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Jennie movió la cabeza de Roseanne hacia un lado, revelando lo que parecía ser marcas de dientes, un raspón pequeño que se veía bastante fresco.

— Espero que no haya sido un omega...

La rubia negó de inmediato, tanto con la cabeza como con las manos, apurándose a decir: — Yo nunca te haría algo como eso unnie, jamás —en un tono serio—. En realidad fue Lili.

— ¿Lili? ¿Qué pasó?

Roseanne se rió un poco nerviosa, tocándose el cuello justo donde el raspón se encontraba.

— Ayer cuando íbamos de regreso a casa después de acompañarte, Lili estaba un poco extraña, así que le pregunté y ella...

— No dejo de pensar en lo que pasó con unnie, el último día... —fue su respuesta inmediata, intrigando mucho más a la alfa mayor, quien solo se mantuvo en silencio esperando a que dijera lo que estaba preocupándole— ya sabes, cuando tú... uhm...

— Lo siento... si eso fue lo que te incomodó, no volverá a pa-

— ¡No! —interrumpió con rapidez, deteniéndose a medio camino, causando que Rosé también lo hiciera. Ambas mirándose frente a frente— Es que... es que no me incomodó.

— ¿Entonces...?

Jugueteó un poco con sus dedos, su rostro coloreándose, de pronto tímida.

— Nos gustó —fue lo que murmuró, tan bajito que Roseanne creyó haber oído mal, y antes de que preguntara de nuevo, Lalisa agregó:—. Nos gustó y por eso me he estado sintiendo un poco extraña, porque creí que sería doloroso y traumante, pero en realidad... fue mejor de lo que creí.

Y la rubia no supo qué contestar, se quedó ahí de pie frente a ella con los ojos bien abiertos y sus labios formando muecas nerviosas, su mano izquierda comenzando a jugar con su cabello en un hábito característico, pensándolo. Había pensado que Lalisa estaba enojada con ella o incluso incómoda después de lo que sucedió, ya que la alfa menor había estado un tanto distante y hasta esquiva, pero saber que en realidad era algo como eso la dejó sin palabras. No esperó escucharle decir que le había gustado ser dominada, ¿qué tan extraño era eso? ¡En serio! ¿Qué tan probable era escucharlo venir de un alfa?

— Estuve pensando que quizás se deba a que es la primera vez que un alfa... me domina... entonces, creí que si yo lo hacía, podría quitarme esta sensación extraña.

— Entonces... ¿quieres probar dominarme? —cuando Lalisa asintió, Roseanne lo hizo con ella, soltando un suspiro profundo, tomando una decisión— De acuerdo, hay que hacerlo.

Sujetó la mano de Manobal con la intención de ir hacia la casa más cercana, que era la de la menor, pero Lalisa las detuvo de nuevo, sus ojos marrones observándole con determinación al decir:

— Quiero hacerlo porque pude ganármelo.

— ¿Quieres pelear como con unnie?

— No quiero que me dejes ganar, te agradecería mucho si fuera justo.

Roseanne sonrió, rodeándola entre sus brazos en un pequeño abrazo que no dudó en ser correspondido, acariciando los cabellos claros de la alfa menor.

— Si eso te hace feliz, entonces pelearé justamente —al separarse acunó el rostro de la menor, apretando ligeramente las mejillas, ganándose una queja—, que la mejor alfa gane.

Y Lalisa sonrió amplio, besándole con rapidez antes de sujetarle la mano y comenzar a correr hacia su casa, donde se desatará ese pequeño juego de poder.

— ¿Qué pasó después? ¿Lili se quitó la preocupación?

Roseanne hizo una mueca irónica, soltando un sonidito de garganta que se escuchó algo sarcástico.

— En realidad, a ella no le gustó del todo —se rió después, divertida por la expresión de bebé berrinchuda que había puesto la alfa menor ante el decepcionante resultado—. Dijo que no fue como lo esperaba, se quitó la preocupación y pudo responderse a sí misma, así que... supongo que fue un éxito.

Jennie frunció el ceño, todavía confundida.

— Pero dime~ —sacudió un poco a la alfa, insistiendo en que le contara, a lo que Roseanne rió de nuevo, sosteniéndola de la cintura para sentarla sobre sus piernas, las manos de la castaña rodeando sus hombros.

— Lili dijo que prefiere que yo lo haga, llegamos al acuerdo de ser versátiles... pero inclinándose a mí siendo... dominante... Ella dijo que le gusta serlo contigo, pero conmigo es... es otro cuento. ¡Ah! Es que es complicado —casi sonó una queja berrinchuda, lo cual hizo a la omega reírse.

Jennie podía entenderlo de alguna forma, claro que no del todo, pues eran asuntos de alfas. Después de todo, ambas eran nuevas en esto, nunca habían estado con otro alfa antes, por lo que era como conocer un mundo completamente distinto al que habían estado acostumbradas. Pese a ello, le sorprendía la forma en que resolvían los problemas; sus bebés lo hablaban antes, trataban de llegar a un acuerdo dialogando antes de tomar decisiones y proceder a las acciones. Eso era sorprendente. Pudo haber sido otra situación donde ambas olvidaran lo que era conversar y directamente irse con gruñidos y garras, ¡pero ellas lo hablaban!

— Lo siento —la disculpa repentina de Jennie hizo a Roseanne fruncir el ceño, mirándole en espera a que continúe—. Me disculpo por no haberlas tomado en serio antes...

— Oh, unnie...

— De verdad, sigo viéndolas como bebés, porque después de todo eso seguirán siendo para mí... pero quiero disculparme por no tomarlas como lo que son, alfas —una risa irónica escapando de sus labios—. Es gracioso cómo ustedes son mucho más maduras que lo que yo puedo llegar a ser, pero siguen siendo cachorras... cachorritas alfas... así que si alguna vez les hice pasar un mal rato, lo lamento.

Roseanne no dijo nada, en vez de ello le sonrió con honestidad, besándole en busca de transmitirle tranquilidad. Las manos de la alfa aferraron la cintura de la omega sobre sus piernas, como si temiera que fuera a caerse de ahí, sosteniéndole con firmeza. Y Jennie suspiró al alejarse, uniendo sus frentes, acariciando los cabellos largos de su alfa. Se sentía mejor después de haberse disculpado, un peso menos quitándose de sus hombros, aunque de todas formas debía hacerlo también con Lisa.

Y hablando de Lili...

— ¿Qué hora es? —Rosé sacó su móvil, revisándolo— Lili debe estar terminando su entrenamiento, debemos ir por ella y después ir con las chicas por el aniversario de Chae y Minari.

Roseanne dejó ir a la omega entre quejas, ambas levantándose de la cama de la castaña donde habían estado distrayéndose para pasar el rato en lo que Manobal estaba entrenando con los del equipo de béisbol.

— No quiero ir~

— Vamos, levanta tu culo de alfa y vayamos por mi otra mujer.

La risa que se escapó de la rubia hizo a la omega sonreír, ignorando el abrazo por la espalda que la alfa le dio, caminando con ella así hasta salir de su casa, donde sintió un beso en su mejilla y un brazo rodeándole los hombros. La cálida sensación burbujeó por su pecho, llenando a su loba de estimulante regocijo.

— ¿Después podemos jugar nosotras tres luego de ir con las chicas?

— E-está bien.

— ¡Perfecto! Le diré a Lili que lleve videojuegos entonces.

Jennie no estaba pensando en ese tipo de juegos... El pequeño puchero resignado que hizo al escucharla la delató.

gracias por leer (*´˘'*)♡