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Evelina ha desaparecido

El último mensaje que Evelina le había dejado era simple y, por alguna razón, significaba mucho para él.

«Es muy importante para mí, necesito hablar contigo lo antes posible»

Ver aquel mensaje le ponía los pelos de punta, no solo porque desconocía la razón de su repentino interés, sino porque el suspenso le despertaba tristes recuerdos en su memoria. Rupturas crueles, confesiones despiadadas y revelaciones que, sin duda alguna, no necesitaba saber. Quizá, el recuerdo de sus exnovias seguía vivo en su mente. Tal vez, aunque a él no le gustara admitirlo. Quería pensar que su presente no estaba condicionado por su pasado, que no le quedaban cadenas por quebrar, rencores ocultos o deseos por cumplir. A Valentín no le agradaba, en lo más mínimo, pensar en todas las personas que habían decidido abandonar su vida, sin embargo, algunas frases le producían escalofríos, pues le obligaban a rememorar tantos momentos que comenzaron de la misma forma.

«Necesito hablar contigo»

Si tan importante era su asunto, entonces... ¿Por qué no había venido por él? Quizá fuera porque se encontraba de vacaciones en alguna playa paradisíaca, tal vez no era tan relevante como para apresurar el asunto. Al final, Valentín siempre llegaba a la misma conclusión.

«No es importante. No pienses en eso.

Ella es diferente, no saldrá con ninguna sorpresa, no te hará daño.

Ella no es tu novia, ¿por qué te preocupas tanto por lo que debía decirte?»

Llevaba semanas sin dormir bien, dependiente del café y de los energizantes que le permitían subsistir en su trabajo sin deteriorar su rendimiento. Quizá se debiera, en parte, a la terrible ansiedad que le generó recordar aquel mensaje, no obstante, le resultaba un castigo extremo para una situación como esa. Soñar con matar a Evelina en respuesta a su nerviosismo era una causa, desde su percepción, inaceptable. No obstante, una nueva preocupación se añadió a su mente, pues el supervisor de la oficina había pasado por su despacho para interrogarlo de forma escueta, pero poco disimulada.

Aquellas preguntas calaron en su memoria, pero él decidió negar sus pensamientos intrusivos. El jefe le aseguró haberla contactado por todos los medios en su poder: teléfono, correo y redes sociales, puesto que habían pasado dos semanas desde el día pactado para su reincorporación. Sin embargo, la oficina de la secretaria se hallaba vacía, a la espera del inminente regreso de su dueña. Debido a su ausencia, le encomendaron hacerse cargo de los deberes de su compañera, entretanto se reincorporaba al servicio.

Sus tareas se multiplicaron, la jornada laboral que le deparaba ese día era extralarga, sin embargo, el jefe le prometió pagar sus horas extra, un incentivo pequeño que no lograba distraer su mente atormentada. Se había equipado con el doble de bebidas energéticas y se hallaba listo para enfrentar el exceso de responsabilidades, derivadas de la desaparición de Evelina.

En su escritorio descansaba la llave al despacho de Evelina, del cual colgaba un llavero con la forma de un trébol de cuatro hojas.

«Es... adorable»

La tomó consigo y se levantó de su escritorio para comenzar con las horas extra, metió sus bebidas dentro de una bolsa y se fue en dirección al pasillo común fuera de su oficina.

«Evelina Luna, secretaria»

Abrió la puerta y encendió la luz del cubículo en el que trabajaba su compañera. Tenía un escritorio en medio del cuarto, una computadora, una foto y una silla giratoria que yacía orientada con dirección al ventanal. Atardecía, quizá Evelina miró hacia el horizonte antes de irse, fue lo que Valentín supuso por la posición de la silla.

Se acomodó frente al escritorio y observó, por un breve instante, la foto que hallaba a la derecha del ordenador. Evelina sonreía a la cámara, sentada en medio de un jardín floral con begonias rojas, sus flores preferidas. Su piel, blanca como la nieve, desentonaba con los colores que la rodeaban y su cabello negro ondeaba al son del viento.

«Es una hermosa foto.

¿Quién la habrá tomado?»

La computadora se encendió enseguida y delató que Evelina no la había apagado antes de irse, puesto que la misma se hallaba hibernada y reanudó las actividades pendientes de su dueña. Su correo laboral estaba abierto, con el mensaje de un "cliente" como última lectura. Valentín entró por curiosidad y se topó con las obvias intenciones del redactor quien, sin mucho rodeo, delató su relación con la secretaria.

«¡Saldremos de vacaciones! No puedo esperar para ir a la playa junto a vos. Será nuestra primera salida importante como novios, ¿lo sabes, no? He reservado las mejores habitaciones en un hotel cerca de la costa, lo mejor para mi Eve.

Tengo un buen presentimiento, nos divertiremos mucho.

Con amor, Luchi»

Cerró la ventana, consciente de que no debió leer el texto. Decidió comunicarle al jefe acerca de "Luchi", quien de seguro sabía algo acerca de lo que acontecido con Evelina. Suspiró, y decidió desentenderse de la situación.

«Entonces, mis sospechas eran ciertas»

Desvió su mirada, sintió como un extraño pesar se apoderaba de él. Lo quemaba por dentro, era electrizante y le incomodaba incluso más que sus sueños. Quizá fuera parte de la falta de descanso, pero Valentín se sintió al borde del colapso, como si estuviera por perder el control sobre sus propias acciones. ¿Por qué le afectaba tanto la existencia de ese hombre? ¿Estaba celoso? Era lo más probable, pues la había pretendido un largo tiempo, al punto que sus esfuerzos se hallaban fijos en juntar la fuerza necesaria para pedirle una oportunidad. Pero ya nada de eso importaba, pues alguien se le había adelantado.

Refrescó la página y se dispuso a seguir con su trabajo. El buzón de mensajes se llenó enseguida de solicitudes laborales, de convenio y de servicio. No obstante, el último correspondía a "Luchi" y, de hecho, era el que más desentonaba del montón

.

«¿Estás bien? No llegaste al avión, perdimos el pasaje. No estoy enojado, te lo juro, más bien estoy preocupado.

He preguntado en tu trabajo, nadie sabe nada de ti. Han puesto a un tipo en tu lugar, ya llevas dos semanas sin regresar.

No sé si llamar a la policía, tampoco sé si es por algo que yo haya hecho.

Por favor, si ves este mensaje, responde, al menos dame una señal de vida, es todo lo que pido»

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