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C h a p t e r 7

Finalmente llegó la hora del almuerzo, llevaba sin comer desde las siete de la mañana que fue el desayuno y estaba casi arrastrándome si no fuera porque me apoyaba de vez en cuando en el hombro de Charlie que era casi de mi misma altura, sólo me sacaba un par de centímetros más o menos y él me contestaba que era más débil que una pequeña princesa, a lo que yo le respondía con un zape, a mí nadie me trata de princesa a no ser que esté interpretando a una.

Nos encontrábamos todos de pie colocados en nuestras respectivas mesas, se me hacía la boca agua oliendo el puré de patatas  —Damos gracias Señor por estos alimentos que vamos a recibir. Amén—  No esperamos más y nos sentamos mientras unos niños de primer curso que llevaban una chaquetilla blanca parecida a la de un chef, nos servían la comida.

Neil se puso a mirar hacia todos los lados de forma sospechosa y sacó un libro de debajo de la mesa.

—¿Eso es un anuario? ¿No será el del señor Keating?—  Le pregunté mientras alzaba una ceja.

Lanzó una sonrisa ladina  —Has acertado Debenhams. Escuchad lo que pone, capitán del equipo de fútbol, editor del anuario de la academia, piensa ir a Cambridge, muslómano y club de los poetas muertos.

"Capaz de hacer cualquier cosa"—  Leyó Cameron del anuario lo que parecía ser una frase con la que identificaban a Keating en sus tiempos mozos.

—¿Muslómano? El señor Keating era un ligón—  Charlie miró a todos con una de sus típicas sonrisas y todos empezamos a reír.

Miré a Charlie alzando ambas cejas  —¿Ligón? Era más que eso, si era o es un muslómano significa que no se cortaba ni ligando con señoras ya casadas—  Le contesté.

Charlie alzó una ceja —¿Y eso supondría un problema Víctor?

—Bueno, no realmente. Cada quién hace lo que quiere, ¿no?

—¿Qué es el club de los poetas muertos?—  Preguntó Knox interrumpiéndonos mientras alzaba su vaso para beber agua.

—No lo sé, pero suena a una reunión en la que se disfrazaban de Shakespeare, Whitman, Neruda e incluso puede que Emily Dickinson—  Sonreí divertida junto con un tono de broma y me contestaron con unas risas, tal vez el hecho de imaginarse a nuestro querido profesor con un vestido del siglo XIX puesto.

—¿Hay fotos en el anuario?—  Señaló Meeks al anuario con su mano.

Neil le miró  —No, no pone nada más.

—¡Eh, el chico de ahí! ¡Venga a verme después de comer!—  Gracias a la interrupción del profesor todos nos callamos y Cameron guardó bajo la mesa el anuario.

El resto de la comida la pasamos de una forma más tranquila y decidimos ir todos a preguntarle al señor Keating sobre ese extraño club.


( o=^•ェ•)o ┏━┓


Después del almuerzo teníamos un descanso y hacía una tranquila tarde en Welton, ni muy fría ni muy calurosa, en resumen, una tarde perfecta. Estábamos el grupo al completo en los jardines de la escuela en busca de nuestro querido profesor de literatura, con Neil encabezando nuestra caminata y el viejo anuario en su mano.

—¡Señor Keating! ¡Señor!— Llamó varias veces al adulto, pero este continuaba con su camino a paso tranquilo haciendo oídos sordos, pero Neil no se rindió e hizo un último intento  —¡Oh Capitán, mi Capitán!

Keating se giró de forma simultánea al oírlo  —Señores—  Nos saludó haciendo que nos riéramos un poco

—Hemos estado viendo su antiguo anuario—  Habló Neil nuevamente mientras le daba el anuario al Capitán.

—Oh... no, ese no soy yo—  Dijo en tono de broma mientras miraba el libro de forma nostálgica con una pequeña sonrisa y nosotros volvimos a reír una segunda vez. Keating se agachó de cuclillas mirando el libro y nombrando a algunos de sus antiguos compañeros.

—Capitán, ¿qué es el club de los poetas muertos?—  Pregunté mientras Neil y yo nos agachábamos para estar a su altura.

Él se giró y nos miró de forma interesante  —Dudo que la administración actual lo considerara favorablemente.

Aun por el vago intento de Keating para que dejásemos de interesarnos por el tema, eso sólo hizo que nuestra curiosidad por saber aumentase, así que Neil preguntó—¿Por qué? ¿Qué era?

—Caballeros, ¿guardarán el secreto?—  Dijo en un leve susurro y asentimos, Pitts y Knox se agacharon mirando con deseo y abriendo bien sus oídos para escuchar el gran secreto  —"Los poetas muertos estuvieron dedicados a extraer a la vida todo el meollo." Es una frase de Thoreau que invocábamos al principio de cada reunión. Nos reuníamos en la antigua cueva y por turnos leíamos a Thoreau, Whitman, Shelley, a los grandes, incluso algunos poemas nuestros. Y en el hechizo del momento, dejábamos que la poesía desplegara su magia.

Knox le preguntó lo que pensábamos todos en nuestra mente  —Entonces, ¿era un grupo de tíos que se sentaba a leer poesía?—  Yo reí.

—Nah, no éramos precisamente "tíos", no éramos una organización, éramos románticos, y no sólo leíamos poesía, la saboreábamos en nuestra boca como miel, se elevaban los espíritus, se desmayaban las mujeres y se creaban dioses señores míos. No está mal para pasar una velada, ¿eh?—  Todos sonreímos, ya nos imaginaba a todos sentados en círculo dentro de una cueva a la luz de la luna y puede que alguna linterna, mientras poníamos nuestro mayor sentimiento en el verso, en la prosa...

Pero esa felicidad más tarde se extinguiría porque, ¿quién hubiera dicho que el refrán de La curiosidad mató al gato pudiera llegar a aplicarse de forma tan literal a los humanos? 

—Gracias señor Perry por abrirme el baúl de las pesadillas, quémenlo— Finalmente se incorporó mientras me daba el anuario mirando a Neil  —Sobre todo mi foto—  Dijo por último y continuó su camino mientras silbaba la melodía que ya parecía la banda sonora del profesor.

 Neil murmuró algo y le miré  —¿Qué?

Me levanté, el timbre que avisaba nuestra siguiente clase y muchos de los alumnos comenzaron a correr al edificio mientras los mirábamos por un momento.

Neil y se levantó  —Propongo ir esta noche.

—Estoy de acuerdo,  es una gran idea—  Le miré.

Cameron puso su típica cara de pánico cuando alguien rompe alguna idea  —Un momento...

—Pero, ¿dónde está esa cueva?—  Le reclamó Pitts a Neil

—Pasando el arrollo, yo sé donde está.

—Está lejísimo—  Contestó bufando.

Todos comenzamos a correr a clase.

—A mí me suena a rollo—  Comentó Cameron.

—Pues no vayas—  Le dijo Charlie.

—Exacto, nadie te está obligando—  Añadí.

—¿Sabes cuántas faltas nos jugamos Dalton, Debenhams?

Charlie caminando de forma altanera y con sus manos en los bolsillos de su pantalón, se giró para encararlo —Pues no vengas por favor—  Y volvió a mirar al frente.

—Sólo digo que hay que tener cuidado... No deben pescarnos

—No me digas, Sherlock—  Contestó con ironía.

—Fíjate tú Cameron, que nadie se había dado cuenta de eso—  Respondí con un tono sarcástico, parecido al del chico Dalton.

 El profesor que estaba en la puerta de la escuela para vigilar que todos entraban a tiempo comenzó a meter prisa.

Neil se giró para mirarnos velozmente  —De acuerdo, ¿quién se apunta?

Sonreí  —Cuenta conmigo.

De nuevo, Cameron dijo algo para intentar convencernos de no ir  —Vamos Neil, Hagger nos va...

—¡Olvídate de Hagger! ¿Quién se apunta?—  Exclamó Neil y Cameron miró a otro lado con indignación.

Charlie,  que estaba mirando hacia Cameron, se giró con una sonrisa para mirarnos  —Yo—  Y una sonrisa se plantó en mis labios.

Cameron soltó un suspiro  —Yo también—  Dijo a regañadientes.

Pitts caminó decidido hacia la puerta con la cabeza ligeramente agachada  —Yo no sé Neil...

—¿¡Qué!? ¡Pitts!

—¡Vamos Pitts—  Le animó Charlie.

—Sus medallas peligran, Charlie—  Miré a Meeks al oírlo.

—Charlie, no podemos obligarlo si no quiere— Agregué  para apoyar la decisión de Pitts, me daba pena que se negase ya que era muy majo, pero tampoco podíamos forzar a que viniera.

—Ayúdale tú Meeks

—¿¡Qué es esto, un grupo de estudio nocturno!?—  Clamó Pitts ligeramente irritado.

—Olvídalo Pitts, tú vienes—  Dijo Neil y suspiré al oír que no había forma de que diera el brazo a torcer  —Meeks, ¿también peligran tus medallas?

—Todo lo apruebo una vez

—Todo menos el sexo—  Añadió Charlie de forma pícara y Meeks se rio con sarcasmo.

Charlie se paró de repente en la puerta y yo que iba justo detrás me choqué con su espalda causando que él alzase la ceja mientras me miraba, pero desvió rápidamente su atención a otro lado  —¿Qué dices tú Knox?

—No sé Charlie...

—Vamos Knox te ayudará a conquistar a Chris—  Y este siguió caminando para entrar pero Knox lo paró con un brazo.

—¿Sí? ¿Cómo?

Charlie sonrió de lado y lo agarró por los hombros  —¡Las mujeres se desmayan!—  Comenzó a reírse y continuó corriendo.

—Pero, ¿por qué se desmayan? ¡Charlie!—  Al ver que el chico se encontraba muy lejos se giró para mirarme  —¿Tú te desmayarías?

Pensé durante unos segundos y luego le miré con una sonrisa  —No lo sé, ¿por qué no vienes esta noche a comprobarlo?

Y finalmente fuimos corriendo juntos hacia nuestra próxima clase.

........ no me peguen porfi  :D

Sí lo sé, he estado muy muerta, pero este trimestre ha sido algo estresante y no tenía energías para poder escribir.

A partir de ahora no haré más promesas vacías, pero bueno, aquí tienen el capítulo que esperaban :')

Sinceramente no sé cuando actualizaré el próximo capítulo, la semana que viene la tengo repleta de exámenes y hasta el fin de semana no volveré a estar libre, pero intentaré comenzar a escribir esta niche el siguiente capítulo.

Por cierto, probablemente sea aún muy pronto para preguntarlo pero, ¿con quién shippean a Victoria?

No olviden votar y comentar, no a los lectores fantasma.


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