Se podria decir que la tristeza me vació, me dejó sin ganas de nada, y de lo único que tenía ganas era de irme con "amigos" a algun callejón y encontrar paz en delirar por las drogas en mi sangre. Dejó de importarme demasiado el colegio, con dieciséis años me estaba perdiendo en el laberinto de la vida.
Me soportaste, aguantaste las noches en las que llegaba a casa y no sabia ni quien era, soportaste cuando te pedí que me lleves a la habitación de color rojo y me castigues, esa noche ambos lo disfrutamos. Me azotabas mientras me pedias que cuente cada golpe, llegamos a cincuenta antes que ambos nos corrieramos.
Me soportaste cada noche que llegaba ebrio y la manera tan atroz en la que mis notas descendieron.
Recuerdo cuando llegué tan ebrio que vomite apenas entré a mi habitación, te preocupaste porque esa madrugada llegué a casa en mi auto, solo, con demasiado alcohol en mi cuerpo.