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Prólogo

Corrió con todas sus fuerzas, atravesando la calle principal y llegando a un callejón, donde una reja le intervenía el paso. El aire le faltaba; por lo que tomó varias bocanadas hasta sentirse más recompuesto, y seguir su camino, para intentar despistar a los sujetos que lo perseguían.

Alzó su mano izquierda, sosteniendo el metal de agujeros en forma de rombos y tratando de darle balance a su cuerpo. Colocó el pie derecho entre los mismos y se impulsó, siendo llevado un poco hacia atrás por el peso de la mochila que tenía a sus espaldas. Volvió a moverse, empleando toda la fuerza de su cuerpo, hasta entender que estaba unos cuantos metros sobre tierra.

Vamos, Hyeong. ¡Apúrate!, expresó el muchacho de cabello castaño y ojos avellana. Cual ya había cruzado la base metálica, manteniendo la mirada fija en su mayor.

¿Cómo esperas que sea rápido, si llevo está cosa sobre los hombros?se quejó, llegando a la cima y cruzando una de sus piernas del otro lado.

Te dije que la llevaría y aun así te negasteseñaló la mochila.

No me imaginé que en la huída íbamos a cruzar una rejasoltó, sosteniéndose firmemente para luego saltar.

¡Vamos!incitó el menor de cabello castaño, emprendiendo la carrera por el resto del callejón libre. Salieron a la calle oscura y fría. ¿Crees qué los hemos perdido?cuestionó el castaño, escrutando de lado a lado con ojos curiosos.

El mayor de cabello negro le dio un golpe en la cabeza al castaño, haciendo que este pusiese mala cara.

Debes actuar como lo que eres. ¿Es que nunca vas a aprender, Tae Hyung? Debes ser tan astuto como una pantera.

Nunca te escucharé si sigues golpeándome. No se cómo te he podido hacer caso.

Porque lo necesitas: dijo su amigo con una sonrisa. No te enojes. Sabes que es en bromahabló con voz pequeña y sacudió la cabeza de Tae Hyung con una sonrisa. El muchacho había dejado la cabeza gacha al escuchar las palabras de su mejor amigo.

Realmente lo necesitaba y aunque no estuviese aprendiendo una de las mejores aspiraciones como ejemplo de vida, era lo único que le podría ayudar a permanecer lejos de ese bastardo de su padre y tener algo de sustento para su familia.

Alzó su cabeza cuando estuvieron en su barrio.

¿A dónde vamos?cuestionó Tae Hyung, siguiendo el paso.

Te llevaré a casarespondió Ho Seok, acomodando una de las correas de la mochila. El frío empezaba a colarse por su ropa. Se frotó las palmas juntas, desviando su mirada de su compañero.

¿Y el botín?indicó Tae Hyung, frunciendo el ceño.

Lo repartiremos cuando sea debido. No podemos arriesgarnos ahora a salir con esta suma de dinero tan grande. Terminaríamos muertos o tras las rejas.

Pero yo no quiero ir a casa. Mejor llévame contigo. Se lanzó sobre él, rodeándolo del cuello con un brazo.

¿Y qué me acusen de secuestro? Ni locoalarmado, el pelinegro lo apartó. Tae Hyung hizo una mueca.

¿No lo quería a su lado? Le parecía una ofensa el que no quisiera dejarlo ir a casa, porque ya se había quedado en ocasiones anteriores.

¿Por qué no ahora? ¿Qué le pasaba a ese tonto?

Bufó, con unas tremendas ganas de darle unos cuantos golpes. Pero sólo no lo hacía debido a su carencía de la fuerza necesaria para encararlo. Ho Seok le superaba en fuerza y no valdría la pena gastar sus energías en una pelea que poco terminaría ganando.

Se adelantó unos metros, con cara enfurruñada.

Ni que fuera la primera vezmurmuró, pero el otro había escuchado sus palabras.

Ingenuo.

Anciano.

Mojigato. Siguieron insultándose en todo el trayecto, hasta que no tenían más palabras para responder y quedaron en silencio. Cuando llegaron a la entrada de la casa pequeña, que permanecía a oscuras, Tae Hyung se dio la vuelta, viendo a su mejor amigo con el semblante un poco demacrado por la falta de sueño. Su cuerpo estaba más delgado de lo normal y sabía muy bien la razón.

El sufría sobremanera las consecuencias de la enfermedad de su madre. Buscaba por todos lados la manera de conseguir los costosos medicamentos y el dinero para las terapias, pues su padre sólo trabajaba como ayudante en una empresa constructora y no ganaba lo suficiente.

Aunque intentaran por todos los medios, la pobreza los arropaba lentamente y sus vidas eran guiadas por un camino que los obligaba a perseguir lo incorrecto. Principalmente Ho Seok, que dejaba todo a un lado por el deber que caía sobre sus hombros.

Bueno, te dejo, ya que estas aquí sano y salvo. Hizo una pausa, rascándose el cuello y luego de mirar a sus costados, posó sus ojos rasgados en el castaño. Te avisaré cuando te daré tu parte.

El menor asintió y esperó que el otro dijera algo más. Ho Seok giró a la izquierda y alzó su mano en forma de despedida. Tae Hyung se acercó a la puerta de entrada de su casa, sacando las llaves y tomando el pomo entre sus dedos. Esa noche su padre posiblemente estaba sumido en el mismo exceso que todas las noches, mientras su madre dormía.

Tae Hyung volvió la cabeza inseguro de dejar ir sólo a su amigo y emprendió nuevamente el paso, alcanzándolo en la esquina proxima.

Dije que no irías conmigosiseó entre dientes Ho Seok, con las manos apretadas dentro de los bolsillos delanteros.

Solo estoy comprobando que llegues igual de salvo a casa. Esta noche te has arriesgado demasiado.

¿Y tú eres el que me está diciendo eso?enarcó una ceja con burla. Tae Hyung se encogió de hombros y correspondió con una sonrisa divertida.

En algún momento los papeles tienen que invertirse.

Que considerado eresresopló el pelinegro con ironía.

Luego de cruzar la cuadra, quedaron frente al edificio que ocupaban Ho Seok y sus padres. Era un complejo un tanto desgastado y falto de mantenimiento. Con las paredes llenas de baches y la pintura desgastada, de la misma manera que las puertas. Un chiquero en el que solo podían vivir los que sobrevivían. Porque sí, Corea del Sur era una de las ciudades más desarrolladas. Y así como se veía tan hermosa e impactante, estaba teñida de grandes defectos, como cualquier otra.

¿Qué haremos ahora?preguntó el mayor, con una sonrisa. No puedo volver para percatarme de que llegues seguro.

Entonces, puedes dejarme quedarcontestó Tae Hyung con una de sus características sonrisas cuadradas.

Ya sabía yo que era una de tus artimañas. Recuerdame porque siempre caigo en ellas.

Porque no te resistes a mis encantosfingió coquetería y colocó sus palmas abiertas sobre su mentón, con un puchero que le hizo lucir aun más su expresión aniñada.

Eres un caprichoso. El azabache le tomó de un brazo, llevándolo consigo hasta las escaleras. Una silueta se incorporó, dejándose ver ante las luces de los faros. La sonrisa más macabra y burlesca se expandió en los labios del sujeto, que sostenía en uno de sus dedos un cigarro.

Ya saben a lo que vengo, así que no tengo que hacer rodeos para esto. El dineroindicó, elevando su mano que enfundada una pistola de baja categoría, pero exacta para matar a corta distancia.

¿Y crees que te lo daré así sin más? Eres un completo inepto, Jae Bum Se mofó Ho Seok

Oh, no me provoques, Ho Seok. Sabes muy bien que no me tiembla el pulso cuando se trata de disparar una de estas. Así que, ahórrate el teatro y dame todo lo que llevas allí.

El sujeto no dejaba de mantener el arma, expulsando el aire cargado de nicotina dentro de sus labios. Tae mantenía una mirada atemorizada y recelosa a la vez. No le parecía nada bueno lo que estaba pasando, pues Im Jae Bum no se detendría hasta tener lo que quería. Era uno de esos que no se amedrentaban con nada y amenazaban por todo.

Aunque su mejor amigo no tenía ni pizca de miedo hacía el mayor de los tres, él sí lo hacía. Y siempre se temía lo peor de su parte.

Mucho más, cuando estaba bajo los efectos del alcohol.

Hazlo, Hyeong. Creo que no vale la pena enfrentarte a él. Podemos recuperar el dinero.

No puedo creer lo que estás diciendo, Tae Hyungvolvió la mirada enojada al chico que ahora se recostaba un poco sobre su brazo. ¿No ves que se está aprovechando para irse por la vía fácil? Nosotros hicimos todo, ¿y ahora él quiere quitárnoslo?

Ya basta de charla. Miki, Jackson. Aparten al menor. Los dos amigos no pensaban que el demente estuviese con sus secuases; sin embargo, era de esperarse.

Tae Hyung fue tomado de los brazos, removiéndose al instante para intentar zafarse.

Hobie...

Ho Seok miró al sujeto contrario con desgana. Se bajó una de las correas y sin previo aviso, aventó el bulto, empotrándolo directamente en la cara del contrario. Este escupió el cigarrillo que llevaba en los labios, junto a un poco de sangre. Alzó su vista ardida en ira del suelo, y sin una gota de remordimiento, vació todas las balas de la pistola.

Los ojos de Tae Hyung se abrieron como platos al ver la vil acción. Las lágrimas se acumularon en sus ojos y todos sus sentidos se volcaron a ese instante. Un pitido se instaló en sus oídos y zafándose de quienes lo sostenían, se aferró al cuerpo desvanecido.

Llamó suplicante por su nombre, se abofeteó a sí mismo para salir de aquel sueño, pero no sucedía.

Porque era real.

Lo que veían sus ojos era cierto.
Rompió en llanto. Soltando dolorosos gritos de dolor, que despertarían a todos en el barrio. Pero, que más daba, si esa persona querida estaba muerta.

¡¿Qué hiciste?! gritó como loco al cielo, viendo como los maleantes escapaban.

Aquella noche era la más fría, y no específicamente porque era noviembre o el invierno estaba en una de su ciclo inicial.

La muerte había hecho una de sus jugadas en el tablero, llevándose consigo a una persona inocente.

Una que había hecho mella en su pecho y que amaba.




Bienvenidos queridos  lectores.

Esta historia estara en edicion, espero que no les moleste que este publicando recien nuevamente los capitulos.

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