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Capítulo 34 "La piedra" [EDITANDO]

6 ÚLTIMOS CAPÍTULOS... (mevaaagarrarunataquecardíaco:( )

THE BIG FOUR

ELOL♥

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  Los cuatro amigos se levantaron ésta mañana. Bajaron a desayunar, Hiccup buscó a Chimuelo y desayunó con ellos, charlaron un poco... pero, algo había cambiado, no se dieron cuenta qué era hasta que...

— Chicos —habló Norte detrás de ellos, se sobresaltaron, Norte no estaba mucho en el taller y menos en la mañana, detrás de él estaba Conejo con los brazos cruzados.

— Oh, Norte eres tú, que susto —dijo Rapunzel con una sonrisa, pero ésta se borró al ver la cara de Norte— ¿Qué sucede?

— ¿Recuerdan cuando les dije que debían hacer un viaje y... todo eso? —Los chicos asintieron—. Bueno, estuvimos investigando con Conejo, descubrimos su forma y en dónde está.

— ¿Peeeero...? —preguntó Jack para que continuase.

— Es muy, muy peligroso, nosotros no podremos ir, por todo el trabajo que tenemos aquí —dijo Conejo—, pero estamos seguros de que ustedes lo lograrán.

— Bien, ¿Cuál es su forma y en dónde está? —preguntó Mérida.

— Es una piedra, es completamente redonda, negra y pesada. Esa piedra es la que creó las sombras, esa piedra creó a Pitch —dijo Norte abriendo mucho los ojos—. Está en el antiguo reino abandonado, se encuentra entre los escombros del castillo hecho pedazos. Pero chicos, no será nada fácil, tienen que armarse de valor, ser más inteligentes que Pitch, él intentará separarlos ¡No lo dejen gozar de sus sufrimientos! —hizo una pusa—, no muestren su miedo, sean valientes. Ustedes pueden. Los cuatro grandes.

"Los cuatro grandes" se miraron entre sí nostálgicos.

— De acuerdo, partiremos hoy. —dijo Jack con una sonrisa.

— Bueno necesitaremos provisiones —habló Rapunzel.

— Sí, yo te ayudo —Mérida se fue tras la castaña.

— Bien, yo iré a preparar a Chimuelo —dijo Hiccup, Jack lo siguió.

  A penas los cuatro grandes se fueron Conejo soltó un suspiro.

— Al fin esa cosa se ha ido —dijo Conejo.
— Hey, no seas tan malo con Jack —dijo Norte.
— No hablo de Jack, hablo del dragón ¡¿VISTE COMO ME MIRABA?!
— No te estaba mirando
— Sí estaba
— No estaba
— ¡Sí estaba!
— ¡No estaba!
— ¡LA PASCUA ES MEJOR QUE LA NAVIDAD!

  Hipo preparaba la silla de montar de Chimuelo con ayuda de Jack, bueno, Jack sólo lo miraba hacerlo mientras jugaba con un copo de nieve.

— Y bueno... ¿Qué cuentas "Chico dragón"? —preguntó Jack, Hipo rió ligeramente.

— No entiendo por qué ahora todos me dicen "Chico dragón" —dijo Hipo haciendo las comillas con sus dedos.

— Pues porque eres el Chico dragón —contestó Jack sonriendo.

— ¿Y tú qué? ¿Eres el chico hielo? —preguntó Hipo burlón.

— ¡Claro que sí! Mi nombre lo dice "Jack Escarcha" o como se dice en latinoamérica "Jack Frost" —dijo Jack.

— Woah, es increíble las horas que pasas sentado con un libro sobre ti, o cómo te llaman en diferentes partes del mundo. —dijo Hipo acariciando a Chimuelo.

— Hey, lo que hago no está mal. Sólo me informo un poco más de mí, no tiene nada malo —dijo él inocente.

Hiccup rodó los ojos y siguió acariciando a Chimuelo.

— Mérida no llevaremos todas esas manzanas.

— ¿Por qué no? ¡Sería un desperdicio! Hay niños que se mueren de hambre ¿sabías? y tú no quieres que llevemos las manzanas.

— Claro que llevaremos, pero tú quieres llevar ¡CUARENTA Y CINCO!

— Me agarra hambre en la madrugada —Se defendió la pelirroja.

— Vas a terminar hecha una bola si sigues comiendo así, amiga. —dijo Rapunzel.

— Ajá, sí claro, dime lo que quieras, pero tú no pasaste todo un año oculta en una guarida en la oscuridad viviendo a PAN Y AGUA. ¡PAN Y AGUA! ¿¡ENTIENDES!? ¡¿DÓNDE ESTABAN MIS MANZANAS?! —Explotó haciendo ademanes con los brazos.

  Rapunzel rodó los ojos.

— Bien, si quieres llevate unas cuantas más PERO, las cargarás tú.

— De acuerdo, PERO no te enfades cuando en la noche te agarre el hambre. —dijo la pelirroja levantando el dedo índice, Rapunzel la fulminó con la mirada y le siguió una sonrisa traviesa.

  Doce y media, los cuatro grandes estaban listos para partir. Hipo llevaba a Mérida y Rapunzel en Chimuelo. Rapunzel había preparado una mochila con cuatro manzanas, dos botellas de agua, una tira de pan, dos linternas y un cepillo, tenía amarrado como si fuese una cuerda, su castaño cabello largo, ella podía defenderse con lo que quedaba de cabello, también, gracias a la mente brillante de Norte, su antídoto, el que tenía en su cabello ahora lo llevaba como líquido en un pequeño frasco. Mérida llevaba treinta y un flechas en su carcaj, más un bolso con cinco manzanas de más. 

Chimuelo desplegó sus alas y comenzó a volar con Jack a un lado.

  En el camino hablaban animadamente, se hacían bromas y demás. Viajaban al famosísimo reino antiguo/abandonado, que se encontraba en las afueras de DunBroch.

  Finalmente, luego de un  largo vuelo, llegaron a el bosque de DunBroch, que, se conectaba con Berk, que conectaba a Corona y luego de eso; rodeados de agua.

  Los cuatro se pusieron de pie sobre el suelo con los cabellos despeinados por el fuerte viento y, comenzaron a caminar. Hablaron unas dos horas, para eso ya eran las 16:35. Los chicos, aún sin éxito de encontrar el dichoso “reino” comenzaron a creer que quizás mañana lo encontrarían. Pero, cuando Jack estaba por dar la orden (que por cierto, se autoproclamó el líder) de que parasen a comer algo, algo que alguna vez los unió, algo que fue desconocido… ante ellos apareció (alta rima xD).

—     Una luz mágica —dijo Jack observando el espíritu azul— Mer.

—     Son fuegos fatuos, te guían a tu destino —le explicó la pelirroja.

—     Y supongo que nuestro destino ahora sería… —dijo el castaño.

—     El antiguo reino. —terminó la castaña.

  Los cuatro intercambiaron miradas. Asintieron con la cabeza y comenzaron a seguir las “luces”, que eso fue, dos horas más de caminata.

    Finalmente, llegaron a la última luz, ésta desapareció dejándolos en un lugar gris y con mucha niebla. Alguna vez esto había sido un reino, había grandes bloques de mármol y piedra en el suelo, unas escaleras que guiaban… a ninguna parte exactamente, y, se podía sentir el miedo. Sentías a Pitch Black.

—     Bueno —habló la pelirroja—, hay que ¡AAHH!

  No pudo continuar porque en eso, calló en un pozo al que no pudo ver por la maldita niebla.

—     ¡Mérida! —gritó el castaño preocupado y se arrodilló junto al pozo.

—     Estoy bien, Hic —habló ella desde abajo, lo que hacía que su voz sonase con eco—, estoy bien…

  Mérida se paró del suelo y se sacudió, observó todo atentamente, el lugar era oscuro y había olor a podrido. Había unas cuantas esculturas de mármol en las puntas del “castillo”, las columnas estaban llenas de grietas, algunas torcidas y otras iban en camino. Sin embargo, lo que más le llamó la atención a la pelirroja fue un viejo cuadro manchado, con una rara pintura, era la oscuridad y la luz junta. Se acercó más, no logró leer el texto pero sí de quién era enviado: “HDL” ¿Quién es “HDL”? Pensó.

—     Todos estamos de acuerdo con que éste es el antiguo reino ¿cierto? —preguntó la pelirroja chequeando más el lugar.

—     Sí, aguarda un segundo voy a bajar —dijo el albino bajando junto a ella—, cuando quieran, Hic.

  Hipo con mucho cuidado bajó intentando no resbalar con el extraño líquido carmín sobre la piedra, así que pisó a un lado del líquido y se sostuvo de un pedazo de piedra largo que estaba clavado en lo que era la pared. Rapunzel le siguió el paso, sólo que para ella fue más fácil ya que se sostenía con su cabello amarrado a su cintura. Y así estuvieron todos en lo que, en la antigüedad fue un reino. Lamentablemente Chimuelo no cabía por el agujero, así que lo dejaron afuera. El dragón los miró con ojos suplicantes, pero ellos hicieron caso omiso y siguieron chequeando el lugar.

—     ¿Qué es eso? —preguntó el castaño mirando junto a la pelirroja el cuadro que la tenía entretenida.

—     No sé qué significa —respondió ella.

—     Se parece al que… al que vimos en casa de Pitch —respondió Hipo pasando delicadamente la mano por la desgastada pintura— Jack échale un vistazo a esto.

Jack se acercó a ellos y Rapunzel lo hizo unos segundos después al notar que todos estaban reunidos mirando el curioso cuadro. Lo inspeccionaron unos segundos e intercambiaron ideas, pero ninguna llegaba a ser completamente segura. “HDL”, ¿Qué era eso? ¿Quién era? Quizás tenía algo que ver con la oscuridad… no era seguro.

—     Ustedes no deberían estar aquí —se escuchó una sombría voz, no era la de Pitch, ésta era más grave y severa.

Los cuatro intercambiaron miradas, entre ellas preocupación y curiosidad.

—     ¿Quién eres? —se atrevió a preguntar la castaña.

—     No lo sé, ¿Quiénes son ustedes? —respondió la voz fríamente.

—     Mi nombre es Rapunzel Corona, princesa del Reino del Sol, y…

—     ¡El Reino del Sol! —pareció sobresaltarse el hombre— ¿Quiénes son ustedes?

—     Yo soy Jack Frost, el…

—     Espíritu del invierno —habló la voz— sé quién eres.

—     Mi nombre es Hipo Haddock…

—     No, tu eres Hipo Thunderbolt, el ladrón del rayo —habló el hombre—, en otra vida pudiste ser Hipo Haddock, ahora eres HipoThunderbolt .

—     ¿El ladrón del rayo? —preguntó confundida la pelirroja— ¿A qué se refiere, Hipo? —lo interrogó.

—     Verás…

—     Él —habló la voz— es el ladrón del rayo, tiene los poderes de una tormenta misma y es más fuerte que cualquiera de ellas. Supongo que no lo sabían

Los tres miraron a Hipo con algo de molestia e interrogación.

—     ¿Por qué no nos lo dij…? —iba a decir la pelirroja pero la voz la interrumpió.

—     ¿Quién eres tú?

—     Soy Mérida, Mérida Dumbroch, princesa de DunBroch —respondió ella enfadada— ¿Y tú quién eres?

—     No lo sé… no sé quién soy —habló la voz— pero sí sé quién fui.

—     ¿Y quién fuiste? —preguntó Jack perdiendo la paciencia.

—     Mi nombre era MIM, o así me decían mis amigos —habló la voz—. Chicos, deben irse de aquí, les digo que es muy peligroso este lugar, y si no salen pronto… él vendrá.

Los chicos se miraron confundidos y con algo de preocupación.

—     ¿Quién vendrá? —preguntó Hipo.

—     Dijo que si hallaba a los cuatro grandes los mataría… deben irse.

—     ¿Quién es él? —preguntó la castaña preocupada.

—     ¿Escuchan? —dijo la voz que ahora se había vuelto chillona por la preocupación, dejaron de hablar unos segundos y si escuchaban las manijas del reloj moverse— Tick Tock, está por venir… no pueden esconderse porque él lo ve todo…

—     ¿¡Quién es él!? —preguntó Jack perdiendo de una vez la paciencia.

—     Ya no hay tiempo, no pueden salir, está aquí. —habló la voz.

—     ¿Qué dices? —preguntó la pelirroja pero se detuvo antes de decir otra cosa, sintió una suave brisa chocando contra sus oídos, y, una gota calló sobre su hombro, no estaba lloviendo. Alzó la mirada y se dio vuelta al tiempo que los otros también lo hacían.

  Era él, Mord’u, que los miraba con odio y se preparaba para atacar, los cuatros lo miraron horrorizados pero antes de que alguno de ellos pudiese hacer o decir algo, el enorme oso rugió en sus caras y se lanzó hacia ellos, que a su vez se abrieron para que el oso no los mate. Tenían que salir de ahí rápido.

  El oso se enfureció y volvió a rugir para irse tras el castaño que llamaba a su dragón desesperadamente, pero cuando el oso estuvo lo suficientemente cerca como para lanzarse sobre él y tomarle la pierna sintió un golpe seco en el cuello, se giró bruscamente y estaba ahí la pelirroja con su arco y una flecha en él. El oso se tiró contra ella, pero la castaña no se quedó atrás, lanzó su cabello con una puntería exacta que lo enrolló en el pie y lo hizo caer de boca. El oso nuevamente se giró molesto, pero no tuvo la oportunidad de acercarse a la castaña porque su pie había quedado cubierto de hielo, forcejeó para salir pero otro bloque de hielo en su pata trasera, se paró en ambas patas e intentó moverse pero sólo podía hacer movimientos de adelante a atrás que no lo ayudaban a salir en lo más mínimo. Hipo con la respiración agitada ordenó que subieran, los chicos obedecieron y subieron junto con él y su dragón. Entonces, Chimuelo lanzó una bola de plasma agrandando el agujero, perfecto para que él pasara sin problema alguno. Los cuatro volvieron a mirarse entre sí y soltaron un suspiro antes de seguir avanzando por el lugar con más polvo y escombros que antes.

  Ahora el camino era silencioso, no querían que otra bestia saliera de la oscuridad y los atacase, así que, debían hacer silencio. Chimuelo era el mayor problema, pero lo necesitaban para defenderse, si ni las flechas, ni el cabello, ni el hielo fueron suficiente para acabar con un simple oso, cualquier criatura de la oscuridad podría matarlos en cualquier instante. Siguieron caminando con cautela, el lugar se hacía más oscuro cada vez, Rapunzel sacó de la mochila dos linternas, le dio una a Jack y otra a Hipo, que eran los que iban adelante, pero Jack se la devolvió y usó su cayado para ésa tarea, por lo tanto la linterna se la quedó Rapunzel. De vuelta a caminar, el reino era inmenso por dentro, pero se esperaban mucho más, llegaron a lo último, la librería. Había libros y hojas en el suelo, manchadas, rotas y esparcidas por todo el lugar. Los demás lugares eran polvorientos, pero éste, se ganaba el premio, era tanto el polvo que veías nublado y te hacía estornudar. Los chicos se separaron y comenzaron a buscar alguna pista. Rapunzel buscó entre los estantes algo que falle, la forma de una piedra, pero nada. Hipo buscó por el suelo alguna roca u otra cosa que pueda servirles y tuviese algo que ver, pero de nuevo; nada. Mérida golpeó paredes, huecas. ¡ESTABAN HUECAS! Jack, descubrió el por qué. Sin querer, con la parte curva de su cayado tiró un libro que cayó al suelo y el estante se abrió en dos dejando ver lo que se considera un pasadizo secreto. Los cuatro volvieron a mirarse y caminaron hacia el lugar, pasaron a través del pasadizo y lo que encontraron los dejó más que boquiabiertos.

  Era como otro mundo detrás de ese reino antiguo, era un mundo hecho pedazos y oscuro, con espectros, fantasmas y sombras merodeando por ahí, todo era un aura depresiva y terrorífica. Lo que tenían en frente era un acantilado, era seguro de que había más de treinta o sesenta metros de caída, pero el final no se veía, era una fosa llena de monstruos y otras criaturas terroríficas y sombrías antes de tocar el suelo. A los costados todo era llanura, piedras sólidas y puntiagudas. Pero lo que más llamó la atención de los chicos fue; que luego de cruzar el acantilado a unos metros había un enorme volcán que era lo único que irradiaba luz, una luz naranja y roja, el volcán estaba despierto, mucho humo negro salía de él. Los chicos tuvieron un presentimiento, era algo que los llamaba. Debían ir ahí. Debían ir al volcán. Por más suicida que se escuche era cierto, debían ir ahí. Los llamaba ¡Cielos! Sí que era fuerte esa voz.

  Se acercaron unos pasos más al borde el acantilado para ver el fondo, podían notar la neblina que yacía metros abajo, lo que significaba que en el suelo había agua, era la fosa de monstruos. Intercambiaron miradas preocupadas, saber que en cualquier momento una de esas cosas podría salir y devorarlos los aterraba, ¿y a quién no?

—     Debemos cruzar la fosa —dijo Jack—, sólo así podemos llegar al volcán.

—     No me digas —dijo Mérida irónica abriendo muchos los ojos—, no me había dado cuenta de la ENORME grieta que tenemos enfrente y de lo que tiene en el interior.

Jack la fulminó con la mirada. Rapunzel e Hipo intercambiaron miradas.

—     Será pan comido pasar por aquí e ir al volcán —afirmó Hipo— mejor vamos ahora, no quiero que oscurezca más.

  Los otros tres asintieron, Jack tomó a Rapunzel e Hipo y Mérida se subieron en Chimuelo, cruzar la fosa fue pan comido, tal y como Hipo dijo, pero cuando estaban por volar más alto hacia el volcán, Jack comenzó a tambalearse, se puso más pálido de lo normal y tenía una expresión melancólica. Hipo se dio cuenta de lo que iba a pasar y antes de que sucediera le ordenó a Chimuelo que sujetara a Jack, lo tomó del pie y Rapunzel se aferró a su cadera, como su vida dependiera de ello… y su vida dependía de ello. No miró hacia abajo, cerró los ojos con fuerza esperando no caer.

—     ¿Lo tienes? —preguntó Hipo, Chimuelo hizo un sonido característico— bueno vamos abajo.

  Chimuelo obedeció. En pocos segundos ya estaban abajo. Dejaron a Jack sentado y se acercaron a él preocupados. Jack puso una mano en su frente e hizo una expresión de dolor.

—     Lo siento —dijo—, no sé lo que pasó.

—     Descuida —dijo Rapunzel—, aquí lo importante es tu salud.

  Le ofreció una tierna sonrisa a la que Jack intentó responder de la misma manera pero le terminó saliendo sólo una mueca.

—     Chicos tenemos que irnos. —dijo la pelirroja algo irritada.

—     Mer, Jack está mal, comprende… —dijo la castaña.

—     No —insistió con seriedad—, en serio tenemos que irnos —dijo nuevamente y señaló algo que estaba detrás de Jack.

  Era una persona, o al menos eso fue alguna vez, la mitad de su cara era oscura como si tuviese algún virus que lentamente se apoderaba de él, y la otra mitad era de color piel. El ojo de la parte izquierda (la oscura) era amarillo intenso, el ojo de la derecha era marrón, el cabello del chico también se dividía, la parte izquierda era gris y la parte derecha era castaño, tenía la nariz recta y empinada, los labios finos, y tenía varios cortes en; su rostro, sus manos y su cuello. Estaba vestido con ropas desgastadas y rotas, como las que los pobres usan. El chico aparentaba unos dieciocho años aproximadamente, los miraba con un gesto casi imposible, una expresión asesina se podría decir.

  Rapunzel giró su cabeza horrorizada mirando al joven, Jack no podía moverse del todo, pero al ver la expresión de su amiga se preocupó por lo que tuviera detrás. Nadie dijo nada, el sujeto se los quedó observando unos segundos con la misma expresión, luego ahogó un grito desesperado y comenzó a caminar a paso apurado hacia ellos, Rapunzel e Hipo tomaron a Jack de los antebrazos y lo montaron en Chimuelo, pero Mérida por instinto preparó su arco y una flecha a punto de tirar, el joven la observó con los ojos más abiertos que antes. Ella se tensó, la mirada del joven le provocaba escalofríos. Pero todo esto fue remplazado por miedo, porque detrás del chico aparecieron unos treinta o cuarenta jóvenes más, con las mismas miradas asesinas y las ropas viejas y rotas.

—     Mérida —habló el castaño sin mirarla intentando que su voz sonase calmada—, quiero que bajes el arco y retrocedas lentamente hacia mí.

  La pelirroja asintió levemente tomando una gran bocanada de aire, bajó a movimiento lento el arco, pero cuando dio un solo paso hacia atrás, la multitud de chicos corrió desesperadamente hacia ella, Mérida corrió hacia Hipo y tomó su mano, él de un movimiento rápido la colocó arriba de Chimuelo y despegaron hacia el cielo, pero nuevamente los problemas volvieron, uno de los jóvenes lanzó una especie de red que envolvió la cola falsa de Chimuelo, esto les hizo perder el equilibrio y comenzar a caer. Por suerte no era tan grande la altura y lograron aterrizar sin romperse ningún hueso.

—     ¿Están todos bien? —preguntó Hipo que algo adolorido mientras se levantaba del suelo.

—     Eso creo —dijo la pelirroja con el mismo tono, el castaño se acercó a ella y le tendió la mano para levantarla y ella la tomó al instante se paró.

—     ¿Punz? —preguntó Jack.

—     Aquí —habló ella debajo de una gran cantidad de cabello.—, recuérdenme la próxima amarrarlo con más fuerza. —se refería al cabello.

  Jack se levantó y ayudó a Rapunzel a hacerlo (levantarse, levantarse) junto con los demás. Todo estaba terroríficamente oscuro.

—     ¡Rayos! —se quejó la pelirroja—, ¿Qué haremos ahora? Subir ésto a pie nos tardará al menos un día entero.

—     Y dormir aquí es muy inseguro —agregó la castaña.

Todos se pusieron pensativos.

—     Tengo una idea —habló el albino con una sonrisa, los otros tres intercambiaron miradas, conocían esa sonrisa…

—     ¿Ya lo has intentado antes? —preguntó la castaña algo preocupada.

—     No —respondió Jack despreocupado—, pero de seguro funcionará, no te preocupes.

—     Si llegamos a morir congelados juró que volveré como un espíritu y te mataré —habló la pelirroja.

  Jack se alejó unos metros de ellos, los cuatro (contando a Chimuelo) se juntaron un poco más cerrando sus ojos con miedo, y entonces, Jack comenzó a fabricar una clase de cúpula hecha de hielo, se acercó a sus amigos mientras seguía haciendo la magia y cuando llegó a ellos ya estaban rodeados de hielo. Sonrieron aliviados.

—     Bien, supongo que resistirá —dijo el albino haciendo una mueca.

  Los cuatro se sentaron en el suelo y compartieron un poco de pan y agua, Mérida ofreció alguna manzana y todos pasaron, “más para mí” se dijo. Finalmente cuando todo estuvo completamente oscuro se acostaron en duro suelo de piedra intentando conciliar el sueño.

Jack tomó a Rapunzel por la cintura y la apegó a él más, ella soltó una risita, Jack le dio un beso en la mejilla y escondió su rostro en el cabello de la castaña. Rapunzel colocó sus manos arriba de las de Jack, soltó un suspiro y se durmió.

Mérida colocó la cabeza en el pecho de Hipo, él comenzó a acariciar su cabello, con la otra mano agarró la cintura de la chica y depositó un beso en su frente.

  La noche no fue nada linda, las pesadillas los atacaban a toda costa, no era dormir, era soñar… soñar con pesadillas. Ellos eran conscientes de eso, pues, estaban en lo que sería “la tierra de las sombras”, el mundo de la penumbra. Se esperaban desde que vieron a esos jóvenes una noche larga llena de pesadillas y oscuridad. Lo único que querían hacer era encontrar la piedra y salir de ese horrible lugar. Sí, volver a casa.

  En medio de la noche, la castaña se despertó gritando y llorando lo que despertó a todos, Jack la consoló y ella volvió a dormir, lo mismo sucedió con Mérida, sólo que ella no despertó e Hipo buscó una manera de tranquilizarla, luego de unos minutos intentándolo lo logró y fue su turno, él comenzaba a hacer expresiones dolorosas y a soltar gemidos, la pelirroja lo tranquilizó y luego de eso no se volvió a dormir. Jack estaba rodeado de pesadillas, y las peores, pero se negaba rotundamente a despertar, él sabía que nada de eso era real y así es como acababa con las pesadillas, salvo una que fue demasiado real y lo despertó agitado.

  A continuación, los chicos se levantaron con algo de pereza, no habían dormido nada la noche anterior. Jack se ofreció a cargar la mochila de Rapunzel y dijeron que se turnarían, una hora cada uno. El camino sí fue silencioso entre ellos, las miradas no chocaron entre ellos ni una sola vez, estaban demasiado atentos mirando a su alrededor, de repente una fuerte ráfaga de viento los hizo retroceder unos pasos, la tierra se levantaba y junto con ella pedazos de piedras y vidrios que cortaron levemente la cara de los chicos. Siguieron caminando a pesar de ello, pero nuevamente algo volvió a retrasarlos.

—     Hay otro de ellos —dijo Rapunzel en susurro.

  Ahí estaba el mismo chico con la ropa sucia y rota y la misma cara asesina, salvo que ésta vez tenía una sonrisa en ella, una sonrisa de esas que te hacen poner los pelos de punta. Los chicos retrocedieron unos pasos, Hipo tomó su espada con cuidado, Mérida comenzó a sacarse lentamente el arco de la cintura, Rapunzel tomó una extremidad de su cabello y Jack su cayado apuntándolo con la parte curva. El sujeto sólo los volvió a observar, y ésta vez detrás de él aparecieron ocho jóvenes más con el mismo aspecto que él. Los cuatro grandes tragaron en seco.

  El sujeto habló, no de la forma normal, habló  como si fuese un zombi, los cuatro chicos se miraron preocupados, la parte izquierda del chico comenzó a cubrir un poco más su cara y ahí fue cuando se dieron cuenta de lo que estaban viendo: una mutación, una combinación entre humano y sombra se abalanzó sobre ellos junto con los demás. Los cuatro comenzaron a pelear contra las mutaciones, pero la pelea era dos contra uno.

  Jack golpeó con el palo del cayado a uno en la barriga, y luego con la parte curva lo golpeó en el mentón y éste cayó boca arriba inconsciente. Luego el segundo se abalanzó sobre él comenzando a moverlo desesperadamente, Jack pegó una patada en el abdomen de él y éste se retorció, luego lo impulsó con ambos pies lejos de él y escuchó el sonido seco. Luego fue a ayudar a Rapunzel que eran tres con los que peleaba.

  Mérida tomó una flecha con la mano y se la clavó en el ojo, el tipo sólo reaccionó tomándola de los antebrazos y apretando con fuerza en ellos, Mérida forcejeó para salir pero no lo consiguió, así que dio un rodillazo en las costillas a el sujeto y éste se retorció, aprovechó la oportunidad y lo golpeó en la mandíbula, entonces el otro que estaba detrás de ella la empujó tirándola al suelo y se lanzó arriba de ella, Mérida intentó zafarse pero era casi inútil, hasta que por fin pudo quitárselo de encima con una fuerte patada en la entrepierna.

  Hipo lo quemó en el brazo con la espada y éste comenzó a enfadarse más, entonces lo tomó con desesperación de ambos brazos y comenzó a girarlos, la fuerza del sujeto era impresionante, pero Hipo fue más inteligente, se dobló de una manera en la que logró hacer quedar atrapado entre sus brazos al sujeto, le pegó una patada y lo lanzó lejos, el otro lo comenzó a atacar por detrás, pero éste fue más fácil, pues lo único que hizo fue tomarlo del brazo y golpear su tórax hasta que quedó sin respiración.

  Rapunzel tenía a los tres contra ella, y era la que menos sabía luchar, separó su cabello en dos extremidades, primero con una la lanzó hacia el que estaba más cerca y lo hizo caer, al otro le hizo lo mismo, y con el tercero lo ahorcó con el cabello hasta que quedó azul, los otros dos se levantaron más que furiosos y se acercaron a ella, uno logró darle un puñetazo en la nariz, ella se lo devolvió en la mandíbula, el otro intentaba tomarle los brazos y frenarla pero ella forcejeaba cada vez que él lo intentaba, pateó en las costillas a el que la golpeó y éste se defendió tomando su pie y torciéndolo, Rapunzel se aguantó el grito, pero impulsó más el pie y lo golpeó en la cara, cuando estaba por acabar con el siguiente, logró notar que Jack ya se había hecho cargo de él. Sonrió y lo abrazó con fuerza.

—     ¿Están todos bien? —preguntó la pelirroja.

  Todos asintieron con la cabeza. Al menos se habían deshecho de las mutaciones.

  Caminaron más juntos que antes, y esta vez las miradas si chocaban.

—     ¿Qué creen que encontremos allá? —preguntó la castaña mirando el volcán.

—     Lava —respondió la pelirroja, Rapunzel soltó una risita.

—     Además de eso —dijo, quedaron unos segundos en silencio mirando el volcán con atención, no sabían qué era lo que los guiaba allí, pero el llamado era muy fuerte.

—     No lo sé —respondió por fin el castaño, se giró a ver a la oji-verde— ¿Tú qué crees que encontremos?

La castaña se encogió de hombros.

—     No lo sé, quizás y con mucha suerte la piedra. —contestó con algo de esperanza—, sólo no hay que perder la fe.

Todos se miraron tiernamente, Rapunzel siempre los hacía sonreír o los sacaba de la tensión. Jack le dio un beso en la mejilla sobando el antebrazo de la castaña, ella sonrió. Mérida e Hipo intercambiaron miradas y sonrieron. Luego de eso el camino no fue tan tenso, se sentía bien estar juntos de nuevo, ellos sabían que juntos podían hacer lo que fuese. Sólo juntos.

Luego de unas dos horas de caminata ya se hallaban más cerca del volcán, pero fue entonces cuando los problemas volvieron; las discusiones entre ellos por tonterías, quejas y miradas fulminantes. De alguna extraña manera empezaron a pelear alzando la voz, Hipo miraba atentamente el cuello de Jack, en éste momento le encantaría volver a estrangularlo y estaba seguro de que nuevamente lo disfrutaría, Jack le había dicho “cobarde” en otras palabras y luego fingió inocencia, pero Jack no era el único culpable, Hipo también se defendió diciéndole idiota en las mismas pocas palabras, Rapunzel tenía miedo de decir algo y que se descontrolaran, Mérida en cambio sí se metió en la conversación defendiendo a su novio “¿Un cobarde va toda la noche a buscar a alguien SABIENDO que PITCH pude atacarlo en cualquier momento? ¿Un cobarde se enfrentaría a la maldita guerra? ¡¿QUÉ RAYOS TE PASA FROST?!”, y él no se quedó atrás “Supongo que lo dice la más valiente ¿Verdad? Lo único que haces es hacerte la víctima y llamar la atención cada vez que Pitch te secuestra, ¡APRENDE A DEFENDERTE MÉRIDA NO ERES UNA NIÑA!”, Rapunzel ésta vez habló sin defender a nadie sólo diciendo que paren, pero fue entonces cuando la discusión se agrandó y los gritos comenzaron, Jack e Hipo se golpearon pero ellas los separaron, volvieron a discutir hasta que ya no quedó nada más que decir. Los cuatro estaban hechos una furia el uno con el otro. Pero sin querer habían olvidado el pequeño detalle que Norte les dijo, Pitch intentaba separarlos y haría lo imposible por conseguirlo.

Finalmente llegó el anochecer y hubiesen estado arriba del volcán si no fuese por las discusiones que los hicieron parar a cada rato, se sentaron en el pasto con el ceño fruncido.

—     Ahm… ¿Alguien va a comer algo? —preguntó Rapunzel.

—     No, gracias —respondieron Hipo y Jack al unísono y luego se lanzaron una mirada fulminante.

Rapunzel los miró a ambos y soltó un suspiro.

—     Dejen de actuar como tontos por favor —dijo ella, los tres la miraron con algo de enojo— ¿No se dan cuenta? Pitch está intentando separarnos, lo que significa que nos está apartando de algo, ¡La piedra!

Los tres se miraron arrepentidos.

—     Bien, de acuerdo lo siento ¿Sí? —dijo Mérida enojada— lamento no ser tan perfecta como tú Rapunzel, lamento mucho actuar como una idiota —ahora habló con algo de ironía. Rapunzel la miró con la boca ligeramente abierta— “Vas a terminar hecha una bola si sigues comiendo así” —imitó— SIEMPRE tienes algo para decirme, que sea educada, que use vestidos porque soy una dama QUE NO COMA MUCHO, pero te diré que es MI VIDA RAPUNZEL, estoy harta de que intentes controlarme.

—     ¿De qué estás hablando Mérida? —dijo Rapunzel algo enojada.

—     Oh, de qué estoy hablando —dijo Mérida irónica abriendo mucho los ojos—, bien de acuerdo, no sabes de qué hablo ahora. Bien por mí, después de todo TU SIEMPRE TIENES LA RAZÓN.

—     Mérida para ¿Qué te pasa? —preguntó Jack— Pitch está...

—     SÍ, SÉ LO QUE ESTÁ HACIENDO, PERO DIME UNA ÚNICA COSA QUE NO SEA VERDAD DE TODO LO QUE NOS DIJIMOS —explotó.

—     Cálmate Mérida —le dijo Hipo.

—     ¡NO, NO ME TOQUES! —dijo apartándose de él bruscamente.

Los fulminó con la mirada y caminó con la frente en alto y a paso ligero hacia el bosque.

—     Mérida vuelve —le suplicó Hipo siguiéndola— ¡Mer por favor!

Jack y Rapunzel se miraron y ella bajó la mirada frunciendo el ceño.

Hipo siguió a Mérida y ella sólo lo ignoraba, hasta que paró en seco y se dio media vuelta para tener al castaño frente a ella.

—     ¿Qué sucede? —le preguntó él.

Los ojos de ella se comenzaron a humedecerse, él la miró con pena y la abrazó con fuerza, Hipo no tenía idea de qué le sucedía a Mérida, está bien, sabía que Pitch estaba intentando separarlos pero ¿Llorar? ¿Mérida Dumbroch llorando? Él le dio un beso en el cabello mientras estaban abrazados, ella se separó a una corta distancia aún agarrados.

—     Lo siento, no quería preocuparte —dijo ella mirándolo a los ojos.

—     ¿Qué sucedió entre tú y Punzie? —preguntó él ignorando  lo que ella dijo.

—     Nada, sólo… me agarró el ataque, eso es todo —dijo y sonrió.

—     A mí no me engañas, Mérida —dijo él— dime la verdad.

Ella se mordió el labio inferior mirando hacia otro lado y se separó de Hipo.

—     Estaba… —dijo y lo siguiente no se le entendió.

—     ¿Estabas qué? —preguntó él

—     Estaba… ¡Ay, estaba celosa! ¿de acuerdo? —dijo ella avergonzada.

—     ¿Celosa de qué? —preguntó él.

—     De Rapunzel —dijo ella, su expresión cambió a una más triste.

—     ¿Por qué estarías celosa de Rapunzel? —preguntó él.

—     Bueno, ella es más bonita, es divertida, es simpática, tierna… —Mérida iba a continuar pero Hipo no se lo permitió, le tomó el rostro con ambas manos y la besó apasionadamente, luego se separó lentamente de sus labios— ¿A qué debe ese beso?

—     A que tú eres la chica más hermosa, divertida, tierna, fuerte y valiente que hay en éste mundo —dijo él mirándola a los ojos.

Ella sonrió y lo abrazó otra vez.

Al rato regresaron con Jack y Rapunzel que estaban dormidos en el suelo, Hipo se acostó junto con Mérida y durmieron. Ésta vez las pesadillas fueron peores, pero sabían defenderse de ellas y lograban acabarlas para luego luchar contra otras.

Al día siguiente volvieron a caminar hacia el enorme volcán, y estaban ya a unos dos metros. Creían que estaban por llegar y se emocionaron, pero fui ahí cuando su emoción se fue. Miles, miles de sombras y criaturas monstruosas a los pies de el volcán, los chicos intercambiaron miradas.

—     No los acabaremos a tiempo, tenemos que hacer algo —habló la pelirroja.

—     Tú vas a escalar el volcán —le dijo Jack.

—     ¿¡QUÉ!? —preguntó sobresaltada la pelirroja.

—     Sí, mientras nosotros nos ocupamos de ellos tú destruirás la piedra —habló ésta vez la rubia—. Tu puedes Mer, sólo intenta hacerlo lo más rápido posible.

—     Pero… —iba a contradecir ella pero Hipo la interrumpió.

—     Hazlo —dijo,  la tomó de los antebrazos y le dio un corto beso— te amo.

La empujó hacia el costado, las miles de bestias corrían hacia ellos como locos, Mérida sabía que dejarlos iba a ser un riesgo, pero también sabía que con ella no hacían la diferencia, es decir las bestias eran miles y ellos eran cuatro, sólo supo pensar en que tenía que apurarse.

Corrió a todo lo que sus piernas le daban, corrió y corrió, esquivó árboles y saltó rocas, hasta que por fin llegó a los pies del volcán, comenzó a escalar como pudo, todo era muy inestable, ella sólo puso a prueba todos esos años de escalar Las Cataratas de Fuego, y se apresuró al escuchar los gritos de Rapunzel, por fin, por fin llegó a la cima del volcán, se apresuró y buscó la roca, no fue larga su búsqueda ya que a penas llegó vio la roca en el medio del volcán y debajo de ésta lava ardiente que soltaba pequeños gases. El “humo” que habían visto sobre el volcán no era humo, sino sombras, miles de ellas. Mérida estaba lo suficientemente preocupada por sus amigos como para ponerse a pensar en cómo agarrar la roca, pero lo hizo. Tomó una flecha y el arco, tiró a la piedra, quizás si lograba que callera en la lava ésta se destruiría para siempre, pero la roca ni se movió. Soltó un insulto y se acercó a el agujero, vio que había pequeños pedazos de tierra que podría usar para llegar a la roca, aunque era un suicidio lo hizo. Agarró dos flechas y las clavó en la tierra comenzó a bajar con cuidado por el volcán, la lava estaba lo suficientemente baja como para tocarla así que estuvo a salvo. Comenzó a caminar por los pedazos sueltos de rocas grandes, saltó hacia la primera luego a la segunda… la tercera no la saltó, calculó un poco su salto, era un completo riesgo, la roca estaba realmente lejos, debía dar un salto largo, como los que dan los conejos o los renos. Tragó en seco, se arriesgaría de todas formas… Tomó carrera y… saltó. Llegó por sólo un centímetro, estiró el brazo y agarró la roca, sonrió victoriosa, pero fue entonces cuando el volcán comenzó a humear, se asustó, ¡iba a hacer erupción! Agarró con suerte la piedra y se detuvo antes de volver a saltar, la roca se había alejado mucho más. Miró hacia los lados, no había salida entonces fue ahí cuando sumergió una parte de la roca en la lava quemándose un poco los dedos, soltó un gemido, vio el pedazo de roca que se había disuelto. Volvió a sumergirla pero ésta vez entera y sus manos al instante se agrietaron soltó un grito horrorizado. Mérida volvió a ver la roca tenía que tirarla, la tiró en el agua y fue así como el volcán comenzó a tirar cenizas Mérida estaba muriendo de dolor, sabía que no podría salir de ese lugar, sabía que iba a morir.

Pero alguien logro volver sus esperanzas, un grito, su nombre, Rapunzel gritó su nombre Mérida alzó la vista y ahí estaba su amiga, con cortes y moretones en la cara. Volvió a gritar su nombre y Mérida respondió.

—     ¡Aquí Punz! —le gritó, Mérida escondió su mano entre su vestido.

—     No te preocupes te voy a sacar —dijo ella y tiró su cabello Mérida lo atrapó, dio el salto necesario para caer en la roca y volvió a saltar para terminar al borde de la tierra, Mérida saltó y salió del interior del volcán— ¿Lo lograste? —preguntó.

—     ¡La destruí Punz, destruí la piedra! —dijo ella contenta y abrazó a su amiga, ésta le correspondió el abrazo unos segundos después— Lo siento Punz, por… por lo de anoche.

—     No te preocupes Mer, está bien yo no debí intentar controlarte. —dijo Rapunzel separándose— ven tenemos que irnos antes de que esto haga erupción.

Mérida asintió, las dos comenzaron a correr bajando la montaña a paso apurado pero sin caerse, Hipo estaba arreglando el ala de Chimuelo, Jack estaba volando, a su alrededor contento de haber recuperado sus poderes. Vio a un costado las criaturas terroríficas, estaban todas retorciéndose de dolor, Mérida sonrió. Hipo a penas la vio la abrazó y le dio un tierno beso en los labios.

—     Tenemos que irnos rápido —dijo Mérida mirándolo a los ojos.

—     Sí, Chimuelo ya está listo. —dijo Hipo, tomó de la mano a Mérida y la notó demasiado ceca— oye ¿qué le paso a tu man…? ¡AH!

Gritó al ver la achicharrada mano de Mérida ella hizo una seña de que guardara silencio y lo corrió hacia Chimuelo.

—     Hay que salir de aquí —le dijo. Hipo asintió y se subió en Chimuelo.

No lo dudaron un segundo, Jack tomó a Rapunzel de los sobacos y comenzó a elevarse al tiempo que Chimuelo también lo hacía, pasaron a gran velocidad arriba de todos los escombros y la fosa. Llegaron a la puerta y bajaron, entraron y pasaron por la biblioteca, Rapunzel cerró el pasadizo y siguió corriendo junto con sus amigos, volvieron a correr y pasaron por los lugares que anteriormente habían visto hasta llegar a el agujero gigante de Chimuelo, escalaron apresurados y volvieron a prepararse para volar. Se escuchó un estruendo. Los chicos miraron hacia atrás, no había lava, el mundo de las sombras estaba destruido. Sonrieron. La piedra estaba destruida, Pitch iba a caer.

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AAAAAAAAAAAAL FIN LO TERMINÉ, ÉSTE SÍ ES EL CAPÍTULO MÁS LARGO QUE HICE EN MI VIDA :'D Espero y las recompence por no estar activa con la historia por cinco días(: las amo y yyyyyyyyyy Vanne, te aviso que tu parte hot de Mericcup la voy a hacer en el próximo capítulo!!! :DDDDDDDDDDDDDDDDDDDD las amo estoy emocionada, y falta MUY poco para terminar ¡TENGO MIEDO HAY!

Bueno, era eso nomás(:

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