Capítulo 4: Tragedia.
*Desesperación*
Aproximadamente dos semanas habían pasado desde la revelación pero el animo y la felicidad de los Asgardianos se mantenían igual que el primer día. Todos daban gracias al padre de todos y a las dos talentosas diosas que lo habían ayudado a evitar el fin de los tiempos, su propia esposa Frigga y la hermosa Vanir Freya.
Aunque algo que recién comenzaba a suceder, era que todos se percataran de la totalidad invulnerabilidad de Baldur, dejando un poco de lado el asombro para pasar a la diversión.
*Tristeza*
Los primeros fueron los propios dioses, principalmente los varones, quienes veían divertido el probar hasta que punto llegaba la resistencia del bello dios.
Una espada corto el aire con velocidad, dando un golpe seco contra el hombro de Baldur, generando un sonido metálico cuando el arma se partió en pedazos, sin dañar aparentemente la piel divina. Y detrás de Baldur, estaba un sorprendido Tyr, aunque su expresión era más de diversión que de otra cosa.
-¿Y? ¿Qué tal eso?- pregunto el dios de la guerra.
-¿Qué? ¿Ya me golpeaste?- pregunto el dios fingiendo incredulidad y provocando las risas de todos.
-Quítense, quiero hacerlo otra vez-
-Tu fuiste el primero, es turno del resto- le recrimino Frey, apartándolo para con los puños desnudos golpear el estomago de Baldur, quién ni se inmuto.
-Eso si lo sentí- dijo divertido, al notar como el Vanir se sobaba los nudillos por el dolor, ante la burla del resto.
*Ira*
Pronto dejo de ser un juego exclusivo para los dioses, y muchos alrededor del reino dorado se acercaron para intentar, atacando con todo tipo de armas o imitando al rubio extranjero, acabando muchas veces con huesos rotos. Era tanta la emoción, que seres de otros reinos llegaron a probar.
El hijo de Odín recibió recibió el filo de otra espada, pero esta vez en su cuello, siendo lo único distinto que en esta ocasión, la espada no se rompió. También llego a su costado una patada con la fuerza para partir al medio a un humano, pero, para sorpresa de nadie, tampoco la sintió.
-¿Estas bien Diana?- pregunto Baldur a su joven atacante, quién contaba con aspecto de adolescente, pero su edad era mayor a la que usualmente se relaciona a dicho periodo.
-S_si estoy bien- respondió, dándose la vuelta para retirarse, sin poder ocultar la cojera de su pierna.
-Torunn, ayuda a tu hermana- ordeno Thor a la chica que estaba de pie a su lado, notando como esta reía por lo bajo -Y deja de reírte- le dijo dándole un empujón y soltando el una leve carcajada.
-Ya voy, ya voy- respondió entre risas, ayudando a su media hermana.
Minuto tras minuto, más y más personas se acercaban, tomando turnos para atacar al dios. Solo uno de los presentes no se veía muy interesado en ser participe, parecía más que estaba allí por el simple hecho de ver la extraña escena, o en su caso, escuchar.
Hoor escucho a alguien acercarse, notando gracias a la fuerza y velocidad de su andar que se trataba de Loki, más sin percatarse de que este cambiaba algunas de sus flechas comunes y corrientes por otras, unas de punta verde.
-¿Qué pasa hermano? ¿No quieres participar?-
-No Loki, me conformo con escuchar desde aquí, es divertido oír como reaccionan-
-¡¡Me lleva la...- grito uno de los participantes a lo lejos.
-Si, y escuchar los huesos crujir-
-Jeje, si también-
-Vamos Hoor, esta es una gran oportunidad para ti-
-¿No se me ocurre como?-
-Bueno, podrás probar tu puntería, en el campo de batalla, los demás se conforman con saber que darás en el blanco, pero nunca se percatan de los asombroso que eres, podrías disparar directo a su ojo, a un mechón de cabello o... no se... al corazón... y todos lo verían, por fin te notarían-
El dios ciego lo pensó poco, seducido por la idea de presumir su habilidad, poniéndose de pie y tomando sus instrumentos.
-¿Quieres que te indique el camino?-
-Sabes que no lo necesito- afirmo, caminando para unirse a la diversión, ignorando la gran sonrisa en el rostro del gigante.
Todos observaron la llegada del arquero expectantes, puesto que todo en este tiempo nadie había usado flechas. Hoor se poso al lado de Thor y sus hijas, tomando una flecha normal para dispararla, acertando directamente al ojo del Baldur, quién cerro el parpado de la impresión, retrocediendo un paso por lo mismo, aunque sin recibir daño. Todos felicitaron al ciego por su asaña.
*Engaño*
El dios disparo esta vez dos flechas, directas a las orejas de su hermano, golpeando estas efectivamente, pero rompiéndose.
Más y más proyectiles fueron disparados, a distintos puntos del cuerpo, hasta llegar al corazón. Cuando el órgano, vital para dioses y mortales, fue el objetivo, la flecha elegida era una de punta verde. Hoor no noto esto, pero Thor si.
-Hermano, ¿desde cuando tienes...- el dios del trueno no logro terminar la pregunta, pues la flecha fue disparada, golpeando a Baldur, quién cayo hacía atrás.
Todos quedaron en silencio por unos segundos, riendo al poco tiempo pensando que todo se trataba de una broma, hasta que un grito femenino aclaro que no era el caso. Una de las presentes, que se encontraba cerca del dios más amado, se percato que la flecha estaba incrustada, y de la herida emergía sangre.
Todos se alarmaron, aterrados y sin saber que hacer.
-Hoor ¿qué hiciste?- pregunto con un nudo en la garganta el pelirrojo.
-Yo... yo no...-
En ese momento, un estruendo se escucho y todo quedo en silencio. Los presentes fueron apartándose, abriendo paso a sus reyes. Frigga lloro desconsolada sobre el cuerpo de su hijo, mientras Odín se mantuvo a lado suyo, apoyado en su rodilla. Durante cinco minutos, solo se escucharon los desgarrados llantos y suplicas de la reina, antes de que el rey se agachara por completo, tomando en brazos el cuerpo de su hijo para levantarse y caminar de vuelta al palacio, seguido por su mujer. Pero tras dar unos pesos, se detuvo, mirando hacía atrás con su único ojo emanando oscuridad, para con una voz profunda decir:
-TRÁIGANLO- dijo antes de partir.
Los guerreros de Asgard dirigieron toda su atención al dios ciego, listos para saltarle encima para reducirlo y llevarlo por la fuerza. Pero aquello no fue necesario, Hoor simplemente cayo de rodillas, soltando su arco y dando un grito al cielo, tan poderoso que sintió como si sus cuerdas vocales fuesen desgarradas, solo para después, dejar caer los brazos y agachar la cabeza, llorando amargamente.
Thor vio como se lo llevaban, sin hacer nada debido a la mezcla de emociones en su interior. Por una parte, sentía odio hacía Hoor, quería darle el peor de los castigos, pero por el otro lado, se encontraba el amor que tenía por el, su hermano y su incredulidad, negándose a creer que fuera uno de sus hermanos el asesino de Baldur.
-¿Padre?- ambas jóvenes notaron como su progenitor se alejaba.
-Thor, querido, creo que deberías...- las palabras de su esposa sonaban dulces y comprensivas, pero Thor las interrumpió, de un modo que podría considerarse descortés.
-Quédate con ellas Hipolita, necesito estar solo- pidió el dios del rayo, alejándose de su familia. La amazona hizo caso, llevando a sus hijas al palacio.
*Negación*
No lo podía creer, era imposible, sencillamente imposible. Hoor amaba a su hermano como todos los demás, jamas pensaría ni por un momento en hacer daño a su familia. El ni siquiera se intereso en participar al principio, de hecho, era raro que lo hubiera hecho, el prefería evitar los riesgos antes de exponerse o exponer a alguien más a estos.
Entre sus pensamientos, Thor camino por las lúgubres calles, contribuyendo al ambiente desalentador, pues con su estado anímico, provoco inconscientemente una tormenta. Las gotas de lluvia comenzaron a caer seguidas por los relámpagos. No paso mucho para que las calles comenzaran a llenarse de charcos, los cuales no le importaba pisar.
Ahora con la lluvia como cubierta y su familia lejos, Thor se permitió sufrir, derramando lagrimas por su hermano, emitiendo a la par algunos lamentos en voz baja, sin parar de caminar.
Un rayo ilumino el firmamento y llamo su atención. Al levantar la mirada, vio, apoyando en la pared de una casa, a Loki, pero este giro en la esquina para perderlo. De inmediato Thor se limpio las lagrimas con el brazo, corriendo tras el dios bromista.
-¡¡Loki!!- grito el dios. Su costumbre de culpar a su hermano adoptivo por todo lo que pasaba salía a la luz.
-Hermano, es una verdadera tragedia lo que ocurrió- menciono fingiendo dolor, logrando engañar a Thor, quien sintiéndose mal por culparlo de tal atrocidad, se relajo un poco, creyendo en el falso dolor de Loki.
-Lo... lo lamento, te culpe sin motivo- se disculpo, llevando la mano a su frente.
-No te disculpes, lo entiendo-
-Es solo que, no puedo creerlo, Hoor no sería capaz de algo así, además, ¿que paso con la magia de nuestra madre? Se suponía que nada podría hacerle daño-
-Si, es una lastima que Hoor hiciera sus flechas con el único material en el universo capaz de herir a Baldur-
-¿Qué?-
-¿No te lo contaron? El hechizo protegería a su objetivo de todo lo existente pero con el costo de hacerlo sumamente vulnerable a una sola cosa, a elección de quién lo conjurase. Y es extraño, el muérdago no es algo que se use con frecuencia para hacer flechas- menciono sin mucha importancia, sonriendo de forma cínica. Thor sintió un escalofrío en su columna y unió los puntos en su mente.
-No... tu... t-tu no serías capaz...-
-Has estado lento hermanito-
-Tu... Tu... ¡¡maldito asesino!!- Thor dio un grito de furia, y con lagrimas escapando de sus ojos, dio un salto para atacar al verdugo de su hermano.
Un eufórico dios del trueno comenzó a atacar de forma errática, sin estrategia o habilidad, simplemente en búsqueda de destrozar al traidor que tenía enfrente. Y efectivamente, recibir un solo golpe por parte de Thor sería peligroso para Loki, pero este tenía una ventaja a su favor, y es que se mantenía sereno. Estando totalmente calmado, a Loki no le era muy dificil eludir y bloquear los golpes de Thor con su cetro, esperando el momento justo para responder, y cuando este llego, estiro su brazo para disparar una ventisca desde la palma de su mano, congelando al dios del trueno.
-"Eso no lo detendrá por mucho"- dijo observando las gritas que ya se formaban en el hielo, por lo que creo varias ilusiones de si mismo y se desvaneció, justo antes de que Thor se liberara en medio de un rugido.
Las ilusiones de Loki se acercaron, siendo las primeras dos destruidas de inmediato, al recibir un golpe lateral de Mjolnir que sencillamente las atravesó sin esfuerzo. Los rojos ojos del dios ubicaron al resto de replicas, apuntando con su martillo para desde el disparar múltiples rayos, que terminaron por erradicarlas a todas, menos a una, que se protegió con un escudo mágico, pero se vio arrastrado un par de metros por el ataque.
Con ello, vio como Thor se acercaba, generando con su magia cadenas de gran peso que atraparon al dios y lo dejaron anclado al piso. Con unos segundos antes de que Thor se soltase, conjuro un poderoso hechizo, lanzando a quemarropa un rayo de energía verde que envolvió a Thor y lo hizo gritar de dolor.
Tras unos segundos, el ataque seso, y Thor tenso los músculos y alzo los brazos, rompiendo con un poco de esfuerzo las cadenas que lo apresaban. La ilusión intento crear un nuevo escudo, pero la mano de Thor lo atravesó sin problemas, atrapándolo del cuello.
Thor despedía electricidad de todo su cuerpo, pero esta ya no era blanca ni azulada como acostumbraba, era de un tono rojo sangre. Y Thor uso esta electricidad para electrocutar a la ilusión, lastimando también al verdadero Loki, quién a pesar de estar ya al otro lado de Asgard, cerca del puente Bifrost, cayo al suelo retorciéndose de dolor. La agonía perduro momentos después de que la electricidad abandonara su cuerpo, pero ya era tarde, cuando Loki intento levantarse, Thor le cayo encima, lanzando los puños en contra de su rostro.
Golpe tras golpe castigo el rostro del gigante, sacudiendo toda Asgard por la fuerza utilizada. A cada momento, la sangre se hacía más presente, mientras el rostro de Loki era deformado.
-E... espera Thor- pidió débilmente mientras este último tenía el puño en lo alto, alzando los brazos en búsqueda de piedad...
Un nuevo estruendo se escucho y toda Asgard se estremeció.
*Perdida*
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