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A simple vista


Cierro la puerta y me dejo caer en el pequeño sillón que hay en lo que podría llamarse mi sala de estar que también es mi comedor y cocina, me quito los zapatos y dejo que mis cansados pies se aireen un poco, enciendo el televisor para ver si hay algo bueno, la imagen está un poco distorsionada ya que es un aparato viejo, de hecho, me sorprende que aun funcione.                   

—Con esto terminamos el reportaje sobre el aumento en defunciones por cáncer en el estado— anuncia la presentadora de noticias del canal 6 —en otras noticias, continúan las desapariciones de policías y guardias de seguridad, hasta el momento se cuentan 17 desaparecidos— desde hace dos semanas han estado despareciendo personas que como yo nos dedicamos a la vigilancia y patrullaje, el jefe nos advirtió que tenemos que andar con cuidado, hay un enfermo o un grupo de ellos que está secuestrando a nuestros compañeros, tal vez en protesta o como una macabra broma, todo empezó hace más de seis meses, un equipo especial desmanteló un laboratorio clandestino que sintetizaba drogas, se detuvo a los responsables pero al regresar a la estación uno de los agentes había desparecido, enviaron a sus compañeros a buscarlo, pero ninguno volvió, tres días después llego una caja a la estación con las placas de los agentes y una papel con una única palabra escrita con letras recortadas de una periódico: suerte.
Ese era el mensaje que enviaron para todos, claramente se enviaron muchos más agentes para continuar la búsqueda, durante un mes no se encontró nada, ni siquiera una pista de donde pudieran estar ni de cómo se esfumaron, después de eso los esfuerzos disminuyeron. Hace dos semanas una estación vecina reportó la desaparición de uno de sus guardias, durante esa semana y la siguiente estaciones de toda la ciudad en incluso de ciudades aledañas anunciaron que algunos de sus oficiales desaparecieron y unos días después llegaron a sus respectivas placas o identificaciones con sus superiores.
La noticia termina y apago el aparato, el recordatorio del peligro constante solo consigue aumentar mi dolor de cabeza y quiero irme a dormir, de por sí ya es difícil estar vigilando las calles y personas como para que también tengamos que cuidarnos nosotros. Ni siquiera ceno, solo quiero acostarme y olvidar los problemas por unas horas, me acuesto en mi cama individual, es muy dura pero después de más de dos años durmiendo en ella terminas acostumbrándote a esa incomodidad, incluso podría decir que cuando duermo en otra cama la extraño un poco. Luego de unos minutos me sumerjo en la oscuridad del sueño mientras la brisa sopla desde la ventana abierta… no recuerdo haberla dejado abierta.

La misma brisa que me arrulló me despierta, siento mi cuerpo pesado y en mi boca esta el desagradable sabor que queda después de dormir con la boca abierta, estoy sentado en una silla con nada más que una bata de hospital, mis ojos tardan un poco en adaptarse a la luz del lugar, es una especie de sala de operaciones, me encuentro en una de las esquinas.
En el centro hay una mesa y al otro lado de esta la puerta, intento incorporarme pero me cuesta mucho esfuerzo.           
—No te recomiendo que lo hagas— se escucha desde unos altavoces —se te proporcionó una droga débil que hará que estés desorientado, si intentas caminar lo más probable es que caigas— la puerta se abre y por ella aparece un hombre de mediana estatura, encorvado y un poco rechoncho, pero con la cara un tanto chupada por la edad, tiene una bata blanca, pantalones de vestir y pantuflas.       
—Me hubiera gustado tener un monologo de súper villano para cuando despertaras, pero sabes que ese no es mi estilo, a mí me gusta ir al grano—

—¿Señor Huber?— su rostro es idéntico al de mi profesor de química de la preparatoria, pero es imposible que sea él, está muerto.   
—Veo que aun te acuerdas de mi John, me alegra, a pesar de que odiaba dar clases me gustaba que mis alumnos se llevaran una buena impresión de mi— no contesto, intento procesar lo que veo.
El doctor Dominic Huber daba clases en la escuela preparatoria Eastvalley en Arizona hasta seis meses antes de que terminara mi segundo año, fue cuando un incendio terminó con su vida y la de otras siete personas, esos son los peores recuerdos que tengo en mi vida, por culpa de ese incendio perdí a mi mejor amigo y tuve que empezar el año en otro lugar.
A pesar de que no se me hacían difíciles los temas lo que paso ese día no me dejaba continuar con mis estudios, al terminar la preparatoria en lugar de estudiar la universidad busque trabajo y lo encontré como guardia de seguridad.

—Supongo que te preguntaras por que estoy vivo y que fue lo que paso en Eastvalley, bueno, creo que recordarás como llegué a trabajar ahí— el doctor era un genio de la química y bilogía, se graduó con honores de la universidad de Oxford y obtuvo su doctorado en bioquímica y biotecnología en la misma institución. Sus investigaciones y proyectos eran tan innovadores que pronto decenas de empresas buscaban contratarlo, incluso fue nominado al premio nobel de química, sin embargo debido a su excentricidad y las propuestas poco ortodoxas que tenia no se le dio el premio y la sociedad científica le advirtió que dejara las ideas de experimentación humana y se concentrara en algo más útil. Al no hacer caso fue vetado por casi todos sus ex-socios y repudiado por los otros científicos hasta tal punto que solo consiguió empleo dando clases.     

—El ser marginado por la comunidad científica me abrió algunas puertas que en un principio tal vez no hubiera cruzado pero que resultaron ser buena idea, mis actuales patrocinadores entienden el potencial donde ellos solo vieron locura. Desde antes que comenzara a enseñar me contactaron ofreciéndome pagar mis investigaciones, al principio intente llevar ambos empleos pero luego de varios meses comprendí que si en verdad quería hacer algo grande, tenía que dedicarme a mis investigaciones a tiempo completo, pero no podía simplemente desaparecer, eso hubiera sido muy sospechoso, tenía que morir, y eso hice, yo provoque el incendio, una vez que conseguí un cadáver y lo carbonice hasta el punto de no poder extraer la más mínima muestra de ADN, inicie el fuego haciéndolo parecer una fuga de gas— todo a mi alrededor empieza a dar vueltas, siento como si me hubieran sacado todo el aire de un golpe, durante todo este tiempo me hice la idea de que había sido un accidente y que esas cosas suelen ocurrir, había cerrado las heridas solo para que ahora se volvieran a abrir.                                       

—¿No tienes nada que decir John? ¿Sabes? Fue una bonita coincidencia que terminaras aquí, me alegré en cuanto me dí cuenta de quién era el que había llegado, siempre fuiste un excelente alumno, si no tuvieras ese pequeño trauma psicológico hubieras llegado muy lejos. Incluso podrías estar trabajando aquí conmigo, me parece que es mi culpa, pero no podía calcular el impacto que causaría en ti, pero al menos te compensaré explicándote mi plan. Siempre me ha parecido estúpido que el supervillano le contara todo su plan al héroe dándole tiempo de escapar y vencerlo, pero esta ocasión es especial y en el estado en el que te encuentras no representas ningún peligro—
La droga en mi sistema no me deja pensar con claridad, intento concentrarme en su voz, si consigo salir de aquí la información que me dé será fundamental para arrestarlo antes de que destruya toda la evidencia— ¿Recuerdas cuál fue mi investigación por la que casi me dan el nobel de química?— fuerzo mi mente a pensar.       
—Ibas a hacer una pila biológica—       
—Correcto, no solo iba, hice una batería que funcionaba extrayendo el ATP que producían ciertos microorganismos y transportándolos para su almacenamiento y posterior uso, incluso conseguí que esta batería recolectara el ATP suficiente para tener una cantidad considerable de energía y que dejara la necesaria para que estos no murieran, el problema fue que su visión se quedó ahí, yo quería que me financiaran la experimentación con el mismo propósito pero en seres pluricelulares. Esto sería más eficiente y por ende produciría mucha más energía, pero no lo permitieron, decían que hacer eso sería inmoral y estaba prohibido, sin importar donde fuera no quisieron darme los fondos. De hecho ya no me contrataron en ningún laboratorio ni centro de investigación, era un leproso para el mundo científico, fue al entrar a trabajar en la escuela que me llego un mensaje, cierta empresa energética con contactos en el bajo mundo se interesó en mi investigación, ellos me propiciarían todo lo necesario, supongo que recordarás el laboratorio clandestino que desmantelaron, era mío, aproveche el que me descubrieran para conseguir un sujeto de experimentación, ése agente fue capturado por mis hombres, los que regresaron para buscarlo también fueron capturados, pase mucho tiempo buscando la manera de adaptar mi sistema de invasión celular para un humano, tal vez te preguntes ¿Por qué humanos? ¿Por qué no cualquier otro animal producido en masa?—
Me lleva en la silla de ruedas a un pasillo muy ancho con algunas paredes de cristal para ver lo que se encuentra adentro de las habitaciones, me coloca frente a una donde se ven tres camas, en cada una hay una persona demacrada, la piel está tan pálida y delgada que se notan las venas debajo, el músculo y la grasa son prácticamente inexistentes, parecen cadáveres momificados, lo único que indica que están vivos es el débil pitido del aparato que mide el ritmo cardiaco y una línea que se quiebra cada cierto tiempo en la pantalla —Esta es la respuesta, es el método estándar, el que estamos usando actualmente, tienen que ser humanos y no otros animales ya que, si no tendríamos que adaptar espacios para tenerlos en este estado, pero si son humanos estos espacios ya están hechos, se llaman hospitales, me imagino que habrás escuchado del aumento de muertes por cáncer, las personas siempre se esfuerzan por mantener vivos a los otros a pesar de que esto sólo signifique un desperdicio, los enfermos terminales de siete hospitales ahora sirven para proporcionar energía a una parte de la ciudad, donde antes había que invertir en mantenerlos con vida ahora sirven para producir decenas de miles de dólares en energía. Pero no fue suficiente para mí, estaba seguro de que se podía obtener una eficiencia aún mayor, y tenía razón— me conduce a través del pasillo hacia otra de esas enormes ventanas, la habitación es exactamente igual a la anterior, incluidos sus huéspedes.               
—Este es el segundo prototipo—           
—No entiendo, ¿Qué tiene de diferente?—       
—Los otros sujetos de pruebas tardaron una semana en llegar a ese estado— pronuncia “sujetos de pruebas” como si se trataran de simples ratas de laboratorio —¿Cuánto crees que tardaron estos?—   
—Ehh, no lo sé, ¿cinco días?— pregunto sin querer saber la respuesta.                   
—Doce horas, la diferencia entre el primer método y este es que el anterior usa nanobots para adentrarse en la célula y extraer directamente el ATP, mientras que en este se altero el ADN de las células para que expulsaran cierto porcentaje de la molécula requerida, el único inconveniente es que al haber ATP siendo expulsado desde todas las células hacia el torrente sanguíneo existe una considerable pérdida al solo haber un filtro que transporte el producto para su almacenamiento, claro que resolví eso con el tercer prototipo. Si gustas acompañarme—
Dice mientras nuevamente me lleva con él, esta vez solo hay una cama en el cuarto, al ver lo que esta en ella me dan ganas de vomitar, lo que se encuentra sobre ella apenas podría clasificar como humano, la pobre alma que está ahí no solo se encuentra igual de pálido y flaco que sus compañeros, además tiene tubos de color negro metálico saliendo de cada parte de su cuerpo, tubos que al entrar a su cuerpo se ramifican como si de venas se trataran, debido a la transparencia de la piel se pueden ver los pequeños capilares recubriendo casi cada centímetro de su cuerpo, incluso en las orejas, labios y ojos dándole el aspecto de un ser entre lo biológico y mecánico, una visión tan grotesca que hace que desvié la mirada y cierre los ojos, pero la imagen no puede escapar de mi mente.       

—Si, un tanto, repulsivo, es una reacción natural de asco y miedo ante una aberración, es el único que sobrevivió al proceso, pero no te preocupes por él, no siente nada, de hecho, no tiene conciencia, se encuentra en un estado de coma profundo, la red de nanotubos de carbono conectada directamente a las venas y arterias ayuda a eliminar casi por completo la pérdida, este es el futuro de la energía, piénsalo, todas las personas inútiles que existen en el mundo en este momento, todos los vagabundos, enfermos terminales, condenados a muerte o cadena perpetua, cargas para la humanidad, decenas… no, cientos de miles de baterías vivientes, la solución definitiva para la obtención de energía limpia, la salvación del planeta, el poder asumir solo un poco del daño que hemos causado—                   
—Estas loco—                       
—Tal vez, pero ya se ha comprobado lo parecida que es la locura a la genialidad, grandes mentes en su tiempo fueron tildados de locos y ahora es mi turno de pasar a la historia—               
—Tengo una pregunta—                
—Bueno, pues formúlala, aprovecha el tiempo que te queda—   
—¿Por qué secuestrar solo policías?—       
—No seas idiota John, claro que no solo secuestré policías, si fueron en su mayoría agentes, pero también hubo uno que otro civil, y en cuanto al por que es simple, diversión, si voy a secuestrar personas ¿Por qué no hacerlo bien? ¿Por qué no dejar en claro que no pueden hacer nada para detenerme? Es solo una burla a quienes no vieron todo el potencial, a las mentes pequeñas, al quitarles esas placas y enviarlas a sus compañeros lo que hice fue quitarles todo lo que significaban antes, su cargo, su poder incluso su humanidad, lo volví únicamente lo que son ahora, materia prima para mis experimentos, un recurso apenas más valioso que un pedazo de carbón o un tanque de gas, sin embargo contigo no voy a hacer lo mismo, guardaré tu placa, la guardaré como un recuerdo tuyo y como un regalo, morirás siendo humano, en verdad me gustaría poder dejarte ir pero ya tienes toda la información y sería demasiado peligroso dejar que le cuentes todo esto a alguien, te prometo que no dolerá—
A una orden dada por el doctor entran dos hombres con uniforme de enfermeros y me llevan de vuelta al lugar donde desperté, me suben a la cama de operaciones y preparan una aguja que luego le dan al doctor, intento resistirme pero aún estoy drogado y no puedo usar mucha fuerza, los dos hombres me inmovilizan y un liquido transparente es inyectado en mi brazo.       
—No lo haga señor Huber, por favor— suplico.   
—Sabes que no tengo otra opción, te recordaré como alguien que dio su vida por el progreso de la humanidad— siento mi mente nebulosa y mi vista se vuelve borrosa.                   
—Adiós John, duerme bien— todo se vuelve negro.

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