#19_(Hasgard x Kagaho)
En un intento malo de querer "reconciliarme" con este Ship, pensé en el hermano de Kagaho como punto central. Siento que Hasgard sería un gran cuñado/segundo papá, no sé. Sólo que, tuve problemas y no sabía si hacerlo un AU o no, ya que si Sui hubiera quedado vivo es muy seguro que Kagaho nunca se hubiera vuelto espectro. Fuera de todo, complacido estoy.
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Los ojos del guerrero de Tauro iban y venían por las calles, los espectros no atacaban a no ser que haya algo que sacarán provecho, eso lo había aprendido hace ya tiempo, ¿Allí que ganaban? En lo que parecía un simple pueblo abandonado por dios. En todo caso, ya había llevado a casi todos a un lugar seguro. Faltaba cerciorarse.
— ¿Uhm? — Sus ojos voltearon a una esquina, como si sintiera algo que le afectará. No era un enemigo, el cosmos fácilmente pasaba por el de un civil. Uno fuerte tenía que agregar. Cuando se asomó allí, grande fue su sorpresa cuando notó un puño saltando a su rostro.
A Aldebarán sólo le tomó unos segundos interponer su mano en el camino del golpe, mirando de frente el rostro de un joven, no parecía más de 20 años, mirando serio y agresivo frente a él.
— A alguien le faltan modales. — En voz baja ironizó, emitiendo un ligero choque de cosmos que apartó al hombre de él. — ¿Buscas robarme chico? — Volteando el rostro noto a otro niño, este no debería tener más de 12, logrando intimidarlo de forma que callera de espaldas. — Uhm… — Como si un instinto paternal se activará, Hasgard se arrodillo frente al niño, extendiendo su mano. — ¿Cómo te llamas?
— Sui.
— ¡Alejate de mi hermano maldito grandulón! — Nuevamente se levantó, dispuesto a una batalla.
— ¿Prefieres verlo morir a mano de seres salidos del infierno a que me escuches?
— ¿Saludos del infierno? ¿Hablas de los locos en armaduras negras, no? ¿¡Eres uno de ellos!?
— ¿Tu hermano siempre grita así? — Sui río por lo bajo. Haciendo rabiar al mayor, era como sentirse traicionado e indignado. ¿Que se creía este para ofrecerle confianza a su pequeño Sui?
— ¡Traidor!
— Cállate un segundo si quieres que te responda. — Tomando la mano de Sui se levantó.
— ¡No necesito respuestas igual!
— Te repito, ¿Quieres morir de forma desagradable y poner la vida de tu hermano en riesgo? — Se vio obligado a callarse. — Llámame Aldebarán, guerrero de Athena regido bajo la constelación de Tauro. Los hombres que tú dices, son espectros de Hades, se han estado movilizando por toda la zona. Déjame llevarte a tu hermano y a tí a un refugió mientras nosotros nos encargamos. — En situaciones normales lo hubiera mandado a comer mierda, pero la salud de su hermano corría peligro.
— Me llamó Kagaho, mastodonte. — Le escupió con sarna, dejándose llevar por el hombre caminando tras de él. Mirando de mal humor como este llevaba a su hermano con suma confianza.
No obstante debía admitir que era medio agradable. Era raro, su razón le decía que estaba obligado a creerle.
Al abrir la puerta, varios parecían asustarse. Hecho que provocó que Hasgard levantará una ceja, mirando nuevamente a Kagaho.
— Voy a pedirle a un médico que revise a tu hermano, ¿Puedes no hacer escándalo?
— Apenas me conoces para creerme un busca pleitos. — Volteo los ojos. — Solo te aviso, se rápido. — Cruzándose de brazos se fue a sentar.
El toro volvió su vista al niño cerca suyo, llevándolo consigo.
— Disculpa, ¿Puedes revisar a este chico? — El enfermero aceptó. — Sui, iré a buscarte algo de comer, ¿De acuerdo? Espero no te moleste contestarme unas preguntas después, ya que tú hermano es… Por lo que veo, complicado con cualquiera que no seas tú.
— Lo haré.
— Gracias.
Dicho esto, hizo lo que dijo. Volviendo en una fracción de media hora. Está vez, seguido por Kagaho para ahora ser él el revisado.
— ¿Ustedes no tienen padres?
— No. No tengo recuerdo alguno de ellos. Mi hermano es quien siempre me ha protegido. — A unos metros de ellos se escuchaba un Kagaho insultando a gritos por el dolor de sus heridas. Alertando al toro, que, con algo de lastima volteo el rostro a Kagaho.
— Lo supuse. Supongo que el mantenerse no ha sido fácil.
— Me preocupa mucho Kagaho… — Podía notar porque. —:¿Soy una carga para él? — Escuchar eso de un niño tan pequeño le alarmó.
— Claro que no. ¿Porque siquiera piensas eso?
— Soy incapaz de ayudarlo la mitad del tiempo.
— Uhm. Piénsalo así, tu hermano se esfuerza porque te adora. No siempre es fácil, pero muchos somos capaces de llevar sobre nuestra espalda a quienes más queremos. — El menor sonrió levemente, levantando el rostro al toro. Asintiendo. En el proceso, Sui hablo levemente del porque Kagaho estaba gritando tanto, el estilo de vida que tenían, la doctora no tardó en confirmarle que tenía todo el cuerpo lleno de golpes.
Tras unos minutos, Hasgard dejó a los 2 hermanos solos, con la indicación que no tardaría en verlos nuevamente.
Reuniéndose con El Cid y Dohko, los Santos de oro conversaron de la situación. Tenían que apartar a los espectros del lugar.
— El Cid, ¿Tus chicos están aquí no? Me reuniré con ellos a ver si descubrieron algo. — Dohko aviso. Los 2 santos de plata y el Santo de bronce a cargo de capricornio eran espías bastante decentes.
Al día siguiente, Hasgard nuevamente fue a ver a los 2 hermanos. Sonriendo levemente al verlos. Quería hablar con Kagaho, así que espero el momento justo. Momento que llevo en la noche, 2 días después.
— Veo que eres un buen peleador. — Sonriendo de medio lado, Hasgard sé paró frente al pelinegro, que pateaba al aire en busca de mantenerse en forma. — Con razón tienes un buen cosmos.
— No puedo depender de nadie para cuidar de mi hermano. Así que, agradezco que me dejes solo.
— Al contrario. Puedo ayudarte. Qué desees, cuidar de tu hermano es algo que respeto, más bien, admiro. — Emitiendo un pequeño quejido, Kagaho no parecía muy conforme, abriéndose de a poco.
— ¿Tienes una armadura también? Póntela, si quieres ayudarme, pelear con un desgraciado enlatado me ayudará. — El toro río, complaciendo al pelinegro.
Los ojos de Kagaho parecían brillar al ver la cloth, un porte firme, recto e inclusive majestuoso de parte del contrario. Amaría que sea otro que logré doblegar en pelea, emocionado se lanzó a atacar.
El primer golpe dolió más de lo que creyó, aguantando todo en lo que sería un entrenamiento improvisado para Saint. Una vez terminaron, la mano de Hasgard acarició el cabello de Kagaho, sonriendo con algo de pena.
— Eres un buen chico, me sorprende tanto que escucho que eres bastante violento.
— Ah, con que las otras personas allá me conocen. De todas maneras no me importa, puedes irte. Ya mi hermano está a salvó. No quiero tener tus ojos de lástima sobre mi.
— Deja de actuar. Por favor, sé que no eres tan agresivo como pareces. — Sonrió. Ofreciéndole su mano para que se parará, tras el último golpe quedó sentado del cansancio.
— ¿Actuar? No sé de qué me hablas. — Bufó molesto.
— Kagaho. — Solo necesito decir eso una vez, y el contrario dejó de llevarle la contraria. — Quiero abrazarte.
— ¡Alejate de mi Mastodonte pervertido! — Grito. Queriendo volver a golpearlo, pero siendo detenido por el otro brazo del toro.
— Has estado cargando el peso de tu hermano menor ¿No? Debes estar incluso cansado. Puedo decirte por experiencia que no es malo pedirle ayuda o desahogarse, tu cuerpo estaba muy herido. — Los ojos del mayor no se apartaron de su punto, fijos en él.
— No entiendo a qué quieres llegar.
— Que deseo consolarte. — Kagaho no hacía más que apretar los dientes de la frustración, dejando que los brazos del toro lo acerquen de a poco, para por fin, dejarse abrazar, y por primera vez, dejarse consolar.
— Solo quiero a mi hermano en este momento. — Le admitió. Todo signo de defensiva en él quedó olvidado, su furia calmada. Dejándose abrazar en la calidad y seguridad que el toro le daba.
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— Parece que perdimos la estrella de la violencia. — Los dioses gemelos miraban las 108 estrellas negras que apuntaban las sapuris de Hades, brillando en espera de un sucesor.
— ¿Bennu? Una estrella complicada, ¿Hace cuánto no hay alguien con la furia para controlar su poder?
— Seré honesto que no lo recuerdo. Parece que el posible portador, ya perdió toda conexión. Nada se pierde, ya era débil después de todo.
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Los días pasaron, así como llegaron los espectros empezaron a desaparecer del pueblo. Poco a poco las personas volvieron a su normalidad, y con eso los dorados se iban despidiendo.
— Mastodonte. — Cuando Hasgard, El Cid, los alumnos de este y Dohko estaban por despedirse, Kagaho apareció frente a ellos. — Quiero ir con ustedes.
— ¿Estás seguro? — El Cid intervino. — Si lo que quieres es una armadura para pelear, te será complicado, no imposible. Si lo que quieres es cuidar a ese niño. — Mira a Sui. — Estás más a salvó aquí.
— Lo dudo. No estaré tranquilo sabiendo que pueden volver. Prefiero ir para hacerme fuerte y defender a mi hermano allá.
— Cumple con lo que dices entonces. — Dicho esto, se dió media vuelta y empezó a caminar.
Kagaho caminó frente al toro, intercambiando miradas por un segundo, de un momento a otro. La mano de Kagaho se estampó en el trasero del Santo de Tauro, susurrando en su oreja:
— ¿Sabes? Creo que no voy a perder el tiempo, trataré de hacerte mío después.
— ¿No prefieres un segundo padre? ¿Un maestro? — Ese acto tan atrevido le tomó por sorpresa, no fue tan desagradable como esperaba, así que se recompuso como pudo.
— Ya estoy muy viejo para eso. Prefiero tenerte para mí.
— Suerte entonces.
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Tomando una sábana, el gran hombre de cabellos blancos cubrió el cuerpo de su pequeño cuñado, a pesar de estar a punto de cumplir los 15, su cuerpo aún brillaba por faltarle fortalecerse, pero, si era hermano de Kagaho seguramente no tardaría él crecer de forma notoria.
Con ese pensamiento, Hasgard ayudó al joven pelinegro, agarrando los cuadernos y poniéndolos en su estante, soplando las velas para que ninguna Luz le impidiera dormir, luego de horas esforzarse para ser médico.
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Si todo sale como quiero los próximos shot serán:
— Un teneo x shion.
— otro Ox x Shijima.
— un Harbinger x Seiya.
En ese orden.
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