Hizo una mueca al escuchar el despertador.

Se quedó un momento viendo la pared, preguntándose si faltar a clases hoy sería mala idea. Había faltado el jueves y ayer también, faltar un día más no haría daño, ¿No?

Hoy era sábado, así que sólo eran tres clases...

Cerró los ojos otra vez, ignorando por completo que ese día había puesto cinco alarmas distintas para levantarse, las cuales sonaron todas juntas, de golpe, con el volumen al máximo, y con música extremadamente estruendosa.

Soltó un insulto al escuchar esto y saltó de la cama como si fuera un gato asustado, pero a su lado ya no había más cama...— ¡Auch!

En el suelo, adolorido, sintió que algo se le había enterrado en la espalda.

‹Bien jugado, yo del ayer› pensó, fastidiado por su efectividad en despertarse a sí mismo. El mix de canciones había causado una mezcla simplemente horrible de escuchar...

Se levantó a duras penas, sacando lo que fuera que había en su espalda, ni siquiera se dio la pereza de mirar que era.

No tenía ganas de ir a la academia hoy, ni mañana, ni nunca, la idea de quedarse en casa y dormir era muy tentadora, o lo fue, porque por culpa de la música infernal y la caída ya no tenía sueño.

Una vez apagó la alarma, se vistió de mala gana, tomó su mochila y bajo a paso lento por la escalera, lo que fuera que se enterró en la espalda le había dejado bastante adolorido.

La única persona en la casa era la sirvienta, quien parecía muy sorprendida de verlo.

— Tengo hambre —declaró, de malas.

— P-Por supuesto, de inmediato haré su desayuno...

Miró el reloj de la cocina, 9:10 am.

‹Eso explica porque ese idiota no está aquí› pensó distraídamente, bebiendo su taza de té.

A menos que se apresurara, iba a llegar tarde a clases, pero no tenía ganas de apresurarse.

Con toda la paciencia del mundo, Valentino desayunó, tomó su moto y fue a la academia. En la puerta, el guardia lo miró raro: estaba tarde por 25 minutos y no parecía tener ninguna prisa.

Como si el tiempo no le importara, Valentino dejo su moto en el estacionamiento y caminó con mucha calma hasta llegar finalmente a clase.

...Todos estaban con una gruesa prueba en manos, y al lado de esta, una hoja de respuestas.

Tragó duro, sintiendo como todos lo estaban mirando.

—... ¿No puedo hacer la prueba? —preguntó a la maestra Eteria, quien estaba junto al maestro Barry.

—... Berardi, llegaste cuarenta minutos tarde, y por tu apariencia, ni siquiera recordabas que había examen hoy —habló la profesora, cruzada de brazos mientras lo miraba de arriba a abajo.

—...

— Por favor, retírese.

Pudo ver como sus compañeros lo miraban con lástima y burla, incluso el maestro lo miró con pena.

Caminó hasta la salida, y una vez fuera, ahogó un grito de frustración a duras penas.

Debió haberse apresurado.

Sentado en una banca, pensando en cuanto odiaba su propia negligencia y en lo malo que había sido este día, comenzó a ver como poco a poco, chicos salían de las salas.

‹ ¿Pero qué carajos? › pensó, confundido. ¡Esa prueba tenía como 10 páginas! ¡¿Cómo diablos pudieron hacerla en menos de una hora?!

El timbre sonó, y pudo ver mucha gente con una expresión llena de frustración.

A la siguiente clase si pudo entrar, pero todos hablaban del examen. Era molesto.

Cuando llegó el almuerzo, al fin pudo relajarse por completo.

— ¿Dónde está Jade? —preguntó, viendo que Aarón estaba solo.

— Dijo algo de estudiar para el siguiente examen —dijo él, fumando sin el más mínimo interés, haciendo formas con el humo del cigarro.

Valentino hizo una mueca. ¿El humo del cigarrillo siempre olio tan mal...?

— ¿Mmm? —"preguntó" Aarón al verlo hacer esa cara.

— No es nada —aseguró, ignorando su propia incomodidad— ¿No deberíamos estudiar para los exámenes? —cuestionó por un momento.

— No te preocupes por mariconadas —frunció el ceño— Más importante, ¿Recuerdas la chica del otro día? —preguntó.

Se acomodó, escuchando como Aarón hablaba de la rubia del otro día. Al parecer, la chica finalmente había aceptado salir con él.

Suspiró mientras escuchaba a Aarón explicar con muchos detalles lo que hacían. Este había sido un largo día...