Extra

Vamos a hacer la siguiente dinamica, al terminar de leer tienen que colocar el nombre o quién creen que es el último personaje con quién Chiara esta hablando. Justamente este personaje, nos contara su historia más adelante. Aclaro, que será cuando terminé las dos historias en pausa.

Chiara

Varios años después.

Últimamente mi sueño es muy preciado para mí, ya que debía tener energía para enfrentarme el día a día. Ya como madre tenía que prestar atención a mi familia y, luego al trabajo. Anoche, por culpa de Zab nos dormimos tarde, a quien quiero engañar fue una noche placentera y agradable, sin embargo, pronto sufriríamos los efectos.

Hace unos momentos me levante para colocarme una bata, y Zab el pantalón de su pijama, porque dentro de poco tendríamos visitas en nuestra cama como habitualmente tienen la costumbre. Estoy abrazada a mi esposo, cuando siento que abren la puerta y escalan la cama. Me quedo quieta hasta que siento como se nos suben arriba.

—Mami, quiero abrazar a papi. —susurra mi caramelito, quien es una niña de papi.

—Hola, mi reina—me doy la vuelta con ella encima, y beso su mejilla para colocarla en los brazos de su padre, quien esta fingiendo como siempre que esta dormido. — ¿Dónde dejaste a Zander? —cuestiono, porque no veo a la mini versión de Zab, nuestro segundo hijo.

—Estaba buscando a Lolo. —¡Oh no! Espero que lo encuentre o de lo contrario hará un berrinche por su peluche favorito, al escuchar esto mi esposo abre sus ojos y me mira, seguro pensando lo mismo que yo. Podría parecerse físicamente a Zabdiel, pero en carácter es mas parecido a mí. Al contrario, de mi princesa que es sensible y muy amorosa como su padre.

—Mami—escuchó la vocecita de Zan, llamándome mientras se acerca a la cama.

—Dime mi amor. —respondo, a la vez que lo tomo en brazos para besarlo. —¿encontraste a Lolo?

—Sí. —asiente emocionado. —No quería venir.

—Así que Lolo no quería venir. —bufa, Zab. —No le gusta estar en familia. —Me rio, porque nuestro hijo le ha dado una personalidad a ese muñeco que es todo un gruñón y antisocial.

—Vamos a ir donde los abuelitos? —cuestiona, una de las consentidas de los padres de Zab y por supuesto que mi padre es aun mas consentidor.

—Por supuesto, hoy cumplen los gemelos. —responde Zab. Hoy los gemelos de Azul y Shane cumplen seis años. —Pero aun es muy temprano, así que vamos a dormir un poco más.

Zabdiel se olvida que esta tratando con los mas grandes curiosos de la historia, por lo que esa resolución solo dura unos minutos. Ziara y Zander, saltan de una conversación a otra.

...

Varias horas después, entramos a la propiedad de mis suegros. Ya que se decidió celebrar los cumpleaños aquí, además de que estoy segura que al final de la fiesta nos iremos solos, porque los niños no van a querer irse a la casa cuando están cerca de sus abuelos.

Cuando terminamos de abrir la puerta y bajarlos del auto, salen corriendo para ir a abrazar a todos. Los Morgan somos una familia unida, y es lo que mas me gusta de formar parte de ellos. Zabdiel y yo, llevamos los regalos para los gemelos. Además, de rescatar a la pobre Mimi, la muñeca de Ziara, quien la dejo en el asiento trasero. La verdad, no sé qué tienen mis hijos con repetir las silabas para dar un nombre. Puesto que hace semanas me están por convencer de ponerle Yoyo, al perrito que vamos a adoptar.

Mientras vamos caminando hacia el jardín, vamos saludando a los que ya están aquí presente. La familia se ha agrandado últimamente, hemos visto muchos caminar hacia el altar, hasta lo más amargados policías dijeron que sí.

Veo dos torbellinos que vienen corriendo hacia nosotros.

—Tía madrina—mencionan los dos al mismo tiempo, Chase y Shane. En realidad, los dos no son mis ahijados, pero ambos me llaman así—¿Qué nos trajiste?

—Algo muy especial, pero tendrán que abrirlos más tarde.

—Súper—dice Chase, a quien le encanta recibir regalos. Con su brillo especial, y su tempestad ambos hermanos salen corriendo después de saludar a su tío Zab.

Luego, de colocar los regalos en la mesa. Mi suegra me llama para decirme algo, justo lo que pensaba, quiere que los niños pasen la noche en su casa. De modo, que acepto porque me gustaría estar a solas con Zab tengo algo importante que decirle.

Termino de hablar con mi suegra, y Azul me acapara, pero Shane se la termina llevando. Sonriendo me doy la vuelta y me percato que mi hija, esa niña con los ojos de miel, quien tiene su carita sonrosada y sus ojitos llorosos que se queda mirándome como si fuese su salvavidas, mientras solloza sin control. Sus cabellos castaños están envueltos en dos colitas, se agitan al correr hacia mis brazos. Preocupada la abrazo con todo el amor que siento por ella.

—¿Por qué lloras mi caramelito? —le susurro con dulzura.

—Porque Chase me rompió mi muñeca. —se enfurruño al contarlo.

—¿Tu primo Chase te rompió la muñeca? —asintió, enojada.

—Mami, me vas a comprar otra—me sorprendo, cuando recuerdo aquella sección en la asociación de madres solteras cuando tuve esta visión. Lo cual me provoca que lagrimas de felicidad me acompañen y que esa sensación de estar donde debes estar se afiance.

—Claro que sí, mi hechicerita—No le puedo contestar, porque el padre consentidor hizo su entrada. Lo miro, y solo me da una mirada de consternación. —¿Qué? Es mi princesa, y se merece todo lo mejor.

—Ese tema lo hablaremos después. —bese su mejilla, y le entregue a nuestra pequeña Ziara, quien tiene cinco añitos ya. —Ahora, regreso. Voy a hablar con mi sobrino, para saber porque rompió la muñeca. —Es extraño, que él haga esto, aunque sé que mi niña es muy sensible y no le gusta confrontar los problemas. Por eso la defiendo y defenderé con uñas y dientes. Si hubiese sido a Zander, entendería porque tiene un carácter fuerte. Aunque solo voy a hablar con él, para que no vuelva a hacer esto.

Lo encontré llorando con la muñeca al lado, y me pidió perdón. Que solo quería ver de que estaba hecha porque había visto un programa donde llevaban los juguetes al doctor. Por lo que con paciencia tuve que explicarle, o tratar de hacerlo. Cuando termine deje de llorar y tome la muñeca para tratar de arreglarla.

—Hola, Chiara. ¿Cómo has estado?

—Hola—emocionada, abrazo al hermano de mi amiga. Cada vez que lo veo, siento que es un milagro andante. —Bien. ¿Cuándo llegaste?

—Llegamos ayer, tenia que estar en el cumpleaños de mis sobrinos. Me perdí un año de su vida, su nacimiento, pero quiero estar siempre presente en sus vidas. Además, de que en honor a mi llevan mi nombre.