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🐺 Capítulo 37|Tierna.

Maratón (2/3).

CAPÍTULO 37= Tierna.

Genna=

—Te compré tres hermanita, yo me voy a ir esta semana y quiero que los uses en todo momento, así que cuando se te ensucie uno lo metes a lavar y te pones el otro y así sucesivamente hasta que yo vuelva ¿Quedó claro, princesa?— preguntó Lion al poner los tres pijamas de osa en mi manos.

—Sí ¿Cuándo volverán?— dejé los pijamas sobre la mesa y me dejé envolver por los brazos de mis hermanos.

—En siete días, Genna— ambos besaron mis mejillas y me abrazaron hasta que sentimos el aroma de Logan cerca y ellos se apartaron —Corre a ponerte el pijama, queremos vértelo
puesto— me sonrieron. Lion me dio uno de los tres pijamas de osa panda y yo subí corriendo las escaleras para probármelo y usarlo como Lion me pidió.

Al bajar mis hermanos se habían ido y Logan acababa de atravesar la puerta de la entrada.

—Hola— le sonreí, pero no me prestó atención sino que cerró las ventanas, las cortinas, la puerta y se aseguró de que yo no pudiera ver hacia afuera como en los años anteriores.

Al girarse lo vi a los con curiosidad, estos estaban dorados y tenían una mirada depredadora en ellos ¿Qué le pasa?

Caminó hacia mí y se detuvo a escasos centímetros de mi rostro dejándome de alguna manera acorralada entre la pared de la escalera y él.

—Hola amor— susurró cerca de mi rostro y le di una cálida bienvenida con un beso que no  acarició nuestras bocas sino también nuestras almas.

—Hola— sonreí muy feliz de al fin verlo. Cuando desperté esta mañana él ya no estaba y Lion y Loan se comportaban raro por lo que preferí no preguntarles en dónde se encontraba el lobo malo.

Giré para que viera mi pijama de osa panda y no fue así, siguió sin prestarme atención y me rodeó con sus brazos.

—Hola amor— saludó por segunda vez y me dio otro beso.
—Hola amor— ronroneó pasando su lengua por la marca en mi cuello.
—Hola amor— siguió repitiendo y besándome con sus manos en mi espalda bajándolas poco a poco hasta que deslizó el cierre de mi pijama y metió sus manos acariciando mi espalda.

—¿Qui..quieres desayunar?— alcé un dedo tembloroso y le señalé la cocina, aproveché su despiste para acomodarme la ropa y escaparme de su acorralamiento.

—No, yo quiero...— se quedó viendo con la boca entreabierta mi pijama y retrocedió como si alguien lo hubiera abofeteado.

—¿Estás bien?— le pregunté preocupada. De repente está serio y ¿Molesto?

—¿Por qué estás vestida así, cariño?— preguntó frunciendo el ceño y le sonreí. Amo este pijama, es calentito y se convirtió en mi favorito desde que Logan me presentó a su manada vestido de esta forma para que yo me sintiera cómoda.

—Lion estaba triste por irse...

—Sí, claro— gruñó e ignoré su comentario sarcástico y sus ojos en blanco.

—Y me pidió que le prometiera que durante toda esta semana utilizaré el pijama para verme tierna y que tú no me hicieras no sé que cosa...sabes— fruncí el celo dándome cuenta de algo
— Lion no quiso dar muchos detalles sobre que lo que no quería que me hicieras ¿Sabes a qué se refería?— le pregunté.

—Sí—gruñó cambiando de humor tan rápido que no me dio el tiempo para procesar lo que acababa de pasar.

—¿Qué sucede?—le pregunté. Acaricié su barbilla y atrae su rostro frente al mío.

—Nada— gruñó. Subió sus manos para que quitará las mías y me resistí negándome a soltarle la barbilla hasta que me diga que le pasa.

—Logan estuve tres años escuchando tu voz desde lejos, dime que pasa.— le pedí y esperé pero parecía reacio a contarme. —Sé que apenas pasaron dos días desde que volvimos a comunicarnos, pero para mí se siente como si esa enorme brecha no hubiera existido nunca y quiero seguir sintiéndome así...

—Esa brecha no existe, Genna—gruñó cruzándose de brazos.

Su gesto me recordó a hace dos años cuando la semana de celo comenzó y como siempre, Loan y Lion se fueron dejándome con el lobo malo y gruñón que al verme se cruzaba de brazos, me indicaba la escalera y  me enviaba a mi habitación sin decirme porqué debía encerrarme allí.

—Logan— lo llamé y traté de que su nombre dicho por mí se convierta en algo tan importante para él que lo haga ver y confiar en que yo lo escucharé y estaré siempre cuando me necesite.

Él se quedó callado y luego sonrió como si de pronto se le hubiera ocurrido una gran y estupenda idea.

—¿Ya desayunaste?— preguntó de la nada y muy atónita por su repentino cambio de humor negué con la cabeza viendo cómo su sonrisa se ensanchaba.

—Todavía no, estaba por hacer el desayuno cuando

—Deja, yo cocino— me interrumpió y caminó con paso firme hacia la cocina mientras se remangaba las mangas de la camisa blanca y se desprendía dos botones dela parte de arriba. —Siéntate en el sillón— ordenó y me vio de reojo cuando no me moví.
—Ahora, lobita— lo señaló con su dedo y dudando me fui a sentar en el sillón gris ubicado frente a la TV en la sala. —Yo haré todo, no quiero que salgas del sillón en todo el día— dijo y empezó a cocinar muy emocionado.

Logan=

Ya se lo que haré para que Genna me deje amarla como se debe. Esta será nuestra primer semana de celo y si logro sobrevivir a todos estos días sin enojarme y recompensar todos los años en que estuve de ayuno será un éxito.

La mimaré el día entero, le daré chocolates en la boca, le haré masajes, le contaré sobre todas las cosas lindas que pasan por mi cabeza al verla y ella a la noche se acostará conmigo y podré hacerla mía...

—¡Ni siquiera lo pienses!—ese grito me lo esperé por parte de los hermanos, pero nunca de Tax

—¿Dé qué hablas Tax?—gruñí
Todos los días desde que Genna cumplió sus dieciocho me molestas diciendo que la haga mía, incluso cuando si ella estaba enojada lo veías como una forma de arreglarlo, imbécil— le gruñí

No importa lo que dije, si la haces nuestra la lastimarás. Antes sabía que no se podía pero ahora que sí no quiero que le hacerle daño—me dijo

No le haré daño, Tax.— y es verdad, la amo tanto que primero, ante todo, está ella. Mi hermosa loba de ojos oscuros ,pero que cuando cambian son una mezcla perfecta de rojo y dorado que en aman con la mirada tanto como yo con el alma.

Si lo harás, lo único que queremos es que nos complazca, si te acuestas con ella en esta semana perderás el control y la lastimaras...

—¡Mierda!—grité sin darme cuenta y la lobita de mi corazón corrió a mi rescate.

—Logan ¿Estás bien? ¿Te quemaste?¿Te hiciste daño?—preguntó Genna preocupada buscando la fuente de mi dolor.

—Estoy bien— dije de mala gana y me puse a cocinar.

Sentí unos bracitos alrededor de mi cintura y suspiré, ella no se imagina lo que necesito su contacto en este momento.

—Logan— suspiró llevando su rico aliento a mi nuca —¿Qué te pasa?—insistió y di media vuelta  para mirarla a los ojos y que entendiera la profundidad de mis sentimientos.

—Te necesito— recosté mi frente contra la suya y levanté su barbilla teniendo sus labios a poca distancia de los míos.

—Siempre estoy para ti, lobo malo—dijo mirándome a los ojos y negué.

Ella no entiende, ya déjala en paz, talvez en un siglo o dos cuando...—Tax guardó silencio y comprendí que eso nunca iba a pasar y que tal vez desde ahora debería rendirme a ese tipo de contacto físico.

—Olvídalo amor— besé con dulzura su mejilla y quité con delicadeza sus brazos.
Es mejor que no esté cerca, de esta forma no correrá el riesgo de que me descontrole.

—Eres el amor de mi vida, Logan—la oí decir cuando retrocedió para volver al sillón y son darme cuenta me encontré yendo tras ella, no era yo el que me controlaba, no era Tax, eran mis instintos que percibían el dulce aroma que destila mi lobita.

—Genna— tomé su mano, giré con delicadeza su cuerpo y subí sus manos a mi pecho para que sintiera mi corazón acelerado.

—Te quiero— murmuró, cerró sus ojos y guardó silencio para captar cada latido con sus oídos.

—Te amo lobita— gruñí para dentro, lo que le voy a pedir es de poco hombre. Simplemente debería aceptar que su mente no está lista para hacer ciertas cosas y ya, pero no puedo. —Genna—arreglé su cabello y le quité la capucha con orejitas.

Lion tenía razón, verla tan tierna me imposibilitaría imaginar muchas cosas. Maldito apestoso.

—¿Te duele algo?— retrocedió viéndome como...

—¡Calma a nuestros ojos! Están amarillos, mira como se reflejan en los ojos de ella, la estas asustando— rugió Tax.

—No, cariño— tal vez hablarle con dulzura desvíe la atención de mi ojos a mi boca y los que sale de allí.—Yo...— ¡Carajo!¡Es tan difícil! —Prometo que te cuidaré y seré muy cuidadoso cuando

—¡NoooPor ahí no! ¡¿Dónde está tu delicadez, Logan?!—gritó Tax espantado.

—¿Qué?— Genna me veía como si estuviera loco.

Llené mis pulmones de aire.

Mala idea, eso únicamente hizo que el delicioso aroma de mi mate se colara por mis fosas nasales y vaya directo a mi corazón, acelerándolo.

—Te amo mucho mi lobita, nunca sentí tanto amor por alguien hasta que tú llegaste a mi vida— inhalé una vez más, su aroma parece calmar mis ansias —Cariño, eres tan hermosa y deslumbrante...me cambiaste, convertiste todo lo malo en bueno y te pido que hagas una última cosa por mí...

—¡Tiara cierra el pico!— gritó de repente, el rubor subió a su mejillas y se rio por lo bajo —¿Dé verdad?— murmuró entre risas —¿Eso es lo que quiere, Logan?— le oí preguntarle tan bajo que me costó oírla.

—¿Ya sabe?— le pregunté a mi lobo.

—¡No sé! Pero...pero esto es tan vergonzoso para un alfa con poder como yo, que desperdicio. Meteré la cola entre las patas por el resto de mi vida, que
vergüenza— murmuraba él.

—Genna— le di un pico para que me prestase atención y funcionó. Mi loba alzó la vista encontrándose muy cerca de mí y su rubor aumento en color, ya no es tómate, es el punto rojo del cuento.

—¿Tú...— guardó silencio conteniendo la carcajada —¿Tú quieres?— me preguntó sin atreverse a mirarme a los ojos.

¡Al fin su loba está de mi lado!¡Ya era hora!

—No te confíes, Tiara es tramposa. Siempre que hablamos se niega a complacerme diciendo que estoy feo, pero estoy muy lindo. Yo lo sé y por supuesto ella lo sabe...— no quería oír eso y mucho menos ver las imágenes mentales.

—Lo deseo más que nada mi amor, una vez que tengamos relaciones nada será igual, te veré con otros ojos, me verás con otros ojos y...

—¿Relaciones?— retrocedió
—Tiara dijo que querías un corte de pelo y que te lo tiña de verde moco como a tu hermana— rio y me abrazó.

—¡Ya verá esa loba! Me enojaré tanto con ella que no volveré a decirle lo hermosa y sensual que se ve al mover su colita— gruñó el tarado.

Me cansé, voy a ser directo y que salga como salga.

—Quiero hacerte mía— dije cada palabra con detenimiento para no tener que repetirlas o que no escuche bien.

Me sonrió, se paró de puntitas y cuando creí que iba a besar mi cuello para corresponder a mis sentimientos besó mi mejilla y regresó a sillón.

—Logan— se giró aún sonriendo y con el control remoto en la mano —Yo ya soy tuya ¿Nací para ti, no?— sonrió aún más y a mí no me quedó más que sonreírle y asentir, le di la espalda sin poder verla de tan decepcionado que quedé y me puse manos a la obra con el desayuno que no se iba a hacer solo.

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