× Fourth Chapter ×
El chapoteo frenético de sus pisadas corriendo por las calles era el único sonido que dejaba tras de sí. Saltó la valla de seguridad con destreza y se acercó a la puerta principal del edificio. Un escaner de reconocimiento le dejó pasar adentro.
- No guardes que entré en este sitio - dijo con voz fría a la máquina.
- Como usted diga señorito Lee.
- No me llames así - contestó con desprecio - Soy Félix. Detesto ese apellido.
- Mucha gente de Corea lo tiene, es un apellido común.
- Si, si, ya lo sé. Solo no me llames así.
- Está bien señorito Félix.
- Así mejor. Borra todo dato de que estuve aquí y que las cámaras no me graben.
- Como usted quiera. ¿Qué es lo que hará?
- Cogeré prestadas algunas cosas. Al fin y al cabo son mías ¿no? No se puede considerar robo.
- Claro que no, señorito Félix.
- Hasta luego SLL.
- Adiós señorito Félix.
El pelirrojo entró en la estancia y recorrió los pasillos que había memorizado en su mente. Todo estaba silencioso y las paredes blancas se veían grises por la oscuridad. Corrió por los pasillos hasta la puerta del despacho de su padre. Se acercó al escaner facial para que que le dejara pasar.
- Por favor que no guarde ningún dato - susurró para sí mismo antes de entrar en la sala y comenzar a buscar por los cajones algún documento sobre lo que su padre hacía allí. No encontró nada que pudiera usar en su contra. Se maldijo a sí mismo, pero entonces se fijó en una caja encima de su escritorio cerrada con llave. Miró por todos lados hasta que se dio cuenta que lo que tenía que hacer era pensar como el dueño del lugar.
- Si fuera mi padre... ¿donde escondería una llave? - cayó en la cuenta de que su padre y él tenían una mente muy retorcida. Él también escondería la llave justo debajo del objeto en el que hay que usarla, tenía sentido pues a nadie se le ocurriría que la pondría allí. Sin embargo, no estaba allí. Había que ser más retorcido aún. Miró a su alrededor y se dio cuenta del cuadro de flores amarillas que había en la sala. Se acercó hasta él y rasgó en una esquina hasta que se levantó y dejo ver la llave plateada.
Sonrió para sí mismo. - Genial. No somos tan iguales, padre.
Abrió la caja y se encontró con un colgante idéntico al de la princesa elfa del señor de los anillos. ¿Qué quería decir aquello? Debajo el colgante había varias cartas. Lo cogió todo y se lo guardó en su bolsa antes de salir corriendo del lugar. Al día siguiente ya descubriría que significaban. De momento escaparía y se iría a la cama para descansar y poder superar el segundo día de clases.
Cuando llegó a su hogar sin que le descubrieran como siempre, trepó por el árbol del jardín delantero y fue hasta el siguiente árbol por las ramas. Se subió al tejado y entró por la ventana que había dejado abierta de su habitación en este. Se dejó caer justo en su cama, que quedaba bajo esta. Se secó el sudor y lanzó la bolsa a su silla. Se volvió a repetir como siempre que tenían una casa demasiado grande solo para cuatro personas. Luego recordó que su mayordomo, la ama de llaves, el chófer y la cocinera también vivían con ellos. Eran demasiada gente en realidad.
Alguien llamó a la puerta en ese momento.
- ¿Se puede? - escuchó la voz de su hermano al otro lado.
- ¿Para qué?
- No has bajado a cenar... Como siempre en verdad... Solo quería hablar contigo.
- Yo no quiero hablar contigo.
Christopher entreabrió la puerta y miró el interior aún desde fuera. Vió a su hermanastro vestido de negro con una sudadera de capucha y pantalones baqueros rotos. Las zapatillas estaban manchadas de barro y las llevaba puestas manchando la cama. Rodeó los ojos y entró en la habitación.
- ¿Te das cuenta de que te delatas tú solo? Estás manchando toda la cama, quítate los zapatos al menos y no te tumbes con ellos en la cama.
- Calla, eres el único que se dio cuenta de mis escapadas de noche. Tengo mis métodos.
- Sigue siendo antihigiénico.
- Haré lo que me de la gana.
- Lee Félix, vas a quitarte esos zapatos ahora mismo y los guardarás donde corresponde.
- Pareces mi madre. Déjame en paz. Dije que no quería hablar contigo.
- Pero yo sí. ¿No me vas a contar nunca donde vas por las noches y por qué sigues fingiendo ante todo el mundo que eres el chico perfecto y deseado por todos cuando los dos sabemos que no es así?
- Pero padre quiere que sea así ¿no? Déjale ser feliz en su farsa de familia perfecta.
- De verdad, no te entiendo - se sentó en la cama junto a él y se apoyó en esta mirando el cielo por la ventana del techo.
- Yo tampoco -se encogió de hombros.
- No hace falta entenderte para quererte ¿no? Soy tan tonto que sigo protegiéndote y manteniéndote el secreto.
- Nunca te pedí que lo hicieras. Y sí, yo también me quiero.
Chris se giró hacía él y comenzó a hacerle cosquillas - Se supone que dirías "yo también te quiero"
- ¡Para! - suplicaba el pelirrojo retorciéndose de la risa.
- No hasta que no lo digas.
- Chris hablo en serio, para - decía entre risas - ¿Por qué debería decirte eso?
- ¿Por qué somos hermanos? - alzó una ceja dejando de hacerle cosquillas.
- Hermanastros.
- ¡Ah! - se llevó la mano al pecho exagerando que le hubiera herido de corazón - Eso dolió.
- ¿Vas a ser serio alguna vez?
- Tal vez, algún día - le sonrió encogiéndose de hombros.
Félix negó con la cabeza como si su hermano no tuviera remedio - Sabes perfectamente que te considero mi hermano de sangre aunque no sea así hyung. Eres la única persona con la que puedo ser yo mismo.
- Y deberías de serlo también para los demás. Seguro que tu verdadero yo caería igual de bien a la gente. Tal vez incluso tendría muchísima popularidad entre las chicas... Y también entre muchos chicos - le guiñó un ojo.
- Ya vale hyung - le golpeo el hombro - Me gustaría dormir ahora ¿si?
- ¿Me dirás como ha ido tu día?
- Dor-mir.
- Al menos ponte un pijama.
- Si, si, pero vete ya - le echó de su cama. El mayor se levantó entre risas y se dirigió a la puerta. Justo cuando iba a salir, su hermano le llamó - Hyung.
- ¿Sí? - se giró hacia él.
- Te quiero - sonrió; por una vez, de verdad. Nada de sonrisas fingidas ni de mentira. Una sonrisa sincera y dulce. Y esa sonrisa era la que más apreciaba Christopher y le llegaba hasta el corazón, porque sabía que su hermano no estaba fingiendo.
- Y yo a ti. Buenas noches - y el mayor salió de la habitación. Al salir se entontró con la escena de siempre. Su padrastro tenía a su madre acorralada contra la pared mientras parecía comerla con sus besos. Realmente siempre le habían parecido animales. Solo estaban juntos por el sexo y era asqueroso a su vista.
Vio como la susurraba algo al oído y ella asentía. El hombre sacó un par de esposas y se las puso a la mujer antes de llevarla a rastras pasillo arriba mientras ellas gritaba de placer. Realmente no tenían vergüenza, ni aunque sus hijos le vieran. De esa forma un Chris de cinco años había descubierto lo que era hacer el amor con otra persona quedando traumado por aquello.
Caminó hasta su habitación y se tumbó en la cama exhausto. Un mensaje de su e-mail le llegó en ese momento. Se levantó hasta su escritorio y abrió la tapa de su laptop para entrar en su bandeja de entrada de correo. El mensaje era de alguien desconocido. Extrañado, lo abrió para leerlo.
"Querido señor Lee,
Le habla el subpresidente del consejo estudiantil de la escuela de primaria y secundaria Hullyunghan Gyoyug; Kim Woojin. Espero no molestarle a estas horas pero tuve algunos problemas para poder hablarle antes.
El director me avisó; al no poder encontrarte, que la primera reunión del consejo estudiantil será mañana para que nos organicemos. Debemos avisar a todos los componentes del consejo. Tendremos nuestra propia sala de reuniones y podremos usarla después de clase hasta las ocho de la tarde. ¿Podríamos reunirnos mañana en la puerta del colegio para hablar sobre los detalles?
Gracias por su atención,
Kim Woojin
P.D.: Su e-mail me lo dio el director para poder hablar con usted, espero no le importe."
-¡Bua! Que chico más educado y formal. Bueno, se adecua a la situación ¿no? Hay gente que podría tratarme horrible por haberles superado y quedar segundos. Mucha gente se molesta por cosas así, pero este chico parece bastante amable. Le escribiré de vuelta - se dijo a sí mismo.
"Querido subpresidente Kim;
Le habla el presidente del consejo estudiantil de la escuela de primaria y secundaria Hullyunghan Gyoyug; Christopher Lee o Lee Chan (como prefiera). Gracias por su correo, su educación y el haberme avisado de lo dicho por el director. Me encantaría poder hablar con usted. Nos vemos antes de clase en la puerta del instituto.
Atentamente,
Christopher Lee
Sin postdata ;)"
Luego de responderle el e-mail, se apagó su portátil y se tumbó de nuevo en la cama. Bostezó abiertamente mientras se estiraba. Tenía mucho sueño, pero como siempre a su cabeza no le daba la gana dormir. Dio vueltas de un lado a otro sintiéndose incómodo en cada posición. Intentó inventarse miles de historias en su mente para dormirse, pero nada funcionaba.
Finalmente se levantó y caminó fuera de su habitación. Recorrió el pasillo buscando las escaleras. Siempre que iba por ese pasillo pensaba que era demasiado largo. Cuando llegó a las escaleras, escuchó ruidos procedentes de una habitación cercana. Era desagradable. Oír esos constantes gemidos y palabras sucias, era realmente desagradable y asqueroso.
Bajó las escaleras con los puños apretados. Su madre le había dicho miles de veces que solo le desagradaba tanto por que jamás lo había experimentado, pero el jamás la diría la verdadera razón de porque le espantaba aquello. Iba a terminar la preparatoria y pasaría a la universidad sin haberse enamorado, y es que ya no quería hacerlo si el amor implicaba aquello. Desde que llegó a aquella casa, se había pasado la vida cuidando de su hermano y estudiando; cero amigos cero relaciones. Cuando hablaba con sus compañeros de clase era para ayudarles con trabajos de clase o simplemente sobre cosas de clase. Siempre que le decían de ir a pasar el rato él se negaba. En los recreos siempre estaba ocupado con trabajo del consejo estudiantil y después de clases también.
Su hermano muchas veces le había dicho que debería de descansar y pasar el tiempo, pero el rico de su padrastro le reñía a su hijo siempre por pensar en distraerle de sus estudios. Era un hombre bastante estricto... excepto para el sexo.
Las únicas veces que Chan había jugado o se había pasado un buen rato, había sido en temporadas de vacaciones escolares con su hermano. A veces iban al cine juntos o cosas así. Y aún en vacaciones estudiaba. Muchos de su clase se reían con él llamándole empollón. Y aunque él se había ganado el respeto y el amor de algunas y algunos compañeros en el instituto y la preparatoria; su hermano le había ganado en ese terreno al llegar él. Todos estaban maravillados y tenían como ejemplo a seguir a aquellos dos chicos. Pero Crish sabía la verdad, su hermano no era como los demás le veían.
Cogió un vaso de leche de la cocina y se lo bebió de un trago.
- Otra vez sin poder dormir señorito Crish - le sorprendió una voz tras él. Se giró para ver a la cocinera entrar. Era una señora mayor y regordeta, bajita y de cabello plateado; pero preparaba la mejor comida que Chan había probado en su vida y su actitud siempre era agradable y amigable, como una segunda madre. Había entrado en la cocina para sacar los platos del lavavajillas.
- Eso parece - la sonrió.
- ¿Sus padres están haciendo cosas feas de nuevo?
- Ya no soy un crío señora King.
- Ya, pero así lo decías siempre antes.
- No es por eso.
- Desde pequeño nunca ha podido dormir bien.
- Sí...
- Puedo imaginarme por que es.
- ¿Así? ¿Por qué?
- Algo que descubrirás con el tiempo. Algo me dice que no pasará mucho tiempo hasta que puedas volver a dormir de nuevo. Buenas noches - dijo al terminar, dirigiéndose a la salida.
- Buenas noches y gracias.
- ¿Por qué?
-Por el truco de la leche que me dijo cuando era niño. Después de beber leche siempre consigo dormir de un tirón.
- No es nada señorito Chris. Es lo que esta vieja puede hacer por usted.
La mujer se fue y el chico sonrió. Fregó el vaso que había utilizado y volvió a su habitación. Cuando se tumbó en la cama, aún tardó un rato en dormirse; pero por alguna razón, su sueño estuvo lleno de palabras amables y una silueta saludándole en la puerta de la escuela.
Este capítulo esta pratocinado por la playlist de Spotify de Changbin xd (Ya saben a que me refiero)
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