U n o
Giré a mirar el reloj que se encontraba en la pared atrás de mí, aún faltaba mucho para salir. Siempre hago lo mismo los domingos, me quedo a atender esta vieja tienda mientras el jefe iba a buscar algún lugar para tirarse uno o dos cigarrillos.
Si no fuera porque en serio necesitaba este trabajo, ya lo hubiera dejado hace tiempo. Hasta los días feriados me hacía venir, aprovechándose de mi situación. Ahora tendría que aguantar otras dos horas y media en el sofocante calor diciembre.
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