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Pov omnisciente

– Ella no ha dormido bien desde que pisó este hospital.– Rivers hablaba con preocupación.

Su mirada estaba pegada a su amiga, al fin pudo conciliar el sueño después de casi un galón de leche tibia y 3 paquetes de galletas.

Estaba sentada en aquel sofá en el cual ambas dormían, sus brazos estaban cruzados, la abrigaba una sudadera.

Su cabeza estaba recargada en el mueble, se le veía pacifica, aunque no podía engañar a nadie, se la pasa despierta casi si no es que 24/7.

Se le veía cansada, y apenas llevaban 4 noches.

– ¿Puedes venir por ella? Se lo qué pasó entre ustedes, y por eso se que le harás mucho bien. Intenta que duerma más tiempo, yo me quedaré aquí.–

– No quiero que crea que me interpongo en esto Rivers, lo que menos quiero es causar conflicto.–

– Te necesita, Roier.–

– Pasó en la mañana.–

– Aquí te esperamos.–

Colgó aquella llamada, guardó su teléfono y caminó directo al sofá, se sentó justo al costado de la castaña.

Cuando esta sintió la presencia de su amiga solo pudo acurrucarse en ella, necesitaba la presencia de alguien que la hiciera sentir segura, y nunca dudaría de su mejor amiga.

Rivers no tardó en abrazarla, envolverla en un abrazo, sintiendo como aquella tensión en el cuerpo de su amiga desaparecía.

Le dolía verla así, ya había teniendo varias situaciones en las cuales la veía así, derrumbada, siendo solo una masa de tristeza; pero no podía decirle que todo pasará, que va a mejorar, por que ni ella sabía eso, aquella platica con la doctora había cortado todas las esperanzas de algún tratamiento con resultados positivos.

El cancer estaba demasiado avanzado, podían tratar de sacarlo con una cirugía pero podía volver con mayor intensidad, tratarían con quimioterapia, pero si no se veía mejoría en 3 meses no seguirían con ello a petición de Amanda.


[...]


Un día nuevo había llegado, el chequeo matutino a las 7 de la mañana despertó a las chicas que estaban en aquella habitación.

– Voy al baño, ahora vuelvo.– Avisó la castaña para pararse del mueble y caminar a el sanitario.

Esperaron un par de segundos para que Amanda se asegurara de que no la escucharía su hija.

– ¿Si va a venir?.–

– Sip, me dijo que ya estaba a unas cuadras.–

– Perfecto, dile que la mantenga el mayor tiempo distraída de esto, y si es posible hoy que no regrese a dormir.–

El teléfono de la rubia vibró, miró rápidamente. Una notificación de Roier apareció avisando que ya estaba pasando a buscar la habitación.

Apenas Rivers iba a responder cuando la puerta fue tocada 3 veces, acompañado de un "Room service" con una voz algo divertida.

– Ya llegó.– Samy corrió a la puerta, abriéndola, dejando ver a un Sebastian con una de las charolas con tres cafés sobre esta.

– Hola.– Saludó a la rubia con un abrazo.– Hola, buenos días.– Ahora se dirigió a Amanda.

Caminó hacia la camilla, ofreció su mano hacia la señora como saludó, esta no dudó en corresponderlo.

– Sebastian, mucho gusto.– Se presentó con una sonrisa.

– Amanda, el gusto es mío.– Devolvió la sonría.

– Traje café.– Ofreció a Rivers uno de los vasos que había en la charola.– Uno para ti, para Félix y el otro para Nani.–

– Vale.– Dijo Rivers tomando la charola en sus manos.

– Pero siéntate por favor, Dani entró al baño.– Ofreció la madre de la peli castaña.

Roier aceptó aquella propuesta, sentándose en el sofá.

– Sebastian, me gustaría que por hoy distraigan a mi hija, y si es posible que no duerma hoy aquí estaría mejor, no ha podido descansar desde que llegó.– Comenzó a hablar.

Roier prestaba atención atentamente, y no podía negar que estaba preocupado por el estado de la castaña, había podido hablar con ella por llamadas o mensajes, pero no le bastaba, necesitaba verla en persona para asegurarse que se encontraba bien, o era eso lo que ella le decía.

– Oigan, creo que bajaré a comprar un poco...– las palabras de la castaña se detuvieron al ver al chico sentado, en aquel sofá.

Roier se levantó del sofá, con pasos nerviosos y una pequeña sonrisa en sus labios se acercó a la castaña.

– Hola Roier, ¿Cómo estás? ¿y esa agradable sorpresa?.– Dijo el pelinegro con algo de ironía y burla en sus palabras.

Daniela seguía algo sorprendida, no sabía exactamente qué decir, lo único que sabía es que lo necesitaba, claro que lo necesitaba a él, a sus abrazos, a sus comentarios que le causaban risa, y aunque no creyera ya que fueron pocos, a sus besos.

Pueda que estuviera algo sumergida en todo esto de su madre, pero como se mantenía despierta en las madrugas por parte de pensar en aquel beso, ¿Cómo carajo podía seguir pensando en aquel beso de esa forma?.

Roier la envolvió en sus brazos, sintiendo aquella calidez recorrer su cuerpo, su corazón latiendo tranquilamente al sentir como el de Dani latía cerca de su cuerpo.

Dani tuvo un par de segundo para poder reaccionar y corresponder aquel abrazo.

Amaba los abrazos de Sebastian, le daban aquella paz aunque su al rededor sea todo lo contrario, podía calmar aquellos pensamientos tan revoltosos que no la deseaban relajar. Le traía ese sentimiento de estar en casa.

– No me aguanté las ganas sin verte.– susurró contra el oído de la castaña, causando aquella mariposas en su estómago.

– Me alegra que no te hayas aguantado las ganas.– Dani se aferró a los brazos del pelinegro.

Un carraspeo de garganta los trajo a la realidad, separándose del abrazo pero sin cortar aquella cercanía.

– Mamá él es Sebastian, digamos que es mi...– sin saber cómo nombrar lo que eran lo miró dudosa.

Roier solo juntó sus labios, apretándolos y arrugando levemente su ceño al no saber como podrían ponerle a lo que eran.

– Estamos en proceso de ver qué sucede.– Decidió la castaña, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte del chico a su lado que mantenía su mano en la espalda baja de la chica.

Amanda soltó una risa nasal, y entendiendo a lo que quería decirle Dani con una mirada asintió.

– Ve, estaré bien si no estás un rato aquí, Marco llega en un rato, así Rivers puede también descansar.–

Dani corrió a su madre con una sonrisa, dejó un par de besos en la mejilla de su madre con emoción.

– Prometo regresar en la noche, te amo, eres la mejor.– tomó su bolso con rapidez para tomar la mano del chico.

– Un gusto señora Amanda.– se despidió Roier con una sonrisa.

– Dime Amanda, nada más, y el gusto es mío Sebastian, cuida bien a mi niña.– con una sonrisa habló, Roier asintió.

Ambos salieron de aquella habitación, a Dani se le veía más calmada, y hasta con una pequeña sonrisa en su rostro. Roier le hacía tan bien.

– Y bueno señorita, ¿Qué te apetece desayunar?.–

Iban tomados de la mano, Roier se dedicaba a dar pequeños círculos con su dedo pulgar sobre la suave piel del torso de la mano de la castaña.


||     Memes     ||

































||      Nota de autor      ||

Holaaaa como están??? Espero y súper bien,
dios estoy orgullosa por que subí 3 capítulos en una
semanita, gran logro, último antes de entrar a mi prepa y ahora si full concentrada en subir aquí, ¿qué opinamos de cómo se va viendo la trama?.

CONTINUARÁ...
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Gracias por leer y votar:)

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