje entonces, fue entrando a la zona previa a las puertas de palacio. Y el hijo del Duque ante el anuncio importante que tenía que hacer, decidió   hablar.

    —He de recalcar, que yo solamente podré acompañarlas hasta la puerta de palacio, ya que en la puerta quién tomará el relevo para recibirlas es Karoma Bundhensen, la ama de llaves y jefa general de todos los sirvientes de castillo. —Dijo el joven, captando la atención de las dos muchachas. —Ya dentro recibirán muchas más indicaciones, que se las dará la señora Karoma, recibirán sus uniformes y serán designadas al ala sur del castillo, donde vivirán y dormirán desde ahora. —Dijo. —Sé que tienen entendido la gran exigencia del trabajo al que están entrando, palacio no es como la casa de mi familia, ni como en la que solía trabajar la señorita Harris. En palacio viven las máximas autoridades de nuestro reino, se realizan las reuniones más importantes y es el lugar con más exigencias en sus sirvientes del mundo. Deben cumplir con todas las exigencias dadas, por eso es que se ha confiado en recomendar su trabajo, ya que por su gran impecabilidad al trabajar se asume que podrán llevar un trabajo como este. Y personalmente no dudo de la gran capacidad que han de tener las dos. Mi padre ha confiado enteramente en Frizzy y en la gran recomendación de Vladimir con Lauren. —Hizo una pausa. —La seriedad que han de tener es muy alta, los sirvientes de castillo, en su mayoría, no se les permite salir de castillo. Eso se sabe muy bien. Una sirvienta Real, tiene el privilegio le servir de una manera mucho más directa a nuestra sagrada realeza.

[•••]

    Para el momento que el noble dejó de hablar, el carruaje paró. Lauren solo respiró pesadamente, al ver por la ventana las inmensas rejas de metal como puerta, en el diseño más lujoso del mundo, esa era a penas la entrada a la parte de afuera del castillo, que daba a una especie de jardín. La gran sensación de nerviosismo en su pecho se multiplicó considerablemente, y su pierna derecha empezó a temblar nerviosamente de arriba a abajo.

    —Ay joven Harry, me ha puesto más nerviosa de lo que ya estaba. —Contestó Frizzy. —Ahora hasta me están sudando las manos también. —Dijo limpiando el sudor de sus manos en la falda de su vestido.

[•••]

    Desde detrás del carruaje, uno de los guardias que venía en uno de los caballos que acompañaban al carruaje bajó de su caballo para poder abrir la puerta del transporte.

    El noble fue quien bajó primero, para que después Frizzy y Lauren, tomando sus respectivas maletas, bajen también de ahí.

    Debido a la altura del carruaje, tuvieron que bajar casi saltando.

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    —Me siento intimidada en muchas maneras. —Dijo Frizzy, cuando ambas ya habían bajado del transporte, viendo las inmensas rejas, y lo imponente que se veía tan inmenso castillo.

    —Síganme. —Ordenó el hijo del Duque, haciendo que ambas muchachas caminen detrás de él.

    Fuera de las rejas habían también más guardias, dando a saber la gran protección que tenía el palacio, con guardias en todos lados fuera del castillo, en todas las entradas. Y seguramente también por dentro.

    Frizzy cargaba su maleta con las dos manos, ya que era un poco más grande y más pesada que la de Lauren, haciéndola caminar un poco más lento. 

    En cambio, Lauren cargaba la suya con una, ya que con la otra llevaba el libro. Su maleta también pesaba, pero menos que la de la chica a su costado, aún así los tendones de la mano de Lauren sobresalían debido a la fuerza que estaba haciendo con solo un brazo.

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    Los guardias de la reja al ver al noble acercarse, abrieron la misma inmediatamente. Dejando pasar también a las muchachas, ya que habían sido avisados sobre la llegada de nuevos sirvientes a palacio.

    Seguía un gran patio, el cual tenía un camino ancho y largo elegantemente pavimentado para poder pasar por el medio.

   Todas las plantas que estaban a los costados del camino, eran rosas blancas, cada una de ellas. No había ningún otro tipo de flor, ni de otro color.

    La majestuosidad del castillo llegaba a ser totalmente indescriptible, aún ni habían entrado a las puertas oficiales y la manera que una construcción tenía el poder de intimidar a alguien solo desde afuera era increíble.

    Era un lugar inmenso, en absolutamente todo, y tenía entendido que el gran jardín de la entrada era a penas sólo uno de los que habían por todo el palacio, y su jardín oficial, que por lo que la gente contaba, era una especie de laberinto o paseo, de lo más elegante posible. El solo imaginar eso podía poner nervioso a cualquiera.

    Las hermosas torres, elegancia y decoraciones. Hacían increíblemente inolvidable la experiencia de estar viendo palacio de tan cerca.

    Frizzy decidió levantar la mirada y la cabeza para ver cuán alto era el castillo. No llegando a hacerlo debido a que su cabeza no podía ir tan atrás sin perder el equilibrio.

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    Caminaron, y Lauren no pudo evitar pasar mirando detalladamente las preciosas rosas blancas del jardín de entrada, y a los dos lados del camino por el que estaban pasando. Todo era increíble.

    La hora que era, favorecía completamente a lo imponente que se veía el castillo. El sol estaba arriba, iluminaba todo. El sentimiento que causaba pisar un lugar como aquel era extraño, incombrensible.

    Y como había dicho el anciano Bibliotecario que pasaría, a pesar de ya estar ahí, todavía se le hacía muy difícil creer que lo estaba. Asimilar que de un tiempo a esta parte iba a empezar a trabajar en un lugar en el que nunca se hubiera imaginado poder trabajar antes. Ser consciente de que iba a tener que acostumbrarse a una rutina mil veces más diferente. Pero teniendo el eterno y profundo agradecimiento de no volver con personas que no quería ver nunca más, y la gran pena de dejar de ver a quienes sí estimaba con el alma

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    En las puertas oficiales para entrar a palacio, se podía ver perfectamente tallado en su fino y elegante material de costosa madera barnizada, el sagrado Escudo del Reino Unido, estaba cubriendo casi la totalidad de la puerta.
Dándole el aspecto más glorioso que se pudo haber visto jamás.

    A ambos costados de la puerta habían otros dos guardias, y delante de la misma estaba una mujer, Karoma Bundhensen justamente, de quién había hablado el joven. La Amadeo llaves y jefa general de todos los sirvientes.

    Traía un uniforme como el de una sirvienta de castillo, pero sin el delantal blanco de encajes. Haciendo que luzca como si solo estuviera usando un vestido negro de manga larga, puños blancos y un cuello de camisa blanco también. Era una mujer ya adulta, pero no anciana. Alta, bastante delgada, pálida, canosa y con los ojos plomos.

    Traía una expresión seria e imponente.

    Al ver al joven hijo del Duque, hizo la reverencia que debía de hacer. Quedándose agachada hasta que el noble indique que podía levantarse.

    El noble la saludó también con gran educación y familiaridad, indicando que ya podía levantarse.

    Lauren y Frizzy habían quedado algo atrás, ya que el joven había caminado algo más rápido y él no tenía ningún peso o maleta que vuelva lento su paso.

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    —Señora Bundhensen, he aquí las dos nuevas sirvientas de palacio que vienen el día de hoy. —Dijo el joven. Mientras las dos ya habían podido llegar hasta donde estaba el noble. —La señorita Jocasta Godwin. —Habló presentando a la morena de cabello marrón ensortijado. —Y Lauren Harris. —Dijo señalando a la pálida de ojos enormes y cabello negro.

    Frizzy quedó bastante congelada por los nervios, pero al ver que Lauren a su costado había hecho una reverencia para saludar a la mujer, reaccionó e imitó su acción.

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