Capítulo 12
Un fuerte olor a quemado comenzó a llegar a su nariz, haciéndolo abrir los ojos y soltar un gran bostezo, estirando sus extremidades en la gran cama. Inspiró, sintiendo en su almohada un leve aroma a lavanda y jazmines, impregnado allí gracias al par de horas que Jimin estuvo inconsciente en ella el día anterior.
Le rubio al final terminó buscando un maleta en su apartamento y había vuelto una hora después con esa enorme sonrisa en su cara intacta. Le mostró el cuarto de huéspedes y lo dejó allí para que se acomodara, terminando el resto del día de forma tranquila, siguiendo la rutina que ya tiene marcada con su hija.
Se estiró nuevamente con pereza para levantarse y caminar hasta el baño para lavarse la cara, olvidando por unos segundos el olor a quemado que sentía.
—¡Mierda!— esa exclamación lo había hecho correr hacia la cocina, siguiendo el rastro del horrible olor que estaba adueñándose de la casa —No puede ser, maldición
—¿Qué carajos sucedió aquí?— cuestionó observando incrédulo su pequeña cocina hecha un desastre, y Jimin parado en medio con los ojos llorosos y un puchero —¡¿Qué le hiciste a mi cocina?!
—¡No puedo hacer ni siquiera un desayuno!— sollozó quejándose, soltando muchas feromonas de tristeza —¡Y me quemé mis deditos!
Observó varios huevos quemados en un plato, pan prácticamente achicharrado en otro, y algo de lo que parecía ser un extraño jugo ¿azul?. Negó con la cabeza pellizcando el puente de su nariz soltando un sonoro suspiro. Era obvio que alguien como Jimin jamás en su vida había tocado una sartén siquiera.
—¿Si no sabes hacerlo para qué lo intentas?— bufó molesto apartándolo del medio para ponerse a limpiar todo ese desastre
—Quería hacer un desayuno para HyeJin— musitó sorbiendo su nariz
En ese momento una pequeña cachorra con pijamita rosa de rayas apareció frotándose sus grises ojitos. Se notaba que acababa de despertar, probablemente debido a todo el ajetreo.
—Buenos dias, bonita— Jimin se secó las lágrimas con las mangas de su pijama y se acercó a ella con una sonrisa
—Buenos días papi— la niña corrió esquivando al omega y fue a abrazar a su papá que la recibió con los brazos abiertos, alzándola del suelo y dejando un montón de besos en su rostro.
—¿Cómo durmió mi pequeña princesa?
El rubio los miró a ambos con la frente arrugada y los labios fruncidos, observando el intercambio de cariñitos que se daban padre e hija. ¿Acaso lo estaban ignorando? ¡Qué malagradecidos! Se había despertado muy temprano para hacerles el desayuno y, ¿así le pagaban?
Bufó, y dando pisotones cual niño berrinchudo caminó hacia su cuarto. Él, Park Jimin, el modelo más disputado de todo Seúl, se había esforzado para preparar un delicioso desayuno y ninguno valoró su esfuerzo, simplemente pasaron de él como si no estuviera allí.
Jamás en su vida había tocado una sartén, y ese día lo había hecho porque quería ganarse a su cachorra y al alfa, su madre siempre le contaba que había conquistado a su padre a través de la comida, por lo que pensó que funcionaría; pero al final terminó ganándose un par de quemaduras en sus manos y el enojo del alfa por el desatre que causó.
«Paso dos, un total desastre»
—¡Ussh! Huele feo— se quejó la pequeña tapándose la nariz y Jungkook solo soltó una risita por la mueca que hizo
—Jimin hizo un desastre— suspiró negando levemente con la cabeza
No entendía que estaba pensando Park cuando decidió preparar el desayuno, o sea, era un chico mimado que de seguro nunca antes había puesto un pie en una cocina. Al ser de una familia exageradamente rica siempre tenían dos o tres cocineros de alta categoría que servían platos de los más finos.
—¿Yo...ahora debo llamarlo...papá?— preguntó con su ceñito fruncido
Jungkook la miró un poco sorprendido por la pregunta. Entendía que para HyeJin todo esto debía ser muy difícil. De pronto, su padre que nunca estuvo presente en su vida aparecía de repente, y como si no fuera suficiente, terminaba viviendo con ellos en la misma casa, aunque solo fuera por unas semanas.
—¿Tú quieres llamarlo así?— preguntó agachándose para estar a su altura y acarició sus mejillitas abultadas
—No— negó al instante con un pucherito —Ya tengo dos papis, papi Kook y papi Jin, no quiero que el sea mi papá
Jeon inspiró profundamente y alzó la mirada, observando a Jimin verlos atentamente desde la puerta que separa el comedor de la cocina, con los ojos llenos de lágrimas y ambas manos en el pecho.
Al darse cuenta de que Jungkook ya había notado su presencia se dio la vuelta para salir corriendo hacia su habitación nuevamente.
—Puedes llamarlo como tú quieras Hye, si quieres llamarlo señor pues llámalo así— dijo suavemente buscando las palabras adecuadas para no confundir más al pequeño lobo en desarrollo de su niña, que de seguro estaba encantado con el aroma de su padre omega. —Puede que te haya tenido nueve meses en su vientre, pero eso no lo hace tu papá, cuando sientas que quieres llamarlo de esa forma hazlo, tu lobo te dirá lo que es correcto.
La niña asintió comprendiendo lo que su papá quiso decir.
—Ve a darte un baño rápido y ponte tu uniforme— besó la frente de su hija y se puso de pie —Yo limpiaré esto lo más rápido que pueda y me prepararé rápido para llevarte a la escuela
—Bien— asintió, corriendo escaleras arriba hacia su cuarto para hacer todo lo que su papá le dijo, como la niña obediente que era
El castaño continuó con su labor de limpieza, intentando lo más veloz posible terminar de limpiar todo. Una vez lo hubo hecho fue hacia su habitación, no sin antes pasar por el cuarto del omega, viendo a través de la puerta, —la cual se encontraba ligeramente abierta— como el rubio se encontraba sentado en la cama abrazando sus piernas y su frente apoyada en sus rodillas, sollozando bajito y despidiendo feromonas amargas de tristeza.
Y mentiría si dijera que eso no removió algo en su maltratado corazoncito, ver a la persona que una vez amó tanto llorar tan afligidamente hacía que un extraño sentimiento se instalara en su pecho. Más eso no significaba que haría algo por consolarlo, a fin de cuentas eso se lo había buscado el mismo, nadie más que él tenía la culpa de que ahora su hija lo rechazara de tal forma, Jimin se lo merecía por ser un maldito con ella hace 6 años.
Ahora, si quería ganarse el cariño de HyeJin debía demostrar que en verdad había cambiado. De una u otra forma debía aprender que no solo por ser de una familia reconocida y adinerada siempre iba a tener todo lo que deseaba con pedirlo. Debía esforzarse por las cosas, y si permitía que estuviera alrrededor de Hye es solo porque cree que realmente, el rubio puede cambiar esa percepción de la vida que tiene; y porque le había dado una gran enseñanza a su hija, HyeJin sabía claramente que una persona que no la tratara como la princesa que es no tenía un lugar en su vida, eso aplicaba para todo, amigos, su futura pareja, e incluso, para su propio padre.
Al final se dio un baño rápido, se cepilló los dientes y sin ponerse a buscar mucho en su guardarropa, escogió una camisa blanca medio transparente y unos jeans azules rasgados en las rodillas. Para cuando HyeJin ya entraba a su habitación gritándole que se apresurara porque, nuevamente, iban a llegar tarde a la escuela, él se encontraba dándole los últimos retoques al leve maquillaje que había utilizado —un simple sombreado oscuro para resaltar sus ojos y un brillo labial—. Salió de la casa junto a su hija, adentrándose en el auto para ir hacia la escuela.
—No funcionó— se lamentó haciendo un puchero —Terminé haciendo un desastre y Jungkook se enojó conmigo
Las carcajadas de su mejor amigo lo hicieron avergonzarse, sintiendo como sus mejillas se calentaban con fuerza. De seguro Taehyung tenía material para molestarlo por los próximos dos meses.
—¿El perfecto Park Jimin no sabe hacer un simple desayuno? No me lo creo— volvió a reír ganándose una mirada molesta del omega contrario
—Y escuché a HyeJin decirle a Jungkook que no quiere que sea su papá
Taehyung dejó de reír al ver el rostro entristecido de su amigo. Tomó su mano por encima de la mesa, acariciando su dorso con delicadeza y una sonrisa incómoda en el rostro.
—No tienes idea de lo mucho que me dolió escucharla decir eso, ella me odia, Tae— sus ojos se cristalizaron en ese momento
Su lobo estaba tan decaído desde que había escuchado esas palabras, no hacía más que soltar pequeños chillidos de vez en cuando, echado sin querer levantarse del lugar. Había tenido que rociarse un inhibidor ya que las feromonas amargas que emitía eran demasiado fuertes para su gusto, y el de cualquier otra persona que lo olfateara.
—Ya que eso no funcionó debemos idear algo más— sugirió sonriendo al pensar algo que creía él, comenzaría a ablandar el corazoncito de la hija de su amigo —Cómprale juguetes, o ropa, o ambos
—No creo que Jungkook caiga ante...
—¿Qué importa Jungkook? Dijiste que solo lo hacías para recuperar a tu hija ¿para qué quieres comprarle algo a Jungkook también?— cuestionó mirándolo con los ojos entrecerrados
—¿E-eh? S-si Jungkook me a-acepta será más fa-fácil recuperar a mi hija— tartamudeó de manera torpe ante la mirada inquisitiva del omega pelinegro
—Estará bien con que solo le compres algo a HyeJin
—¿Crees qué en verdad funcione?— preguntó algo inseguro, no creía que HyeJin fuera una niña muy materialista
—¡Por supuesto!— exclamó convencido —Es una niña Jimin, los niños adoran los juguetes, puede que se haga la difícil, pero eso no cambia que en algún momento terminará aceptándolos
—No estoy muy seguro— dudó llevando su mano a su mentón
—Entonces comprale un helado también
—¡Bien, intentaré eso!— dijo emocionado, ya quería ver la carita de su cachorra cuando le mostrara todo lo que le compraría.
¡Holaa! Espero que les haya gustado el capítulo.
La historia ya tiene más de 13k de vistas y eso me pone muy feliz. Gracias por apoyar tanto mi historia, por sus votos y sus lindos comentarios🥺
En agradecimiento, podrán escoger ustedes una de las parejas secundarias:
Comenten aquí los que quieren: Vhope
Y aquí los que quieren: YoonTae
Estaré leyendo sus comentarios 😘
PD: estaré subiendo una nueva historia Jikook en unos segundos.
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