La siguiente misión entonces era; Ser niñeros y guardaespaldas por tiempo indefinido.

La sola idea de no poder tomar misiones peligrosas, temerarias y por sobre todo con la  adrenalina al 1000% hacía que el equipo siete se viera atosigado. Kakashi era el único que se tomó está Misión como unas "Vacaciones pagadas" puesto que solía salirse días enteros y regresar como si nada hubiera pasado.

En cambio, los jóvenes pubertos debían quedarse en aquel enorme palacio, vigilando dónde fuera que vaya aquel niño que, Casi siempre, estaba pegado al Kazekage. Aquello de cierta forma reconfortaba a los varones pero cierta Pelirosada apenas y podía mantener su cabeza en orden. La sola presencia del pelirrojo hacía que su cuerpo reaccione y la mandara a un par de años atrás, dónde sus cuerpos apenas y podían estar separados. Sakura había notado que en esos días Gaara había querido hablar con ella pero siempre caía de improvisto aquella castaña de voz empalagosa.

No los observaba ser cariñosos entre ellos Así que su corazón se sintió un poco más calmado, aunque si podía notar la poca paciencia que Gaara le tenía pues siempre decía estar ocupado para no tener que tenerla en su oficina.

La semana terminaba y daba paso al fin de semana tan esperado para ella puesto que su turno de guardia acabaría y podría disfrutar del sol como Dios manda. Los días pasados se había mantenido al margen y esperaba ese mismo dia pasar de igual forma. Aquel niño no era muy sociable así que normalmente lo seguía del baño a la oficina y viceversa, o quizás a su habitación, pero no más allá de ello.

Un largo bostezo se escapó de sus labios antes de que de repente escuchara la puerta de la oficina ser abierta de golpe, dejando ver a la hermana de Gaara; Temari, llevar al pequeño Shinki dormido entre sus brazos. Cómo era de esperarse estiró sus músculos y se dispuso a seguir a la rubia, sin embargo una voz gruesa detrás de ella la detuvo en seco.

—Esta vez Temari se ocupará de Shinki. Nosotros tenemos algo que aclarar.

De repente se había vuelto a convertir en aquella niña hormonal que con tan solo recordar lo que habían estado haciendo terminaba mojada. Sus piernas temblaron suavemente y su piel se erizo al mismo tiempo que su respiración se sentía pesada y nerviosa, como si fuese a saber que si entraba a aquella habitación sería devorada completamente.

—P-per-

—Nada de peros. Entra.

Casi cae ante la voz imponente que la había hecho tan feliz como tan triste. Juraría que si aquel chico le dijera que gateara hasta el lo haría sin poderse resistir y es que Sakura no entiende porque es tan débil ante el pelirrojo.

Sus piernas se resisten pero no puede negarse, tal y como en antaño esto va más a lla de sus propias manos, antes por la vida de sus amigos y ahora por un tonta misión.

Y, aunque pudiera resistirse, Realmente quería ser devorada nuevamente .

Continuara