6. La propuesta.
Ya había pasado semanas desde que Jane conoció a los muchachos, incluso Nam ya recibía fisioterapia para andar con normalidad. De todos modos, de la mano con el doctor Kim, le hacían visitas esporádicas para constatar su mejoría. Aunque cabe destacar que algunas visitas no eran exclusivamente profesionales. Se habían hecho muy amigos, al igual que con el resto de chicos. Pero el sentimiento de gusto que sentía por el mayor de todos, se había incrementado en los últimos días. Seok Jin era un ser excepcional, cada vez descubría una cualidad magnifica en él. Tenía miedo de enamorarse y no ser correspondida.
Últimamente los tres, Nam Joon, Seok Jin y ella, se habían enfrascado en la ardua misión de enlazar al doctor Kim y la enfermera Oh. Cada día ella les contaba su rutina, lo que hacían, y la buenas nuevas entre los dos. Resultaba divertido e interesante el acercamiento que ambos tenían. Jane siempre tuvo la sensación que los dos tenían un tema sin resolver. Cuando se lo contó a Nam, él averiguó por su cuenta que estaba en lo cierto. Gracias a su madre se enteró que cuando los dos eran jóvenes, se habían gustado mucho, se habían apoyado en la universidad, incluso en sus prácticas de procedimientos invasivos, pero ninguno fue capaz de confesar sus sentimientos, los dos eran demasiado orgullosos, y temerosos frente a la respuesta del otro. Aun a la edad que tenían, esa tensión seguía viva, las miradas cómplices, y discusiones sin fundamento los alentaba a seguir, pero no a dar ningún paso. Definitivamente necesitaban ese empujoncito que los tres jóvenes querían darles.
—Ya, ¿se imaginan estar enamorado de la misma persona por años y no poder confesarse? —reflexionó Jin con aire melancólico.
Jane lo miró con ensoñación esperando que no le pasara eso con él. Subió las piernas sobre el sofá, y se abrazó a uno de los cojines.
Nam sonrió formando sus dos profundos hoyuelos.
—Eso es amor verdadero —suspiró—. Supongo que es más difícil cuando es un amigo muy cercano, seguro que da miedo perder la amistad. Nunca me ha pasado.
Jin asintió dándole crédito. Luego posó su mirada en ella.
—¿Y a ti?
—¿A mí? —Jane miró hacia el techo intentando recordar—. Me gustó un chico por muchos años, éramos amigos, pero no muy cercanos, no había miedo de perder la amistad, más bien la dignidad. Nunca me atreví a confesarlo, mi orgullo no me lo permitió.
—¿Lo superaste? —continuó preguntando a tiempo que elevaba de forma graciosa, sus cejas.
En cuanto te conocí a ti... Quiso decirle ella, pero se contuvo, solo asintió.
—Es cierto que un clavo saca a otro clavo; conocí a un chico y me gustó casi al instante, solo lo veía por una pantalla, pero era suficiente.
—¿Algo así como amigos virtuales? —cuestionó inocente.
Ella rio nerviosa.
—Sí, algo así.
Nam Joon que era casi un genio sospechó que se refería a él. Jane le había confesado que Jin era su bias, así que llegar a esa conclusión no le fue difícil. La miró con complicidad y le sonrió.
—Bueno, hablar de romance dramático me ha despertado ganas de beber —dijo Jin riendo.
—Tienes que llevar a Jane a casa —le recordó el líder.
—Solo beberé una copa de tu delicioso vino veneciano.
—Okay, está en la bodega.
Inmediatamente se puso de pie con dirección a la bodega, pero regresó antes de llegar.
—He decidido postergar la bebida.
Nam Joon soltó una burlona carcajada.
—¿Tienes miedo, no hyung?
—¡Oye! ¡¿Por qué tu bodega tiene que ser tan oscura?! —reclamó gritando.
Jane también se unió a la burla. Tan grande y miedoso... A la misma vez consideró lo tierno que era. Y para no dejarlo con las ganas de beber el vino veneciano, se ofreció a acompañarlo.
—Iría yo sola sino es porque los estantes son altos y no puedo alcanzarlos.
Jin rio despacio detrás de ella.
—Sí, eres muy chiquita.
—Tú eres alto y miedoso. —Se giró de golpe para enfrentarlo, pero no había calculado que él estaba muy cerca, por lo que terminó chocándose con su pecho. El muy condenado la alejó cubriendo casi toda su cara pequeña con su grande mano. Además de fingir dolor extremo.
—¿De qué está hecha tu cabeza pequeña Jane? —Se sobó el pecho.
—De pura inteligencia.
El soltó una breve carcajada.
—Yo solía ser él que decía incoherencias.
Fingiendo indignación le punzó el costado izquierdo provocándole un sobresalto, y una sonrisa bonita de esas que él estaba acostumbrado a dar.
La bodega ni siquiera era tan oscura, sino que estaba alumbrada por una tenue luz ambarina que permitía que las botellas carísimas que poseía Nam Joon, resaltaran ostentosas. Estaba segura que la más barata de ellas, valdrían al menos un año de renta de su pequeño departamento.
Jin comenzó a inspeccionar los estantes buscando el vino que hace tiempo deseaba probar. Lo encontró justo en la esquina, pero estaba acomodado solo para que su dueño lo alcanzara. Con la mirada buscó con que atraparlo, pero no halló nada, hasta que detuvo su mirada en ella.
—Jane, ¿cuánto pesas?
—Creo que cuarenta y nueve kilos —contestó frunciendo el ceño, pero al instante entendió el motivo de su pregunta y advirtió—: Ni lo pienses.
—Tienes que hacerlo por oppa.
Sin darle tiempo a negarse la jaló del brazo y la puso frente al estante. Cuando colocó sus manos sobre su cintura, una sensación abrasadora la recorrió de pies a cabeza. El toque suave de sus manos sobre sobre su piel desnuda —porque ese día se había puesto un polo corto sobre el ombligo—, la hizo estremecerse.
La elevó sin mucho esfuerzo permitiéndole el rápido acceso a la botella. Cuando se asomaron a la sala con ella en mano, Nam Joon no daba crédito a lo que sus ojos veían.
—¿Cómo hicieron para bajarla?
—Oppa es muy ingenioso cuando algo quiere —contestó ella.
Entre risas bebieron ellos dos, porque Jane solo aceptó media copa para la digestión. No era buena bebedora, y tampoco le gustaba beber, solo lo hacía en situaciones muy especiales, o cuando su estado de ánimo lo requería.
Por supuesto Seok Jin no solo bebió una copa como prometió, pero tampoco rozó la ebriedad. Fue capaz de llevarla sana y salva a casa.
***
Jane estaba más pendiente de los jefes del servicio desde que empezó su misión con los chicos. Grabó una imagen de la enfermera Oh conversando amablemente con el médico anestesista de turno, y no muy lejos al doctor Kim pendiente de su conversación, mientras fingía firmar una serie de indicaciones. Inmediatamente la envió al grupo de chat que tenía con los siete.
Jane y sus siete escoltas.
Hobi el renegón: El tío Kim tiene la misma mirada celosa y asesina de Nam Joon.
Nam el destructor: ¿Cuándo he estado celoso?
Yoon Gi el dormilón: Cuando salías con la modelo japonesa.
¿Nam Joon oppa salía con una modelo japonesa? :o
Jin el guapo glotón: Sí, pero duraron casi nada.
Ji Min el coqueto: Nam Joon hyung mucho la celaba.
Tae el seductor: Hyung tenía motivos.
Jung Kook el competitivo: La modelo coqueteaba con media industria. No valía la pena.
:o Vaya, jamás me lo había imaginado. Yo pensando que eran solteros, pequeños niños inocentes que le tienen miedo a las mujeres. Ja, ja, ja. Haré mi cuenta en twitter y se los contaré al resto de army. Me volveré famosa.
Los chicos contestaron con un: ja, ja, ja, y emoticonos de diablitos, porque sabían que ella jamás los delataría, ni se metería en su vida privada. Aunque tenía mucha curiosidad sobre el resto, especialmente de Jin. ¿Habría salido con alguien famosa?
—¿Está muy interesante la cháchara? —le susurró la jefa enfermera por la espalda.
Jane dio un gran salto presa del susto. Solo esperaba que su víctima de casamentera no haya alcanzado a ver su foto.
—Casi se me sale el corazón —bufó con la mano en el pecho.
—Algo malo has de estar haciendo —le advirtió con la mirada feroz que poseía.
—Nada de eso, solo hablaba con mis siete bebés. —Agitó sus pestañas—. ¿Qué pasa?
—Tenemos una COLELAP (colecistectomía laparoscópica) en diez minutos. Ve a ponerte ropa quirúrgica.
—Sí —apuntó poniendo la mano como militar.
—Por cierto, ¿qué tanto parlaba con el anestesiólogo de turno?
—Ah, solo estaba acordando sobre... —se detuvo repentinamente y puso las manos en la cintura—. ¿Por qué me estás cuestionando?
—Porque me mata la curiosidad.
—Pequeña entrometida, ve una de vez. —Salió del estar de enfermería, pero ella le siguió.
—¿No me lo dirá? ¿Está saliendo con él? Creo que no son compatibles.
—Deja de decir tanta estupidez.
Jane le siguió fastidiando, pero antes se encargó de avisar al grupo de los chicos, que no había peligro, la enfermera Oh solo estaba acordando sobre la cirugía con el anestesiólogo.
Minutos más tarde estuvieron frente al paciente adulto maduro junto a la doctora Cha, y la residenteYoon. Como cada vez que les tocaba realizar una intervención quirúrgica juntas, hacían bromas y chismoseaban de cualquier tema random. El tema del día era sobre los chicos.
—¿Me puedes concertar una cita con Tae Hyungssi? —pidió la doctora Cha mientras tomó la pinza de mano de Jane—. Es justo mi tipo de hombre.
—Eres mayor que él —apuntó la enfermera Oh que en esa oportunidad cumplía la labor de enfermera circulante.
—Prácticamente seis años —continuó la residente con su vocecita de ardilla. Era pequeña y tierna—. Yo le llevo solo dos años, pero mi tipo de hombre es Jin. Es tierno, dulce, y divertido.
Jane la acusó con la mirada, así que rápidamente agregó:
—...Pero como le gusta a la enfermera Jane, me decido por Nam Joon, es alto, fuerte e inteligente —suspiró—. ¿También puedo tener una cita con él?
La nombrada soltó una risita.
—No lo sé, tendría que conversar con ellos. Creo que Tae sigue enamorado de su ex, aunque no suele expresarlo, se le nota cada vez que la ve, y en cuanto a Nam... Le gusta las chicas altas y voluptuosas.
—Es aquí cuando odio mi talla —se lamentó la residente Yoon.
Jane asintió.
—Al menos eres más alta que yo.
—Es aquí cuando amo mi talla —finalizó la doctora Cha que era bastante alta—, lástima que no soy voluptuosa. —Hizo una pausa haciendo reír al resto—. Jane, tú eres voluptuosa.
—Soy voluptuosa aquí, porque en mi país no tengo nada.
—El físico deja de importar cuando los sentimientos son sinceros —opinó la jefa de enfermeras.
Jane estuvo de acuerdo parcialmente.
—Pienso que debe haber sí o sí atracción física. Debe gustarnos su apariencia física, y su forma de ser.
—Estoy de acuerdo —señaló la doctora Cha.
Para la noche Jane llegó tremendamente cansada a casa. Se bañó y se envolvió en sus sábanas, estaba con un ojo cerrado y otro abierto, pero cuando revisó el chat grupal con los chicos, tuvo que despejar su sueño para no perderse ningún detalle. Básicamente la conversación se trataba de Jin invitándoles a pescar, pero a ninguno le apetecía.
Jane y sus siete escoltas.
...
Yoon Gi el dormilón: Si vas el siguiente fin de semana te acompañaré Jin hyung.
Nam el destructor: Creo que a Jane podría gustarle esa actividad.
Hobi el renegón: A propósito de Jane, ¿dónde está que no se ha reportado?
Aquí estoy bebés, hace poco que llegué del trabajo, tuve tres cirugías que instrumentar. Estoy muerta de sueño y cansancio. Me cansa más el largo viaje que tengo que hacer del hospital a mi departamento.
Jin el guapo glotón: Vives lejos de tu trabajo, deberías mudarte a un lugar más cercano.
Nam el destructor: ¿Por qué no te mudas a nuestro departamento? Es decir, tenemos un departamento entre los seis que queda a veinte minutos del hospital en el que trabajas. Es bastante amplio, solo lo usamos cuando tenemos demasiado trabajo, usualmente está vacío. Creo que a los chicos no les molestará si vives allí. ¿No es así muchachos?
Yoon Gi el dormilón: Nos conviene para que lo tenga limpio.
Me quieres utilizar :(
Yoon Gi el dormilón: Ja, ja, ja... Negocios son negocios, ratona.
Ji Min el coqueto: Una presencia femenina le hará bien a nuestro solitario departamento.
Tae el seductor: Doy mi voto de aceptación.
Jung Kook el competitivo: ¿Qué esperas para mudarte?
Jin el guapo glotón: Yo también digo que sí.
Hobi el renegón: Yo digo sí a todo.
Gracias por la invitación chicos, lo pensaré.
La verdad es que no tenía nada que pensar, la idea le causaba mucha emoción.
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