𝐗𝐗𝐈𝐕
CHAPTER TWENTY-FOUR༄*•☆•*☽︎
i. act i!
-EL DÍA SIGUIENTE comenzó con una mañana tranquila.
Paul se había quedado a dormir en casa de Willow, sin que Briony y Brian se enteraran y Briar y Brady actuaran como si no lo supieran.
La morena se apresuró a prepararse, la tensión silenciosa solo alimentaba la melancolía y la aprensión en el aire. Y todo el tiempo, Paul la observaba esperando pacientemente a que terminara su rutina para poder ir a su casa y dejarlo prepararse antes de reunirse en la casa de Emily con el resto de la manada.
No se demoraron mucho y salieron de la casa al amanecer. Cuando llegaron a casa de Emily, el sol apenas comenzaba a salir.
Y al parecer los demás tuvieron la misma idea, pues llegaron con pocos minutos de diferencia. También ellos parecían igual de molestos por lo que estaban a punto de encontrar, pensó.
Y aunque todos sabían que era el único deber de la manada proteger la vida humana; que esto era necesario por el bien de todos en la reserva y en Forks, la mirada angustiada en los ojos de cada uno de los chicos hablaba de mucha carga.
Ella, Kim y Emily compartieron una mirada de preocupación por la manada, pero aún así, permanecieron en silencio.
Sabían que nada de lo que dijeran haría que los chicos se sintieran mejor.
Cuando todos estuvieron listos para irse, ella se alejó de Kim y Emily para hablar con Paul. Cuando él la vio dirigirse hacia él, sonrió suavemente, aunque Willow se dio cuenta de que no estaba feliz... en absoluto.
"Estarás a salvo aquí, ¿de acuerdo? Volveré enseguida". Susurró Paul, a pesar de saber que los demás podían oírlo perfectamente.
"Paul..."Susurró ella y vio el momento en que la última pizca de esperanza abandonó sus ojos marrones, mientras los hombros caían en señal de derrota.
"Por favor, no" intentó convencerla con su voz suplicante, pero ella se mantuvo firme.
"Estoy muy enojada con Edward. Tú y yo lo sabemos, Paul. Y, te guste o no, si yo estoy enojada con él, tú estás completamente furioso". Le acarició la mejilla con el pulgar y le acarició suavemente la piel suave.
"Y ustedes dos no pueden permitirse el lujo de estar peleando ahora mismo. Si me dices que crees plenamente que podrás controlarte sin mí, entonces me retiraré. No hay discusión".
Ella lo observó pensar por un momento, esperando que dijera que sí, que pudiera controlarse sin ella allí. Sabía que Paul luchaba con sus problemas de ira y no lo culpaba por ello en absoluto. Pero no estaba segura de poder manejar la forma, sin duda casual, en que iban a discutir sobre arriesgar sus vidas para matar a todo un ejército de vampiros.
Perder a Paul era, sin duda, una de sus peores pesadillas. Ya había perdido a sus padres, su primera piedra, y si perdía a Paul... sinceramente, no sabía qué sería de ella. El inminente encuentro con los Cullen sólo iba a ser un recordatorio de lo que se avecinaba y de lo que era posible.
Pero cuando él suspiró y bajó un poco la cabeza, ella supo la respuesta.
Ella iría con ellos.
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