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Sabía la verdad

Hola a todos 😊 aquí el siguiente capítulo espero les guste 😊 e.e no me tarde tanto está vez, aunque me costó escribir un poco porque tengo una herida en mi brazo por quemadura pero ahí la llevo.

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Sabía la verdad
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Wakiya no sabía exactamente a dónde es que se llevaron a Rantaro, así que busco a alguien que le dijera lo que quería saber. Pero con todo el ajetreo nadie le hacía caso.

— Por favor, póngase el chaleco salvavidas, de el buen ejemplo.— El señor Andrews seguía yendo por los pasillos de la primera clase pidiéndole a los pasajeros acatar las órdenes dadas y también a la tripulación.

Era un tanto irónico que ese día no hayan realizado el debido protocolo que por ley los navíos tenían que dar, es decir, un simulacro de que hacer ante una emergencia como lo era un naufragio.

— Señor.— Un camarero se había acercado a un grupo de tres hombres que bajaban las escaleras del reloj, llevaba varios chalecos.

— No gracias.— Jacob Astor, el hombre más rico del mundo, llevaba puesto un elegante smoking.— Nos vestimos como caballeros, vamos a morir como caballeros.— Vio al joven.— Pero le aceptaría un whisky.

Andrews seguía preocupado por la situación al igual que el capitán y también como Ismay...

En la cabina del timón, en un pequeño espacio parecido a una oficina, el telegrafista estaba mandando en código morse la llamada de auxilio pero sin mucho éxito debido a que no contestaban estás.

— Vuelva a intentar.— Le pidió el capitán Smith.

El agua estaba comenzando a entrar con más velocidad o eso era lo que Kiyama podía observar, ya que el área de detención estaba muy al fondo y en uno de los últimos pisos del barco.

— ¡Auxilio!.— El pelirrubio comenzó a gritar y para hacer más ruido golpeó las esposas contra el metal del tubo donde se encontraba esposado.

Pero era inútil, nadie aparecía.

Wakiya se estaba desesperando también pues nadie le quería ayudar. Hasta que sus ruegos fueron escuchados.

— ¡Señor Andrews!

— Señorita ¿por que no a subido a los botes?

— No hay tiempo para eso.— Lo interrumpió el ojiazúl.— Necesito que me diga a dónde llevan a los detenidos por robo.

— ¿Que?

— Necesito saberlo, con o sin su ayuda debo buscar ese lugar.— Exclamó.— Aunque me tardaré menos si me ayuda.

Viendo la cara de preocupación y nervios del menor, Andrews respiro profundamente y lo tomo del brazo para caminar.

— Toma el elevador hasta el último piso, de ahí dobla a tu derecha, verás un corredor muy amplio, baja las segundas escaleras, caminas y das vuelta a la izquierda.— El hombre le explicó.

— Gracias gracias.

Enseguida salió corriendo a tomar el elevador.

— Lo siento no hay servicio.— Un joven bastante nervioso se negó a dejarle entrar, el agua ya estaba inundando varios pisos abajo y ya era bastante peligroso descender.

Pero eso no le interesó a Wakiya, quién arto de que no le ayudaron a la primera, se fastidió.

— Con un demonio...— Abrió la reja de metal y entró.— ¡¡Ya me cansé de ser educado!! ¡¡Llévame abajo!!.— Le grito al hombre cerrando la reja.

— Si-si...— Asustado por la expresión de "la señorita" el chico obedeció.

Aunque al ir bajando y llegar al piso correspondiente el agua entro con velocidad al pequeño cubículo de manera que le llegó a las rodillas a ambos chicos, el encargado del elevador salto para subirse a un banco que había en una esquina pero Wakiya abrió la reja para salir de ahí.

— ¡Espere señorita!.— Le intento detener el joven pero Wakiya no hizo caso.— Debo volver...

— Has lo que quieras.

Agradecía que el vestido y el abrigo no fueran tan pesados o le habría resultado mucho a Wakiya caminar pero noto como el elevador comenzó a irse, no le importo y siguió las indicaciones de Andrews para dar con Rantaro.

— ¡Auxilió! ¡Alguien!

Rantaro nuevamente había intentado pedir ayuda viendo que el agua estaba llegando más y más a su lado.

Komurasaki bajo las escaleras y comenzó a acercarse.

— ¡Rantaro! ¡Rantaro!

Había comenzado a llamarlo, pues al llegar a la zona se encontró con infinidad de puertas cerradas y había olvidado preguntar cuál era la correcta.

Escuchando la hermosa voz de su ojiazúl Rantaro comenzó a gritar.

— ¡Wakiya!

Pero el eco hacía dudar a este.

— ¿¡Dónde estás!?

— ¡Aquí!

Rantaro comenzó a golpear el metal con las esposas y eso hizo ruido, aunque estaba más nervioso debido al agua que estaba llegando más. Pero para su sorpresa la puerta se abrió y Wakiya se acercó de inmediato a besarlo.

— ¿Cómo me encontraste?

— Preguntando...— Jalo sus manos notando las esposas.

— Las llaves deben estar en ese cajón de ahí, son unas plateadas.

— Voy.— Wakiya se alteró un poco por el agua pero comenzó a buscar alguna parecida a lo que le dijo su amado.

— Oye...— Rantaro siguió hablando cuando su pelirrubio lo vió.— ¿Cómo sabes que no fui yo?

— No se, solo se que no lo harías tú.— rebuscó nuevamente en el cajón más preocupado.— ¡Todas son de bronce!

— No hay tiempo, busca ayuda o algo para romper estás esposas.

— Si está bien.— Wakiya volvió con el para darle un beso y salir de inmediato.

¿Pero que ayuda podría buscar? Estaban solos y por la cantidad de agua que se estaba colando por las escaleras y pasillos tardaría en traer a alguien.

Subió unas escaleras más allá notando medio pasillo ya cubierto de agua hasta más arriba de las rodillas.

— ¡Alguien! ¡Por favor!.— Desesperado comenzó a llamar pero nadie lo escucho, hasta que vio a un hombre.— ¡Por favor ayúdeme!

— Señorita no tiene nada de que preocuparse venga conmigo.— el camarero comenzó a jalarlo para ir por unas escaleras hacia donde podrían salir, en la dirección contraria a dónde se encontraba Rantaro.

— No, espere ¡hay un hombre atrapado acá abajo!.— Pero era inútil porque no le hacían caso.— ¡Suélteme!

— No debe tener miedo, yo la llevaré.

— ¡No necesito que me lleve! ¡Quiero que me ayude!.— Se había puesto histérico.— ¡Ya suélteme maldita sea!

Por sus nervios Wakiya le soltó un puñetazo en la cara que le reventó el labio al señor, este se tocó la cara viendo la sangre y volvió a ver a Wakiya.

— Váyase al diablo.

Se alejo de este y nuevamente el pelirrubio se quedó solo. Frustrado sin saber que hacer se recargo en la pared ya que el agua subía con más velocidad y todo era contra reloj.

Hasta que vio frente a él una hacha que utilizan para incendios. Rompió el cristal con la manguera que había a lado y sujeto el arma para regresar corriendo con Rantaro.

Aunque por la demora que le provocó el camarero, el pasillo por el que debía bajar ya estaba al tope de agua.

Se quitó el abrigo y tomo el hacha para comenzar a avanzar aún con el agua fría, pero eso no importaba. Tenía que llegar con Rantaro, quién también ya estaba casi al tope de agua.

Pero se relajo cuando vio llegar a su amado.

— ¿Esto servirá?

— Muy bien amor.— Rantaro sonrió, el menor se iba a acercar pero lo frenó.— Antes, práctica un poco... en esa madera que está ahí.

— Si está bien.

Nunca había usado una hacha, así que no sabía cómo agarrar bien está pero le hizo caso a Rantaro.

— Suelta un golpe en el mueble.— Rantaro guío a su pelirrubio, a Wakiya casi se le cae el hacha pero hizo lo que le pidieron.— Ahora, intenta darle a la misma marca.

Pero para su sorpresa el segundo golpe quedó bastante lejos del primero... eso preocupo a ambos... las posibilidades de herir a Rantaro eran muy altas.

Pero este confiaba en Wakiya.

— Bien amor...— Rantaro separó lo más que pudo las muñecas dejando enmedio del tubo las esposas.— Yo se que puedes, confío en ti.

Wakiya tragó saliva más que nervioso pero con firmeza sujeto la hacha, esperaba hacerlo bien.

— ¡Ahora!

Al final Wakiya cerro los ojos al igual que Rantaro pero de un golpe con el arma las esposas quedaron partidas por la mitad sin ningún daño colateral.

Eso hizo que ambos festejarán y Rantaro de unos cuantos besos felicito a su amado.

— Hay que salir de aquí.

El mayor tomo la mano de su amado para salir de aquel lugar, aunque debían buscar una salida diferente ya que por la que llegó Wakiya ya estaba inundada.

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CONTINUARÁ
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Al menos no dejo manco a su futuro esposo e.e okya
XD espero les haya gustado e.e ya se está poniendo intenso todo owo
Gracias por leer 😊❤️ y nos leemos pronto ❤️😊

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