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23

Magnus decidió escuchar a Cecil a pesar de que lo único que quería era destruir a Jeffrey Baker y a toda su familia, por lo que, para olvidarse del asunto, se volcó en el trabajo. Los nuevos uniformes llegaron una semana después, eran bastante caros, pero tan seguros que no tendría que preocuparse por las condiciones de la mina. Aquella era una solución temporal, las minas no eran seguras, por lo que tendrían que clausurarse tarde o temprano, sin embargo, los Winchester estaban a la cabeza en el negocio del carbón, por lo tenía muchas opciones si lograban superar la crisis actual.

Cuando los trajes se entregaron, la fábrica comenzó a trabajar a toda máquina. Necesitaban recuperar las pérdidas de la semana pasada, por lo que aquello se transformó en una especie de batalla a marchas forzadas, Magnus nunca había trabajado tanto en la vida, faltaba poco para la boda de Cassian y estaba deseando ir, pero si las cosas seguían igual, le molestaba que los Baker aprovecharan su ausencia para meterlo en problemas.

"Magnus" una tarde cualquiera, Cecil se acercó a él con una sonrisa relajada en los labios. Últimamente pasaban mucho tiempo juntos gracias a que se había involucrado un montón en el negocio, aunque no era parte de la línea de producción estaba constantemente prestándole magia a los trabajadores, pues estos estaban en su límite, lo único que pareció animarlos fue el hecho de que ese trimestre les pagaron cinco monedas de plata en lugar de tres. Era poco, pero Magnus pretendía hacer los cambios con calma. A los trabajadores que estuvieron incapacitados se les dio tres monedas, pero estaban conformes con eso, porque las dos monedas restantes se utilizaron para cubrir gastos en medicinas.

Magnus sintió una punzada de culpa al notar la forma en que todos lo miraban cómo una especie de salvador, incluso Cecil adquirió un brillo especial en los ojos ahora que estaba comprometido con salvar la fábrica, eso le generó una extraña sensación de incomodidad, poco a poco comenzaba a acostumbrarse a la presencia del muchacho y se volvió algo común compartir besos a escondidas. Cecil se estaba dejando llevar y Magnus estaba cada día más inconforme con el matrimonio del muchacho. Le pesaba saberlo marido de otro hombre, incluso si no compartía cama con el viejo lagarto, era un desperdicio tener que esconder su relación.

"¿Magnus?" Cecil le habló una vez más, confundido por la expresión amarga en su rostro. Este le respondió con una sonrisa incómoda.

—¿Qué pasa? —preguntó, frunciendo el ceño.

"Esta noche habrá un festival de pesca" el chico señaló el cielo, que estaba muy nublado, el sonido de los truenos se escuchaba desde la mañana, pronto habría una tormenta.

—¿Con este clima? —preguntó, extendiendo la mano, en ese instante las gotas de lluvia comenzaron a caer poco a poco.

"Es el mejor momento" afirmó Cecil, observándole con expresión divertida, cómo si no esperase que realmente se fuera a unir a ellos. Era extraño verlo así, tan tranquilo, tan relajado, le daban ganas de arrastrarlo a algún rincón de la isla y hacer que su cuerpo se destensara aún más.

—Está bien, dime la hora y lugar —él levantó la barbilla con gesto orgulloso, no estaba dispuesto a dejarse amedrentar por el estilo rudo de la isla.

"Te espero esta noche en la playa, luego de la cena" Cecil le miró satisfecho. Había una especie de electricidad entre ambos, Magnus se dio cuenta que la tensión sexual se había vuelto más fuerte desde aquella noche en la que Cecil le pidió que perdonara a los Baker y el se había vuelto débil y obsesivo. No paraba de pensar en Cecil, incluso en los momentos en los que no debería, a veces estaba destruido después de un día de trabajo (porque no había trabajado tanto en su vida hasta ese viaje) y de arrastraba a la cabaña del muchacho para ducharse con él o descansar un rato antes de volver con Venus.

Y hablando de Venus, le había tenido que contar la verdad sobre su vida cómo mascota. El chico se había puesto pálido y corrió a esconderse detrás de Cecil, quien tuvo que confesarle que Magnus era su amante para tranquilizarlo. Después de una larga plática Venus le pidió que no le contara nada a Aquila, pues el hombre lo echaría a patadas de la casa.

Durante ese tiempo Magnus se dio cuenta de lo extraña que era la relación de aquellos dos, pues, aunque Aquila era completamente devoto a Venus, de vez en cuando Cecil era objeto de discordia entre los dos. Venus era callado, nunca se quejaba, así que siempre terminaba perdiendo. Magnus no se metía en esas discusiones, pero siempre se acostaba a dormir en las piernas de Venus para consolarlo.

Esa noche le avisó que saldría durante la madrugada al festival de pesca. El chico le besó la cabeza perruna, parecía que se le olvidaba que no era realmente un animal, luego se despidieron.

El viento comenzó a soplar con fuerza y cuando llegó a la playa se encontró con la presencia de los aldeanos que estaban montados en sus barcas con sonrisas en sus rostros. Cecil agitó la mano, se encontraba en la barca de en medio, agitando la mano hacia él.

"¡Magnus! ¡Ya sólo faltas tú!" el chico le llamó, indicándole que se subiera con él. Magnus se apresuró, montándose a la barca de un salto. Por un instante estuvo tentando a tomar a Cecil de la cintura y besarlo, pero se contuvo, en su lugar observó su pequeño cuerpo empapado, con el cabello pegándose a su rostro y se maravilló con la vista.

"Pon atención, no tendrás una experiencia cómo está en la ciudad" dijo Cecil, con una sonrisa en los labios. Chasqueando los dedos las señales se encendieron sobre las cabezas de los presentes, indicándole a las barcas por donde moverse y a qué ritmo hacerlo. Cecil estaba comandando aquella avalancha de botes con la seguridad de alguien que lo había hecho muchas veces antes.

Las barcas comenzaron a moverse, separándose conforme iban mar adentro. Las olas golpeaban la madera, agitando las aguas conforme avanzaban, Cecil le dio señales para que las barcas se mantuvieran estables, le decía en qué momentos aplicar más fuerza o permanecer ligeros, cuando mantenerse quietos o cuando avanzar. A lo lejos podía ver al resto de los aldeanos guiándose únicamente por las flechas de Cecil, en quien depositaron una confianza ciega.

No se detuvieron hasta que la playa se quedó muy atrás y pudieron lanzar sus redes al mar, estas eran bastante grandes y fueron tejidas a mano, el trabajo de los artesanos de la isla era meticuloso y de buena calidad. Después de cierto tiempo Cecil les indicó que recogieran las redes, así que estas comenzaron a levantarse con un hechizo. Magnus se dio cuenta de que, a pesar de no ser especialmente poderoso en cuanto a la potencia de su magia, Cecil tenía un control privilegiado que le permitía calcular cada miligramo de magia que salía de su cuerpo, de otra forma con todo el trabajo y el uso continuó de su poder para comunicarse, ya habría colapsado por el sobreesfuerzo. Sin embargo, el chico estaba ahí, majestuoso sobre la barcaza enfrentándose al mar embravecido, dirigiendo una fila de pescadores, con las venas marcándose en sus manos por el esfuerzo de hacer todo eso al tiempo que levantaba la red llena de peces.

"¡Magnus!" Cecil se giró hacia él con las mejillas rojas. Sus ojos brillaban salvajes, indómitos, mientras le sonreía, como mostrándole su proeza. Entonces Magnus se dio cuenta de algo: no había usado palabras.

Los pops exploraron a su alrededor, tomando distintas formas que se asemejaban a palabras, cómo gritos ahogados en la tormenta y el mar. Magnus casi tropezó de espaldas, mientras que Cecil le observó, abriendo los ojos de par en par al darse cuenta de que había una figura retorciéndose en la red.

Era un tritón, uno adorable de pelo rosa al cual ambos conocían. La magia flaqueó y la red estuvo a punto de resbalarse, pero Cecil logro estabilizarla antes de perder su botín, sorprendido al notar que había capturado algo más que la cena.

"¡Lo siento mucho"! Cecil se disculpó, abriendo la red. Magnus dio un paso al frente, utilizando su magia para contener a la horda de peces que amenazaban con escaparse. El tritón los maldijo y saltó dentro del agua, Magnus soltó una carcajada ante la escena, Cecil hizo lo mismo, sus alegres pops hicieron que el pecho de Magnus se hinchará en una euforia difícil de controlar.

El chico continuó con el proceso de pesca, utilizando sus poderes para enviar la red de regreso a la orilla. Grandes cantidades se transportaron al mismo tiempo, mientras que, en la orilla, un grupo de aldeanos las esperaban.

El proceso se repitió varias veces y Magnus notó la cola carmesí del joven tritón moviéndose en el mar, buscando a alguien en las barcas.

Cuando volvieron a la orilla se dio cuenta que el grupo comandado por Aquila había colocado la pesca en grandes contenedores. Al verlos, el muchacho se dirigió a Cecil para pedirle permiso para volver a casa a buscar otra cesta, pues la suya se había roto, Cecil le dijo que sí, dejándolo marcharse y tomando el control de la repartición.

Magnus suspiró, aunque el subidón había pasado, todavía estaba un poco eufórico por la experiencia. Sin duda la isla todavía tenía muchas sorpresas por mostrarles.





Esa noche Elián se quedó despierto tejiendo un abrigo para el invierno. No era la mejor idea del mundo, pero le costaba mucho trabajo dormir cada vez que Alquila o Fausto (es decir, Magnus) se iban dejándolo solo durante las noches. Además, al día siguiente habría un día libre después de festival y quería estar despierto para recibir a Alquila y participar de alguna manera en las festividades del pueblo, aunque sólo fuese salteando el pescado para almacenarlo.

Estaba distraído, por lo que tardó en notar los rasguños en la puerta. Sonrió dándose cuenta de que debía ser Fausto, rápidamente se dirigió a la entrada, quitando el candado sin preguntarse porque el hombre había vuelto antes de tiempo o porqué lo hizo sólo. Fue una sorpresa pare él encontrarse con un rostro severo, lleno de arrugas y rodeado de otros hombres armados.

Elián intentó gritar por ayuda, pero en se momento todos los que podrían acudir a su llamado estaban en la playa, celebrando el festival de la pesca.

Ya estamos en el penúltimo acto del libro, prepárense porque se viene lo chido. >:D

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