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Kai se estiró, observando como la azabache frente a él escribía rápidamente, terminando una de sus tareas, sonriente:— No puedo creer que ya pasó un año desde que nos conocimos...— el castaño levantó sus cejas, re acomodando su postura y riendo de forma nerviosa.
— Yo tampoco, contigo el tiempo pasa muy rápido. Me gusta tu compañía.— dijo el castaño con una sonrisa, jugando con uno de los bolígrafos de la menor.— aunque si noté que te estás dejando crecer tu cabello.
Al escuchar aquello por insintino ella tocó las puntas de su cabello, sonriendo ligeramente:— Quiero probarlo un poco más largo, cuando era niña realmente se veía bien.— explicó ella mientras cerraba su libreta y colocaba todo en su lugar.
— Tu eres hermosa, sea lo que sea que hagas.— dijo el castaño con un lijero sonrojo mientras desviaba la mirada.
Ella sólo observó por un momento mientras ataba su cabello, ahora le era más fácil hacerlo:— Me estabas hablando sobre la nieta de tu jefe.— dijo ella, intentando desviar el tema.
— Cierto, su particularidad se manifestó hace poco, el me pidió estudiarla gracias a que con mi Quirk puedo reconstruirla si acaso algo pasa.— comentó el castaño, jugando con la pluma entre sus dedos.— puede rebobinar cualquier cosa viva a su estado original.
La azabache levantó sus cejas, interesada:— Solo es una teoría, pero, tal vez incluso pueda revertir incluso los Quirks, no le he probado aun pero tal vez podría crear algo como un antídoto para que las personas ya no tengan más una particularidad.— los pensamientos en la cabeza de la menor al escuchar aquello eran un desastre, realmente le convenía aquel descubrimiento.
Si Chisaki desarrollaba una fórmula antiquirk ella no tendría que huir de su madre, en cambio sería ella quien tendría que cuidarse.
— Pero creo que lo mejor seria dejar la investigación hasta allí, es solo teoría, podría investigarlo pero no creo que sea lo mejor para una niña.— la azabache apretó la mandíbula con molestia, evitando demostrar esta en sus expresiones.
Ella se levantó de su asiento mientras observaba los ojos del mayor:— ¿Desde cuándo eres tan empático, Chisaki-san?— dijo ella con una sonrisa, fingiendo confusión.
El castaño suspiró:— Pensé que te gustaría más así, que serías feliz si trataba bien a esa niña, fue lo que me dijiste la última vez.— dijo él entre dientes.
— Claro que lo es, pero no quiero interferir con tus ideales, se que crees que todos están enfermos con el síndrome de héroe. De verdad que los heroes lo arruinaron todo, por esos las mafias ya no pueden moverse tan libremente como antes lo hacían.— dijo ella caminan hacia el hombre, quien la escuchaba atentamente.— Que pierdan su poder...¿no seria el mejor escenario?
— Tienes razón.— susurró él, haciendo que una sonrisa apareciera en el rostro de la más baja.
Ella se posicionó detrás de Chisaki, quien se encontraba sentado en una silla tomando el té que una de las asistentes de la menor había llevado, con delicadeza ella comenzó a masajear los hombros del mayor:— No quisiera interponerme en algo tan grande como eso, recuerda que todos están enfermos y una cura seria lo mejor. Estas en algo realmente importante.— ella deslizó sus manos desde los hombros del castaño hacia su pecho, abrazando su cuello.
— Me haría relamente feliz que siguieras con tu investigación.— susurró ella en el oído de Chisaki, haciendo que él sintiera el rose los labios de la menor contra su oído.
— ¿En serio?— preguntó Kai, sonrojado, hipnotizado por los encantos de las baja.
Ella sonrió:— Por supuesto, no hay nada más importante para mi que tu cumplas tu sueño.— dijo ella, plantando un pequeño beso en la mejilla del mayor, haciendo que se sonrojase aún más.
— Tienes razón, gracias por apoyarme Majakutsu-san.— dijo el castaño, tomando una de las manos de la de orbes ónix y entrelazando los dedos de su mano los de la suya.
— Siempre estaré para apoyarte, Chisaki san.
Ella comenzó a mover sus pies, sentada en la cornisa de un edificio mientras vigilaba este, dejando escapar un aliento frío gracias a las bajas temperaturas de aquella noche:— Realmente viniste, eres asombrosa.— dijo una voz tranquila detrás de ella, la azabache giró su cuerpo con cuidado de no caerse, sonriendo a quien la observaba, sosteniendo una manta y un par de vasos térmicos con chocolate caliente.
— Siempre cumplo lo que digo.— dijo ella, haciéndole un espacio a Dabi para que se centrara a su lado, tomando uno de los chocolates que este llevaba.— y menos mal, ¿qué hubieras hecho con esto si no? A demas, cumplir mi palabra es mi política. ¿Alguna vez he mentido?
— Muchas veces.— dijo el albino con una de sus cejas levantadas.
— ¿De verdad?— dijo ella fingiendo inocencia.
El hombre soltó un suspiro mientras al mismo tiempo abrazaba a la menor por los hombros, haciendo que ella recostada su cabeza en su hombro mientras ambos se cubrían con la sábana que el mayor había llevado. Su plan inicial siempre fue matarla, matarla cuando ella confiara en el, sin embargo, siempre lo posponia, por alguna razón poco a poco fue tomándole cariño a la azabache, aunque en siempre lo negaba.
— Sabes, Dabi, eres extraño. Tu cuerpo es frío a pesar de tener un Quirk de fuego.— dijo ella, tomando una de las manos de Dabi entre las suya, sintiendo la temperatura corporal del hombre.— No es helada como la de los que tienen Quirk de fuego, pero es más fría de lo que debería.
El solo la observó mientras ella tomaba de su chocolate caliente:— ¡Oh! Esto está delicioso, seguro lo compraste en la tienda de la familia de Irina, cuando voy siempre me preguntan por ti.— dijo la de orbes negros con una sonrisa pequeña.
— Entro cuando veo que sales, no quiero cruzarme contigo, prefiero comer en paz.— confesó el albino, imitando la acción de la menor, bebiendo aquel líquido caliente.
— Eso dolió, yo soy una muy buena compañía, no se porque dices eso.— Majakutsu fingió sentirse ofendida, cosa que Dabi notó de inmediato.
El albino la miró por unos segundos, sin embargo luego solo calló y observó el cielo estrellado mientras bebía de su chocolate, ella lo imitó, aquellos silencios eran realmente usuales entre ellos, después de todo aveces era así como ambos preferían estar. Ellos creían que había cierta belleza en aquellos silencios intermitentes. Ambos disfrutaban de aquellos silencios reconfortantes.
Luego de un rato fue cuando se percataron que habían tomado instintivamente la mano del otro:— Lo siento.— dijeron por lo bajo, evitando la mirada del otro.
Ella mordió su labio, colocando su mano en su pecho, apretando la tela de su camisa:— Dabi, me pasa algo extraño.— dijo ella, ligeramente asustada.— Mi corazón, lo siento extraño, me duele un poco y está acelerado. ¿Me va a dar un ataque cardíaco?
El albino la observó, sus ojos Zafiros observaban aquellos orbes ónix que, por primera vez desde que la conoció, tenían algo de brillo, él colocó su mano sobre el pecho de la chica, sintiendo como su corazón palpitaba velozmente.
— ¿Que le echaste al chocolate? Ahora tengo cosquillas en la barriga, que asco.— dijo ella, asustada.
Dabi estaba algo extrañado, a pesar de eso podía llegar a entender un poco porque ella no sabía lo que le sucedía, después de todo ________ nunca se había enamorado antes.
— No le eché nada al chocolate, no molestes con eso, seguramente tienes asma o algo así.— el hombre volvió a abrazar a la chica apretando a esta más cerca de su cuerpo.
— Te voy a jalar los pies en la noche si muero.— dijo la azabache con molestia, aceptando el abrazo del mayor.
— Entonces es una cita.— se limitó a decir Dabi mientras tenía una pequeña sonrisa, mirando el cielo oscuro de la noche.— ...La luna está hermosa hoy ¿verdad?
La azabache sonrió:— Siempre lo fue.— respondió ella, extrañada por escuchar aquella frase salir de la boca de Dabi, sin entender realmente el doble sentido de esta.
Al notar aquello el hombre golpeó con su dedo la frente de la menor, haciendo a esta sobresaltarse e instantáneamente enderezar su postura:— ¿Que te pasa?— dijo ella con el ceño fruncido mientras acariciaba el lugar anteriormente golpeado por el mayor.
— Eres estupida, no te soporto.— dijo él con una expresión y voz tranquila mientras observaba a la menor.
— El sentimiento es mutuo.— dijo ella, cruzándose de brazos mientras se alejaba del albino.
Él suspiro, podía ser una persona madura, sin embargo, muy en el fondo seguía siendo una niña, el hombre puso sus manos en la cintura de la menor, arrastrando esta hacia el, abrazanadola por los hombros y volviéndose a cubrir con la manta.
— Quedemonos así un raro. No te soporto pero hace mucho frío esta noche.— ella mordió su labio inferior, reprimiendo una sonrisa.
No sabía que le pasaba, ¿por qué sonreiria por aquellas palabras?:— Claro, solo porque hace mucho frío.— dijo ella, abrazando la cintura del más alto.— Dabi...Yo...
Antes de poder terminar la oración el hombre la interrumpió:— Touya.— dijo él.
— ¿Como?— confundida, la menor ladeó la cabeza.
— Mi verdadero nombre es Touya.— dijo el albino, esperando la reacción de la menor.
Ella calló por un momento, analizando los kanji del mayor, esperando a encontrar algo vergonzoso para burlarse de él, sien embargo no encontró nada:— Es un lindo nombre, Dabi también lo es, es genial. Tienes dos nombres.— Él levantó sus cejas con sorpresa, después de todo esperaba que ella le preguntara porque cambió su nombre.
— Ibas a decir algo, antes de que te interrumpiera...— el de orbes azules observo a la menor, quien sintió como su corazón se detuvo por lo menos un segundo.
¿Enserio estuvo a punto de hablarle sobre su vida privada?, nisiquera Sakura sabia sobre sus problemas ¿porque se los contaría a Dabi?
— Tengo clase mañana temprano, no era nada importante.— ella recuperó su compostura, creía que no podía apegarse emocionalmente a aquel hombre, a pesar de que ya lo había hecho.
Majakutsu acomodó su mochila en su hombro, suspirando mientras masajeaba su cuello, las clases habían terminado y aquel día, después de mucho tiempo, era su dia libre, razón por la cual no tendría que salir de su casa para asesinar a alguien o vigilar bodegas con drogas. Ella no pudo evitar colocarse en posición defensiva al sentir como alguien intentaba quitarle su mochila.
— Matame por intentar ser amable.— dijo Dabi, levantando sus manos en señal de rendición.
La azabache se relajó, dejando esta vez que el hombre tomara su mochila:— ¿Que haces aquí?— preguntó con curiosidad.
— Buenas tardes para ti también.— dijo el albino mientras la miraba de reojo.
Ella calló, esperando una respuesta del mayor, quien suspiró resignado:— No tenía nada que hacer así que vine a verte.— mintió, después de todo Giran le habia enviado a hacer unos encargos, sin embargo, en el camino cuando vio como ella caminaba sola tuvo el impulso de acercarse.
— Que lindo, pero es mentira, intenta de nuevo.— dijo ella con una sonrisa, él solo frunció el ceño, molesto.
— Esta bien, invité a alguien a salir, si tengo algo que hacer.— dijo, arriesgándose, después de todo queria ver una reacción por parte de la menor.
La azabache, quien no era para nada idiota, levantó sus cejas y sonrió, burlona:— oh, Lo siento.— ella colocó sus manos detrás de su espalda, caminando tranquilamente al lado del mayor.
— ¿Por qué?— preguntó él, confundido.
— Supongo que te dijo que no.— dijo ella, manteniendo su sonrisa, haciendo al mayor fruncir el ceño con evidente molestia.
— dijo que si.— volvió a mentir sobre su cita imaginaria, creada para provocar celos en la más baja.
Ella soltó una risa:— ¿En serio? Entonces lo siento mucho por ella.— dijo entre risas, haciendo al hombre poner mala cara.
Juguetona, la menor entrelazó su brazo con el del albino:— solo bromeo, debes aprender a mentir Dabicienta, aunque la verdad me gusta que seas un pésimo mentiroso. Ya que no tienes ninguna cita yo podría serlo.— el chico con quemaduras levantó sus cejas con sorpresa.
La estudiante abrazó el brazo del mayor, caminando junto a él:— Podemor ir a comer y luego me llevaras a mi casa como el caballero que no eres.— él soltó un suspiro de cansancio.
— ¿Por qué siempre que salimos vamos a comer? — dijo él con pereza.
— ¿Quieres ir a un parque de diversiones o a un museo? — él mayor la observó con una ceja levantada.— ¿qué?
— No quiero ir a esos lugares, pero hay muchas más cosas que hacer, la próxima semana te saltarás algunas clases. Saldremos juntos.— dijo el con su usual expresión relajada, haciendo que la menor lo observara con sorpresa.— te enseñaré cómo tener una cita, pero ahora vamos a buscar tu comida.
— Nunca escuché unas palabras tan sexis salir de tu boca.— dijo ella.— ¿acaso me estás seduciendo?
El albino solo se quedó callado, observandola por un momento para luego devolver su vista al camino.
Al llegar al restaurando ambos se sentaron en uno de los lugares vacíos, la menor, intentando ocultar su emoción, colocó sus manos sobre sus muslos, apretando la tela de la falda de su uniforme:— Buenas tardes, ¿les traigo lo de siempre? — dijo Irina con una sonrisa, moviendo sus cejas de arriba hacia abajo.
— Si, una hamburguesa de las de siempre.— dijo la menor con una sonrisa.
Dabi, con rostro inexpresivo dijo:— Yo quiero dos de lo que pido siempre.— se limitó a decir, Irina sonrió al terminar de anotar todo.
Irina se fue, dejando a ambos completamente solos:— ¿Por qué dos?— preguntó la azabache.
El albino solo se encogió de hombros, observando a la menor aflojar el moño de su uniforme que llevaba en la garganta, al hacerlo y colocarlo sobre la mesa, Touya tomó este y lo amarró a su muñeca. Ella no dijo nada el respecto y él mucho menos.
— Hoy no tengo ninguna misión así que podremos dormir cada uno en nuestras camas, aunque si te soy sincera no sé porque te desvelas conmigo.— mintió, ella tenía un idea de que sucedía, sin embargo aún no lo confirmaba.
— Esta bien, ¿me quedo en tu casa? — ella abrió sus ojos con sorpresa, negando de inmediatamente aquella propuesta.
— ¡No! Ugh, creo que se me olvidó decírtelo.— la menor apoyó su mejilla en su mano.— Tengo tres padres y dos de ellos están en casa ahora.
Dabi lo entendió todo de inmediato. Dos padres, el doble de celos.
— ¿Por qué tres? ¿Eso es posible? — ella asintió con la cabeza.
— se les dice bebé probeta.— ella sonrió al ver como sus pedido llegaban.
— Buen provecho.— dijo Irina, sacudiendo sus manos al colocar todo sobre la mesa.— hoy hay descuento para parejas así que solo deben pagar la mitad.
La mujer sonrió, retirándose y haciendo a la menor cuestionarse si realmente parecían una pareja:— Cuentame más sobre ti.— dijo Dabi, metiendo una papa a su boca, masticando esta.
— Bueno, mi madre se casó con cuatro hombres, querían tener un hijo y como no podía hacerlo naturalmente fueron hacia un genetista, eso es todo lo que diré. — ella mordió su hamburguesa, feliz de comer aquel exquisito manjar.
— ¿A quién te pareces más?— preguntó el hombre.
— A mi padre muerto y a mi mamá. Ambos eran de cabellos negros, mi papá tenía ojos negros y mi mamá verdes.— ella tomó tres papas fritas y las metió a su boca, hablando mientras masticaba.— El lunar de mi ojo es de mi padre Tiago y supuestamente tengo la mirada asesina de mi padre Akim.
La menor cerró un poco sus ojos y miro al hombre con dramatismo, haciendo a este sonreír ligeramente:— de mi padre Kanaye solo heredé la inteligencia y las alergias.— dijo ella con mala cara, pasándose la mano por debajo de la nariz.
La menor dio el último bocado de su hamburguesa, sonriendo luego de terminar sus papitas:— ¿Me dejas probar?— dijo ella, señalando la hamburguesa que aún seguiá en manos del mayor.
Dabi deslizó el plato con la segunda hamburguesa que había pedido:— Eres un hijo de perra muy inteligente.— la azabache tomó la hamburguesa con sus manos y le dio el primer mordisco.
— Antes que digas algo, yo comeré cualquier cosa que dejes.— dijo el albino tomando su soda y bebiendo de esta.
Iron observó a la pareja desde la distancia, sonriendo felizmente mientras tomaba la mano de su esposo, quien tenía unos binoculares para poder ver más de cerca las reacciones de cada uno.
— Si, definitivamente él le coqueteando.— dijo el hombre mientras suspiraba.— y ella no se da cuenta, actual como si fuera su amigo, come con la boca abierta.
— Callate, Akihito, aún así lo conquistó. Nuestra ______ es muy linda e inteligente, no lo demuestra frente a nosotros porque siente que puede relajarse, pero él obviamente lo sabe.— dijo Irina con una sonrisa.
El hombre chasqueó la lengua, ajustando el lente de los binoculares.
Luego de unos cuantos minutos, cuando ambos terminaron de comer y pagaron por su comida, Dabi y la primogénita de los Majakutsu caminaban uno al lado del otro, la menor caminaba arrastrando sus pies, abrazanda del brazo de Touya, el albino por su parte cuidaba que no se estrellara con algún poste de luz, después de todo comer tanto le dio algo de sueño y estaba un poco atontada gracias a ello.
Luego de un rato de caminar ella recobró energías, sin embargo en ningún momento soltó el brazo del mayor, al llegar juntos a la casa de la menor, estando justo frente a la entrada de una mansión del estilo japonés antiguo, ambos se detuvieron, mirándose el uno al otro, ella sonreía y el solo la observaba con tranquilidad.
— Supongo que es todo por hoy.— dijo ella con una sonrisa amplia, cosa que no era usual en ella.
Dabi la observó, dirigiendo su mano hacia su cabello, acomodando algunos mechones detrás de su oreja para luego acariciar su rostro y hacerle levantar la mirada, ambos se quedaron en silencio, el se acercó lentamente, ella con delicadeza rodeó su cuello con sus brazos, empinandose, al estar a la distancia suficiente ambos unieron sus labios en un beso. El corazón de ambos comenzó a palpitar rápidamente, sintiendo la calidez del otro fue que supieron que estaban bien, Dabi el sábado suaves y cortos besos en sus labios con ternura, lo que hacía que aquel malestar de estómago que ella tenía dos noches atrás se hiciera presente de nuevo.
Era como tener mariposas en el estómago.
De repente, la boca del albino posó un fuerte beso en la suya que le hizo abrir los labios, y a través de ahí, tímidamente, la lengua de Dabi se coló. Si las sensaciones hasta aquel momento eran alucinantes, _______ estaba a punto de sufrir un colapso cerebral. Apretó los puños con fuerza detrás del cuello de Touya, donde aún tenía sus brazos y soltó un suave jadeo, implorando más. Le daba vergüenza el tener que mover su lengua. Aquel beso era muy torpe, desacompasado, inocente. Ninguno de los dos sabía hacerlo bien, y sin embargo, Dabi y _______ sabían que ningún beso con experiencia superaría aquel. Era la primera vez que sentian algo tan cálido, tan estimulante como aquello.
La calidez que ella no encontraba en su madre la encontró en el y la calidez y el amor que el no había encontrado en su familia los encontró en ella.
Extra:
Al separarse ambos se miraron el uno al otro, sin embargo, ella brusca y rápidamente se apresuró a empujarle, Dabi, confundido cayó al suelo, sin embargo, al escuchar el sonido de un disparo proveniente del interior de la casa de la menor no tardó mucho en atar todos lo cabos.
Una pantufla rosa golpeó la cabeza del albino, haciendo a este acariciar el área afectada gracias a la gran fuerza con la que fue lanzada:— ¡Papás! — gritó la chica, intentando que sus dos padres se calmaran.
— ¡Alejate de mi princesa! — grito Akim, apuntando su arma hacia Dabi, Tiago por su parte tomó la única pantufla que le quedaba y se la volvió a lanzar al hombre.
La azabache pateó el trasero del militar ruso, haciéndolo fallar su segundo tiro y haciendo que la bala terminara en la columna en la que se apoyaba la espalda del albino:— Que vergüenza, ya entren.— el hombre de tes morena le sacó el dedo medio al albino, haciendo que su hija le diera una patada en el trasero.
Espero les haya gustado mucho el capítulo de hoy, tranquiles, ya pronto terminará el flashback de la historia de Dabi, la Rayis y Chisaki.
Quien obviamente está en el harem.
Espero les esté gustando mucho, me gusta mucho escribir esta historia, aunque me cueste un poco porque la protagonista es villana y tengo que intentar atar todos los cabos de la historia,.
Espero leer sus opiniones en los comentarios.
En este punto ya pasó un año desde que conocieron a Kai y Dabi, así que la Rayis ahora tiene 14, a un año de cumplir quince y dos de entrar a UA.
En fin, gracias por leer.
Nos vemos luego ^^
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