31
Estoy enfermo, sólo de eso estoy seguro.
Tan pronto como conseguí un cambio de ropa fui a buscar a la princesita, pero ya no estaba en la fiesta, ni ella ni el perrito faldero. Tampoco estaba en su recámara, simplemente no estaba.
—Vámonos ya, Fel, no quiero seguir en esta asquerosa fiesta.— dijo Chloe abrazándome por la espalda.
Había pasado más de mes y medio desde entonces. Yo me opuse estar bajo el mando de la señorita Bourgeois, pero entre más intentaba repelerla, ella exigía más de mi compañía, entre más buscaba distancia, ella más me torturaba.
Así era la aristocracia después de todo. Sí somos sus juguetes, no somos seres dignos de tener anhelos y emociones. Pero al parecer mi altanería y egocentrismo me hizo olvidarme de cómo funcionaba este mundo. Para ser una aristócrata, la estúpida princesita me trataba como un ser humano, y eso ya era mucho pedir.
¿Qué era lo peor de todo esto?
—Caroline dice que el vestido de la novia ya terminó de ser confeccionado y la señorita Dupain ya se lo probó.— cotilleaban un par de mujeres de la servidumbre.
Lo peor de todo esto era que los planes de matrimonio no habían cesado.
Y mi cabeza reproducía una y otra vez esos momentos donde la encontré llorando desconsolada, donde su ser no era más que caos y dolor, todas esas veces en donde ella no hizo más que apretar los labios para guardarse todo lo que quería gritar. Me la imaginaba siendo tan frágil como aquella vez que la encontré en la esquina de la regadera. Sólo anhelaba verla otra vez, siquiera para ver cómo la estaba llevando.
—Cuando mi padre la vio, no pudo sacársela de la cabeza.— escupió con odio Chloe para después darle un trago a su copa de vino. A veces sentía que me leía el pensamiento. — En serio la odio con todo mi ser.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro