A los que desearon su mal yo les deseo el doble.
Por haber hecho pedazos un corazón noble.

Tres años habían pasado desde aquella desgarradora noticia, Violett despertó dispuesta a cumplir su misión esa tarde.

No era la única, Ultraviolenta la acompañaría, a pesar de ya no vivir en una sola persona, ambas compartieron el mismo dolor y no se dejarían solas una a la otra en esa situación.

Llegaron al cementerio con flores frescas, por primera vez no hubo tristeza por parte de la de gafas.

Pero aún había rencor por parte de la más pálida.

Rencor hacia la persona que yacía en la tumba, ¿cómo pudo abandonarla cuando dias antes prometió que no llevaría su vida lejos de ella?

Rencor hacia ese chico que llegó a abusar física y verbalmente de él al grado de dejarlo incapaz de dormir en ocasiones, su primera venganza no le fue suficiente para desquitar ese dolor. Definitivamente iría de nuevo.

Rencor a todas las personas que lo maltrataron sin saber que lo hacían.

Rencor al hombre que había sobrevivido al incendio y había huido de la ciudad, cobarde.

Rencor hacia ella misma en el pasado, por no haber sido suficientemente capaz de ayudarlo y defenderlo como debía.

Lo intentó, pero ese intento no fue suficiente.

Al final ganaron todos aquellos que lo maltrataron y abusaron, volviéndolo más frágil y vulnerable, haciendo que solo quedara de él una tonta carta pidiendo disculpas.

Nunca iba a saber qué pasaba por su cabeza cada que hablaba de lo mal que se sentía, pero ella no iba a ser la única culpable en su mente... ¿por qué los que estaban más cercanos a él como su familia tampoco pudieron salvarlo? Solo dejaron que su luz se apagara cada vez más e ignoraron las consecuencias que eso podía traer.

Estaba enojada, pero de nada servía, eso no le iba a devolver a la única persona que la incitaba a actuar de manera compasiva.

Apretó su rostro en una mueca contenida de rabia, que realmente era una mueca de dolor.

Podían pasar los años y todo el tiempo que tenía qué transcurrir, pero la ira y el dolor por su partida no se iban a calmar nunca.

- Oye -susurró la de gafas al lado suyo- Está bien... no fue culpa nuestra, ¿sabes? Hicimos lo que pudimos y tratamos de iluminar sus días máss grises.

Demonios, ¿cómo podía decir eso? Claramente no lo hicieron, si no ¿porqué estaba muerto? Si él estaba ahí era por la oscuridad y sufrimiento que consumieron su alma, NADA de lo que ella hiciera pudo mantenerlo vivo.

- Si fuera así seguiría vivo... y tú y yo nunca nos habríamos separado -musitó la de tez pálida.

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No sabía cuánto tiempo había pasado, pero al parecer ya era tarde, el cielo estaba oscureciéndose. Habia dormido toda la tarde después de abandonar la tumba en el cementerio.

Despertó, una fuerte ira la carcomía, no era posible que él haya dejado de existir. Su dolor que previamente la hacía llorar ahora solo la hacía crecer su furia.

Miro al rededor, se encontraba en su habitación, todo seguía igual, pero ella no lo veía así, algo en su perspectiva habia cambiado.

Giró su mirada hacia el espejo, su aspecto se veía terrible; su cabello seguía siendo negro, pero estaba maltratado; sus ojos seguían siendo marrones, pero no reflejaban ninguna emoción; sus manos estaban iguales, pero sus uñas se habían alargado; y su piel habia dejado de ser clara, pasando a ser pálida.

Al mirar al lado opuesto de donde se encontraba...

...otra persona estaba a su lado.

¡Era ella misma, durmiendo a su lado!

La confusión no tardó en llegar, miles de cuestiones llegaron a su mente, entre ellas la identidad.

Decidieron entonces llamarse Violett y Ultraviolenta. Dos personalidades un tanto distintas que por mucho tiempo vivieron como una sola hasta que el dolor y el remordimiento fueron lo suficientemente fuertes para separarlas.

Violett seria la parte débil que se quedaría sin hacer nada contra los enemigos, pero sería Ultraviolenta la que cobraría todas las deudas que le debían.

Desde ese día todo cambió por completo.

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- Aún así... creo que me alivia saber que ya no sufre -musitó intentando pensar en lo positivo.

- En cambio nos dejó sufriendo a nosotras -dijo Ultraviolenta con rencor.

Violett no tuvo palabras para discutir contra su parte opuesta, por lo que solo se limitó a darle un abrazo.

Ultraviolenta no se negó, al final era una de las pocas muestras de cariño que recibía de la contraria.

Y era la única persona de la que quería recibir cariño, en realidad.

- Volvamos a casa -indicó la de gafas separándose del abrazo.

- Adelántate -ordenó- Yo me quedaré un momento -le dijo.

- Te esperaré en la entrada -le dijo la contraria.

La de tez más pálida se agachó y tocó la tierra de la tumba, como buscando en ella unas palabras de aliento de parte del finado.

Solo encontró más motivos para seguir ideando planes de venganza en contra de quienes lo destruyeron.

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En fin, ahora ya saben cómo fue que inició este viaje, y si se preguntaban cuál fue mi primera venganza pues tal vez pronto se las traiga, fue épica.

Planeaba actualizar en halloween pero la que escribe mis historias se desapareció quien sabe por qué rayos y no había escrito el final, igual más vale tarde que nunca.

Nos vemos *desaparece entre las llamas*

Ultraviolenta🔥