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Capítulo 03


El receso se hizo al fin y pudimos encontrarnos con Kendall, a quien la aparté del resto para decirle que iría en busca de Austin, y la dejé sola con ambos chicos.

Pasee por el largo pasillo del bloque A del edificio. Jimmy me comentó que hoy el chico nuevo tendría clases en dicho bloque, si no lo sabía ni siquiera lo habría encontrado por mucho que lo buscase.

Y bingo!, encontré a Austin leyendo un libro en el jardín de flores afuera, sentado en el pastizal recostado por un gran árbol que proporcionaba bastante sombra alrededor del jardín.

¿Como sabía que este era mi lugar favorito en todo el instituto?, jijiji, es un coqueto!

Me fascinaban las flores, especialmente las de color rosadas, como los tulipanes que adornaban una esquina del jardín e iban por fila regalando una imagen preciosa de color rosa total. No pude evitar arrodillarme para admirarlas mejor. Realmente hermosas, mi mayor sueño es que me regalasen flores, y mejor, si son los tulipanes.

Acaricié los pétalos deleitándome al toque suave que estos ofrecían, pase mi mirada a los que apenas iba floreciendo y la detuve en el gran tulipán que estaba en lo alto al final de todos, este era de un color rosáceo claro, apenas perceptible, diría que estiraba al blanco más que nada

—¿Te gustan las flores?— Austin llamó a mi atención. Alcé la mirada a su dirección, él me miraba atento, había cerrado su libro y lo dejó reposando a un lado suyo.

—Especialmente los tulipanes— respondí.

Un atisbo de sonrisa se hizo en sus labios, Austin se acomodó mejor observándome curioso.

—¿Y conoces las negras?— inquirió.

—Dios, son hermosas también— se lo confirme— una vez las vi en el jardín de mi vecina Alba, se lo robé sin dudarlo.

Al instante me arrepentí de haberlo dicho. ¡¿Por qué se lo había contado?!. Austin soltó una risa, el cual reprimió carraspeando.

Aparte la mirada avergonzada.

—Agradece que no tenía encendida la grabación— dijo, apuntando una cámara que hasta ahora me voy dando cuenta que la tenía reposando sobre sus piernas.

—¿Estabas grabando?— inquiero ceñuda. Austin fluctuó, pensando quizás en cómo responder.

—Lo hago mucho.— respondió tajante.

Arquee las cejas y aproveche el dato para incorporarme y comenzar a acercarme a él.

—¿Me enseñarías los videos que haz estado grabando?— pregunté cautelosa, Austin se lo pensó, y realmente se tomó el tiempo de hacerlo, los segundos se hicieron eternos hasta que con la mano palpó el espacio a su lado, invitándome a sentarme allí.

Me acerque como una niña pequeña, sentándome a un lado suyo y fue la invitación a que el olor varonil que desprendía se instalara a mi alrededor, Austin huele delicioso, un aroma de hombre pero totalmente suave y de mi agrado, se notaba que no usaba los perfumes fuertes que prácticamente olían a alcohol. Austin huele a limón mezclado con vainilla, es un tanto difícil de describirlo.

El chico peli negro a mi lado encendió su cámara, entró a la galería y rápidamente un video de 10 segundos se mostró, el cual estaba en blanco, Austin volvió a fluctuar, dudaba en mostrármelo.

Me miró disimulando el hastío en sus ojos— Esta la dejaremos pasar— fue lo que dijo.

Pasó al siguiente y no era un video, era una imagen del jardín en donde estábamos, y la sacó desde nuestra perspectiva, es decir que solo fue tomada hace unos minutos. En él se podía ver la salida por donde yo pase para llegar al jardín, en los costados se observaban los tulipanes y las flores de cerezo que adornaban en un árbol recién plantado al lado izquierdo, el sol predominando sobre el cerezo le dio el toque precioso de la imagen.

—Si esta es la primera, no me imagino las que vienen— alague— Esta preciosa.

—Gracias— susurró, pasando al siguiente, el cual se trataba de un video en el mismo lugar, hizo un panorama de todo el lugar comenzando a grabar desde el lado izquierdo, en él se veía a los alumnos pasar a lo lejos, una mariposa pasaba volando y fue a instalarse sobre una planta de girasol, el video desenfocó y al momento de enfocar fue cuando llegó hasta los tulipanes y hacía un recorrido por ellos, llegando al tulipán rosáceo claro. Es una hermosa toma.

—¿Te gusta la fotografía?— inquiero al percatarme que eran tomas bastante profesionales.

—Me fascina, es a lo que quiero dedicarme en un futuro— contó. Miré su rostro, el cual me daba una imagen atractiva de su perfil izquierdo, su nariz respingado le daba un perfil digno de observar.

—¿Y tienes imágenes de ti también?.

Austin hizo una mueca, un tanto tierna para ser de una persona que tenía las facciones bastante duras.

—No me gusta fotografiarme, ni ser fotografiado— confesó.

—¿Por qué?.

Austin me miró ceñudo.

—¿Que clase de pregunta es esa?— inquirió. Dudé unos segundos.

—¿Que clase de pregunta piensas que es?. No es retórica, si es lo que piensas.

Austin ladeó la cabeza, pensando en que decir.

—Bueno, no me gusto, por eso no quisiera que haya fotografía alguna mía.

¿No se gustaba a él mismo?, que irónico, considerando el chico hermoso que es.

—¿No te gusta tu físico?— trate de indagar más. Austin volvió su atención a la cámara, dando leves toques con sus dedos, pareciera estar nervioso.

—No, no me gusta mi físico.

Fruncí en demasía el ceño, ¿que clase de chico excesivamente hermoso no se gustaba a sí mismo?.

—Tienes el tipo de físico que a mi me fascina— confesé.

Más que nada para que viera lo verdaderamente atractivo que es, ¿no veía los ojos grisáceos que poseía?, ¿ni el grandioso cuerpo definido que tenía?, ¿el aspecto sexy que le brindaba el tener el cabello negro desordenado?. Austin es un chico envidiable y él no estaba al tanto de ello.

Él me miró, dubitativo.

—¿Es eso un alago?.

—Definitivamente.

Austin asintió y sonrió, pero sonrió verdaderamente, mostrando los dientes, y el corazón prácticamente se me derrite al ver el pequeño hoyuelo que se le marcaba en la mejilla. Si, definitivamente Austin Wheeler es mi tipo ideal de chico.

—Este video lo tome en Australia, allí es de donde vengo— comentó segundos después, aún manteniendo una sonrisa diminuta en los labios. En el video se observaba una gran ciudad, tomada desde un balcón en lo alto de un edificio, se notaba en el video que apenas iba amaneciendo, y a lo lejos predominaba la luna escondiéndose, Austin le hacía zoom mientras risas se escuchaban al fondo, como de una niña pequeña.

—¿Vivías en un edificio?— inquirí, la vista era fascinante hasta que en el video se mostró a una niña saltando, tratando de robarse la atención de la cámara. Ella reía y reía, incluso pude escuchar una risa masculina. Y no dudé en que era la de Austin, quien miraba enternecido el video, los ojos le brillaban y él mordía sus labios verdaderamente atento.

—Así es— respondió al fin— Hasta que nos mudamos aquí, y ahora vivo en una casa independiente. Con mi madre y mi hermanita— señaló el video haciéndome saber que la niña en él era su hermana.

—¿Como se llama?.

—Suzy.

Los pajaritos a nuestro alrededor daba un ambiente agradable, el viento soplaba haciendo que el cabello de Austin se adhiera hacia atrás, se veía precioso, el sol le daba en el rostro haciéndolo destacar. Estaba pasando un momento agradable con él y quisiera indagar más, pero sería a su debido momento, así también tendría una excusa para hablarle luego.

Pero Austin Wheeler me caía bien, es un buen primer paso.

***

Las clases culminaron y yo me encontraba en la acera esperando a Kendall, la profesora de Geometría había castigado a su clase porque mi querida mejor amiga llegó 5 minutos tarde porque Lay y Sion la retuvieron en una grata conversación en la cafetería, y aquello afectó a todos sos compañeros también.

Pude visualizar a Kurt Jhonson saliendo del colegio con sos amigos del equipo, y recordé que él tenía grabado todo lo dicho por el señor Ruperto hoy.

—¡Kurt!— grite a su atención y no tardó en girar hacia mi, le hice una seña para que se acercara a lo que la confusión lo embargó.

—¿Pasó algo?— inquirió al llegar frente a mí con sus amigos mirando curiosos desde la lejanía.

Kurt es un chico de cabello castaño ondulado, sus ojos eran oscuros y sus facciones se marcaban bastante, el cuerpo lo mantenía siempre en forma, y es alto alcanzando los un metro ochenta. Por lo que tengo entendido, el año pasado, a mitad de semestre, terminó con Gina porque la muy descarada le fue infiel con su mejor amigo, si, el mejor amigo de Kurt lo traicionó por una mujer. Y él era nada más y nada menos que el capitán que lideraba el otro equipo de fútbol americano, la competencia del equipo de Kurt, a pesar de esa rivalidad, Kurt y el chico Sam siempre supieron llevarse bien, hasta que se fue todo a la mierda cuando la verdad salió a la luz. Por suerte, Sam ya terminó el instituto, por eso es que ahora se busca nuevo capitán en el equipo.

Kurt es un chico encantador, aún no logro entender como alguien tan lindo, afable y reservado pudo estar con alguien cómo Gina, es decir, eran todo lo opuesto.

Pero claro, por ahí dicen que los opuestos se atraen. Creo que lo usaremos para darle una excusa a esa relación.

—Te vi en la clase de Literatura— aún así él no lograba entender— Grabaste lo que el profesor Ruperto decía, ¿no es así?— inquiero. El entendimiento se refleja en su rostro y temo que no quiera pasarme tal grabación, espero a su respuesta en tanto él sonríe.

—Claro que puedo pasártelo— murmuró el ángel más bello que he visto hoy, ósea, el segundo.

—¿En serio?— podría deducir mis ojos brillantes mientras lo sujetaba del brazo encantada— Sería muy amable de tu parte Kurti— lo apodé, Kurt volvió a sonreír, haciéndome saber que la situación lo divertía.

—Lo sé, además, en algún momento podré necesitar de ti.

—No cabe duda, "ayuda a tu prójimo"— asentí pasiva mientras daba caricias afables a su brazo.

—Requiero de tu correo de email, te lo pasaré por allí— dijo entonces.

—Sí señor— hablé con la voz más gruesa que me pudo salir.

Luego de dictarle mi correo, mi teléfono vibro en mi bolsillo, haciéndome saber que ya tenía lo que el proyecto institucional requería.

—Muchas gracias Kurt, ten un lindo día— le dije. Alzó la mano en forma de despedida y fue de vuelta con sus amigos.

15 minutos después, Kendall salía presurosa del edificio con Owen, Sion y Lay siguiéndola por detrás. Al verme prácticamente corrió como si lo estuviera haciendo de un grupo malvado que quería hacerle daño. Detrás de ellos salían sus demás compañeros, con ojos cansinos.

—¡Keith, ayúdame!, no me dejan en paz— lloriqueó lanzándose a mis brazos, su melena rubia obstruyó mi vista, Kendall me miró con sus lindos ojos mieles— Detenlos— prácticamente imploró.

—No van a matarte por hacer que les hayan castigado, Kendall— reí.

—Es que no hablo de mis compañeros— Kendall miró para atrás en tanto el trío de amigos llegaban hasta nosotros— De estas tres sanguijuelas, son ellos los que no me han dejado en paz.— chilló señalándolos.

Owen paró justo a su lado izquierdo, Sion en el derecho y Lay justo por detrás de Kendall, ella me miró aterrorizada.

—¿Ves?, me siguen y hacen exactamente eso— murmuró, pareciera que estaba en una película de terror— Se paran como mis jodidos guardaespaldas, o como si yo fuera su niñera— lloriqueo de nuevo escondiendo su cara en el hueco de mi cuello.

Miré a los chicos quienes reprimían una risa, pues se notaba a leguas que estaban tratando de molestarla nada más.

—¿Se han quedado a esperarla fuera de su aula?— inquirí, sin poder creerlo.

—Bueno, alguien tenía que hacerlo— fue Lay quien habló.— No podíamos permitir que sus compañeros la intimidaran, después de todo fue nuestra culpa que los castigaran— dijo y acarició el cabello de Kendall, como <sana, sana, colita de rana>. Kendall se tensó ante el toque repentino.

—Les aseguro que no necesitaba de su compasión— les respondí por Kendall, pues sabía que el toque de Lay la había dejado muda.

—¿Es eso cierto, Kendall?— preguntó con fingida decepción, rodeándonos para colocarse detrás de mí y poder observar el rostro de mi amiga.

Kendall se sobresaltó y se alejó bruscamente, giró sobre su eje y luego sujetó con fuerza la correa de su mochila, pensando en que decir.

—No.— negó— Digo si, o no, e-es decir..— se dio un golpe en la frente— Obvio que si es cierto— afirmó con seguridad.

—Bueno, creo que la hemos vuelto loca, se cierra la sesión— culminó Owen llevando el brazo al centro, como sellando un pacto entre los 5.

Kendall soltó aíre aliviada en cuanto los chicos se dispusieron a caminar dejándonos atrás.

—Son intensos cuando se lo proponen— comentó Kendall, arreglándose el cabello.

—¡¿No vienen?!— Lay agitó la mano desde el automóvil de Sion.

Luego de llevar a Kendall en su casa, Sion se dirigió hacia la nuestra, le agradecí el transporte y no tardó en decirme en qué mañana me llevaría de nuevo sin problemas, se lo agradecí sinceramente también. Cruce a mi hogar dejándolos, ya que dijeron que tomarían unos tragos esta noche, no me aleje de ellos hasta dejarles bien en claro que no quería que su música sacudiera mi cama de nuevo.

—Ya llegué— hablé desde la entrada. Toda la casa estaba en total silencio, lo que me pareció extraño.

Fui hasta la cocina pero no había nadie allí, lo único inusual fue ver un papel sobre la mesa de mármol.

"Trabajando, dejé a Camila con sus abuelos". Es lo que decía.

Suspiré, tengo casa sola, como ya es costumbre.

***

Me ha hechizado en cuerpo y alma, y la amo, la amo, la amo.

Exhale por la nariz expulsando el moco por el papel entre mis manos, mientras los lloriqueos no cesaban en tanto me preguntaba cuando tendría a un Fitzwilliam Darcy en mi vida, que me dijera tales palabras.

Alguien dice tales palabras a mi nombre y juro no dejarlo ir jamás.

Es casi media noche y no puedo dormir por más que lo intente, así que estoy en la comodidad de mi balcón recostada en un puf bastante cómodo, cubierta por mi frazada y sobre mis piernas descansaba mi laptop en donde se reproducía Orgullo y Perjuicio.

La pantalla de mi móvil iluminó la oscuridad, lo tomé y me percaté de que era una notificación de Instagram.

wheeler21_ ha solicitado seguirte.

¡Es Austin!.

Tiré el papel de mocos a un lado y me incorporé cerrando la laptop en el proceso, limpie las lágrimas secas bajo mis ojos y proseguí a abrir la app.

Ingrese al perfil y pude darme cuenta de que tenía la cuenta privada también, sin embargo pude al menos observar su perfil, en él se podía observar su torso desnudo, pero no podía verlo ya que sobre su pecho estaba dormitando una niña, era peli negra y se podía observar las largas pestañas que poseía aún con los ojos cerrados. Segurísimo que es su hermana pequeña, Suzy.

La curiosidad me ganó así que rápidamente acepté la solicitud y esta vez yo lo solicité a él. No tuve que esperar mucho para que la notificación de "wheeler21_ ha aceptado tu solicitud" me llegara.

Ingrese a su perfil, tenía 1,230 seguidores, en cambio él seguía apenas a 130. Con 6 post y una destacada de historias.

Entre al ultimo post que publicó, se trataba de las imágenes que tomó esta mañana en el jardín de flores en el instituto. Era una secuencia de fotos, en la primera se observaba la imagen que me mostró, en donde se podía ver perfectamente los tulipanes y las flores de cerezo, el siguiente era el video, también que la adquirió del jardín, el cual ya la había visto también, pasando a la tercera y última imagen, grata fue mi sorpresa al ver que se trataba del mismo sitio, el mismo ángulo de los tulipanes y cerezo, lo que cambiaba era que en él se observaba las piernas de Austin y mías. Dando la idea de que evidentemente ambos estábamos sentados uno al lado del otro, disfrutando la vista del jardín. En la imagen yo tenía las piernas extendidas, brillaban bajo el sol y la falda me llegaba hasta el muslo, vergonzosamente corta al lado de las piernas cubiertas de Austin.

Era una imagen preciosa, ni siquiera me había percatado de que lo había tomado.

Ha decir verdad, mis tulipanes favoritos son las negras. Aunque la rosa destaca mucho también🌷. Es lo que decía en la descripción.

Sonreí y no dudé en dar "me gusta" al post.

De pronto una duda surgió. ¿Será que Gina se ha tomado ya el tiempo de encontrarlo en Instagram?. Entré en los seguidores de Austin, tratando de husmear.

Busque como Gina Wilson, pues no sabía realmente su usuario exacto. Un perfil fue lo que apareció como resultado, y evidentemente es ella, ya lo seguía la muy malparida. Entre a su perfil y tenía la cuenta privada, más pude percatarme que Austin no la seguía de vuelta, pues tendría que haberme salido "wheeler21_ sigue esta cuenta", ¿cierto?.

Para cerciorarme entre en los seguidos del australiano y busque el nombre de Gina nuevamente. "No se encontraron usuarios".

Sonreí, Austin no la seguía en Instagram, ¿que significaba eso realmente?, en el instituto todos aclararon ya de que él estaba con el interés puesto en ella. ¿No es así realmente?, ¿o es que aún no se ha tomado el tiempo de seguirla también?, ¿pero cómo es que ya me ha seguido a mi y no a ella?.

Cómo sea, no la sigue y punto. Extraño, pero es el caso..

Bostecé y no dudé en levantarme del puf en donde descansaba, y entre a mi habitación dejando la laptop y el móvil sobre la mesita de noche, y fui directo a la cama, dormí con un sentimiento agradable en el corazón.

***

A la mañana siguiente desperté y repetí la monotonía, que era obvia, me embargaría en todo el año mientras siguiera en el instituto. Me vestí con la camisa, falda, medias que eran cortas hasta el tobillo y el saco color azul con la insignia del instituto en la altura del pecho.

Bajé a la cocina y me limité a agarrar un plátano para luego salir de la casa cerrándola con mi llave personal que me había asignado mi madre.

El auto de Sion ya estaba aparcado frente a la casa de Owen, más sin embargo, ni Owen ni Sion estaban a la vista.

Cruce la calle pasando por detrás del auto y llegando a la puerta de la casa, observe que había un botón de timbre, el cual presioné, esperé de brazos cruzados mientras inflaba los cachetes paciente.

Nadie abría la puerta. Observe por detrás de mí el auto, quizás no había visto a Sion, de igual forma no había nada, así que volví a presionar el timbre, y luego otra vez, y otra vez.

Hastiada comencé a llamar a la puerta golpeando con los nudillos. Al parecer aquello funcionó, pues la puerta fue abierta revelando a un Owen adormilado, con los rulos desordenados, el torso desnudo y los pantalones apenas cubriendo su cadera para abajo, incluso se notaba su bóxer LV color negro.

Al verme Owen abrió los ojos desmesuradamente, retrocedió y fue corriendo escaleras arriba, dejándome muda en el marco de la puerta.

Era obvio de que se habían quedado totalmente dormidos, ¿la alarma no les funcionó o qué?.

No me detuve a pensar en si era adecuado o no, pero entré, pase al living cerrando la puerta detrás de mi, y me vislumbré ante la vista de la casa por dentro. Las paredes eran blancas y los muebles de color negro, sillones había por doquier; un sillón individual en la entrada, otra más larga en el living, a un costado otra individual también, y frente a ellos colgaba de la pared una televisión adherida a un soporte, la pantalla era enorme dando la impresión de que era tal vez de unas 100 pulgadas, pareciera ser la de un cine.

No quise husmear demás, pues ni siquiera había pedido permiso para pasar, así que me limité a sentarme en el sillón individual que se encontraba en la entrada, empecé a pelar mi plátano y lo consumía en tanto la espera se hacía eterna.

Se podía oír las pisadas apresuradas de los chicos allí arriba, incluso reí al escuchar un golpe seco justo por encima de mi, pareciera ser que alguien cayó al suelo.

10 minutos después, los chicos bajaban por las escaleras uno detrás del otro en fila. El que peor cara traía era Sion, quien ni siquiera abría del todo los ojos, venía sobándose el brazo dándome la idea de que fue él quien saludó al suelo minutos antes, Lay venía bajando mientras se ataba el nudo de su corbata, también con la mirada decaída quizás por el cansancio. Por el contrario Owen estaba sereno, con una mirada de piedra, pero sereno.

—Buenos días— saludé animadamente, reprimiendo una risa al ver cómo Lay se exasperaba por el resultado cero a su intento de nudo.

—De buenos nada, Keith— lloriqueó afligido sacudiendo el cuerpo como muestra de berrinche.

No dudé en acercarme a él para ayudarlo.

—Paciencia Lay— le dije.

—Lamentamos quedarnos dormidos, Keith— dijo Sion mirando hacia Owen. Este suspiró apartando la mirada.

—Lamentamos también hacerte esperar— dijo este dirigiendo su mirada a Lay.

—Y lamentamos si te molestamos anoche con nuestra estruendosa música— se disculpó también.

Sonreí terminando de acomodar el nudo del castaño frente a mi, se notaba la aflicción en sus ojos verdes.

—Pues no he escuchado absolutamente nada anoche— comenté. Ellos dejaron caer los hombros, como quitándose un peso de encima— Pero si lo hubiera hecho, de seguro se quedaban dormidos también, pero de por vida— aporte una mirada amenazante para darle el toque.

Lay se alejó al instante comenzando a apresurarse hacia la salida, Sion comenzó a reír viéndose extrañamente tierno con el rostro bastante somnoliento, mientras tanto Owen apuntaba a la puerta, todos haciéndose de los desentendidos.

Reí siguiéndolos fuera.

En el instituto todo era un caos, pues al llegar tarde nos permitimos ver a los demás alumnos que también iban llegando pasada la hora de entrada, y eran realmente demasiados. Todos ocupábamos el pasillo batallando por llegar a nuestros respectivos salones. Me puse contenta al saber que compartiría clase con los 3 chicos en la materia de Economía y Gestión.

Al llegar frente a clases empezaron una batalla por quien se animaba a llamar a la puerta.

—Tú lo harás— Owen señaló a Sion.

—Ni porque las Kardashian me lo pidieran. Lay lo hará— dijo el rubio, señalando al castaño. Miré a Lay.

—Ustedes me abandonaron ayer a mi suerte, es obvio que Owen lo hará— Lay señaló a Owen. Tres brazos obstruían mi vista, volví a mirar a Owen.

—¿Yo tuve la culpa?, no, Sion fue el que se retrasó— dijo agitando su brazo aún en dirección a Sion. Miré al mencionado.

—¿Por qué yo?, previo a eso salí tarde de casa porque Lay no salía del baño, al final fui solo por eso— dijo agitando también su brazo en dirección a Lay. Pase mi mirada al castaño de nuevo.

—¿Tanta fue tu prisa que te fuiste por eso?, es cierto, tú deberías de llamar a la puerta— dijo, esta vez pasando a señalarlo a él, ambos se señalaban mutuamente.

—No es justo, yo-

—Ya, ya, ya— sacudí los brazos interponiéndome en el medio empujando los brazos del trío de amigos.—O se deciden, o se deciden. No les estoy dejando opción— brame cruzándome de brazos. Adentro se podía escuchar a la maestra Casie explicando su clase, una mujer con sobrepeso que era otro grano en el culo aquí en Tuilsom, ya verán el porqué.

—¿Y por qué no golpeas tú?— inquirió Owen señalándome con el dedo índice. Lo miré con indignación.

—Tú, Tú y Tú— los señale a los tres con ímpetu— Los tres tienen la culpa de que ahora estemos en este lío, ¿y te atreves a decirme que yo debería de llamar a la puerta?— me dirigí a Owen, entornando los ojos— Por eso mismo, lo harás tú.

No le di tiempo de refutar, pues me giré a golpear la puerta con los nudillos y rápidamente pase para atrás de los 3 chicos, dejando a Owen al frente.

El moreno quiso dar vuelta pero Sion lo sujetó fuerte del hombro, inmovilizándolo.

La profesora Casie abrió la puerta, miraba con el entrecejo hundido y una mueca desagradable adornaba su rostro. Su mirada fue a caer en mi, me hice pequeña en mi lugar, ocultándome detrás de Sion.

—Señorita O'Sullivan— bramó. ¡Me ha reconocido, ayuda, me ha reconocido!.

De igual forma me hice de la sorda, odiaba tener que enfrentar a este tipo de profesores. Gruñones y desconfiados.

—Buen día profesora Casie, disculpe la hora— Owen adquirió una seriedad inaudita, lo que era propio de él. Se giró a observarnos con fingida pesadumbre en los ojos— A mi abuela la chocó un autobús.

Sion buscó mi mano sin girar a mirarme, la sujetó y apretó con ímpetu, de seguro conteniendo la risa, mientras Lay carraspeaba y yo bajaba la cabeza para que no se me viera la sonrisa que forzaba en esconder pero no me salía.

La señora Casie arqueó una ceja, obviamente no le había creído.

—¿Un autobús?— inquirió. Owen juntó las manos asintiendo con la mayor tristeza del mundo.

—Ella..— Owen bajó la cabeza— Murió señorita Casie, mi abuela murió.— repitió.

¡¿COMO SE LE OCURRE?!!!!

Levanté netamente los ojos para observar la reacción de nuestra guía de Economía. Mi mirada se cruzó con la de ella, haciendo que mi corazón se agitara por el susto. Sonrió con altivez.

Nos encontrábamos sentados a la espera de que el director nos llamara a su oficina.

La profesora Casie no había creído la inofensiva mentira de Owen y nos mandó a dirección con el ejemplar de "Llagada tardía a clases, más, inventan el fallecimiento de la abuelita".

Owen a mi lado estaba que se fracturaba los dedos del nerviosismo, no dejaba de hacerlos tronar, se tocaba los rulos en un acto ansioso, acomodándolos aún si estos ya estuvieran bastante cómodos. Sus ojos cafés brillaban en tanto él se hablaba a sí mismo con palabras incomprensivas.

—Owen casi nunca, si es que nunca, se ha metido en problemas— habló Lay a mi lado izquierdo, observando también el comportamiento extraño de su amigo.

Sion estaba mirando su celular, viendo memes mientras reía, totalmente despreocupado, igual que Lay, quien solo se mantenía de brazos cruzados esperando. Por mi lado, no sentía nada.

Lo único que quería saber es del porqué Owen se armó tal mentira. ¿No era más fácil solo disculparse por la llegada tardía?.

—Vas a lograr que me ponga nerviosa yo también— le dije, llevando mi mano a sus piernas, deteniéndolas, pues no las dejaba de mover también. Owen me miró, ceñudo.

—¿En que estaba pensando?— preguntó— Mi abuela está más viva que todos nosotros juntos.

Lo miré sintiendo pena por él.

—Yo también quisiera saber en qué estabas pensando— repliqué— En fin, ¿como es que sabias el nombre de la maestra Casie?, es la primera clase en donde entran con ella ¿no?.

—Está escrito en la lista del horario de clases— respondió volviendo a su espeluznante estado de rareza, pero por suerte, ya sin mover los pies.

—Chicos— la secretaria de la institución nos llamó— El director les está esperando.

Adentro en la oficina del director estaba bastante cálido, las cortinas estaban corridas dando espacio a observar el gran campus del instituto. El director Peter nos observaba analítico, era un hombre grande, corpulento, de estatura promedio, las canas le adornaban la cabeza, y las arrugas ya se iban presenciando dándole justicia a su edad. Tengo entendido que alcanza ya los 56 años de edad.

—¿Como se encuentra tu abuelita, Owen?— le preguntó al moreno, quien estiraba el cuello de su camisa, ansioso.

Los cuatro estábamos parados, uno al lado del otro, frente al director. Yo primera, a mi lado Sion, Lay y Owen.

—Bastante bien la verdad, señor— murmuró apenado. El director suspiró, como si fuera lo único que requería escuchar.

—¿Y la llegada tardía por qué?.

—Bueno..— Lay habló— No le vamos a mentir, nos quedamos totalmente dormidos.

—¡Nosotros!— Sion saltó a decir, señalándose a sí mismo y sus amigos— Keith no tiene nada que ver, ella si se despertó a hora— bajó la mirada también avergonzado— Como es debido.

—¿Y entonces por qué de tu llegada tardía señorita Keith?.

—Yo-

—A decir verdad— Sion me miró de reojo— Me comprometí con ella a traerla hoy, por ello llegó tarde con nosotros.

Pues no estaba mintiendo realmente.

—¿Es eso cierto?— el mayor se dirigió a mi. Tragué de mi saliva asintiendo.

—Así es, ¡pero no los culpe del todo!— aquello desconcertó al director, quien me miraba ceñudo— Es decir.. ¿por favor?.

Minutos más tarde salimos de la oficina del director, y la verdad, victoriosos. No nos culpó en demasía como esperaba a que lo hiciera, solo nos dio una advertencia de que a la próxima si nos haría firmar la ficha de alumnos mal portados.

—Ni porque las Kardashian me lo pidieran vuelvo a la clase de la profesora Casie— Sion se dejó caer en la primera banca que encontró fuera del instituto, en el campus.

Tomé asiento a su lado mientras Lay lo hacía también y Owen se mantenía de pie frente a nosotros.

—Keith, ¿me indicas en donde queda la biblioteca?.

—Si, entras por el pasillo del bloque A y sigues derecho hasta chocar por una pared negra, giras a la izquierda allí y es la primera y única puerta que encontrarás— expliqué.

—Gracias. Nos vemos en el receso— dijo, girando en dirección a la entrada del instituto nuevamente.

—No puedo creer que lo metimos en problemas apenas en el segundo día de clases— murmuró Sion mientras observábamos al moreno alejarse de nosotros— El año pasado al menos dejamos pasar la primera semana.

—Bueno, técnicamente él se metió en el lío solito, incluso nos metió a nosotros— fue Lay quien habló. Sion y yo giramos a observarlo— ¿Qué?.

—Eso sonó raro, bro— Sion rió burlón.

Lay analizó sus propias palabras y también comenzó a reír, no tardé en unírmeles.

—De todas formas, no tenía ni un atisbo de ganas hoy— dije— Solo me apetece dormir, y dormir.

—Dormir es lo mejor del mundo, no creo que haya algo que iguale a la acción de dormir— Lay suspiró dramáticamente.

—Es como un orgasmo ocular— Sion asintió.

—Como cuando eyaculas y es todo, es todo lo que necesitabas para ser feliz— dice de nuevo el otro.

Epa!!!!!, virgen entrando al chat!.

—Como cuando te la maman y-

—¡EH!, no quiero oír el resto— paré su hablar bochornosa, mis mejillas ya estaban calientes a este punto, indicándome lo roja que de seguro estoy.

Ambos chicos rieron.

—Oh disculpa, no sabíamos que teníamos a una doncella al lado— y aquí estaba el Sion burlón de nuevo. Voltee los ojos ignorándolo.

Hoy hace frío, anoche pude fijarme en el pronostico que amanecería con 7 grados, pero el sol sobre nosotros amortiguaba el escalofrío que amenazaba con calar mi cuerpo entero.

Aún así, fui una tonta por no abrigarme como es debido.

En la hora del receso los chicos se excusaron, pues Lay acompañó a Sion quien dijo que iría a ver en donde podría ver para primeramente unirse al equipo de fútbol, ya luego en donde podía preguntar para ser capitán del equipo, aunque a decir verdad, aquello no es como si se jugara a una competencia y quien ganase subía al trono. Solo se trata de que vean el potencial que tiene durante sus prácticas y allí lo ascienden o lo recomiendan con el profesor a cargo. Pero veremos cómo le va.

Iba a levantarme de la banca cuando a la lejanía visualizo a Austin Wheeler saliendo del bloque B, venía acompañado de Gina, instintivamente una mueca se hizo en mis labios. Austin llevaba el uniforme deportivo, que consistía en un pantalón azul y la remera color blanca con la insignia azul a la altura del pecho, pero el cual no se veía, más que el cuello, ya que llevaba un abrigo negro encima. El color le favorecía mucho, contrastando con su melena negra y sus ojos grisáceos, y para más, su tez pálida.

Su cámara la llevaba colgada al cuello con su cuerda gruesa.

Gina venía hablándole de algo en tanto movía los brazos y él solo asentía con la mirada enfocada al frente, su semblante era serio, malhumorado, pero tierno, al menos a mis ojos.

Nuestras miradas se cruzaron y el peli negro no tardó en volver a mirarme, fluctuó en mi dirección ocasionando que Gina frunciera el ceño, siguiendo su mirada para ver quien se había robado su atención.

Pude ver cómo le decía unas palabras a Gina y luego se disponía a venir hacia mi.

Gina cruzó los brazos, estaba enfurecida mientras llamaba al nombre de Austin una y otra vez, pero este no se giró a corresponderla.

—Hey, ¿por qué estás sola?— saludó.

—Mis amigos me dejaron aquí, estaba a punto de irme— le expliqué— ¿Y tú?.

Austin miró detrás suyo, disimulando una mueca de obviedad.

—Bueno, estoy solo siempre, es decir, después de todo soy alumno nuevo.

Arquee las cejas.

—Literalmente hace 1 minutos estabas con Gina Wilson.

La mueca malhumorada volvió a su rostro.

—Ella vino a hablarme— sonó a que se estaba excusando— Dijo algo como de que esta mañana le habían regalado un.. ¿auto?. No estoy seguro.— Austin dudó— En fin, al parecer hoy es su cumpleaños. De todas maneras, te estaba buscando a ti.

Una ola de emoción envolvió a mi corazón.— ¿A mi?, ¿por qué?.

—Debo mostrarte algo fantástico, ¿vienes conmigo?— inquirió, sus ojos grisáceos me miraban expectantes.

—¿Que es exactamente?.

—Algo que me hizo mucha ilusión y pensé que te lo haría a ti también.

Pues no se diga más. El peli negro nos guió al pasillo del bloque A, la cruzamos ante las miradas cargadas de envidia de las chicas de Tuilsom, muchos cuchicheaban a nuestro alrededor en tanto nos veían pasar. Por mi lado solo mantuve mi mirada al frente, importándome menos.

Llegamos al jardín de flores y no tardé en girarme hacia los tulipanes, observándolos por un buen tiempo, resplandecían bajo el sol. Austin me tomó del brazo llamando mi atención.

—Es por allá— señaló detrás suyo y estiró de mi brazo llevándome a rastras.

—¿A donde nos llevas, Austin?— inquirí.

No respondió. Seguíamos derecho por un camino de piedras, decoradas por rosas negras a los costados. Austin, quien ya había encendido su cámara, no dudó en sacarles una imagen al camino precioso que nos conducía.

De a poco nos íbamos alejando del instituto, eché un vistazo por detrás y ya se podía ver apenas el gran árbol que brindaba la sombra en el jardín de flores.

—Mhm, ¿Austin?, podrían regañarnos por venir a este lado del instituto. Siquiera dudo que esté permitido— comenté.

Austin seguía caminando por delante mío, su figura era imponente puesto por lo alto que es. Su melena peli negra se movía contrastando con sus pasos apresurados.

Cuando creí que era momento de parar, pues no le veía el sentido a donde estábamos yendo, todo era campo y pastizal y nosotros solo seguíamos el camino de piedras con rosas negras. No pude evitar en llenarme de sorpresa cuando un eminente lago se presenció a unos metros de nosotros.

Austin no tardó en girar comenzando a caminar en reversa, observando mi reacción, curioso.

—¡¿Qué es esto?!— farfullo perpleja. Paso por al lado de mi acompañante y comienzo a hacer un leve trote hasta una gran roca que reposaba a un lado del lago.

—Es hermoso ¿no lo crees?— elevó la voz desde la lejanía. Giré a observarlo y pude darme cuenta que detuvo su caminar a tal vez unos 10 metros alejado de mi.

—Es ridículamente hermoso, Austin— grité, el viento era ensordecedor. Nunca había visitado un lago, lo más cercano que estuve a algo similar fueron a los charcos enormes que se formaban en el patio trasero de mi casa cuando llovía.

Gracioso, ¿no es así?.

El lago nos hacía frente, pues del otro lado una grandiosa fila de árboles se alzaban, una al lado de otras dando la sensación de estar en un bosque. Al otro lado también se observaba un escaso camino de madera en donde la base se perdía dentro del agua, dándome una idea de qué tal vez el lago era visitado por las personas que viven en ese lado de la comunidad de Tuilsom.

Giré de nuevo a mirar al peli negro.

—¿Por qué no vienes aquí?— inquirí sin poder borrar la sonrisa de felicidad que me abordaba— ¡El agua está bastante cristalino, puedes verte en ella!.

—Y no lo dudo. Solo quiero hacer algunas fotos desde aquí, ¿podrías posar para mi?.

Aquello me tomó por sorpresa, pero lo disimule dándome vuelta, me recosté por la roca sintiendo como el viento comenzaba a calar mi cuerpo del frío, pues allí en donde todo era campo y árboles se sentía el doble la baja temperatura.

Austin sonrió por primera vez en el día, alzó su cámara a la altura de su rostro y comenzó a sacar unas cuantas fotografías, de todas las tomas posibles en tanto se agachaba, se alzaba, lo volvía a hacer, y a veces hasta alzaba la cámara lo más alto que podía para que la toma saliera desde la altura más conveniente, deduje que era para que se viera todo el agua detrás de mi.

El peli negro llegó hasta mi y volvió a sonreírme, luego tomó asiento a mi lado en el pastizal, ambos recostados por la roca, observando el lago.

Abrace mi cuerpo para aliviarme del frío aún si eso no sirviera, pues seguía teniendo bastante frío. Miré a Austin.

—¿Como es que encontraste este lugar?. Llevo en Tuilsom más tiempo que tú y ni en la remota ocasión se me ha dado por venir hacia este campo desierto.

Austin alzó los hombros, restándole importancia.

—Quería encontrar más sitios vistosos para fotografiar, y mientras estaba en el jardín de flores comencé a caminar de a poco, fotografiando todo a mi paso, hasta que di con el camino de piedras y la seguí hasta llegar aquí— explicó— En realidad fue demasiado fácil, el encontrarlo, digo.

—Es gratificante saber que soy la única persona aparte de ti que ahora conoce este lugar.

—Quería que fuera así— admitió. Dudó unos segundos pensando en cómo decir lo siguiente:— Cuando me percaté de que eras amante a las flores, me dije a mi mismo; "Mi mismo, ¿le gustara la naturaleza entera también?".— sonreí mientras lo observaba— Al ver este lago lo primero que se me vino a la mente fue tu rostro, dije que te lo preguntaría en la próxima clase que compartiéramos juntos, sea suerte o no, te encontré antes.

—¿Debería de sentirme halagada?— bromeé. Austin negó.

—No tendrías razón, soy sólo yo, Austin Wheeler, un chico tonto y solitario.

—No eres tonto— rebatí rápidamente. Austin sonrió, de forma amarga, y no me gustó esa expresión en su rostro.

—Este será nuestro lago, ¿de acuerdo?— dijo de repente— Nadie puede saber de este lugar, excepto tú y yo.

Austin me miró con una seriedad inaudita, su entrecejo un poco hundido me dejó en claro de qué estaba hablando totalmente en serio, pues no me sonreía ni porque haya soltado una risa nerviosa sin poder evitarlo.

—Esta bien— acepté.

—¿Lo prometes?— inquirió. No daba crédito a lo qué pasó a continuación. Austin levantó el dedo meñique, quería sellar una promesa de esa forma.

—Te lo tomas muy en serio— bromeé dudosa. Austin agitó el dedo impaciente.

—Promételo ahora.

Suspire mirándolo a los ojos, el grisáceo de ellos brillaba de una manera preciosa. Austin es un chico bastante reservado, sin embargo sabía cómo caer bien con unas simples palabras o unos pequeños gestos de gratitud, como lo es este; dejarme ser la única que podía venir a este lago con él.

—Lo prometo— respondí, entrelazando mi meñique con el suyo.

El rostro de Austin se contrajo en seriedad, miró al frente portando ese rostro indescriptible que comenzaba a creer, lo caracterizaba de sobremanera. Alejó su mano de la mía, pero no se sintió en forma de rechazo, más bien lo hizo y ya.

Una duda estúpida pero divertida surgió en mi mente.

—¿Como deberíamos de llamarlo?— Austin volvió a mirarme— Al lago, podríamos ponerle un nombre— propuse.

Austin miró él alrededor y no tardó en señalar al otro lado de lago, seguí su dedo y di con un cartel con la base de madera enterrada en la arena a un lado del camino de madera. No me había percatado antes de él.

Lago Torón. Decía en él.

—¿Sería egoísta de nuestra parte cambiarlo por algo más.. original?.

Austin se lo pensó unos segundos.

—Supongo que no.

—Sin embargo, no se me ocurre nada por el momento. Será como una tarea para realizarlo en la casa— observe cómo reprimía una sonrisa, miró para el otro lado evitando que lo mirase.

Austin no quería que lo viera sonreír. Se notaba en sus acciones y en cómo a veces reprimía el hacerlo, aún así, me siento dichosa de haber sido espectadora de sus hoyuelos ya en dos ocasiones.

Disimule una mueca mientras me hundía más en mi lugar, el cuerpo definido de Austin a mi lado me brindaba calor, si me apartaba de él mi cuerpo sufriría potentes escalofríos y temblores, lo tenía por seguro.

—Keith tonta— murmuró. Lo miré con confusión— ¿A quien en esta miserable vida se le ocurre traer el uniforme de gala cuando hace 7 grados de temperatura?.— sonó más a reproche, en realidad lo era, Austin me miraba malhumorado, la desaprobación palpaba su iris mientras despegaba la espalda de la roca. Rápidamente lo detuve cuando amagó en quitarse el abrigo negro que llevaba.

—Ni se te ocurra hacerlo. ¿"Keith tonta"?— me burlé— Eres tremendo en insultos.

—¡Debes de cubrir tus piernas!. Te resfriarás si no lo haces— reprochó de nuevo, pasando de largo mi burla.

Intentó sacarse el abrigo y de nuevo se lo impedí.

—¿Y tú qué?, no puedo permitir que vayas a casa desabrigado hoy, Austin— aquello afligió su rostro— No te preocupes por mi, estaré bien, y para mañana pensaré dos veces antes de traer mi gala— prometí.

Austin me miró dudoso, no estaba conforme. Pero la confusión pasó a segundo plano cuando abrió desmesuradamente los ojos, recordó algo.

—¡Tengo otro pantalón deportivo en mi casillero!— Austin se puso de pie tan rápido que apenas me dio tiempo de prepararme a recibir la oleada de frío del lado en donde mi cuerpo estaba pegado a él.

—¿Qué?.

Austin bufo estirando su mano para ayudarme a levantarme.

—Usarás mi pantalón deportivo.— comenzó a empujarme por detrás reteniendo sus manos en mis brazos. Lo miré de costado, pues la posición me daba una buena visión a su perfil.

—¿Tienes dos pantalones deportivos?— no pude evitar preguntárselo.

***

Al llegar de nuevo al instituto, los pasillos se encontraban desolados, el receso había culminado y de nuevo me salte la clase, 2 clases en un día.

Al llegar al casillero de Austin, el peli negro tomó una mochila mediana y me lo extendió, seguimos el camino hasta los baños más alejados y menos frecuentados del instituto, para que nadie se percatara que habían dos alumnos que andaban de paseo fuera de clases.

—¿Estas seguro que me quedará bien?— inquirí deteniéndome frente a la entrada del baño de mujeres.

Austin frunció el ceño.

—¿No entrarás?.

—¿Te concierne?— repliqué ceñuda.

—¡Pues claro!, iba detrás de ti.

—¿Estas loco?, si nos ven nos mandan a detención si o si.

Austin miró por detrás buscando en el pasillo desolado.

—No veo a nadie por aquí como para que eso ocurriese— respondió tajante. Arquee las cejas.

—No entrarás.

—¿Por qué no?, yo te estoy prestando los pantalones— acusó señalando la mochila entre mis manos.

—Lo sé, y gracias, pero eso no significa que tengas que venir a ponérmelos también— señalé lo obvio. Austin me miraba confundido, como si su sistema no le alcanzase para asimilar lo que le estaba diciendo.

—Podría ser también— respondió en cambio. Voltee los ojos y me dispuse a entrar al baño sin mirar atrás.

Entre en uno de los cubículos, dejé la mochila sobre el inodoro que estaba con la tapa abajo, y saqué el pantalón, el cual ciertamente podría quedarme en la cintura, pero sabía que de largor sería una burla para usarlo. Aún así no tenía opción, pues también tenía que agradecer la solidaridad de Austin Wheeler, ¿y que importaba la estética?, mi cuerpo tembloroso me lo agradecerá.

Comencé a despojarme de mi saco, proseguí con la corbata y es cuando mi cerebro hizo click, había olvidado algo, algo muy importante.

¿Qué usaría en la parte de arriba?. Solo tenía puesta una mangas largas blanca que se adhería a mi cuerpo, la usaba siempre que hacía fresco y lo requería bajo la camisa, pero ahora que hace más que fresco, no podía ir por el colegio usando solo eso.

Empecé a estudiar mis posibilidades. O me quedaba con las mangas largas sin refutar, pues después de todo es mi culpa no haber sido consciente hoy. O voy a la clase de Kendall a irrumpir para preguntarle si tenía un abrigo extra. O directamente no me cambio y mejor me quedo soportando hasta el culminar de clases.

El último sonaba espantoso.

—¿Te apuras, Keith?— unos leves golpes a mi puerta me descolocaron.

—¿En serio entraste?— pregunté hastiada. Escuche una afirmación por su parte— Pues bien, si nos descubren diré que me retuviste aquí en contra de mi voluntad— amenace.

—No serias capaz— el tono incrédulo en su dicción me pareció gracioso. En serio se lo había creído.

—Ajá— lo dejé con el poder de la duda mientras miraba aún el pantalón que reposaba sobre el inodoro.— Austin— volví a escuchar un tono de afirmación de su parte, asegurándome de que estaba escuchándome— ¿Que pensarías si te dijera que no llevo abrigo en la parte de arriba más que una mangas largas común y corriente color blanca?— inquirí.

—¡Keith!— reprochó.

—¡Lo siento, supongo que he salido muy distraída hoy de casa!— me excusé girando a mirar la puerta, como si Austin pudiera ver mi expresión de temor a través de ella.

—Aish, Keith tonta— oí que murmuró, hablando solo con él mismo. Se tomó unos minutos para pensar hasta que habló:— Espérame aquí, iré a ver si tengo algún abrigo en mi casillero del vestidor de hombres.

—Espera, ¿haz ingresado a algún deporte ya?— inquirí.

Pues el vestidor de hombres quedaba en el campus, y claro, podría ser utilizado por todos, pero los alumnos que no estaban en los equipos deportivos no lo requerían realmente, puesto que aquí dentro del instituto ya tenían el sanitario y sus casilleros también. El único que no contaba con ningún equipo deportivo, y aún así usaba el vestidor y las duchas, es Jimmy, a quien se le dió cierto privilegio por ser el que protagonizaba al animal del campus.

—En el equipo de fútbol americano. El profesor me alagó mucho hoy, tenías que escucharlo— alardeó— Realmente le gustó mi jugada.

—A la próxima que juegues me invitas, eh— fue más una advertencia— También quiero deleitarme con tu jugada.

No recibí respuesta de su parte.

—¿Austin?— pero la respuesta no llegó. Se había ido sin mediar palabra. Incluso me parece gracioso que no lo escuche alejarse.

Suspire y no me quedó más que sentarme sobre el inodoro con la mochila y el pantalón entre mis manos. Esperé y esperé quizás por unos diez minutos hasta que unas pisadas me alertaron y no dudé en ponerme de pie nuevamente.

—¿Keith?— Austin golpeó a mi puerta.

—Dime que haz encontrado algo.

—Mhm, lo siento Keith, no he encontrado nada— la desilusión era clara en su dicción.

Miré al techo frustrada.

—No pasa na-

Una tela voladora interrumpió mis palabras, viniendo desde el otro lado y evidentemente fue lanzada por Austin. Es un abrigo con capucha. Fue a parar a mi rostro descolocándome unos segundos.
Lo tomé entre mis manos ceñuda.

—Que hijo de puta— se me salió.

Sorry, la emoción, jeje.

La risa socarrona de Austin me descoloco aún más de la situación, era la primera vez que escuchaba aquella melodía de felicidad de su parte. Y vaya que era placentero de escucharlo, podía sentir como la situación lo estaba entreteniendo en serio.

—¿Te diviertes?— cuestiono mientras dejo el abrigo a un lado y prosigo a seguir mi labor de cambiarme de uniforme.

—Me pareció que sería gracioso— dijo— Es un alivio que así fue.

No respondí, hasta que estuve abrigada completamente de pies a cabeza, salí del cubículo mirando rápidamente la reacción del chico frente a mi. Austin, quien se estaba mirando en el reflejo del espejo sobre el lavado, giró a observarme rápidamente al percatarse de mi. El carmín cubría mis mejillas, pues era vergonzoso si te pones a pensar con claridad, ¡estoy usando las prendas de Austin Wheeler!. Así que me daría pena si me dijera que no me iban para nada.

El abrigo es color negro y la capucha la tenía puesta, en el pecho llevaba las palabras New York escritas en blanco.

Austin asintió, de nuevo con la mirada inexpresiva que solía frecuentar.

—Genial, estoy con la octava enana de Blanca Nieves— se burló.

Me esperaba de todo menos aquel comentario. Lo miré de mala forma y no tardé en acercarme a darle un golpe en el brazo, el cual ni siquiera lo inmutó.

Lo ignore y miré mi reflejo en el espejo, lanzándole la mochila el cual con suerte sostuvo.

Sostuve mi uniforme de gala usando mi brazo como perchero.

—El abrigo es muy mi estilo— mencioné.

—Que bien, lo compre en el centro, costó 60 dólares.

—Bueno, no me sorprende, el abrigo que llevas ahora mismo tiene pinta que cuesta más que el precio de mi hogar— comenté exagerada.

—¿Está?, no, está si me salió barata— dijo sacudiendo su abrigo negro— Solo 15 dólares, barato.— comentó con orgullo.

—¿Y en donde se supone que lo compraste con ese precio?— pregunté realmente sorprendida.

—En el súper El Ahorrazo que está en el barrio privado. Apenas lo adquirí ayer.

—Irónico, existe tal súper en un barrio privado.

—Deberías ir, si dices que ese abrigo es tu estilo, encontrarás muchas ropas más que te gustarán.

—Quizás.

Suspire alisándome el cabello con los dedos.

—Gracias por el uniforme Austin. Apenas lo lave para ti, te lo devolveré— dije, con total sinceridad, Austin se alzó de hombros restándole importancia.

Ambos salimos del baño, no sin antes echarle un vistazo a los pasillos, y cómo era de esperarse, estaban desolados y totalmente en silencio.

—En cinco minutos tocará el timbre para el cambio de asignatura, así que iré a clases, ¿y tú?— cuestiono.

Austin disimuló una mueca mientras desordenaba su melena negra, dándole un estilo fresco, sus ojos grises denotaban pereza.

—Paso, creo que iré a casa, no estoy con tantas ganas de repente.

—Está bien, nos vemos luego, supongo.

No sabía cómo culminar aquella conversación, pero a Austin pareció importarle menos, pues solo alzó la mano en modo de despedida, y escondiéndolo en el bolsillo delantero de su pantalón, y con la otra mano ocupada por su mochila, comenzó a caminar en sentido contrario, hacia la salida del bloque C del instituto.

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