—Múltiples rumores están empezando a surgir en la población tras un curioso vídeo filtrado donde vemos a tres jóvenes enfrentarse a los oficiales del poder en un restaurante a pocos minutos del toque de queda. Algunos apoyan esta acción diciendo que no justo el abuso de poder por parte de las autoridades y otros piensan que podría tratarse del equipo "The Poker's" quienes lucharon contra la orden "Agros" hace ya muchos años. En otras noticias... —informaban las noticias al hacer público la pelea del restaurante.

Un hombre de estatura común, de cabello negro y corto, de piel trigueña y delgado, escuchó de la noticia desde un televisor que se encontraba en un restaurante. Él estaba oyendo desde la alcantarilla esperando no ser visto por oficiales del poder. Comenzó a caminar entre alcantarillas para poder llegar a un destino incierto. Estaba muy sucio y su ropa estaba rasgada y desgastada, además de obviamente sucia.

Después de un rato, llegó a lo que parecían ser las vías de un tren abandonado. Trató de quitarse parte de la suciedad y siguió avanzando, pero esta vez era más precavido hasta que llegó a una puerta. Llamó a esta y una pequeña abertura se deslizó, revelando a otro hombre desde adentro al que solo se le veían los ojos. La abertura se cerró y la puerta se abrió. El hombre pudo entrar y, tras pasar un estrecho pasillo, llegaron a una extraña base muy grande y llena de soldados, con armas y balas de contrabando que pertenecían a miembros de "Agros" y otras de "Vex", con alimentos para todos, electricidad y agua. Parecía una civilización escondida debido al tamaño que tenía.

El hombre caminó entre la multitud hasta llegar con un grupo de soldados que estaban discutiendo sobre planes futuros.

—Vengo a ver a Lefevre —dijo el señor bastante intimidado al ver a los soldados.

Ante ello, de entre los soldados, apareció un hombre alto, de piel morena, fornido, sin cabellera y de ojos azules. Tenía una extraña cicatriz que pasaba por todo su rostro en diagonal. Llevaba ropas viejas y elaboradas en base a otras telas de otras vestimentas. Sin embargo, lo que más destacaba del hombre, era un notable acento francés que intentaba ocultar de muchas maneras.

—¿Qué te trae por aquí, Laszlo? —dijo el hombre con una voz profunda y grave.

—Mi señor —respondió el hombre arrodillándose ante Lefevre.

—Aquí no hacemos eso, Roger. Levántate, por favor. Nosotros no somos como "Agros" que impone mandatos y tampoco unos traidores como "Vex". Tengo un nombre, puedes usarlo para referirte a mí.

—Lo siento, mi...

—¿Qué?

—Lo siento, Tarik.

—¿Qué puedo hacer por ti?

—Han empezado a surgir rumores, Tarik.

—Siempre los hay, en todos lados. Los rumores mantienen a las personas metidas en la vida de los demás porque las suyas son lo bastante aburridas como para apreciarlas.

—Lo sé, pero parece que ahora pueden ser ciertas. Se dice que hubo un avistamiento de un grupo de jóvenes en un restaurante peleando contra oficiales del poder.

—También oí eso.

—Algunos creen que podrían tratarse de "The Poker's".

—¿De verdad? Sería una gran paga tener a uno de esos y llevarlo ante Ryzak. ¿Por qué creer eso? Las personas necesitan de alguien a quien depositarle sus esperanzas. Los hijos a sus padres, los padres a autoridades, autoridades a políticos y ellos abusan de su poder. Al final todos buscan de un solo ser, Dios, y él los abandonó a todos en los últimos años. Ahora que aparecen unos tipos más fuertes que unos oficiales, mágicamente ahora "The Poker's" volvió. ¿Sabes lo que pasa cuando tienes mucha esperanza y fe depositada en alguien o algo más fuerte que tú? Que descubres que son iguales a todos, solo pelean por ellos mismos.

Ninguno dijo nada mientras Tarik daba su discurso. Había un fuerte sentimiento de rencor hacia "The Poker's", hacia "Vex" también e incluso hacia "Agros". Ese sujeto parecía haber pasado por muchas desgracias para llegar a lo que era y se mantenía incrédulo a la idea de una salvación por parte de "Vex".

—De ser cierto —dijo Roger. —Podría significar, como usted dice, una gran paga.

—Tienes razón. ¿Hay mensajes de "Agros"? —preguntó Tarik.

—No, sabemos que la noticia llegó a oídos de Ryzak. Es cuestión de tiempo para que soliciten nuestra ayuda —respondió uno de los soldados.

—Y si es verdad, van a querer a esos tres vivos. Y, ¿adivinen qué? Yo también los quiero vivos, pero para mí. Movilícense, manden a todos los cazadores disponibles por el mundo a buscar a esos idiotas y a más miembros de "Vex". Quiero que Ryzak piense que estamos de su lado, nadie les hace nada a "The Poker's" hasta tenerlos de rodillas ante mí.

En la "Torre Inicial", los cuatro jóvenes asistentes, se preparaban para una noche pesada entre ellos. Ya habían pasado dos días juntos, pero no se acostumbran a la compañía de ninguno de ellos. Ezra intentaba ser neutro, pero la actitud y presencia de Aarav lo incomodaba y lo sacaba de quicio. Theodora no soportaba que Calixta fuera tan tímida, sumisa y temerosa. Le irritaba pensar que si estuviera en el campo de batalla sería solo un estorbo. Estaban muy divididos para ser un equipo.

Esa noche, cuando ya iba siendo hora de dormir, Theodora entró al baño para poder asearse cuando se topó en la entrada con Calixta que también quería entrar.

—Lo siento, no sabía que querías entrar también, habría esperado —dijo Calixta muy asustada.

—Cierra la boca y apártate —respondió Theodora.

—Si claro, pasa.

Theodora ingresó al baño y Aarav apareció a la espalda de la joven después de ver todo lo ocurrido.

—No entiendo cómo puedes llegar a ser tan tonta de aceptar algo así —dijo Aarav. —Quizás tomas muy literal poner la otra mejilla, ¿verdad?

—Déjame en paz —intentó defenderse Calixta.

—¿Por qué conmigo decides ser grosera y con quien debes serlo eres una idiota?

—No soy una idiota.

—¿Eso es lo que crees?

Aarav empujó contra la pared a Calixta y se puso frente a ella con su mano sobre la pared para evitar que se escape. Estaba tan cerca que era capaz de sentir su aliento y oír el palpitar fuerte y rápido de su corazón. Calixta estaba muy nerviosa y Aarav sabía esto, era claro que lo usaría en su contra.

—Suéltame, por favor —dijo Calixta muy agitada, sonrojada y sin despegar la mirada de Aarav.

—Pero ni siquiera te estoy tocando. ¿Por qué estás tan nerviosa? Solo intento ayudarte —respondió Aarav.

—No quiero tu ayuda.

—¿No quieres tener un poco de poder y darles su merecido a quien se lo merece?

—Por favor.

—Tranquila, solo quiero ayudarte a que puedas ser más que esto. A que puedas defenderte.

Aarav comenzaba a acercarse poco a poco a los labios de Calixta, aumentando el temor y nervios de la joven al no saber que hacer. Estaba paralizada, no sabía si realmente quería eso o solo se estaba dejando llevar.

—Ya basta —dijo Ezra al ver tal escena. —Fue suficiente, Aarav.

—¿Tú crees? —preguntó Aarav. —¿Por qué no me ayudas a ayudar a esta pobre chica?

—Ya suéltala, nadie querría un beso tuyo.

—Apuesto a que lo que sientes en realidad son solo celos.

—Dije que basta.

—Se supone que debemos ser un equipo, debemos estar unidos. Déjame ayudar a la pobre Calixta.

—No seremos un equipo jamás mientras actúes así.

—¿Crees que es por mí? Nunca seremos un equipo. Solo somos un grito desesperado por parte del amo Ryzak, un intento por ser su propio "The Poker's". Si debemos ser eso, quiero ser el trébol. Quizás mi amiga aquí quiera el diamante.

—No somos "The Poker's".

—No necesitas decirme eso, lo sé. ¿Tú lo sabes?

Theodora salió del baño, vio tal escena, fijó su mirada en Calixta, luego en Ezra y movió su cabeza de lado a lado.

—¿Por qué ayudas a esta inútil? No nos ayudará en nada. Igual y este idiota le hace un favor en hacerla más dura —dijo Theodora.

—Agradezco que tengas un punto de vista diferente —dijo Aarav.

—Si para cuando tengamos una misión los cuatro y ella no nos sirve, lo mejor que le podrá pasar tanto a ella como a nosotros es que muera.

—En eso coincido.

Aarav se separó de Calixta y dejó a los demás solos. Theodora también decidió irse y Ezra junto con Calixta se quedaron solos mirándose el uno al otro. Ezra dejó sola a Calixta y la joven pudo al fin respirar tranquila para después encerrarse en el baño y ocultar su pavor.