Capítulo 32. Tres días después.
Avistando en las torres que estaban sobre la muralla cercana del muelle real, se encontraban algunos caballeros que andaban hablando de todo el movimiento que había ocurrido unos días antes. Uno de ellos incluso estaba cayéndose por el sueño, pues había permanecido en su posición desde que la mayoría de la infantería fue a la isla Naivyharme a dar su servicio contra las bestias.
-Demonios chicos, estoy cansado de seguir cuidando este estúpido puerto, simplemente por culpa de esos novatos debemos pagar los platos rotos y quedarnos aquí en vez de ir a nuestro hogares.
Comentaba uno de los caballeros que estaba irritado por las noches en vela que había pasado; fue entonces que uno de sus compañeros le dio la razón.
-No eres el único. Yo tenía pensado pasar una noche con un par de chicas en el distrito del placer, y ahora estoy esperando aquí para evitar que algún navío pase estos límites.
-¿Acaso nuestros superiores son estúpidos? Estamos hablando del puerto real, si algún marinero con una pizca de cerebro sabe del sitio en el que esta metiéndose, seguro y sabrá que puede llegar incluso a ser enjuiciado por sospecha de traición.
-Sí, sí. Pero que más quieres que hagamos, al menos debemos de quedarnos aquí hasta que manden un remplazo para nosotros.
-¡Estúpidos aventureros, siempre andan metiéndose en esta clase de problemas y quienes pagamos los platos rotos somos los hombres de bien.
Mientras que sus compañeros se quejaban de su trabajo, el más joven de los caballeros que vigilaban el mar estaba haciendo la labor de vigía. Sabía que no podía reclamarles nada a sus superiores pues de lo contrario se volvería el hazmerreír de toda la compañía, además que con los pocos supervisores que habían, sería imposible pedir un traslado de área temporal.
Continuaba escuchando las quejas, y creyendo que sería como los otros días, su sorpresa llegaría al ver a dos barcos llegando hasta la vista que le permitían los binoculares. Al verlos, lo primero que vino a su mente fue dar una señal de alarma a sus compañeros.
-¡Chicos, hay dos navíos que se encuentran ingresando a la zona!
La reacción del resto del pelotón fue algo inhóspita, pues tampoco esperaban la aparición de dos barcos acercándose rápidamente al muelle que estaban custodiando. Dos de los caballeros subieron se igual forma a la torre principal, y arrebatándole los binoculares a su compañero, cercioraron que la información no se tratase de una falsa alarma.
Aunque para infortunio de ellos, cada vez estaban más cerca de tocar tierra firma; teniendo a la brisa a su favor, se veía como el tiempo de llegada sería en menos de cinco minutos. Uno de los caballeros intentaba ver aquella estructura de mejor forma, analizándola y viendo si lograba encontrar algo que le diera una pista de quien se tratase; teniendo en su vista, la bandera de dos gremios reales.
Aquel navío color azul y que en su proa llevaba la cabeza de un oso, con la boca abierta y mostrando los colmillos a sus enemigos; de igual forma, el emblema de los Osos Náufragos se veía impreso en sus velas y en los estandartes que estaban clavados en cada lado del barco. De manera similar, aquel segundo navío tenía en sus banderas el emblema de su gremio, pero a diferencia del oso, lo que adornaba sus banderas y estandartes era la imagen de la luciérnaga. Mientras que en aquella proa, la cabeza de un insecto, y en la popa, una cúpula que asemejaba al órgano fotógeno de esos insectos; no por nada, se trataba de la nave principal de las Luciérnagas Fosforescentes.
Una vez que esas dos naves de dos gremios importantes fueron vistas por esos soldados, de inmediato bajaron de su puesto para dar aviso al único supervisor que tenían en aquella zona. Un hombre de parecía delgada y con una barba puntiaguda fue quien atendía a los caballeros que estaban aterrados de ver a dos presencias monstruosas acercándose al muelle.
-¡Imposible que tan pronto hayan llegado dos de esos gremios! Maldición, debo informárselo al señor Marshal.
En eso, el superior de ellos saco un cristal para comunicarse con el hombre de mayor rango en aquella isla. No paso ni un segundo cuando su llamada fue aceptada por ese hombre, quien sin dudarlo, dio una orden a aquellos que se encontraban en ese sitio.
-Déjenlos pasar y no les hagan ninguna pregunta, cualquier asunto que quieran aclarar, seré yo quien se las responda.
Al escucharlo, los caballeros vigías no podían hacer nada más que seguir las órdenes de su Presidente. Por lo que rápidamente abrieron las puertas que separaban el acceso a la zona real con el muelle; una vez que esa barrera era abierta para que sea de paso a quienes comandaban ambos navíos, un aura de Gendar impresionante salía de cada uno de los barcos.
-No exageres con tu poder, idiota.
Le pedía el vice capitán de los Osos Náufragos, Flin, a su capitán Orier. Este bajaba hacia el muelle cuando escucho aquel reclamo por parte de su segundo al mando.
-No te preocupes, simplemente veré los asuntos pendientes aquí y volveremos con nuestra labor, mientras, tú puedes retirarte al puerto comercial o esperarme aquí.
Viendo como su capitán se encontró cara a cara con una vieja conocida del pasado, Flin decidió no intervenir, por lo que simplemente respondió a sus palabras.
-Esperaremos aquí, no tiene caso ir a ese lugar, al final de cuentas alteraremos solamente a la gente si ven nuestro navío allí, por mientras, te deseo suerte. ¡Un gusto verte, Sindra!
Gritaba el hombre, al ver como del barco vecino también descendía la capitana de las Luciérnagas, Sindra Xcamel. Una mujer de alto porte, llevaba consigo siempre su florete, un arma delicada y al mismo tiempo letal; llevando al mismo tiempo una diadema que tenía de decoración dos antenas similares a las de los insectos, que combinaban con su capa color rojo y su armadura amarilla. Una mirada fría que no parecía ser compatible con el brillo que reflejaba su cabello rubio-naranja, fue lo que hacía que muchas personas quedarán confundidas de como ese rostro podía ser símbolo de nobleza y bondad.
-¡Un gusto verte Flin, me alegra que estés bien!
Ese saludo dado hacía el vice capitán del gremio conjunto desentonaba por completo con la forma en que miro al líder de este.
-Capitán Icenar...
-Capitana Xcamel...
Sin más que decirse, los dos siguieron su camino hasta la entrada a la fortaleza.
Al escuchar una voz familiar, Togu salió desde el cuarto de navegación, para toparse con la escena de su capitán a lado de la otra líder.
-Esto debe ser incomodo...
Comentaba el hombre de gran tamaño, a lo que Flin complemento sus palabras.
-Demasiado incomodo; aunque, ¿Ellos deben saber diferenciar lo personal con temas del trabajo, no?
-Tienes un punto, espero y por lo menos no ocurre algo fuerte entre ellos otra vez, no quiero llevar al capitán con Straux otra vez.
Mientras que los dos hombres observaban como caminaban hacía La Capital, los dos capitanes comenzaron su charla, siendo la voz de la mujer quien dio el inicio a la plática.
-Llegaste antes de tiempo, se supone que la reunión se daría en la tarde de hoy, no a estas horas de la mañana.
Siguiendo su camino sin mirar a su igual, Orier respondió ante las dudas de ella.
-Vine antes de tiempo para ver a unas personas.
Superando, la continuación por parte de la señorita Sindra fue lo que permitió que siguiese la plática.
-Así que igual viniste para ver a tus reclutas de entrenamiento.
-Sí, así que pienso ir a todos los hospitales de la zona para asegurarme de que este cada uno de ellos en buen estado de salud. No me interesa si pasaron o no el examen, ellos al final de cuentas fueron parte de mi grupo, así que mi bandera los protege.
-Interesante que viniendo de alguien como tu esas palabras tomen un gran peso, especialmente cuando eres alguien que rompe compromisos sin siquiera darle una explicación a la mujer que supuestamente "amaba".
-Como quieras decirme, eso no me interesa, pero en cuestión de lo nuestro...
-¡Si me quedo claro, especialmente en aquella ocasión luego de lo de...!
Al ver el rostro de Orier, Sidra decidió dejar la discusión a un lado, y prefirió disculparse por ese asunto tan delicado que volvió a tocar en el corazón del hombre.
-Perdón, no era mi intención meter eso a la discusión.
-Tranquila, ese asunto lo estoy resolviendo por mi propia cuenta ahora mismo, pero lo que de verdad me importa en este momento, es ver a mis muchachos.
Y fue así, que los dos entraron a la zona del castillo, aquel del cual en unas horas, ambos participarían con los dos Presidentes y el resto de sus iguales.
***
Por otro lado, en el Hospital Juireon, un grupo de aspirantes que había salido de todo ese infierno se encontraba en la sala de esperas mientras observaban como su capitana se dirigía a las enfermeras por información.
La voz desgastada de la joven de tanto suplicar y pedirles la información se hacía notoria, incluso sus compañeros tuvieron que acercarse a ella para tranquilizarla. La enfermera que estaba presenciando eso se acercó a la señorita para aclararle todo, pero ella seguía insistiendo en la información.
-Por favor, le pido que no grite, señorita. Estamos haciendo todo lo posible para proporcionarle información acerca de los aspirantes del incidente del examen, pero le repito, ese nombre no se encuentra aquí.
-¿Probo con los otros que le proporcione?
-Sí, no hay ningún Rion, ni Guno y mucho menos una Hima o Nirva, y tampoco un Drake Quimena...
-¡Take Rindera! ¡Es un joven de cabello castaño y revuelto, mide lo mismo que yo, tiene una complexión delgada pero tonificada; así mismo portaba una espada con colores verdes y plateados y una gabardina café! ¡Sus ojos son verdes y tiene una linda sonrisa, siempre se la pasa riendo y diciendo que cumplirá su sueño...!
Aquella joven desesperada se trataba de Lidney, la cual estaba a nada de caer en llanto al sentirse desesperada de no recibir ninguna información de su mejor amigo.
-¡Señorita enfermera, sé qué hace todo lo posible, pero por favor, debe estar aquí! He ido a los otros hospitales e incluso a los centros médicos, y ninguna persona me ha podido proporcionar algo que me dé una pista de él... se lo suplico, esta es mi última esperanza...
-Se lo vuelvo a decir, señorita, si la persona no se encuentra en esta lista, es porque no ha ingresado al hospital. Escuche, en dado caso, puedo reportarlo a la sección de desaparecidos, sé que los caballeros están haciendo todo para buscar a todos los que no han dado señales de vida...
Ante esas palabras, la chica se dejó caer al suelo, resignada a que su compañero podría ser parte de ese número de víctimas que perecieron en el incidente. No quería pensarlo, pero sabía que era algo inminente al no saber nada de esa persona tan especial para ella.
Román y Grima que estaban acompañándola en su búsqueda por toda la ciudad, fueron quienes trataban de alentarla en que todo estaría bien.
-Descuida Lidney, seguro que Take y los demás deben estar en algún otro centro médico, o quizá en otra ciudad del reino.
Comentaba la chica de cabello blanco, mientras levantaba y abrazaba a su amiga que estaba empezando a llorar. Por su parte, el chico semi humano le tocaba el hombro para darle igual algunas palabras de apoyo.
-Hazle caso a Grima, seguro que ese sujeto debe estar bien. Aún nos falta preguntar en el Gran Gremio por él, quizá en ese lugar ya se haya presentado. O puede que también te esté buscando por todos los hospitales, recuerda que apenas ayer te dieron de alta por tus heridas en el brazo.
Escuchar las palabras le hacía tener aún más esperanza de encontrarse con su mejor amigo pese a todas las circunstancias que estaban en su contra en dicho momento. No obstante, fue la llegada de una figura galardonada lo que significó un alza en su espíritu caído en esos momentos.
-No puedo, creerlo, llego a esta ciudad para ver cómo se encuentran mis reclutas de entrenamiento y lo que me topo es a mi alumna estrella llorando y con su espíritu derrotado... ¡Lidney, que acaso no te he enseñado que pese a cualquier adversidad, la fe es lo que nos levanta!
Al ver a esa figura, las sorpresa de los tres chicos no pudo contenerse.
-¡Capitana Sindra!
Gritaron una vez que su maestra se paró frente a ellos; emocionados y asustados al mismo tiempo, se arrodillaron en señal de respeto ante ella. Por otro lado, la gente se quedó atónita al ver la figura de esa aventurera de renombre en dicho hospital; siendo ese el motivo por el que decidió llevar la conversación a las afueras del sitio médico.
Ya estando en la plática y que la chica pelirroja le explicase todo lo ocurrido y el por qué estaba en esa condición cuando se reencontraron, la señorita que llevaba a sus espaldas el símbolo de las luciérnagas decidió tomar la palabra.
-Entiendo, así que ese chico y sus compañeros están desaparecidos todavía... ¡Tch, el amor juvenil sí que es algo raro, pero ya que!
Lidney se sonrojo al escuchar la palabra "amor" saliendo de la voz de aquella maestra que respetaba tanto, no quería que esta lo malinterpretará de esa forma.
-Espere capitana, él y yo no...
-Te ayudaré a encontrarlo, así que descuida, al igual que lo que dijo Román, es probable que este en algún hospital o centro médico de las ciudades cercanas. Por lo que te pido algo, no llores, cuentas con mi apoyo para localizar a tu novio.
Al escuchar esas palabras, la mirada de la joven se ilumino, agradeciendo a su superiora y sin darse cuenta, incluso la había abrazado de la emoción. Eso le agarro de sorpresa a Sindra, pero se sintió aliviada de ver sonreír nuevamente a una chica que durante todo el tiempo que estuvo con ella vio de lo que era capaz con tal de conseguir su sueño.
Al ver lo que había hecho, Lidney de inmediato se apartó y pidió disculpas al sentir que había sobrepasado sus límites con la persona que había ofrecido su apoyo hace unos momentos. La superiora simplemente se reía de la situación, mientras ella pedía disculpas de la manera más sincera como le fuera posible.
Teniendo ya el asunto de la búsqueda en un panorama mucho más tranquilo, la capitana se despedía de quienes fueron sus estudiantes.
-Está bien chicos, me despido, que debo de ver si todos aquellos que caminaron en mis filas están bien. Y por cierto, no crean que no me di cuenta de aquello que tienen en sus manos, felicidades por ese gran logro.
Y de esa forma, veían como aquella figura a la que tanto respetan fue rumbo a la entrada del hospital nuevamente; mientras que esos tres jóvenes sonreían al recibir los elogios de ella. Especialmente Lidney, que había logrado recuperar su estado de ánimo al reencontrarse con aquella mujer.
-Chicos, me lamento por la forma en que me comporte hace unos momentos, y gracias por apoyarme en todo esto. A partir de ahora, estaré más calmada con todo el asunto de Take, aunque si quiero estar al pendiente de la información que nos pueda proporcionar la capitana Sindra.
En eso, Grima fue la que se pronunció ante las palabras de su amiga.
-Descuida, lo importante es que ahora te sientas mejor y olvides esos malos pensamientos atrás.
Sin embargo, no dejo la oportunidad para molestar un poco a su capitana.
-Al final de cuentas, como dijo ella, nos ayudara a encontrar a TU-NO-VIO.
Y con ello, la vergüenza volvió a llegar a Lidney, quien al recordar esas palabras dichas por la líder de las luciérnagas, de inmediato se pudo a hacer ideas de lo que la gente pensaría si se esparciera el rumor de que esta en una relación con Take. Aunque no le molestaba en realidad qué pensarán ello, trataba de mostrarse más seria para no levantar sospechas y de esa forma ocultar su vergüenza y emoción al mismo tiempo.
Por parte de sus compañeros, estos reían al ver las expresiones que hacía la que se suponía sería quien llevaría la batuta de ahora en adelante en su grupo.
***
En estos tres días, las cosas en todo el mundo se sacudieron al escuchar de aquel desastre que le arrebato la vida a cientos de aspirantes; incluso gente importante de las Seis Potencias se mostraban curiosos de saber más acerca del tema, aunque para su mala suerte, toda esa información estaba siendo cuidada de no ser filtrada por cualquier medio. Y aun con todo el esfuerzo de las autoridades, de una u otra forma siempre alguien lograba sacar más de la sopa de aquellos que vieron ese escenario en primera persona.
Para fortuna del resto de personas poderosas que estaban en ese sitio, aquel asunto con la Reina Serpiente no se había hecho público todavía, siendo que apenas, en esa misma mañana del tercer día posterior al incidente, los sobrevivientes de aquel enfrentamiento contra la Jefa de la mazmorra, despertaban de su sueño profundo, y entre ellos, el último que abrió los ojos, fue el chico de cabello Castaño.
Al abrirlos, vio toda una cortina blanca que lo rodeaba de dos de los tres lados de la cama que estaba pegada a la pared; teniendo la luz del área medica como única fuente de luz que podía observar desde la posición en la que estaba. Fue en ello que decidió voltear al lado descubierto de su cama, para ser sorprendido por la silueta de un señor de cabellos largos y con una túnica oscura que reflejaba en él una presencia algo aterradora. Su mirada y la de Take hicieron contacto, por un instante, el chico no sabía que hacer al ver a ese señor tan serio a lado de la puerta, hasta que vio como simplemente salió una vez que este despertó.
Al poco tiempo, y aun procesando todo lo que había ocurrido, de la puerta entro una señora de cabello verde y que llevaba una bata médica, se trataba de la Directora que una vez supo por parte de uno de sus profesores que el chico había despertado, no dudo en ir a ver su estado de salud. Take al ver su rostro reconoció a aquella curandera que trato sus heridas durante el asunto de la mazmorra de su entrenamiento, así que por instinto hablo.
-¿Madame Straux?
Al escuchar ese honorifico, la Directora lanzo una risa pequeña y leve, sabía el por qué le decía de esa manera y aquello le causa cierta ternura, ya que hace tiempo que nadie la confundía con su hermana.
-Lo siento hijo, pero a la que te refieres con el título de "Madame" es mi hermana gemela, Heath; yo me llamo Birie, y en este momento, necesito que me dejes hacer unos exámenes para ver tu situación actual. Que vaya, sí que has tenido un sueño profundo, tres días enteros.
-¡¿Tres días?! Eso explica por qué tengo tanta hambre...
Al escuchar como el estómago del chico rugía por comida, la Directora volvió a reírse, pero continúo con su evaluación para ver cómo estaba el cuerpo del joven. Para fortuna de él, lo peor ya había pasado, y su cuerpo mostraba una gran mejoría de todos los golpes y ataques que había recibido por esa criatura.
-Bueno, todo parece que está volviendo a su lugar, tu cuerpo sí que ha aceptado fácilmente a los medicamentos. Ahora, sobre el asunto de la comida, veré que te traigan un platillo para saciar a tu estomago jeje.
Cuando la Directora lanzo ese comentario, una voz familiar hablo del otro lado de la cortina.
-Será mejor que le traiga un buffet entero, ese estomago parece una clase de animal viviente que como más de lo que aparenta por su tamaño.
Esa voz provoco una sorpresa en Take, el cual de inmediato abrió la cortina que separaba su cama con la de su compañero de cuarto, o mejor dicho compañeros.
-Bienvenido de vuelta, Take.
El primero rostro conocido que lo recibió de esos tres días en los que no estuvo en ese mundo, fue el de Rion, el cual llevaba vendajes en varias partes de su cuerpo, al verlo, Take mostro una sonrisa. Fue bueno el ver una cara familiar al final de cuentas; al voltear a ver más a la habitación, vio los rostros de Guno y Hima frente a su cama, con esta última saludándolo y lanzando un comentario.
-¿Amaneciste bien, bello durmiente?
-¡Take, me alegra que estés aquí! De verdad me asuste cuando me dijeron que llevabas días sin mostrar señales...
Las lágrimas del rostro del semi elfo se reflejaban al ver las gotas cayendo de su rostro. No obstante y al secarse dichas lágrimas, otra voz detrás de la cama de Rion llamo su atención.
-Ven, les dije que despertaría el día de hoy. Bueno, de haber apostado seguro habría ganado cientos de Uris, jajaja.
Nirvan fue quien hizo esa broma, mientras saludaba a Take y le mostraba una sonrisa risueña. Al examinar más el lugar en el que estaba, vio a Isa y Aslan, los cuales al verlo lo saludaron respectivamente.
-Me alegra verlo señor Take, es un placer que este con nosotros nuevamente.
-Qué bueno que al fin abrió los ojos señor, espero y la próxima vez podamos estar en una mejor situación que la actual jeje.
Viendo como todos estaban con vida, ahora el rostro de Take se cubría de lágrimas, pero esa sonrisa tan característica de él no desaparecía de su rostro. Dejando ver a todos como su mayor preocupación al fin había desaparecido luego de esos tres días llenos de incertidumbres; siendo entonces que todos sus conocidos mostraron de igual forma una sonrisa al ver la reacción de su amigo, aunque algunos como Guno y Hima mostraban de igual forma lágrimas.
Pese a todo ello, una figura de igual forma interrumpía el recinto de manera estrepitosa, y con un saludo algo "extraño", fue que se presentó ante los recién recuperados aspirantes que enfrentaron a la bestia de ese lugar.
-¡Buenos días, queridos muchachos en onda! Escuche que al fin han despertado todos nuestros héroes ¡Sha sha sha sha!
Al ver entrar al señor Thorner, los dos guardias de inmediato trataron de levantarse de sus camas para hacer una reverencia ante la figura del Presidente de los aventureros; no obstante, la intervención de la Directora fue lo que evito que estos abandonasen sus respectivas camas.
-¡No se muevan, aún están recuperándose de sus cirugías, así que manténganse calmados!
Luego del regaño, a ambos chicos no les quedo de otra que quedarse en sus camas, sin embargo, un saludo simbolizado con sus puños en su pecho fue la manera en que recibieron a aquel hombre. Este al verlos les pidió que bajasen su saludo y les agradecía por tal gesto.
-¡Momento! ¿Usted es el Presidente Thorner, la máxima autoridad dentro del mundo de los aventureros?
Preguntaba emocionada Hima; siendo respondida con un simple movimiento de cabeza que daba el "Si" a esa pregunta. Por lo que de inmediato Rion, Guno, Hima y Nirvan intentaron también arrodillarse ante él; pero de igual forma, fueron detenidos por Straux.
-¡Dejen de hacer eso y solo recuéstense!
Nuevamente fueron regañados, pero eso no quitaba la emoción y confusión de sus rostros al ver a tal figura en ese sitio. Por su parte, Take simplemente se limitó a preguntarle algo a aquel señor.
-¡Anciano, si usted es el Presidente de los aventureros, ¿Significa que debe ser extremadamente poderoso, no?! Déjeme tener una pelea con usted una vez que me recupere, ¡por favor!
-¡Sha sha sha!, sí que eres gracioso muchacho, veo que ya te sientes mejor que a cómo te encontramos en esa caverna, me alegro que estes así.
A los demás presentes se les hacía raro que Take hablará tan confianzudo con un hombre que era reconocido por todos los mares como alguien poderoso y que siempre veia por los suyos en cada batalla; aun con el tiempo que lo conocían, todavía se les hacía de mal gusto que ese chico hablase sin filtros.
-¡Take, compórtate mejor, ese señor debe estar muy ocupado para recibir ese tipo de peticiones!
Regañaba Rion a su futuro capitán, el cual al comprender de lo que hablaban se disculpó con Maxwell, el cual simplemente comenzó a reír al escuchar esa disculpa algo inocente.
Mientras las cosas se calmaban entre el pequeño grupo de aspirantes, el señor se daba una vuelta por todo el cuarto, y viendo que la situación se tranquilizó al fin, decidió hablar de una vez. Mientras acariciaba su barba, daba unas palabras a los presentes.
-No les mentiré chicos, lo que hicieron fue algo de valor, y tuvieron la fortuna de salir todos vivos de esa situación, al menos ahora descansen y disfruten de los cuidados de los especialistas. Pero si quiero que me digan algo antes de que empiecen su recuperación... ¡Háblenme de todo acerca de ese portal!
Al decir eso, golpeaba un objeto que estaba a su cercanía sin si quiera fijarse. Para su desgracia, aquello que golpeo terminaría haciendo que uno de los aspirantes gritará de dolor.
-¡Kyaaaaaaaaaa! ¡Mi piernaaaaa!
Al voltear a ver, observo al joven semi elfo tocando su pierna que había sido enyesada debido a las heridas, pero que ahora, estaba sufriendo por el dolor causado por aquel golpe que dio sin querer. Maxwell buscaba disculparse con el muchacho, pero un golpe estrepitoso fue lo que aparto su figura del área de cuidados.
-¡Maldito anciano decrepito, deja a mis pacientes descansar y fíjate mejor a lo que golpeas!
Un puño de aire que fue lanzado por la Directora fue el causante de llevar al señor hasta el otro lado de la habitación, sacándolo incluso hasta el pasillo donde termino chocando con la pared y dándose de esa forma un gran golpe con algunos pilares que había en el sitio. Unos se asustaron al haber visto esa escena, pero otros como Take y Rion simplemente e reían de la situación, especialmente el chico pelinegro que se burlaba de Guno al recordarle la forma en que se conocieron.
-Oye Guno, ¿Será que ahora si te deban de amputar una extremidad? ¡Jajajaja!
-¡Jajajajajajaja, vamos Rion, no seas duro con el pobre!
Al ver las risas de sus compañeros el dolor del chico desaparecía y se volvía en un sensación de molestia y vergüenza.
-¡Cállense, si estuvieran en mi misma situación también sentirían este dolor!
Los gritos y quejidos del joven dieron fin una vez que la Directora se acercó a su pierna y con una ventisca que la envolvía de inmediato se curó de aquel dolor que había causado el golpe accidental de la autoridad superior.
Mientras tanto, este último recobraba la compostura y se levantaba del suelo del cual había caído luego de estrellarse con los pilares; solamente para una vez que se quitaba aquellos escombros de su túnica, la figura de dos personas que llegaban del pasillo adyacente.
-¡¿Señor Maxwell, se encuentra bien?!
-Vaya, parece que ha hecho enfadar a la Directora Straux... otra vez.
La voz de una mujer y un hombre se hicieron pasar por los oídos del anciano, respectivamente. Quien al escuchar esas voces de inmediato volteo su mirada a ambos, teniendo ante él la presencia de dos nobles que no esperaba toparse.
-¡Vaya, Rey Lionel, Reyna Tekar, es un honor tenerlos delante de mí!
Arrodillándose y mostrándoles respeto a ambas figuras. Por un lado, el hombre que llevaba el título de monarca tenía una vestimenta donde el rojo y naranja predominaban; y cuya capa de color morado se hacía notar con los colores que adornaban el dorado de su corona; el símbolo que representaba su autoridad delante de la gente. Por otro lado su mirada desprendía confianza y sentido común, con una barba recortada y una cabellera de color naranja; esa manera en que su altura predominaba a comparación del Presidente, de igual forma se mostraba su físico preparado para actuar en los frentes de la guerra.
La reina, cuya belleza era igual a su nobleza y amabilidad con la gente, también mostraba un porte de realeza; llevando una trenza que llegaba hasta sus hombros y con una corona pequeña que demostraba a su estatus ante la sociedad. A diferencia de su marido cuyos colores cálidos se podían observar en su vestimenta, la mujer de cabellos rubios iguales que los de su hijo, mostraba un vestido de color aguamarina y una capa con azul con plomas blancas en la parte de su cuello. La mirada de bondad era tan radiante que cualquiera que le viera no pensaría que ha afrontado varias dificultados en la vida para mantener a su familia en un bienestar mutuo, preocupándose por cada uno sin importar el motivo.
Y de la forma en que ambos llegaron, de inmediato fueron presentados por el hombre de largas barbas ante los chicos que estaban en reposo. Estos al verlos quedaron sin palabras que pudieran decir; simplemente observando a sus majestades que se encontraban frente a ellos.
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