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Capítulo 20: Gala la cocinera

Me aparque en el estacionamiento del apartamento y baje rápidamente hasta el asiento de atrás.

—Belcebú —lo sacudí con cuidado—¡Belcebú! —lo agité con más fuerza con desesperación.

Él abrió sus ojos que tenían un color celeste muy pálido.

—Á...ángel —trato de hablar, pero su voz salía rasposa.

—Tienes que ayudarme a sacarte de aquí. —Pedí con desesperación.

Como pude lo levanté y lo recosté a mi hombro para comenzar a caminar hacia el elevador. No sé de donde saque la fuerza para poder cargar con su peso.

Por suerte el elevador estaba en el mismo piso que nos encontrábamos y subimos rápidamente.

—Ángel si me das un beso me mejoro. —rodee los ojos.

—Haz silencio Belcebú.

—¿Por qué? Este pobre demonio solo quiere un besito para mejorarse. —se acercó más a mí.

Quede tiesa.

—¡Basta demonio loco! —vocifere—con un beso no te mejoraras, no eres la bella durmiente.

—Claro que lo soy, es más me dormiré para que me despiertes.

Se hizo el dormido y recostó todo su peso sobre mí, de milagro y me mantuve en pie.

Justo cuando estaba por gritarle el elevador se abrió y comencé a caminar hasta el departamento.

—Belcebú recuéstate al sofá, no seas terco. —Me queje.

Él se recostó a regañadientes.

—Dame tu teléfono. —exigí.

—Ay ángel, no sabia que eras así de toxica. —curvo su boca en desaprobación.

No es para eso tonto. Si busco en mi teléfono como curar el ala de un demonio no me aparecerá nada. —explique.

—Si me das un beso te lo doy. —puso su boca muy cerca de mí.

Sin discutir tanto me comencé a acercar cara vez más a su linda y mágica cara, llegue a un punto donde nuestras respiraciones se mezclaban, podía ver sus labios húmedos, me decidí finalmente y plante un beso en su mejilla.

—¡Oye, ahí no era! —se quejó.

—Me pediste un beso, pero no me dijiste donde. —sonreí triunfante.

—Eres lista, tu ganas. —me entrego el teléfono con tristeza.

Tome su teléfono y entre a la app que tenía el símbolo de Google solo que con cuernos, y en vez de Google decía demongoogle.

Escribí rápido en el buscador y me apareció una lista de ingredientes: Alcohol, algodón sagrado, una pluma de gallina, aguja, hilo celestial, galletas o algún dulce para recuperar fuerzas.

—¿Dónde demonios voy a conseguir una pluma de gallina, aguja con hilo celestial y algodón sagrado? —lance el teléfono al sofá.

—Sólo necesitas aguja e hilo normal, no hagas caso a lo celestial. —dijo riendo.

Me acerque a su ala para poder ver como estaba la situación. Pude ver como la bla había atravesado el ala, así que solo me tocaba desinfectar y cocer.

Busque aguja e hilo y lo desinfecte con alcohol.

—Me avisas si te duele.

—Claro que va a doler ángel, lo estás haciendo sin anestesia. —miro mi cara de preocupación y corrigió— pero no me quejare, confió en tu y se que lo harás bien.

Antes había tomado un curso donde nos enseñaban cosas básicas de enfermería, nunca creí que lo llegara a necesitar.

Comencé a cocer con delicadeza, preferí no mirar la cara de Belcebú para que no me diera miedo seguir cociendo. Cuando si el último punto solté todo el aire que estaba conteniendo.

Salte de emoción porque todo había salido bien.

—¡Lo hice Belcebú! —me lancé a abrazarlo y el soltó un quejido— lo siento, buscare tus galletas.

Corrí a la cocina a buscar por todas las alacenas y me di cuenta que no había ni una sola galleta miré a Belcebú que tenía los ojos cerrados.

—Oh, Oh—emití.

—¿Qué paso ángel? —cuestiono sin abrir sus ojos.

—No hay galletas, pero no te preocupes, yo las hare. —me apresure a decir.

Comencé a buscar en YouTube un tutorial de cómo hacer galletas fácil y rápido, por suerte tenia todos los ingredientes y me puse manos a la obra.

Puse en un bol la harina, mantequilla y azúcar y conoce a mezclarlo con las manos; Cuando se formo una masa la dividí en dos partes iguales y lo puse en el refrigerador por 15 minutos.

Me dirigí al sofá junto a Belcebú.

—Tengo que esperar 15 minutos. —avise.

—Gracias por todo ángel. —me volteo a mirara con esos bonitos ojos— te quiero.

—También te quiero Belcebú, y no hay nada que agradecer, tu hubieras hecho lo mismo por mí, porque ahora somos uno.

Él alzo su mano donde tenía nuestro símbolo, yo alce la mía y lo juntamos, se sentía calor irradiar de ahí, justo cuando vimos los símbolos se habían tornado de un color rojo intenso, la llama de la vela se había vuelto aún más intensa.

—Es normal, solo es una señal mas de que solo somos uno, y siendo solo uno somos más fuertes. —me sonrió, con esa sonrisa que hacia que se me erizara todo.

—Me gusta escuchar tu voz diciendo que me quieres. —solté antes de que pudiera retener esas palabras.

Belcebú sonrió que casi salen brillo de sus dientes.

—Me gusta saber que sientes lo mismo.

La alarma de mi teléfono sonó indicando que ya habían pasado los 15 minutos, me levante del sofá casi volado y llegue a la cocina.

Salvada por la campana.

Saque la masa del refrigerador y puse chocolates y a la otra mitad le puse chispas de colores, con un rodillo las aplaste y las corté de forma redonda.

Fui colocando cada una de las galletas en la bandeja para hornear y Lugo las metí al horno por 15 minutos vigiando que no se quemaran.

Pasado los 15 minutos saqué las galletas y serví en un vaso leche para Belcebú.

—Espero y estén ricas. —mi voz salió mas nerviosa de lo que planeaba.

—Todo lo que hagas es delicioso ángel, gracias por esto.

Sonreí expectante a su reacción. El metió una galleta a su boca y sus pupilas no tardaron en dilatarse.

—¡Por todos los demonios! Son las mejores galletas que he comido—comenzó a comer más.

—Es un alivio que te hallan gustado, me esforcé bastante. —me senté a un costado donde no estaba su ala mala.

Él hizo que me recostara a su hombro.

—Nunca me voy a cansar de agradecerte por todo lo que haz hecho por mi. —deposito un beso en mi frente.

Cerré los ojos disfrutando del momento.

—Ya te he dicho que no tienes que agradecerme. —me queje.

—Igual me gusta hacerlo.

Cerré mis ojos nuevamente, desenado que ese momento no acabara nunca.

Quería a Belcebú, y lo quería mucho, sé que el siente lo mismo por mí.

¡Hi, aquí Ale!

Disculpen la demora peeo aqui tienen su docides de demonparecetamol.

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¡Los quiere
Ale 🕯!

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