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Parte 4.

Baek sentía que en cualquier momento se pondría a llorar.  En toda su vida había sido querido por los demás,  nunca había recibido el rechazo u odio de alguien pero,  escuchar esas palabras de ChanYeol y la forma en la que le miraba le hacía darse cuenta de que ya no era solo su vida,  que debía cargar con los errores y pecados de alguien más.

ChanYeol al ver la expresión del bajito se sintió mal pero no se arrepintió de lo que había dicho.  Iba a salir de la habitación pero las palabras de Baekhyun le hicieron detenerse.

—No,  no me odias. Yo no los maté,  ¡lo sabes!  —gritó prácticamente el dios,  ChanYeol hundió el ceño—. No puedes culparme a mi por los errores de Apolo.  Yo no decidí ser él.  Yo no lo pedí.

ChanYeol se giró a mirarlo,  los ojos azules como el cielo del Dios estaban llenos de lágrimas.  Baekhyun ahí sentado en la cama,  llorando,  se veía tan indefenso.  Las miradas fieras que el Dios siempre le daba no estaban,  solo había un chiquillo lastimando.

ChanYeol gruñó acercándose a él y le hizo levantar el rostro.

—Por eso es que estoy aquí,  contigo.

—ChanYeol.

—Baekhyun.

—Has que salga de mi cabeza,  por favor —pidió el menor con los ojos cerrados con fuerza.  La voz de Apolo estaba ahí,  en su cabeza diciéndole cosas que no quería escuchar,  gritándole que debía castigar al grifo,  queriendo obligarlo a hacer algo que no deseaba.

ChanYeol le miró confundido.  ¿A quien debía de sacar de su cabeza?  No lo entendía.  Pero aún así tomó de las manos al chico y lo hizo ponerse de pie.  Lo sacó de la habitación,  no por la puerta sino por la gran ventana y se transformó en su verdadero ser.  Baekhyun se aferró del lomo del grifo viendo como este se elevaba por el cielo.

Los rayos del Sol se habían ido ya,  la noche estaba cayendo.  Sabía que su hermano estaría más feliz en ese momento. Mientras ChanYeol agitaba las alas Baekhyun disfrutaba de la brisa nocturna que despeinaba sus cabellos.  No sabía dónde estaban,  pero sabía que era lejos de casa.  El aire era distinto.

—ChanYeol,  ¿a donde me llevas?  —preguntó el dios  mirando por donde iba el adverso.  ChanYeol solo respondió con un chillido volando más rápido.

Lo que había debajo de ellos era tan hermoso.  Demasiadas luces,  la ciudad.  Su ciudad.  Sus ojos se abrieron en demasía,  estaban en su ciudad.  Lo sabía,  la había visto muchas veces en internet,  esas imágenes satelitales.  ChanYeol tomó su apariencia semi humana abrazado al dios hasta que pusieron los pies sobre el piso de una azotea.

—Si los extrañas,  ¿por que no vienes a verlos? —dijo ChanYeol con obviedad con una sonrisa en sus labios. Baekhyun estaba atónito.  Sonrió y asintió listo para ir com sus padres pero ChanYeol lo detuvo—. Espera,  no puedes ir así.

Baekhyun miró la forma en la que estaba vestido e hizo un puchero.  Sus padres lo tomarían como un loco.  Incluso su cabello y ojos no eran los mismos a cuando solo era un humano.  Miró a su alrededor.  No había nada que le ayudara.

—Mis padres...  No van a reconocerme y...

—Espera aquí —dijo el grifo y voló dejando a Baekhyun ahí mismo.

No supo Baekhyun cuánto tiempo permaneció ahí sentado nada más,  apoyando con su espalda a la pared y sus piernas abrazadas.  Estaba ahí,  en su mundo,  se sentía tan humano,  tan indefenso como siempre.

«¿Qué crees que estás haciendo,  humano?» preguntó Apolo con voz severa en su cabeza.  Baekhyun se sobresalto.  «Esto solo te hará daño,  ¿por que regresaste a tu mundo?»

—Dejame en paz,  no quiero que me hables.  Tú solo quieres confundirme —dijo apretando su cabeza—. Extraño a mis padres,  quiero ver a mi hermano,  a mi mascota.

«Tus padres están resignados a no verte más,  creen que quizás ya estás muerto.  ¿Por que les vas a causar dolor?  Cuando te vean se alegrarán pero,  cuando desaparezcas los harás sufrir.  ¿Eso quieres? » preguntó una vez más el dios haciendo que Baekhyun se quede pensando en ello.

—No me iré,  me quedaré con ellos.  Así que busca a alguien más y...

«No lo entiendes aún,  ¿verdad? No es solo es que voy a salir de ti e iré a meterme al cuerpo de alguien  más,  no niño.  Tú naciste con mi alma,  tu naciste bajo la gracia del Sol. Solo era cuestión de los años para que yo despertara por completo,  somos uno,  Baekhyun.  Estás atado a mí para siempre,  hasta que hayamos muerto los dos  y,  debes de saber que un Dios solo muere a causa de otro Dios,  tú no envejeceras como los humanos normales,  en efecto,  los tres meses que has estado en el Olimpo han sido seis años aquí.  ¿Lo entendes? »

—Mientes. —Baekhyun se aterró.  No podía ser cierto.

«Entra a tú casa y ve como tú hermano es más mayor que tú,  como tus padres se ven más viejos y como tu mascota esta más grande de como la dejaste. Sino es que muerta»

—¡Noo! —gritó con todas sus fuerzas soltando varias lágrimas. 

La puerta de la azotea se abrió de golpe.  La luz de una lámpara le hizo cubrirse el rostro.

—¿Quién anda ahí?  —preguntó una voz masculina.  La reconocía a pesar del cambio,  era la de su hermano menor,  BaekJun—. Mamá,  papá,  ¡hay un ladrón en la azotea!  —gritó el chico.

BaekHyun estaba atónito. Su hermano era mucho más alto que él,  sus expresiones eran tan maduras,  era mayor.

—¿Quién?  —Vio entrar a su padre y a su madre,  ambos se quedaron mirándolo con sorpresa, ¿lo reconocían?  Sus lágrimas no paraban de salir mientras veía a lo que un día fue su familia—. ¿Quién eres tú y cómo subiste aquí?

—Cariño,  este chico se parece a... —dijo su madre tomando el brazo a su esposo.

ChanYeol aterrizó en la azotea detrás de los tinacos de agua.  Sabía que sería doloso lo que iba a hacer pero oculto sus alas en su cuerpo.  Tuvo que ahogar un gritó doloso mordiendo sus labios.

—Hyun —dijo ChanYeol apareciendo ante los cuatro humanos ahí—. Disculpen nuestra interrupción en su azotea.  Practicamos deporte extremo y... La avinetea de nuestro amigo nos dejó aquí,  no queríamos molestar.

—¿Deporte extremo en la noche?  —preguntó BaekJun con sorpresa.  BaekHyun no podía con eso.  Los ladridos de un perro adulto se escuchó subir por las escalera y cuando menos lo esperaron el perro se aventó contra BaekHyun tumbándolo al suelo y lamiendo su rostro.

Los señores y el hijo Byun se quedaron sorprendidos.  Ellos habían visto como el cachorro había crecido huraño con todo el mundo después de que su hijo mayor desapareciera.

—¿BaekHyun,  eres tú?

Todos se quedaron en silencio ante la pregunta de la mujer mayor,  BaekHyun apenas podía moverse. Todo lo que había dicho Apolo era real.  Los humanos no los olvidaban porque sí,  los humanos se resignaban a perderlos y después morían.

—Mamá,  cómo sería mi hermano,  este niño es más pequeño que yo,  BaekHyun debería tener ya casi 23 años —se negó BaekJun con una risa divertida.  El señor Byun observaba al chico.  El lunar debajo de su labio inferior decía algo más.

—Hijo —habló el señor.

BaekHyun se puso de pie, las lágrimas bajaban con más inasistencia.  Corrió hacia sus padres y los abrazó.

ChanYeol solo veía como la familia lloraba ante el encuentro.  Se sentía la atmósfera triste en ese lugar.

La familia los invitó a pasar a la casa.  Ambos en la Sala estaban sentados en uno de los sillones más grandes.  Baekhyun no había parado de llorar hasta ese momento.

BaekJun los observaba,  tanto a su hermano como a ChanYeol.  La forma en la que iban vestidos.

—Bien,  ahora.  Hermano,  ¿podrias explicar porque tu cabello ya no es castaño y ahora es rubio?  Además... Tus ojos —BaekJun necesitaba respuestas.  La madre de BaekHyun se acercó a ambos jóvenes en su sala dándoles una taza de té a cada uno.

—¿Esto se toma?  —preguntó ChanYeol desconociendo muchas cosas del mundo humano.  La señora sonrió—. Baek...

—Soy...  La reencarnación de un Dios,  sus sirvientes me secuestraron y me llevaron con ellos.  Yo no sabía como volver aquí hasta que Yeol me trajo.  Él,  es un grifo.  Un animal mitológico mitad ave y mitad León,  por eso sus ojos y cabellos son rojos.  Yo...

No pudo continuar ante la risa de su hermano.  La carcajada rasonaba en toda la habitación.   BaekHyun alzó su rostro abrumado mirando como sus padres le miraban,  como un loco.

ChanYeol fruncio el ceño molesto.  Con sus manos rompió la taza por la fuerza que estaba haciendo sobre ella.

—¡Es verdad!

—¡Hermano, estás loco si crees que creeremos eso! —exclamó BaekJun tocandose el estómago por la risa,  BaekHyun apretó sus labios—. Mamá,  estar desaparecido le hizo daño,  mira la locura que está diciendo.

ChanYeol se puso de pie,  estaba mal hacer eso,  pero no podía soportar que creyeran que ellos eran solo eso,  una locura,  una leyenda.

Expandió sus alas en todo su explendor llenando la habitación de cientos de plumas cafés brillantes.  La boca del hermano de Baekhyun se quedó abierta en su totalidad al ver eso y como los ojos del grifo brillaban aún más.

—No puede ser...  —susurró BaekJun.

BaekHyun me explicó a sus padres todo lo que había pasado con él ese tiempo.  Lo que realmente era y lo que iba a pasar.  Los señores Byun les pidieron que se quedarán unos días con ellos,  no estaban listos para volver a perder a su hijo después de años de dolor.  BaekHyun no se negó,  quería quedarse ahí para siempre,  pero sabía que no podría.

—¿Baek,  dormirás con él?  —preguntó su hermano cuando estaban yendo a la cama,  BaekHyun y ChanYeol ya se habían cambiado de ropa,  ahora usaban algunas prendas que usaba antes él.  BaekHyun miró como ChanYeol estaba parado a unos metros de él y sonrió asintiendo—. ¿No se convierte en bestia en la noche y querrá comerte?

—No hará eso,  hermano.  ChanYeol es noble aunque sus ojos digan lo contrario.  Por cierto.  Te has puesto muy guapo,  seguro ya tendrás demasiadas novias,  ¿no?  —preguntó divertido haciendo sonrojar a su hermano quien se despidió de él yéndose a su cuarto.

BaekHyun mordió sus labios.  No se sentía cómodo en su casa.  Era como una pieza que no encajaba en el rompecabezas.  Miró a ChanYeol y le indicó que entrara al cuarto.  Cuando ambos estuvieron dentro de la habitación BaekHyun se sentó en la cama.  Miró como ChanYeol caminaba a lo largo del cuarto moviendo sus omóplato de forma extraña. Se había dado cuenta de que sus alas no estaban,  era tan extraño no verlo con ellas en todo su esplendor.

—¿Te está incomodando el esconder tus alas?  —preguntó. ChanYeol asintió acercándose a él.  Quedó de frente al chico y mordió sus labios levemente—. Sacalas de nuevo. Nadie te dirá nada aquí adentro.

—Pero,  Baek.—No pudo decir nada más porque sus alas se desplegaron en todo su tamaño en esa habitación.  Tiró algunas cosas,  pero,  lo que más llamó la atención de BaekHyun fue el torso completamente desnudo del más alto.

La piel de ChanYeol brillaba por si sola.  Mordió sus labios y sin poder evitarlo llevó una de sus manos al abdomen ajeno.  ChanYeol contrajo un poco su cuerpo ante los suaves dedos del chico en su piel.  Tomó su mano y lo hizo ponerse de pie.  BaekHyun entre el cuerpo del grifo y sus alas acunandolo se sintió tan pequeño,  sus mejillas se sonrojaron mientras se mordía los labios.  El pulso del más bajo se aceleró cuando los labios del adverso se posaron en su mejilla.

—Chan,  ¿qué haces?  —preguntó en un suspiro al sentir la mano del grifo colarse bajo su ropa,  tocando su abdomen  hasta ir subiendo a su pecho  el mismo que comenzaba a ir más deprisa.

CjanYeol no respondió,  solo besó suavemente su mejilla yendo avanzando hasta llegar a sus labios,  los cuales rozó con los suyos sin sellar el contacto.  Sus ojos cerrados y la respiración de ambos se mezclaban haciendo más íntimo el momento. Baekhyun subió su mano lentamente por los cuadros marcados en ese abdomen trabajado hasta llegar a su pectoral.  ChanYeol lo apresó de la cintura pegándole más a él en el momento que sus labios se cerraron entre sí,  con deseo y necesidad.

Sus bocas se movían al compás,  rozando sus labios una y otra vez al ladear sus cabezas para encajar mejor.  Las dos manos de BaekHyun se cerraron tras la nuca del mas alto mientras las manos de ChanYeol le tocaban la cintura y subían por su espalda causándole un escalofrío que le hizo estremecer.

El beso comenzaba a subir de tono.  BaekHyun podía sentir ese cosquilleo en su entre pierna y como su estómago se devolvía de gusto.  ChanYeol lo empujó lento y con cuidado sobre la cama en donde el menor quedó bajo su cuerpo y ChanYeol entre las piernas del rubio quien se sonrojo por completo al sentir la enorme erección del más alto contra su trasero.

Soltó la boca ajena mirando la imponente imagen del chico sobre él.  Esos ojos rojos le miraban tan profundo que se sintió desnudo a pesar de tener toda la ropa encima.

—¿Qué harás,  Yeol?  —preguntó apenas en un susurro,  le costaba hablar por lo nervioso que estaba en ese momento. ChanYeol le sonrió y acarició la mejilla al chico besándole sus labios suavemente.

—Te haré mío —dijo al presionar su cuerpo al ajeno y así mismo robarle un beso profundo y sin reparos.

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