Capítulo 2
N/A: Este capítulo es corto, solo porque me pareció que terminaba bien allí. Disfruten, como Wattpad parece que va a arreglar sus problemas hoy y estará en modo lectura y eso, publicaré mañana otro, tal vez, no lo sé.
---------------
Harold.
—No vas a poder comerte todo eso.
Gerald mira la maxi hamburguesa especial que hará gratis toda nuestra comida en este restaurante si se la traga entera en menos de diez minutos. Con un cronómetro a punto de empezar, él me lanza una mirada retadora y truena sus dedos. Hay setenta por ciento de probabilidades de que él realmente acabe con su hamburguesa en menos de diez minutos, él es el hombre con más apetito que jamás he visto y aun así no le cuesta nada bajar de peso. Lo detesto pero también tengo un poco de admiración por él.
—Funk —Gerald apunta hacia al cronómetro—. Empieza.
—En sus marcas, listos ¡Ya! —exclama Funk pisando el botón del cronómetro.
Gerald empieza a comer como si de su vida dependiera que la termine y yo solo puedo verlo de lejos, intentando no sufrir infarto tan solo por oler la grasa que desprende esa cosa. Me gustan las hamburguesas, pero realmente no comería una así nunca en mi vida. Eric parece pensar lo mismo, él está mirando todo como si estuviera horrorizado y divertido a la vez. Es el más joven de los tres y es nuevo en todo esto, pobrecito.
—¿Él siempre hace esto? —interroga Eric con una mirada de preocupación.
—Síp, no te preocupes, el hombres es de acero —le guiño el ojo.
—Yo solo ordenaré otro sándwich de treinta centímetros, tengo mucha hambre —dice Funk mirando el menú—. Y como el apetito de Gerald pagará, tengo que aprovechar.
—Estás confiado ¿Eh? —alzo las cejas.
—Confío en tu, Gerald, no me dejes caer —Funk mira a Gerald con graciosa seriedad—. Bien, mientras esperamos que nos sirvan la próxima ronda de bebidas, hablemos sobre algo interesante, Harold, ¿Qué tal si nos cuentas qué pasa con tu nuevo novio?
Yo me echo a reír.
—Junghee no es mi novio —digo—. Ni siquiera es gay, según todas las veces que lo recalcó, así que no sé por qué hablamos sobre esto.
—Bueno, yo también decía que no soy gay... aun lo digo, pero aquí me tienes —Eric se encoge de hombros.
Eric tiene un novio travesti de lo más adorable, un chico muy caliente a quien no habría dudado en seducir si él no fuera su pareja. También es el primo del susodicho, Junghee, y la razón por la que lo conocí. No sé si estar agradecido o preocupado. Junghee es el tipo de chico confundido que no quiere ser gay o bisexual, pero quiere seguir adelante llamando a las situaciones sexuales "experimentar". La verdad es que no quiero estar involucrado, pero no podía negarme... Junghee es realmente adorable.
Con su linda naricita que se arruga cuando hay algo que no le gusta, con sus perfectos labios rosados que se sonrojan cuando los beso demasiado, con sus mejillas regordetas y adorables, con ese acento coreano y la manera en que siempre es tan directo, como si no supiera absolutamente nada de códigos de conducta. Él llega a mi corazón. Es lo que temo. Yo no quiero caer por un chico o chica que no me va a amar de vuelta, yo quiero una historia de amor épica como la de mis padres, quiero casarme con la persona de la que logre enamorarme, no quiero estar detrás de él o ella toda la vida, rogando por migajas. No, definitivamente enamorarme de Junghee no sería sensato.
—Exacto —dice Funk—, además, creo que es hora de que sientes cabeza, así dejo de preocuparme porque contraigas algo —él sacude su tenedor hacia mí.
—Escucha, mamá, yo siempre tengo sexo seguro, a veces uso doble condón y no puedo sentar cabeza con cualquiera ¿De acuerdo? —ruedo los ojos—. Tiene que ser el indicado.
—¿Crees en el indicado? —interroga Gerald frunciendo el ceño mientras se atiborra con la hamburguesa, va a la mitad de ella con buen tiempo.
—Sí, te apuesto a que Eric y Funk también —asiento.
—Pues sí —Eric se encoge de hombros—. Tae es el indicado para mí.
—Yo amo a Marilyn, de verdad, mucho, quisiera que ella estuviera aquí —Funk suspira—. La llamaré.
—Ahí va de nuevo —murmuro sacudiendo mi cabeza.
—Tae dice que Junghee ya habló con sus padres para volver aquí —dice Eric mientras mira su celular—. Y te manda ánimo, Gerald.
—Qué lindo —masculla Gerald con la boca llena.
—¿No sabes cuándo vendrá? Él no me dio su número ni nada —interrogo, un poco emocionado—. En realidad, pensé que lo había pensado mejor y que ya no volvería, él no me dejó ningún contacto suyo, solo sé de él porque tengo el número de Tae.
—Pues, acaba de pasar algo importante en las vidas de los gemelos, pero supongo que no me corresponde a mí decírtelo —Eric se encoge de hombros.
Eso solo me deja más curioso respecto a lo que sea que esté sucediendo con Junghee, pero no hago preguntas al respecto. El resto de la cena, se pasa en nosotros celebrando porque Gerald logró a duras penas que nuestra comida resultase gratis y nos fuimos a casa con el estómago bien lleno. Luego de una buena ducha, toco un poco la guitarra hasta que mis padres me contactan para hacer una videollamada. Desde que me mudé aquí hacemos esto cada que tenemos tiempo, somos muy unidos y realmente amo hablar con ellos, me siento más cómodo estando lejos si hablamos todos los días.
Después de una hora de hablar, aparece en la pantalla una videollamada de un número desconocido y me despido de mis padres para contestarla. Tan pronto se cierra la ventana donde estaban mis padres, aparece la cara de Junghee, luciendo tan aburrido como siempre. Mi corazón da un salto de emoción que intento reprimir, no puede ser que esa carita de gato enojado me haga sentir tan cálido.
—Hola —él dice.
—Hola, Junghee... ¿Por qué estás llamándome a esta hora?
—Estuve ocupado antes —él parece estar en un lugar con buena iluminación, su teléfonos está apoyado en algún lugar porque tiene las manos libres, está usando unos anteojos redondos que le quedan muy bien, es tan lindo—. Quería hacerte una pregunta importante.
—De acuerdo —asiento acomodándome en mi cama—. ¿Qué pasa?
—Quisiera saber cuándo es conveniente para ti que vaya a verte —él me mira muy serio—. No quiero ir y que estés ocupado, tampoco quiero interferir con tu tiempo de estudios, así que dime cuando es un buen momento para visitarte y veré si coincide con mi horario —él levanta una pequeña libreta con un dibujo de una ranita, está escribiendo con una pluma a juego.
Me cubro la boca intentando ocultar mi expresión y mi sonrojo, porque eso es lo más lindo que he visto hacer a un chico nunca, es tan... pequeño e inocente, una dulzura, como para untarlo en miel y comértelo.
—Tengo los fines de semana, empezando desde el viernes, libres, así que puedes venir cualquiera de esos días —le digo—. Quiero decir, si está bien con tu horario.
—Bien, no tengo nada que hacer esos días —él asiente—. No viajaré todos los fines de semana, ni siquiera puedo ir en auto y es problemático, veremos cómo funciona todo esto, de cualquier manera, no sé como resultará, eso nos da una ventaja.
—¿Eres tan mecánico incluso para enrollarte con alguien?
—Esto no es enrollarse casualmente, estás muy lejos, es complicado y necesitamos orden.
—Lindura, ya te lo dije, fácilmente puedes enrollarte con alguien más.
—¿Hablas de eso de nuevo? —él rueda los ojos—. No habrá nadie más, eres mi excepción y por eso te harás cargo. Ahora, ya le dije a Donnie-shi que iría a California pronto, le dije que le pagaría después por el boleto pero él me dio una tarjeta de crédito sin límite y me dijo que no me preocupara por pagarle nada y no sé como sentirme al respecto, pero es favorable para esta situación, así que tienes suerte.
—¿Yo tengo suerte?
—Sí, definitivamente te habría hecho pagar la mitad de mi vuelo.
Jesucristo, Dios lo bendiga, Donnie-shi, quien quiera que usted sea.
—En fin, ¿Puedo confiar en ti para una buena reseña de Berkeley?
Frunzo el ceño.
—¿Cómo universidad...?
—Sí, como universidad.
—Bueno, supongo, llevo dos años aquí.
—¿Entonces?
—Es buena.
Él me mira fijamente por unos segundos antes de escribir algo en su pequeña y linda libreta. Es más que claro que mi elocuente reseña no le ha convencido en lo absoluto, probablemente esperaba más detalles pero mirándolo ahora, mis palabras se quedan trabadas en mi garganta. Es que... él me pone algo nervioso. No sé por qué ahora, si antes no era así.
—Lo imaginé —murmura—. Te haré preguntas específicas luego, a ti y a tus compañeros.
—¿Vendrás a estudiar a Berkeley? —pregunto con interés.
—No lo sé.
—Pensé que volverías a Corea.
—No volveré —él me mira fijamente—. Ya no.
—¿Qué sucedió?
Pienso por un momento que esto es de lo que hablaba Eric, la cosa importante que surgió en la vida de los gemelos. Yo sabía, por Eric, que los gemelos estaban en Estados Unidos por petición de su abuelo, con la intención de convencer a Ty de volver con ellos a Corea del Sur. Obviamente eso no funcionaría por ningún medio, hacer que Ty deje a Eric o viceversa sería como pasar por los doce trabajos de Hércules y por supuesto, ninguno tuvo éxitos o estuvo siquiera cerca de ello. Eric había dicho que ellos volverían a Corea en cualquier momento, por lo que me sorprende bastante esta declaración.
—No te incumbe —él me mira fijamente con frialdad.
Me lo esperaba.
—Entonces ¿El fin de semana?
—Te espero, Junghee —asiento—. ¿Quieres hacer algo en especial?
—Quiere que le metas la polla —escucho una voz viniendo detrás de algún lugar cerca de Junghee.
Él habla en coreano, grita, parece molesto y luego su hermano aparece en pantalla saludándome, siendo pateado por Junghee para que se aleje. El celular cae al piso y los oigo pelear en coreano, parece que se están golpeando y luego escucho la voz de Ty y alguien vuelve a tomar el celular. Jungho aparece en pantalla.
—Hola, Harold ¿Qué tal? —él me sonríe.
Jungho es agradable, pero muy entusiasta y animado, él es todo hiperactividad y movimientos al azar mientras que Junghee es todo compostura y movimientos coordinados. Me gusta más Junghee, siento la necesidad de desordenarlo todo; su cabello, sus labios, su piel, sus pensamientos... Dios, estoy tan mal pero se siente correcto, así que no voy a parar, ahora al menos.
—Mi hermanito va a visitarte ¿Eh? Cuídalo bien —él me advierte.
Suena divertido pero puedo ver una pequeña pizca de seriedad en su mirada cuando lo dice. Me hace pensar que a pesar de sus diferencias, ambos son hermanos y se cuidan el uno al otro. Probablemente han estado juntos toda su vida, sin separarse... por alguna razón, siento que alejarlo de su hermano será la pieza clave para conocer al verdadero Junghee.
—Lo haré —prometo—. No te metas en problemas mientras tu hermano no está.
—¿De qué hablas? Siempre me porto bien...
Junghee lo empuja fuera de la pantalla y tomo el celular, aparece su linda cara entonces y me dice—: Nos vemos pronto —está despeinado y sus lentes están torcidos, él usa la cámara para arreglarse un poco, parece tan confundido y adorable—. Adiós.
—Adiós, lindura.
Él me mira durante unos segundos, dice adiós de nuevo y cuelga.
Suspiro mirando hacia el techo.
¿Qué me ha hecho este chico?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro