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De Pianos, Manos Pequeñas y Clubes Inexistentes

Park Jimin, un chico de dieciocho años quien toda su vida a sido obligado a estudiar y mantenerse en los primeros lugares. Sus amigos de la secundaria y preparatoria habían comenzado a alejarse de él pues éste nunca accedía a salir con ellos o pasar una simple tarde juntos.

Lo que ellos no entendían era que los padres de Jimin le prohibían cualquier cosa que no estuviera relacionada con la escuela o el aprendizaje. Por lo que Jimin ya no se molestaba en pedir permiso a sus padres, simplemente rechazaba las invitaciones de sus amigos tan pronto se las decían.

Ahora que Jimin estaba en la universidad, algo había cambiado.

Seguía siendo estudioso y el mejor en su clase, quizá el mejor en toda la generación de primero. Sin embargo, Jimin había logrado encontrar la diversión que siempre le hizo falta a escondidas de sus padres.

Jimin llevaba ya seis meses en la universidad, asistiendo clandestinamente al club de música donde había conocido a un singular chico que gustaba de tocar el piano, sin necesidad de estar en un club o por calificación. Aquel chico de nombre Min Yoongi era dos años mayor que Jimin y siempre ocupaba el salón de música por las tardes para poder tocar aquel viejo y solitario piano.

Jimin lo encontró un día que se había quedado hasta tarde en la escuela, buscando los baños del tercer piso escuchó una hermosa melodía que le hizo desviarse hasta encontrar el origen de aquella música. Fue ahí cuando Jimin observó por primera vez a un pelinegro de tez como porcelana, ojos pequeños y manos hábiles tocar con fluidez varias canciones que llamaron su atención.

Ambos comenzaron a hablarse cuando Yoongi lo descubrió observándole desde el marco de la puerta aquella vez y desde ese momento Jimin forma parte del inexistente club de música escolar. Donde descansa de sus clases y olvida por un rato el estudio, escuchando las melodías que Yoongi toca sólo para él.

Y cuándo sus padres preguntan qué es lo que ha aprendido en el club de música, Jimin toca para ellos pequeñas partes de diferentes canciones que Yoongi le ha enseñado a tocar sentado junto a él y con sus manos puestas por encima de las suyas.

Jimin al principio creyó que sería mal pianista. Observando las manos de su mayor, viéndolas delgadas y huesudas. Mientras que las suyas propias eran pequeñas y regordetas. Le dijo que le sería imposible tocar como lo hacía él.

—Tus manos son lindas —le dijo de pronto, con el rostro serio y la voz grave—. Creo que si fueras un pianista, serias el más tierno.

Jimin se sonrojó ante aquel comentario y aquella vez fue la primera vez que vió a Yoongi reír avergonzado ante él.

Jimin, incluso antes de ese lindo comentario, había comenzado a tener cierto sentimiento por su mayor. Y grande fue su sorpresa cuando con tanta tranquilidad que caracterizaba al mayor, éste le dijo que también estaba enamorado de él, su voz, su mente y por supuesto, sus manos pequeñas.

Y así es como Jimin lleva cuatro meses en una linda relación llena de melodías hermosas y comentarios dulces, con un chico que nunca hubiera imaginado a raíz de asistir a un inexistente club a escondidas de sus padres.

⟨ • • • ⟩

El suave sonido del piano resonaba en la habitación, una melodía cálida y llena de sentimiento.

Una pieza que Yoongi había titulado "I Need U" y que recién acababa de terminarla.

Tocó su canción perfectamente para mostrársela a Jimin, quien estaba a su lado con la cabeza recargada en el hombro de Yoongi. Cuando terminó no escuchó nada de parte del pelirosa, cosa que a Yoongi se le hizo raro. Giró su rostro hacia su novio y tocando suavemente su mentón para que alzara su vista, se dio cuenta que su pequeño se había quedado dormido.

Yoongi, lejos de molestarse, sonrió de medio lado enternecido y tomó a Jimin cuidadosamente hasta dejarlo recostado en el largo banquillo en el que estaban sentados, colocándo su cabeza en sus piernas. Jimin se removió un poco y abrió los ojos despacio, adaptándose a la nueva perspectiva y enfocando a su novio desde abajo.

—Buenos días, dormilón —saludó el pelinegro y Jimin trató de levantarse, pero Yoongi lo detuvo. —Quédate ahí, no me molestas. ¿Por qué no me dijiste que estabas cansado?

—Quería escuchar tu canción —la voz de Jimin estaba ronca por haberse despertado recién, aún sin perder su toque ligeramente agudo.

—Podría habértela mostrado después. Jimin, no me habría molestado. Necesitas descansar, has estado estudiando toda la semana.

—Lo siento —dice mínimamente y aparta la mirada.

—No es necesario, ven aquí.

Yoongi es quien ahora levanta a Jimin y lo acomoda entre sus brazos. El menor posiciona su cabeza en la curvatura del cuello del mayor.

—Es hora de irnos, tus padres se asustarán si llegas tarde a casa.

Jimin hace un sonidito en negación, no queriendo moverse de tan cómodo lugar.

—Hyung...

—¿Hm?

—¿Te he dicho antes que eres como mi hogar?

Yoongi bajó la mirada, viéndolo sin comprender.

—Me recuerdas a cuando vivía en Busan... —comienza el menor, hablando en murmullos que son audibles sólo para ellos dos— Cuando estoy triste me gusta recostarme en tu pecho como ahora, eres tan cálido y acogedor que me recuerdas a mi hogar.

Yoongi dibuja una sonrisa en su rostro y besa en la frente a Jimin.

—¿Eso quiere decir que estás triste ahora? —Jimin niega con la cabeza, haciéndole cosquillas con su cabello a Yoongi.

—Sólo me gusta estar aquí por placer, puedo oír a tu corazón y escuchar tu suave respiración. Me hace saber que estamos vivos y que estamos juntos. Que le has dado un sentido nuevo a mi vida con tu simple respirar.

Yoongi tomó a Jimin por la barbilla y lo hizo levantar el rostro, quedando ambos mirándose a los ojos. Jimin estaba avergonzado por haber dicho todo aquello y su color intensificó al tener que enfrentar la mirada seria del mayor. Sin embargo, Jimin notó un suave rubor en las mejillas blancas de Yoongi pero no sabía si era producto de sus palabras o por el anaranjado atardecer que se colaba por las ventanas del salón, esperaba que fuera por lo primero.

Yoongi no dijo nada y simplemente fue directo a unir sus labios con los de su chico, de manera lenta y suave. Queriendo disfrutar aquel contacto del cual se veían negados a tener.

El pelirosa cerró los ojos y movió delicadamente sus labios, ajustando sus manos a la camiseta de su novio. Yoongi por su parte siguió manteniendo el mando del beso, uniendo sus manos y subiéndolas por las mejillas de Jimin para poder acariciarlas con sus pulgares.

Y de esa manera es como acabaron su día, demostrando su amor con pequeños besos fugaces en el rostro del otro, acompañados de risitas tiernas y avergonzadas antes de salir de la escuela y caminar por las calles con sus manos unidas y charlando de lo que sea que surgiera en el momento.

~•~

Creditos del fanart a quien corresponda.

Está bellísimo y me he inspirado de él para este O.S

El título de este O.S no me convence así que pronto lo estaré cambiando, si tienen alguna idea déjenla aquí uwu

#YoonMinWeek_d1

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