ℂ𝔸ℙ 𝟚𝟟 > 𝕾𝖕𝖑𝖎𝖙
Holisss!!! Antes que nada voy a avisar de un par de cositas. Por favor se requiere lectura de esto.
—Este va a ser un cap largo.
—También será muy triste, he llorado varías veces haciéndolo.
—No se olviden de votar y comentar por favor. Es una forma de apreciar el esfuerzo que hago al escribir a la una de la mañana JAJAJAJA.
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AL DÍA SIGUIENTE, ME ENCONTRABA EN EL INSTITUTO. Finalmente habíamos decidido que hoy íbamos a plantarle aquella denuncia Nate.
—Mills, tengo miedo.— me dijo Maddy mientras movía su mano repetidamente.
Yo la observé apoyando mi mano sobre la de ella. —No te preocupes, todo estará bien. Ya lo verás.
Aunque con Maddy ya no fuese lo mismo, no podía olvidar todo lo que habíamos vivido y pasado juntas. Ante todo era mi amiga, y siempre iba a apoyarla en todo lo que necesitase.
—Oye, Millie.— me llamó. —Sé que no es el mejor momento, pero de verdad que necesito preguntarte algo ahora mismo.
Yo me confundí levemente, pero luego me supuse lo que me quería preguntar. —Sí, claro. ¿Qué ocurre?
Ella respiró y comenzó a hablar. —Sé que últimamente no he sido buena amiga contigo. Dudé de ti cuando me contaste que Nate te maltrató físicamente aquel día en la feria, créeme que jamás me lo podré perdonar.
Yo solo me dediqué a escucharla mientras sentía un nudo en la garganta, por lo cual tuve que apartar mi mirada.
—Estaba cegada por Nate, te lo juro, Mills. Tú lo sabes, no me daba cuenta de lo que me estaba haciendo por culpa de lo que sentía hacia él.— decía casi llorando. —Llevó con Nate desde los 14 años, literalmente hemos crecido juntos. Jamás me esperé aquello y por eso pensé que lo que me hacía era normal, o simplemente no quise verlo.
—¿Podrás perdonarme?— me preguntó triste, realmente se veía mal.
Yo dudé antes de contestar. —Sí, claro. Todo está bien.
—¿Seguimos siendo las mejores amigas de siempre?— me preguntó tomándome por sorpresa.
—Supongo.— dije dándole una suave sonrisa, a lo cual ella suspiró aliviada.
El director repentinamente salió de su oficina con varios policías detrás suya. Habían mantenido una charla donde el director explicaba lo ocurrido, la denuncia y varias pruebas que pudimos presentar.
—Todo listo, chicas.— anunció el director asintiendo. —Cuando estéis listas.
Ambas asentimos y nos levantamos dispuestas y seguras, por lo cual el director entendió lo que queríamos.
Recorrimos varios pasillos hasta llegar a una clase de Tecnología.
—Disculpe la interrupción, profesor Martin. ¿Podría acompañarnos el señor Jacobs, por favor?— pidió el director tranquilo señalando al joven el cual ya se olía lo que estaba ocurriendo
—Sí, por supuesto. No se preocupe.— el profesor le hizo un ademán Nate para que saliera junto con nosotros.
Al llegar, Nate se acercó a Maddy bastante molesto. —Maddy, ¿qué está ocurriendo? Dímelo.
—Señor Jacobs, por ahora queda detenido por abuso y maltrato psicológico a su ex-pareja y por violencia hacia una menor.— contestó un policía haciendo que la cara de Nate se tornase blanca.
—¿Qué? Eso no es cierto, Maddy díselo.— pedía con frustración.
—Ni te atrevas a hablarme.— le contestó la pelinegra con una mueca de asco.
—Jacobs, sería mejor que se callase antes de que cualquier cosa que usted diga se utlice contra usted.— dijo ahora el otro policía haciendo que el moreno entrase en pánico.
—¡No, no y no! Pido un abogado, o a alguien de mi familia.— exclamaba haciéndole reír a uno de los oficiales.
—No se preocupe, ya hemos avisado a su familia nosotros.— le contestó.
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—¿Lo hiciste, verdad?— le preguntó Cal a su hijo, quien permaneció callado todo el tiempo. —Esto es la hostia.
—Yo lo sabía,— ambos varones dirigieron su vista a la señora Jacobs. —sabía que ella nos iba a traer problemas, Nate.
—¿Y qué querías que hiciese?— preguntó el moreno.
—Yo sabía que la embarazabas o nos iba a hundir en la mierda como lo está haciendo ahora.— respondió molesta. —Los Pérez son una familia muy rara.
El moreno rió irónico. —¿Y nosotros que somos muy normales?
—Sabes que no me refería a eso.
—Pues explícate mejor.
La señora Jacobs pensó antes de hablar. —Yo siempre supe que Maddy si quedaba embarazada de ti te lo iba a dejar y ella iba abandonarte. Luego, también llegué a la conclusión de que si no ocurría eso, iba a buscar la forma de manchar nuestro apellido.
El moreno la interrumpió. —Nuestro apellido está manchado desde el nacimiento de papá.
—¡Nate, idiota!— exclamó su padre ofendido.
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Verlo caminar arrestado por los pasillos del instituto me hizo sentir satisfacción. No imaginaba jamás ver a Nate Jacobs así, a pesar de que desde chico siempre se le había visto como un niño muy violento.
Maddy y yo caímos bajo su seria y penetrante mirada, con la cual nos asesinaba en aquellos momentos.
—¿Crees que hemos hecho bien?— me preguntó Maddy algo insegura.
—Por mí que se pudra el cerdo.— dije asesinándolo con la mirada.
Muchos alumnos del instituto habían salido de sus clases para ver el espectáculo. Aplaudían mientras veían como el alto moreno era esposado y se iba con la policía, mientras nos daban su apoyo; menos los amigos de Nate, claro está.
—Que le den.— espetó Maddy dándome la razón.
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—Esto ya se está volviendo como costumbre.— le dije a Rue sentadas en el sofá mientras veíamos como unos narcotraficantes le ofrecían drogas a Fez y Ash.
—Ya ves.— río por lo bajo.
—¿Qué te hace tanta gracia?— le dijo uno de ellos a Rue.
Instintivamente me incorporé en el sofá atenta a los gestos de aquel hombre.
—¡Eh! ¡A ellas las dejas en paz!— exclamó Fez señalándolo violentamente.
El pelinegro intervino. —Le tocas un pelo a una y date por muerto, ni las toques.— amenazó.
—Vaya, qué preciosa familia.— rió Mice mientras Custer lo acompañaba, sí, eran ellos.
De repente, el semblante de Custer se volvió serio. —Tío, ¿qué haremos con los alucinógenos?
—No te preocupes, Custer. Seguro que una de ellas les apetece uno.
El pelinegro asintió entendiendo lo que quería decir, pronto sacó una pistola de su bolsillo y empezó a apuntar a Ash y Fez.
—¡Wo, wo, wo! No dispares, bruh.— dijo algo nervioso el pelirrojo.
—No dispararé si ninguno de ustedes intervienen mientras vuestras chicas consumen.— anunció Mice sonriente.
Un nudo se me hizo en el estómago, nos iban a obligar a consumir drogas.
—Tú, la de rulos. Me caíste bien el otro día, te haré una oferta que...— decía mientras Rue lo interrumpió.
—No, lo siento. Yo estoy en rehabilitación tratando de quitarme de las drogas.— explicaba mientras Mice asentía interesado en lo que la morena decía. —Llevo ya dos meses limpia, por favor, he hecho un gran esfuerzo.
Mice asintió.— Bueno... no sé qué hacer.
—Lo haré yo.— dije llamando la atención de todos.
Mice y Custer sonrieron animadamente.
—¡No, Millie, no!— exclamaba Ash negando.
—¡Mills, ni se te ocurra!— dijo Fez ahora.
—Sabía que la novia de Playboy nos iba a caer bien al final.— comentó Custer mientras veía como Mice asentía.
—¿Qué es?— pregunté algo curiosa.
Mice sonrió malévolamente. —Son setas alucinógenas.
Instantáneamente me acordé de un libro que mi padre me regaló sobre los tipos de setas que habían por donde vivíamos. Las setas alucinógenas únicamente recuerdo que su efecto duraba varias horas si no recuerdo mal, durante la digestión de ellas.
—¡Millie, no! Esas setas son capaces de matarte si consumes más de la cantidad justa.— explicó Ashtray sin poder hacer nada ya que lo estaban apuntando.
—No te preocupes, Playboy, le daremos la cantidad justa.— explicó Custer mientras cortaba en trozos una seta.
—Millie, si eres alérgica, eso te mata.— me volvió a decir el pelinegro preocupado. —No te la comas.
—No quiero que Rue vuelva a recaer.— contesté con miedo a lo que las setas me podrían provocar.
—Oye, rubia, ¿echas de menos a alguien?— me llamó Custer, ¿rubia?
—Me llamo Mills, y sí.— recordé instantáneamente a él.
—Millie, te esta manipulando.— me dijo Ashtray. —No lo hagas.
Custer sonrió. —¿Te apetece ver a quién más añoras?
Un sentimiento de tristeza y de melancolía se apodero de mí. Llevaba meses echándolo de menos, su muerte me dejó muy mal.
—Sí.— respondí convencida.
—Con esto podrías verle durante unas horas, hablar con él...
—¡Mills, te está manipulando!— exclamó ahora Fez.
Yo dirigí mi vista hacia el calvo. —¿Cuánto es?
Él sonrió de lado. —Serían 300, pero como me caes bien, serán solo 200.
—Voy.— agarré mi monedero rápida y le entregué el dinero lo antes posible. —Toma.
—¡Perfecto!— exclamó después de haberlo contado. —Aquí tienes, cielo. Ya podrás ver a quien extrañas.
Al agarrar los trozos de setas e introducirlos en mi boca y comerlos me sentí nerviosa, iba a verlo después de todo lo que ha pasado. Mi vida sin él se hundió por completo, no podía aguantar más sin verlo.
Custer me informó que las setas tardaban una media o tres cuartos de hora en hacer efecto. En aquel tiempo, todos estaban en la cocina, menos Ash y yo, que estábamos sentados en el sofá. El ni siquiera me miraba, se notaba bastante que estaba enfadado.
—Ashtray.— lo llamé sin obtener respuesta. —Lo siento, de verdad.
—Te dije que no te la comieras.— me contestó débilmente. — Esto era lo que yo más temía.
—No te entiendo.
El pelinegro tomó aire. —Lo que más miedo me daba era esto, que tú salieras mal por culpa mía. Y ahora mírate, acabas de consumir drogas. Imagínate si ahora te vuelves drogadicta, ¿de quién sería la culpa?
—Mía, porque yo soy quien se las quiere tomar.— contesté. —¿Podrías dejar de echarte la culpa por todo?
Él vaciló. —Tú no te hubieras tomado eso si no me hubieses conocido jamás. ¿No te das cuenta, Millie? Soy una mala influencia para ti.
—¿Pero qué cojones dices, Ashtray?— pregunté yo. —Te conozco desde que tengo cinco puntos años, no actúes como si nos hubiésemos conocido hace 2 meses.
—¡Mírame! ¡Soy un puto narcotraficante con solo 17 años! ¡Imagínate lo que me espera para mi futuro!— exclamaba señalándose. —¡Y ahora mírate! ¡Has consumido drogas por mi culpa, porque soy un narcotraficante! ¿Es que no lo ves?
Un gran nudo volvió a formarse en mi garganta, odiaba que él hiciese eso.
—Sabes que eso no es justo, Ashtray.— dije tratando de que razonara. —No es tu culpa, te lo repito por segunda vez, y te lo puedo repetir las veces que hagan falta. No es justo.
Situé mis manos en sus mejillas mientras una lágrima se deslizaba por la mía. Las manos de Ashtray se posaron sobre las mías, y suavemente las bajó hasta soltarlas en el aire bajo una mirada de tristeza y decepción hacia sí mismo.
Un fuerte mareo se hizo presente en mi cabeza, todo empezó a verse de otros colores, incluso pude apreciar varias mariposas y bichos volando por el salón.
—Bueno, parece ser que la seta ya está haciendo sus efectos.— comentó Custer.
—Hijo de puta.— escuché a Ashtray por detrás mientras observaba cómo se levantaba y se acercaba a su hermano.
Una figura que no veía hacía años luz se hizo presente en frente mía. Instantáneamente me levanté del sofá. El nudo que tenía en la garganta se hizo más fuerte, junto a el origen de uno en el estómago. También noté como mis vellos se levantaban en punta, y como mis ojos temblaban al igual que mis labios de lo aguados que estaban. No podía creerlo, estaba allí conmigo.
—No puede ser...— susurre mientras tapaba mi boca con mi mano.
Notaba como mis mejillas eran humedecidas por las lágrimas, las cuales salían de dos en dos por cada uno de mis ojos.
—Hola, bonita.— escucharlo decir aquellas dos palabras fue lo que me hizo romper en llanto frente a todos.
Solía llamarme así todas las mañanas al hablar por teléfono antes de que yo entrase al instituto. Siempre se me hacía pesado, pero jamás podré perdonarme el hecho de que hubo muchos días en los que no descolgué la llamada. Ahora siempre rezo de que ocurra un milagro en el que vea su nombre en mi móvil cuando me llamen.
—No, no, no puede ser.— mis manos temblaban al igual que mis piernas, sentía como en cualquier momento me podría caer.
—¿A quién está viendo?— preguntó Mice susurrando mientras los cuatro me miraban.
El pelinegro me observaba con lástima. —A su abuelo, jamás superó su muerte.
—¿De verdad eres tú?— pregunté con un hilo de voz.
Él sonrió, dios amaba y extrañaba su sonrisa. —Claro que sí, preciosa. Estoy aquí.
Notaba como mi cuerpo temblaba como una hoja, lo quería tanto, y él simplemente se fue, como si nunca hubiese existido.
—Te he echado mucho de menos.— lloraba a mares haciendo que él sonriese dulcemente.
—Lo sé, bonita. Estoy muy orgulloso de ti, aunque no te lo dijese repetidamente, Mills.— sentía como mi pecho subía y bajaba hasta el punto de casi no permitirme hablar.
—Lo siento, abuelo.— conseguí decir mientras él cambiaba su semblante a uno confundido.
—¿Qué? ¿Por qué?— preguntó extrañado.
Yo respiré, por fin me iba a librar de toda culpa que había sentido hasta ahora. —Hubieron muchos momentos en los que no te traté bien, en los que preferí estar con mi móvil por ejemplo en vez de estar contigo. También hubieron momentos en los que te hablaba y contestaba mal, y tú solo te callabas y no volvías a hablarme. O cuando muchas veces me explicabas algo y yo hacía alguna gracia y tú pensabas que no te tomaba en serio. Lo siento mucho, abuelo. No sabes cuánto me he arrepentido toda mi vida.
Él volvió a sonreír dulcemente. —Bonita, no te preocupes, de verdad. Tu edad es así, la adolescencia es así.— trató de explicarme.
—No, como yo te traté no tuvo justificación.— contesté mientras lloraba sintiéndome culpable.
—Claro que sí, no te preocupes. ¿Tu madre no te paró de molestar con eso, verdad? Con lo de que no me trataste bien.— me preguntó haciendo que yo me sorprendiese.
—¿Cómo sabes que mi madre me molesta? Ella me hizo darme cuenta de lo mal que me porte contigo.— pregunté confundida mientras esperaba su respuesta.
—Bonita, te veo llorar todos los días. Ella no te abrió los ojos, ella te maltrata psicológicamente.
Justo cuando fui a contestar, la imagen de muy abuelo empezó a ser borrosa.
—¿Abuelo? ¡No, no, no te vayas! ¡Abuelo!— rompí en llanto acercándome a él rápidamente y envolviéndolo con mis brazos.
El depósito un beso en mi cabeza, tal como hacía todos los días que nos veíamos. Sentía una gran punzada en mi corazón, dolía lo más horrible que alguien pudiese imaginar.
—Ya nos veremos algún día, preciosa. Recuerda lo orgulloso que estoy de ti, y sé tu misma.— me dijo para luego desaparecer como si jamás hubiese estado allí.
Me caí de rodillas al frío suelo desesperada mientras lo tocaba en busca de él. —¡No! ¡No! ¡Vuelve! ¡Abuelo!
Y allí, me quedé, estática mientras lloraba y pedía volver a ver a mi abuelo, cosa que fue imposible.
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—¿No piensas decirme nada?— pregunté algo confundidla mientras andábamos hacia mi casa.
El solo bufó. —¿Qué quieres que diga?
—Estás enfadado.— le dije haciendo que sonriese.
—¿En serio?— vaciló mientras hacía como si se sorprendiese de lo que había dicho.
—Eh, basta. ¿Qué ocurre?— pregunté mientras paraba de andar.
Él imitó mi acción. —Rubia, lo he estado pensando y... creo que deberíamos de dejar la relación.
Aquellas palabras fueron como un balde de agua fría cayendo sobre mí, era lo que hacía falta para hacer de este día de mierda un día peor.
—¿Cómo?
—Hoy te han drogado, ¿qué te harán mañana? ¿Secuestrarte? ¿Violarte? ¿Matarte de un disparo? ¿No lo ves, cariño? Corres demasiado peligro estando conmigo.
Se veía dolido y culpable, no soportaba verle así.
—Ash, eso no es justo. Te lo llevo diciendo todo el maldito día. Si yo quiero estar contigo es mi problema. Lo que estás haciendo no es nada justo.
—Eso es depende de cómo se mire, yo solo intento protegerte. Y creo que así es de la mejor manera.— explicó mientras me miraba a los ojos.
Me sentía como la mierda, por ello, ni una puta lágrima me salió, estaba hecha polvo ya. No podía más.
—Eso no es nada justo, Ashtray.
—Me da igual. Se acabó.— finalizó mientras veía como sus ojos se aguaban levemente. Sabía que él lo hacía por mí, y no por simple egoísmo.
Sin embargo, no era nada justo lo que él hacía. Yo quería estar con él, y nada de lo que había pasado hoy había sido su culpa. En aquellos momentos tenía dos opciones: llorarle y suplicarle que por favor no me dejara, o irme y aceptar la realidad.
Elegí la segunda, y encima acompañada de un brote de ira que se originó dentro de mí.
—Está bien. Se acabó lo que se daba.— acepté con una sonrisa de boca cerrada. Él pareció sorprenderse. —Adiós, Ashtray.
Pasé por su lado mientras él permaneció allí estático. En el momento que sabía que ya no me podía ver ni tampoco escuchar volví a romper en llanto. Todo lo que ambos habíamos pasado juntos se había ido a la puñetera mierda.
Siempre he odiado mi vida, pero ahora mucho más, porque él ya no estaba en ella.
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Holisss!!! Bueno este es el cap de hoy :(
Sé que es muy triste, pero les adelanto de que todo va a mejorar e ir hacia arriba a partir de ahora, confíen en mi, siempre digo la verdad 🫶🏻
¿Que les pareció la escena de Mills y su abuelo?
¿Y la ruptura de nuestra pareja? ;(
Por favor, responderme y no me hagáis la cobra, ¿vale? Me duele mucho 😭😭😭
No se olviden de votar y comentar plis
~Pauu👺
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