Capítulo 1
No sé cuántas veces había leído la invitación de boda. Contra más la leía más ganas me entraban de tirarla a la basura y por supuesto siento una sensación algo rara fluyendo por mi cuerpo.
En este momento me llama mi padre.
Nada más me llena de dicha y alegría el poder escuchar la voz de mi padre. Hablamos durante un rato sobre nuestros respectivos trabajos hasta que por fin mi padre toca el tema.
—Saray pienso que te habrá llegado la invitación de la boda de Sergio.
—Sí papá ayer la recibí. — Agradezco el que mi padre no pueda verme. Puesto que parezco patética enrollando la invitación celosa metiéndome los dedos en la boca en signo de asco.
—Entonces me imagino que asistirás a la ceremonia. No sabes cuantas ganas tenemos tú madre y yo de verte.
—Por supuesto papá que iré a la boda. Yo también les extraño mucho. Ahora tengo que dejarte viene un cliente. En varios días nos vemos papá, te quiero
—Te quiero mi pequeña.
¡¡OOh!! Adoro cuando mi padre me dice esas cosas tan dulces a pesar de tener treinta años. Pero quien no echa de menos a su familia cuanto están lejos.
A quién extraño más es a mi hermana Belisa, siempre hemos estado juntas, llevándonos super bien.
Tras mudarme a la Ciudad de México, huyendo más bien, de mis sentimientos, del dolor de haber perdido para siempre a Sergio.
El hombre del cual me enamoré profundamente, el cual me repetía lo profundo que estaba enamorado de mí, el primero en mi vida. Y hace cuatro años y medio, él rompió nuestra relación, supuestamente porque no estábamos hecho el uno para el otro. Sí, una malísima explicación para alguien con el cual has compartido seis años de tu vida.
En fin, como nuestros padres son socios de KAISER; una fábrica que se dedica a la producción, distribución y venta de bebidas no alcohólicas y botanas. Sergio siguió los pasos de su padre y en estos momentos está al frente de la empresa. Mientras que yo decidí dejar mi ciudad, Monterrey, y mudarme a Ciudad de México, donde llevo trabajando desde tres años en la misma inmobiliaria con mis dos mejores amigos y compañeros; Vasilio y Rosalina, sin olvidar el dueño de la inmobiliaria. El señor Gustavo Raban.
No puedo hablar mal de él desde luego, el único fallo que tiene que las horas extras siempre las paga tarde. No le gusta a éste beber tequila mientras juega una mano de póker. Por lo general no es mal tipo.
Vuelvo a mi trabajo al recibir a uno de mis clientes. Comienzo a enseñándoles las casas en venta y como no convenciéndoles para que compren alguna. Al ser posible la más cara, así me llevo yo más comisión.
A las nueve de la noche llego a casa.
Tiro los zapatos por un lado, me masajeo un poco los pies, menudo dolor después de estar con los tacones todo el día puestos. Me voy hacia la cocina donde como siempre está Eloy, mi compañero de piso, es todo un amor además de guapo el condenado. Pena que sea gay.
Aún sigo explicándome porque todos los hombres guapos, son gays o están comprometidos.
¡Ay dios mío! Porque a mí no me toca uno de esos. Vamos que tampoco estoy tan mal.
Eloy me mira haciendo un mohín, sin duda me conoce demasiado bien para saber que algo me preocupa. Y yo como soy así de sincera y no hay secretos entre nosotros tomo asiento en una de las banquetas de la isleta, acepto con agrado la cerveza echando un trago largo, empiezo a contarle de un tirón lo que me sucede.
—Eloy, estoy un poco deprimida, pero como diablos puede ocurrirme esto a mí. Hace ya cuatro años que dejemos la relación y a pesar de haber intentado olvidarlo conociendo a otros hombres, al parecer no me llenan lo suficiente y mucho menos he podido olvidarlo.
—¡Ay Saray! eso ya lo sé corazón. Y como siempre te digo, debes continuar con tú vida. Él ahora va casarse y tú como sigas así te vas a quedar para vestir santos.
—Desde luego hijo que ánimos me das. Ya sabes que soy incapaz de volver a enamorarme. Y encima y lo más catastrófico, tengo que ir a la boda. Y lo que es peor, no tengo acompañante. Dime Eloy, dime, qué hago, estoy desesperada.
—A ver linda. Mírame, no te alteres. Tíos hay muchos, y si quieres te puedo presentar alguno de mis conocidos para que te acompañe a la boda.
—Eres encantador, pero ni hablar. Todos tus conocidos son gay, y encima no quiero ni pensar como mi familia, la familia de Sergio todos se quedaran mirándome por ir sola a la boda. Estoy segura que pensaran que aún no he podido olvidarlo, o que soy demasiado tonta para que algún hombre se fije en mí.
Joder, Eloy piensa joder, que yo me quedo calva.
—Vale, vale. No quiero que pierdas tu cabellera negra. No sé, cómo no sea que miremos por internet alguna agencia de hombres solteros. Recuerdo que hace un año mi prima Saturnina acudió a esa agencia contratando a un hombre para que la acompañase a la boda de una amiga.
—Y cuenta, como le fue.
—Según me contó, el rubio hizo bien su trabajo y todos quedaron conformes. Vamos finales felices ya sabes.
Hago crujir mis nudillos de lo nerviosa que me encuentro. Durante estos cuatro años, he conocido hombres, pero claro una no sabe dónde quedarse. Si lo conoces en persona, llegan aburrirte, o solo quieren sexo y después si te he visto no me acuerdo. Si intentas hacer amistades por un chat, todos son amables al principio y después te salen rana. Sexo, sexo o ten mienten. Como pretenden que llegue una a fiarse. Vamos ni de pitorreo me fío yo ni de internet ni los que hay detrás escribiendo.
—Saray, ven linda. Acabo de ver la página de la agencia que me dijo mi prima. Siéntate a mi lado y tráete la cena y ojeamos un poco a ver de qué trata esto.
Bueno pues allá voy. Sirvo la cena y con el portátil enfrente nuestra, comenzamos a leer las normas de la agencia, nos registramos y a continuación comenzamos a ver fotos de los chicos que se ofrecen para ser acompañantes.
Agotada, bostezo apoyando la cabeza en el hombro de Eloy. Sin embargo él esta eufórico viendo a los galanes e incluso imaginándose estar con alguno de ellos.
Noto como mis ojos me pesan y dejando caer mi cuerpo en el sofá me quedo dormida.
A la mañana siguiente, me despierto en el sofá con la baba caída. Me estiro todo lo larga que soy para irme a continuación a darme una ducha. Tengo algo menos de una hora para arreglarme.
Ya lista y con mi café recién hecho, paso por la habitación de Eloy, está profundamente dormido. Como se nota que lo mantiene papá, por eso se la pasa ganduleando casi todo el día, y cuando no, está con sus "novios" que le duran menos que un helado a un niño, o jugando a los videojuegos. Cuando no está haciendo esas actividades, busca trabajo para evitar que su padre le quite la tarjeta, la cual paga todos sus caprichos.
En fin, cada uno es como es. Para mí es el mejor compañero y el mejor amigo. Siempre está ahí cuando lo necesito.
Llego al trabajo y para no variar me espera mi jefe Gustavo, alías "el osito Yogi" por ser bajito, gordito, morenito y porque siempre le regala su mujer para año nuevo unos calzoncillos de ositos. Lo sabemos porque como siempre lleva los pantalones por mitad de la cintura, raro es el día que no se le vean los calzoncillos que lleva.
Nada más llegar, Gustavo como siempre se sienta en el borde de mi escritorio. Madre mía yo me quedo quieta escuchando como cruje la madera rezando para que no se rompa y mucho menos el botón de su camisa vaya derecho hacia mi ojo.
—Saray tenemos que hablar.—Uy que mal me huele cuando me mira con esos ojos saltones lamiéndose el labio.
—Dime Gustavo, qué ocurre.
—A ver por donde empiezo. La casa que hay por la zona de Calzada Ignacio Zaragoza, esa casa que lleva hay cerca de un año sin vender. Hay que venderla y pronto.
¡Qué horror! No, yo no quiero que se venda esa casa, me gusta mucho, tanto que desde el primer día que llegué a esta ciudad y la vi me enamoré de ella. De hecho me recuerda mucho a la casa donde yo crecí en Monterrey. Tanto, que llevo ahorrando para poder comprarla. Ya he hablado con el dueño y no baja el precio, he hecho hasta lo infinito, pero el asqueroso se niega a bajar un peso, el muy desgraciado.
—Gustavo, déjeme un mes por favor. Viajo dentro de poco a Monterrey, allí hablaré con mi padre y estoy segura que me ayudará para poder comprarla. Sabes que deseo con ansías esa casa. Por favor, un mes, solo un mes si en ese plazo no consigo reunir el dinero la venderé al comprador que está interesado.
—Saray, sé lo importante que es esa casa para ti, pero no puedo darte ese plazo que me pides.
—Por fiiii, por fiii. —Cruzo mis dedos en forma de súplica.
—De acuerdo, veré lo que puedo hacer. Pero sólo un mes. —Le sonrio alzando mis pulgares escuchando de nuevo el crujido de la mesa. Madreee, el día que se caiga la que va liar. El caso, que a ver como se lo digo.
Respiro algo aliviada, sé que podré conseguir esa casa, y a pesar de no querer recurrir a mi padre, tendré que hacerlo si deseo comprarla. No me queda de otra. Es la casa de mis sueños. Grande, con habitaciones grandes y con una maravillosa vista y un pequeño terreno que sirve de jardín. Pero a pesar de echar más horas que un sereno y ahorrar lo máximo, aún no me alcanza.
Continúo con mi trabajo, atendiendo las llamadas, revisando las últimas casas en venta y alquiler y por supuesto contactando con las personas que están interesadas me pongo en contacto con ellas.
En el descanso, miro mi correo, uno de ellos es de la agencia de hombres solteros: "Resorberos, Hombres Solteros" Vaya nombre, parece un trabalenguas.
Bueno tampoco pierdo nada por indagar un poco a ver si busco a mi hombre perfecto. Me da risa hasta a mí. Sin embargo es lo que te lleva la desesperación y no hacer el ridículo ante tus conocidos.
Bueno allá voy.
Pongo mi Nick y la contraseña, seguido veo varias fotos de hombres que siguen más o menos mis expectativas. Espera un momento. Yo no me acuerdo de haber rellenado nada. Creo que Eloy me debe dar una explicación.
Leo por encima el perfil de estos hombres que se han.puedto en contacto conmigo, y la verdad que cada uno de ellos son interesantes. Por lo cual, saludo a los cinco que me han mandado una invitación, no sé muy bien cómo funciona esto, pero tampoco se pierde nada por saludar.
Espero durante un rato para ver si alguno me contesta, al parecer voy a quedarme tiesa de tanto esperar. De pronto voy a cerrar la página, cuando alguien ha respondido. Investigo un poco en su perfil, puesto que no tiene foto. Bueno no pasa nada, tampoco busco un galán de telenovela. Yo sólo quiero que finja ser mi novio por unos días y después tan amigos.
Miro mi reloj, perfecto, solo tengo quince minutos para hablar con este desconocido, hago las preguntas básicas seguido de estoy trabajando y no tengo mucho tiempo.
Con un emoticono de una sonrisa, me dice que él también está trabajando por lo cual debemos dejarlo para esta noche. Bueno, pues pongo hora para volver a conectarnos. Y...no responde. Voy yo bien. Pues nada, hasta luego cocodrilo que yo tengo que salir a enseñar un apartamento que van alquilar una pareja.
(...)
Llevo varios días estresado. La empresa está teniendo problemas y al parecer varios inversionistas no quieren seguir trabajando con nosotros.
Cada vez, esto me va superando, aún no puedo creerme como pude hacerle caso a mi padre y estudiar empresariales. Total, para qué me sirve, si cuando murió me dejó sin nada. Si, me dejó con la conciencia sucia de haber hecho algo temible para tener que mortificarme todos los días por lo sucedido. Aunque hayan pasado demasiados años, la huella sigue ahí y el hecho de saber que todos los problemas los ocasioné yo por dejarme llevar por la inexperiencia hace que mi tortura no me deje de ser feliz. Para mí, la felicidad está demasiado lejos, mi corazón está hecho de piedra, y mi cuerpo del frío hielo al cual se enciende solo cuando estoy en compañía de una bonita mujer. El resto, parece que mis sentimientos se hubieran congelado el mismo día que mi padre antes de morir clavó sus ojos en mí y sin decir nada más cerró sus ojos. Aún esa mirada me persigue, e intentado no pensar en ello, sin embargo los recuerdos bastan para evocarme de nuevo a mi pasado.
Por ello a pesar de intentar levantar la empresa que mi padre dejó a mis hermanos. Mi hermana Rebeca que apenas cumple los veinte años, y por supuesto estudia gastronomía. Y a mi hermano Tony. Él tiene síndrome de Down. Por lo cual, el responsable soy yo, por ser el hermano mayor y porque no deseo que mis hermanos paguen por algo que yo hice. Ellos no se lo merecen. Por lo tanto no me importa estar de reunión en reunión, viajando incluso, con tal de que a mis hermanos nos les falte de nada.
Y bueno, como no llevo bien lo de las relaciones serias, hace tiempo que dejé de creer que existe mi alma gemela, me registré en una agencia donde puedes conseguir dinero fácil y tan sólo debes ser un acompañante para esas mujeres que están desesperadas por conseguir un hombre guapo que les acompañe alguna boda, comunión o viaje con los amigos. Y encima si practicas sexo te pagan. ¡¡Menudo chollazo!!
Y sí, llevo en esta agencia cuatro años, conociendo a bastantes mujeres interesantes y no tanto. Al final no me lo paso tan mal, y cada mujer con la que conozco es todo una experiencia.
Anoche me llegó un correo de una nueva suscriptora. En estos momentos me encuentro leyendo su perfil. Bueno no está nada mal. Y respecto a la foto, no estoy seguro si habrán echo photoshop, y como siempre mienten. No va ser la primera vez que me encuentro un caso así. Y para qué negarlo, odio que me mientan. A pesar de no poner foto en mi perfil, me llueven las ofertas. Vaya, en estos momentos el usuario101318, me saluda. Bueno no pierdo nada por responderle.
Comenzamos la típica conversación, de bombardeo de preguntas, hasta que me escribe que está trabajando recalcándome cuando volverá a conectarse.
Me río de verdad, esta chica tiene algo de humor y por lo que se ve en la foto no es fea. Espero que sea ella en realidad.
Consulto la hora, perfecto, tengo en diez minutos una reunión con el encargado de la fábrica y después con varios proveedores. Creo que hoy voy a echar el día.
Me despido de ella quedando en hablar esta noche. Estoy intrigado por saber más de Saray.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro