#O1O
Me desperté jodidamente tarde, tal vez no lo hubiera hecho de no ser por la estúpida mosca interrumpiendo mi descanso.
Mi reloj marcaba las 2:19 p.m. lo cual indicaba que en, exactamente once minutos, mi madre llegaría del trabajo para comer conmigo.
Obligué a mis piernas a moverse, vistiéndome y acomodando todo. Luego de varios minutos tocaron la puerta de manera insistente y bufé con fastidio ante ello.
— ¡Ya voy, mamá! —Le grité.
Corrí hacia la puerta y la abrí, quedándome estático cuando lo vi.
— Frank...
Él se adentró a mi hogar, cerrando la puerta tras de sí.
— ¿Frank? —Hizo un puchero infantil—, soy Daddy para ti, corazón. —Me guiñó un ojo.
No le respondí y me limité a verlo, esperando paciente a que se fuera y rogando porque eso pasara pronto.
Como él parecía no querer irse y husmeaba todo lo que podía, dejé de morderme las uñas y lo tomé del brazo.
— Necesito que te vayas. —Le dije lo más serio que podía.
Él sólo me miró con burla, mas no se inmutó siquiera un poco. Me tomó con fuerza de las caderas y me apegó a su cuerpo.
— No te conviene que seas así conmigo, bebé. —Me mordió el lóbulo de la oreja.
Estaba conteniendo mis ganas de jadear, pero el timbre de mi hogar me hizo reaccionar.
Empujé a Frank hacia las escaleras y antes de recibir algún reproche, le indiqué:
— Ahora subo, enciérrate en mi habitación.
Cuando él desapareció, volví y le abrí a mi madre, sonriéndole.
Luego de saludarla, fui hacia mi habitación, avisándole que ahí estaría hasta que la comida estuviera lista.
Al abrir la puerta, no supe qué hacer cuando lo encontré ahí...
Desnudo...
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