
C h a p t e r 8
Estábamos en la sala de estudio con un mapa encima de la mesa para enseñar donde estaba la cueva a los que no sabíamos donde se encontraba (osea, yo) cuando deberíamos estar haciendo la tarea de geometría.
—Y aquí está la cascada, debe de estar por esta zona— Señaló Neil al mapa.
—No sé, esto empieza a parecer peligroso
—¿Por qué no te quedas en casa Cameron?— Dijo Charlie con falsa pena en su voz.
Puse los ojos en blanco —Cameron, yo ya dije antes que no estás obligado a venir, así que decídete de una vez pero cierra el pico por favor.
El señor McAllister se encontraba de pie detrás de su escritorio vigilando —Hagan el favor de callarse y sentarse— Soltó en tono imperativo mientras volvía a fumar de su pipa.
Todos nos sentamos rápidamente y Neil se acercó a Todd que estaba en otra mesa estudiando. Yo volví rápidamente a mi tarea con la intención de terminarla lo antes posible.
—¡Eh, Víctor! ¿Me dejas ver tus respuestas de Historia?— El chico me rodeó con el brazo de forma amistosa para que cayese en su trampa.
—¿Otra vez Charlie? Sólo llevamos dos semanas de semestre y ya me has pedido la tarea más de 10 veces— Solté un suspiro.
—Bueno, ¿qué puedo decir? Meeks se ha negado a dejarme más tarea este semestre y tú has resultado ser casi tan inteligente y amable como él.
Levanté una ceja —¿"Casi tan inteligente como él"? Vas a acabar haciendo que comience a cobrarte por los favores que te presto Dalton.
—Bueno, soy bastante rico, no me importaría pagarte si así me sigues dejando tus deberes.
Comencé a reírme por su arrogancia, Charlie podía desesperarte como nadie, pero no te reías tanto con ninguna persona como lo hacías con él, de alguna forma había una especie de encanto en su actitud altanera y orgullosa —Anda toma— Le pasé una de las hojas de mi archivador.
Neil volvió a la mesa rápidamente —Oíd chicos, ¿os importa que Todd no lea durante la reunión?
—No realmente, es muy majo y cuantos más seamos mejor lo pasaremos, ¿no?
Neil asintió con la cabeza y corrió nuevamente hacia Todd. Neil Perry es el tipo de chico que quiere que todos sus amigos formen parte de la diversión y está atento de que nadie se queda de lado, por ejemplo con Todd que es un chico tímido al que le cuesta hacer amigos, incluso conmigo a quien acaba de conocer hace unos pocos días, ciertamente todos me han hecho sentir como en casa y me han acogido en su grupo como una más.
—¡No vuelvo a repetirlo! ¡Silencio!— McAllister ya exasperado por el pequeño alboroto que teníamos montado, volvió a mandarnos callar una segunda vez y al ver que ya nadie hablaba volvió a atender a los papeles de su mesa mientras se metía la pipa en la boca.
[ ... ]
La noche había llegado al fin, todos estábamos en pijama, unos lavándonos los dientes y otros en sus respectivas a habitaciones o en el pasillo charlando tranquilamente. Estábamos en corro charlando tranquilamente en la puerta de la habitación de Cameron y Charlie, este último tenía su brazo apoyado en el marco de la puerta sonriente.
El señor Hagger estaba inspeccionando de que todos entrábamos en nuestros cuartos para irnos a dormir, sólo había una habitación en la que estaba armando un poco más de jaleo por alguien que estaba tocando un mirlitón. Nuestro corro, como algunos otros, también se dispersó en silencio.
Hagger ya estaba casi en la puerta de su habitación —No armen tanto jaleo, señores— El chico del mirlitón le contestó de forma graciosa con el instrumento haciendo un último "Tuuut" y Hagger al escucharlo se giró molesto, pero finalmente entró por su puerta y se marchó.
Knox cerró la puerta de nuestra habitación —¿Lista para reinaugurar el club de los poetas muertos?— Preguntó con una sonrisa.
—Sí, aunque es una pena que no vaya a poder tener mi melena al aire libre hasta dentro de unas horas— Reímos un poco.
—¿Por qué no les muestras tu verdadero aspecto Victoria? Son gente de confianza, ya lo has visto.
—Sí, lo sé... pero que tú lo sepas fue un error que cometí y haría que los chicos comenzasen a tratarme de forma distinta y podría crear sospechas. Además, ambos sabemos bien que cierto chico no es muy de confiar.
—Mierda es cierto, Cameron vendrá a la reunión.
—¿Ves? No puedo hacerlo por mucho que quiera, de cualquier forma, ya me he acostumbrado a la peluca— Me puse a buscar una linterna y un abrigo, por muy bien que hayamos estado por la tarde con un simple jersey, por la noche hace un frío para morirte. Va a ser horrible cuando comience la temporada de nieve.
—Pero, cuando todo termine les dirás la verdad, ¿no?
—Supongo, sólo espero que cuando eso pase no me odien por haberlo ocultado durante meses— Sonreí de forma amarga.
—No lo creo, confía en mí, te seguirán aceptando tal y como ahora— Por otro lado Knox también pensó en que incluso alguno se enamoraría de ella, hasta donde él sabe, Victoria Debenhams le parecía una chica hermosa, amable e inteligente que guarda tanto talento dentro de sí.
Pasada casi una hora, cuando ya los profesores se habían ido a dormir y todas las luces estaban apagadas, nos pusimos nuestros abrigos y nos encontramos todos en el pasillo. Charlie le echó un puñado de galletas especiales al perro guardián de la escuela para que estuviera callado.
Pronto nos encontramos todos corriendo a través del bosque con la única luz de nuestras linternas y la luna llena en el cielo. La niebla dificultaba nuestra visión y habían algunos murciélagos haciéndonos compañía es nuestra aventura grupal nocturna.
Meeks y yo íbamos detrás y nos retrasamos un poco —¿Seguro que han venido por aquí Meeks?— Miraba a todos lados como si fuera a aparecer un fantasma en cualquier momento.
El chico se encontraba igual que yo —S-sí, estoy por jurar que sí.
De repente una silueta se alzó a nuestras espaldas y nos agarró a Meeks y a mí por los hombros —¡ARGG SOY UN POETA MUERTO!
—¡AHHHH!— Pegué un chillido del susto y comencé a pegar al sujeto el cual me agarró por las muñecas mientras este reía y lo reconocí, era Charlie Maldito Dalton.
—¿¡Te parece gracioso Dalton!?— Dije indignada y me alejé.
Meeks que también se había asustado habló con un tono sarcástico —¡Muy gracioso! ¡Eres muy gracioso!
—Pues sí, ha sido muy gracioso, sobre todo cuando Víctor ha gritado como una niña pequeña. Menudos pulmones tienes chaval, por cierto, tienes las muñecas tan delgadas como una mujer— Le mandé una mirada asesina.
—Que tú estés gordo no es culpa mía Dalton.
Pitts nos llamó a lo lejos apuntándonos con su linterna —¡Chicos, es aquí!
Fuimos los tres juntos hacia donde estaba y miré la entrada de la cueva, ciertamente estaba muy oscura, o lo estaría de no ser porque Neil, Knox, Todd y Cameron ya estaban dentro esperándonos. Entramos el resto del grupo y nos sentamos en círculos.
Meeks intentó encender un fuego, pero por la humedad, sólo resultó ser una gran cantidad de asfixiante humo haciendo que todos tosiéramos y nos quejásemos por no poder respirar bien. Así que, finalmente terminamos todos iluminando con nuestras linternas.
Neil sacó un libro viejo que si se te caía se convertiría en polvo y se esfumaría para siempre. Él se puso de pie con el libro abierto por la primera página y lo iluminó con su linterna —Por la presente vuelvo a convocar al club de los poetas muertos— Todos vitoreamos y Neil le dio una calada a su cigarro —Capítulo de Welton: las reuniones serán dirigidas por mí y por los demás recién iniciados aquí presentes— Nos iluminó con su linterna a nuestras caras y como consecuencia tuve que poner una mano frente a mis ojos —Todd Anderson como prefiere no leer, se ocupará de las actas de reunión. Ahora comenzaré leyendo el tradicional mensaje de comienzo del socio del club Henry David Thoreau. "Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia; quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida."
—Estoy de acuerdo— Charlie sonrió de forma petulante mientras le daba una calada a su cigarrillo.
Neil continuó leyendo —"Olvidar todo lo que no fuera la vida, para no llegar a la muerte descubriendo que no había vivido."— Knox soltó un silbido por lo profundo que acabó siendo el mensaje —Keating ha marcado muchas otras páginas— El chico ojeaba el libro.
Charlie habló —Muy bien, descanso— Al igual que siempre, ponía un tono autoritario como líder del grupo que se consideraba, aunque yo prefería poner una visión algo más comunista al grupo y vernos a todos como iguales —Sed generosos, id echando, venga echad aquí— Señaló al suelo con la linterna.
—Vamos a ver listo, si ponemos comida en el barro, ¿no crees que se echará a perder?— Alcé una ceja.
—Tienes razón— Contestó —Meeks, echa tu abrigo al suelo, hará de manta— Hizo un gesto con la mano para que el pobre chico siguiera su orden.
—Buena idea.
—Bien dicho.
—Pon el abrigo de Meeks.
Y por segunda vez consecutiva, Meeks puso un tono sarcástico —"Pon el abrigo de Meeks" que listo— Repitió las palabras de Pitts.
Charlie volvió a mandar ordenes —Y no os quedéis con nada, siempre os estáis fumando mis pitillos.
—Como defensa diré que nunca te he pedido un cigarro, tú siempre me los has ofrecido, no es culpa mía aceptar por cortesía— Sonreí de forma burlona.
—Ja, ja, ja, que gracioso eres Debenhams.
—Eso ya lo sabía, Dalton.
—Un momento, ¿quién ha echado medio panecillo?— Preguntó Charlie.
—Me estoy comiendo la otra mitad— Reí al escuchar a Pitts hablar.
—Vamos...
—¿Quieres que la devuelva?
—¡No! No es necesario, no deseo comer como un pajarito al que le mastica la comida la mamá pájaro— Puse una cara de asco.
Estuvimos comiendo y hablando sobre sucesos divertidos que nos había pasado en nuestra vida y como era de esperar, me preguntaron a mí, era de lógica que preguntasen, me han conocido hace poco y vengo de otro estado.
—¿Cómo es vivir en New York Víctor?— Suspiré, Neil te tengo mucho cariño pero estás haciendo que te odie tanto con esa pregunta ahora mismo.
—Bueno, me gusta mucho New York aunque es muy bullicioso, prefiero la tranquilidad que hay aquí en Delaware. Y aunque me de pena decirlo, lo más probable es que mi familia y yo volvamos a New York por mis estudios universitarios— Sonreí de forma triste.
—Awwww, miradlo, está triste por tener que separarse de nosotros en un futuro, que pequeño es nuestro Víctor.
—Cállate Dalton, justamente a ti es al que menos echaré en falta— Es mentira, es obvio, al menos para mí. De alguna forma este insoportable chico se ha ganado un lugar importante en mi vida.
—Pero lo harás.
Rodé los ojos —Sí, seguro.
—¿Y que hay de tu familia?— Volvió a preguntar Neil. Juro que como este chico vuelva a abrir la boca para hacerme otra pregunta le parto uno de sus musculosos brazos, que conste que en el fondo lo aprecio mucho.
—Pues... vivo con mi padre y mi madre, no hay mucho más que decir. Mi padre trabaja de psicólogo en una agencia de teatro y mi madre es ama de casa.
—Teatro...— Susurró Neil.
—Sí, he visto muchas obras desde pequeño, Shakespeare, Lope de Vega, Eugene O'Neill, un poco de todo.
—Entonces sabrás representar alguna obra— Neil habló emocionado, parece que le gusta mucho el teatro.
—Oh no, por favor, soy muy mal actor.
—Hazlo— Ordenó Dalton.
—Y si no lo hago, ¿qué harás? ¿Echarme de la cueva?— Bufé.
—Exactamente— Sonrió el chico con suficiencia.
Volví a suspirar —Te odio Charlie Dalton.
Me puse de pie en medio del círculo mientras pensaba en alguna obra conocida. Hice un repaso mental de la obra que finalmente escogí, cerré los ojos y respiré profundamente, y cuando los volví a abrir comencé —"No vengo ahora a haceros reír; son cosas de fisonomía seria y grave, tristes, elevadas y patéticas, llenas de pompa y de dolor; escenas nobles, propias para inducir los ojos al llanto, lo que hoy os ofrecemos. Los inclinados a la piedad pueden aquí, si a bien lo tienen, dejar caer una lágrima: el tema es digno de ello. Aquellos que dan su dinero sin la esperanza de ver algo que puedan creer, hallarán, no obstante, la verdad. Los que vienen solamente a presenciar una pantomima o dos, y convenir en seguida en que la obra es pasable, si quieren permanecer tranquilos y benevolentes, les prometo que tendrán un rico espectáculo ante sus ojos en el transcurso de dos breves horas. Sólo aquellos que vienen a escuchar una pieza alegre y licenciosa, un fragor de broqueles, o a ver un bufón de larga vestidura abigarrada, con ribetes amarillos, quedarán defraudados; pues sabed, amables oyentes, que mezclar nuestra-verdad auténtica con tales espectáculos de bufonería y de combate, además de que sería rebajar nuestro propio juicio y la intención que llevamos de no representar ahora sino lo que reputamos verdadero, nos haría perder para siempre la simpatía de todo hombre culto. Así, pues, en nombre de la benevolencia, y puesto que se os conoce como los primeros , y más felices espectadores de la ciudad, sed tan serios como deseamos; imaginad que veis los personajes mismos de nuestra noble historia tales como fueron en vida; imaginad que los contempláis poderosos y acompañados del gentío enorme y de la solicitud de millares de amigos; luego considerad cómo en un instante a esta grandeza se junta de repente el infortunio. Y si entonces conserváis vuestra alegría, diré que un hombre puede llorar el día de sus bodas."
Todos aplaudieron a mi monólogo, sorprendentemente Cameron se también lo hacía, incluso algunos vitorearon y silbaron, causando la sonrisa más grande que podáis ver jamás, plasmada en mi rostro.
Volví a sentarme y Knox me dio una palmada amistosa en la espalda.
—¿¡Y decías que no sabías actuar!?— Neil tenía una sonrisa casi tan grande como la mía y se le veía sumamente impresionado por mi actuación.
—La próxima vez será mejor que no nos mientas Debenhams.
Yo simplemente me encogí de hombros mientras seguía sonriendo.
Vale, siento que el monólogo haya sido tan largo, probablemente os lo habréis saltado y lo entiendo, yo también lo haría :v
Bueno espero que les haya gustado, he cumplido esta semana sacando capítulo hoy (❁'◡'❁)
No se olviden de votar y comentar por favor
5 COMENTARIOS PARA DESBLOQUEAR EL SIGUIENTE CAPÍTULO
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro