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₵₳₱. 56 "Intensa cosecha"

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Siento el calor que emerge por cada fragmento de mi cuerpo al verlo tan expuesto por y para mí como solo él sabe hacerlo, mientras los acordes de sus melodiosos gemidos -a medida que me hundo con dos de mis falanges sobre las profundidades de su estremecido agujero- me nublan la maldita razón de ser más cuidadoso en este momento.

Lo importante es que no hay dolencia de su parte porque eso jamás me lo hubiera perdonado, pero en mí, es otro tema. Y tener que aguantar la condenada ajetreada de querer enterrarme recóndito y rápido sobre los confines de su cuerpo con mi dura vara me trastoca ambas cabezas; se me nublan la de arriba y se me tiesa la contraría pegándome un leve tirón adolorido sobre mi piel cicatrizada.

Pero con mi mejor máscara de sádico sediento de su cuerpo, me someto a extraerle cada sentido gemido y goce sin que se percate de mi pequeña dolencia.

Así que arremeto -de momento- solo con dos de mis largos y húmedos dedos mientras dure lo fugaz de mi conciencia y me permita degustar del glorioso sabor de sus labios con la punta de mi lengua.

Él, se entrega jadeante y acalorado a cada decisión que tome bajo mi mando. Y de solo verlo enteramente ofrendando y sin poner restricciones para con la toma de su soma, un creciente morbo de excitación me consume de poder llevarlo más allá, apretarlo hasta sus límites con el único fin de nuestro magnífico goce.

—Cariño... Recuerda que tú marcas el ritmo —anuncio en cuanto aflojo de absorberlo por completo bajo el manto del reguero de mis besos, recibiendo por su lado, un pequeño asentimiento de cabeza más un sentido gemido ahogado.

Y la vidriada mirada que me devuelven sus ojos, van a la par de la turbación de mi condenada conciencia cuando me pierdo en esos iris que me piden sin necesidad de palabras que -finalmente- lo someta.

—Ponte en cuatro, la cabeza al otro lado y junta por delante tus manos — imparto ronco desde mi reseca garganta que clama por saciarme de cada uno de sus pegajosos fluidos.

Y cuando observo que sin un ápice de duda se pega la vuelta dejando su voluminoso trasero a la altura de mi necesitada garganta, tengo que crear coraje para no abalanzarme y enterrarme en seco sintiendo como mis bolas golpean rudo sobre la delicada dermis de sus nalgas.

—¿A-así... mi señor?

¡Y maldita sea! Que mentiría si no asumo que me estremezco de pies a cabeza cuando me cuestiona con esa delicada voz que quiero dejar ronca a base de firmes estocadas.

—Así estás más que perfecto —suelto arrastrando mi ansiosa lengua sobre la línea media de su cuerpo. Iniciando mi camino por su zona lumbar y ascendiendo mientras grabo cada fragmento de su piel erizada bajo mi tacto.

Centímetros de nívea dermis que se muta a sonrojada en cuestión de segundos, sobre que me elevo sobre su cuerpo impartiendo acentuadas caricias y sonoros besos mientras escucho el glorioso quejido que sobresale desde las fauces de su garganta.

—¡Maldita sea cariño! No te das una idea de cuánto deseaba recorrer tus curvas con mi lengua —artículo ronco y pesado sobre el lóbulo de su oreja, percibiendo su estremecimiento a medida que mis impúdicas manos lo rodean.

Mano ascendente que desespera en busca de asir su garganta cuando raudo embebo mis dedos y así luego desparramar mi saliva sobre el contorno de su fruncida entrada... Agujero que late como órgano de animal galopante a la espera de ser rellenado como pavo por mis largos dedos o mi firme vara.

—Traga mis dedos bonito, como solo tú sabes hacerlo —suelto cerca de su oído aprovechando mi acercamiento para deleitarme sobre la delicada piel de su cuello a medida que ladeo su cabeza con la firmeza de mi agarre.

Y mientras me dedico a devorar la piel de su esbelto cuello, dos húmedas falanges traspasan el anillo muscular que se cierne recubriendo mis dedos como un apretado guante. Y ni lerdo ni perezoso, arremeto con firmeza curvando los mismos hacia la cima de su propio éxtasis entre tanto escucho sus jadeos incrementarse a sobremanera y mientras repentino echa hacia atrás su cadera.

Entonces, ajusto la pecaminosa intromisión en forma de tijeras mientras mis dedos queman por su envolvente calor y deslizo nuevamente la palma de mi otra mano para apresar las carnes de su sonrojado cuello y así, mantenerlo quieto mientras -velozmente- lo preparo.

Un sonoro jadeo se produce en cuanto curvo mis dedos, que acompañado del obsceno sonido del intenso chapoteo sobre su agujero, me dictan que no le falta demasiado. Así que sosteniendo su cuerpo con firmeza, me dedico a extraerle una a una sus proezas.

—¿Así de fuerte? —susurro malintencionado sobre su oído mientras lamo y muerdo el lóbulo de su oreja —. ¿O te aguantas más dedos?

No termino mi consulta y mucho menos espero de su respuesta, cuando ataco sin dudarlo sobre los confines de su cuerpo con un tercer dedo inquieto y desesperado por descubrir nuevas tierras.

Los gemidos ahogados que brotan de su cansina garganta mientras aprieto y suelto cada tanto su cuello, a medida que profano su obscuridad sin un ápice de cuidado, lo tienen completamente empalmado. al igual que mi explosiva cabeza que revienta por meterse presto en esa cálida cueva.

Entonces, suelto su cuello no sin antes girarle su rostro y devorar su descubierta boca con lengua, labios y dientes, mientras me preparo para penetrarlo y hacerlo estallar como granada de guerra.

Un cuarto dedo se suma mientras me grita en la boca "Hijo de puta" cuando se siente enteramente sobrepasado de sensaciones en tanto jadea por recuperar algo de oxígeno en su colapsado sistema.

—Cuida tu boca —gruño enterrando mis dedos -sin pudor- hasta el nudillo, hasta que una nueva maldición hacia mi persona me da el pie justo para nuestro arriesgado juego...

Resuena una firma cachetada en su rostro, seguida de un profundo jadeo mientras se mece hacia adelante en busca de rozar su lloroso miembro sobre la mullida tela del sofá.

Su pecaminoso rostro manchado en rojos y en saliva, es moldeable bajo mi gran palma cuando afirmo mi agarre en su barbilla y le suelto decidido: —Te dije que cuidaras tu boca —para finalizar absorbiendo lo que resta del oxígeno entre nuestros ardorosos cuerpos, cuando uno mis labios a los suyos; dedicándome a saborearlos por completo.

Y mientras recibo la gloria de sus gemidos mezclados con mis intensos jadeos, abandono su sensible cavidad para luego arrastrar mis empapados dedos sobre la trémula piel de su espalda y que mueran en su boca: —Chupa cariño, eres la puta gloria —suelto drogado del momento.

Él, me observa con su mirada perdida en el deseo que le provoca nuestro sórdido pasatiempo. Entonces, no pierdo detalle de su lengua recubriendo mis sucios dedos para luego dejarlos limpios con la profunda succión de su boca mientras una de sus manos, rápido desciende para atrapar aquella cabeza llorosa y roma... Cabeza que suplica por necesitadas caricias.

—Eso es, tócate para mí —anuncio entre susurros y lamidas a medida que incorporo su cuerpo para pasarlo por encima de mi "ahora" recostado soma —Arrodíllate y acaba en mi maldita boca —exijo a medida que mis manos lo recorren con afianzada prensión, acariciando. Apretando cada tanto hasta llegar a sus pezones y así, retorcerlos bajo la firmeza de mis dedos.

Su redondeado culo se menea como una deidad impúdica del sexo encima de mi ansiosa cadera. Y cuento en el aire números imaginarios para contenerme de no hundirme como un maldito animal en celo y hacerlo acabar con la punta mi polla en lo profundo de su agujero. 

Uno, dos, tres apretadas firmes a su cadera y desciende sonora mi mano sobre el relieve de su nalga derecha, dejando picar mi palma por descender de vuelta al verlo retorcerse como un indigente de mi firme tacto —Eres un maldito hombre del infierno... Quiero cogerte fuerte y que me acabes con mi gorda verga bien adentro. 

—¿Y qué esperas maldito pendejo? —me suelta el descarado con una media sonrisa enmarcada en su rostro y sus pestañas bañadas en puro deseo por mi polla.

Lo siguiente que sucede es una firme nalgada aún más fuerte a esa misma enrojecida nalga mientras lo manejo a lo muñeco de trapo, elevando sus piernas por los aires y enterrando -presto- mi lengua en lo profundo de su agujero.
























































Puf... Como que me emociono carajossss😏

Gracias por leer, comentar y votar🥰

Los amito mucho♥️

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